28 de octubre del 2002
Arrasa Lula da Silva: "En Brasil la esperanza venció al miedo"
Obtuvo más de 52 millones de votos; supera 60 por ciento del total
Stella Calloni, La Jornada
Sao Paulo, 27 de octubre. Finalmente Luiz Inacio Lula da Silva ganó.
Y ganar en Brasil con más de 60 por ciento de los votos significa que
el ex obrero metalúrgico fue llevado a la presidencia del gigante sudamericano
por más de 52 millones de votos, la cifra más contundente en la
historia de Brasil, que lo convertiría incluso en uno de los jefes de
gobierno más votados en la historia mundial.
Lula recibió 61.31 por ciento de los votos, y el restante 38.69 fue para
el oficialista José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña,
quien esta noche felicitó telefónicamente al candidato del izquierdista
Partido de los Trabajadores (PT) por su triunfo, previsto por todas la encuestas
desde su victoria en la primera vuelta del 6 de octubre.
Pero aun antes de que dieran las cifras oficiales los brasileños se habían
lanzado a las calles a festejar, y la multitud fue en aumento al paso de las
horas. Agitando banderas verdeamarillas de Brasil y las del PT con su estrella
roja; portando pancartas con leyendas cargadas de humor, unas cien mil personas
festejaban en esta ciudad, capital del corazón económico del país.
La imagen de esos manifestantes -de origen humilde y de clase media, así
como artistas e intelectuales- que festejaban con miles de banderas ondeando
al viento, recordaba la Alameda de Santiago de Chile hace ya 32 años,
cuando el socialista Salvador Allende llegó a la presidencia, también
tras tres intentos anteriores, por la voluntad popular.
Pero no tanto porque ambos llegaron de la mano de partidos de tradición
obrera, sino por la felicidad en los rostros de los ciudadanos, especialmente
de los más humildes, que sentían que al fin habían podido
alcanzar el triunfo. "Por fin", "Se nos dio", eran algunas de las frases en
boca de los alborozados que a ritmo de samba festejaban, saltando por las calles,
en algo que se repitió en las principales ciudades del país.
"Los pueblos unidos llegan"
Pero también festejaban la contundente victoria de Lula los empresarios
embarcados en este giro que ha dado Brasil, y en un momento que difiere profundamente
de los años 70.
En esta ciudad industrial las bocinas comenzaron a escucharse poco después
del mediodía, y mientras iban pasando las horas la alegría y el
entusiasmo crecían, cambiando cierta rigidez local, que se traduce en
la frase de que "mientras los paulistas trabajan, los cariocas bailan".
Precisamente en Río de Janeiro las caravanas automovilísticas,
con sus bocinazos, dieron la señal para que una multitud comenzara a
invadir las calles de la ciudad para la fiesta.
En Sao Paulo fueron los grupos de militantes bailando en las calles y con sus
batucadas los que contagiaron rápidamente a todos. "Brasil muestra al
mundo que los pueblos unidos llegan", rezaba una enorme pancarta que portaban
varios jóvenes con sus caras pintadas o con las famosas máscaras
de Lula. "Se puede, se puede, Lula y el pueblo pudieron", decía otro
cartelón.
Al menos en Sao Paulo hubo lugar para otro festejo, del derrotado Partido de
la Social Democracia Brasileña (PSDB), al que pertenecen el presidente
Fernando Henrique Cardoso y el candidato perdedor, Serra.
Aquí, el PSDB logró la relección del gobernador Gerardo
Alkmin, quien se impuso sobre el petista José Genoino, el cual había
sorprendido en el primer turno porque desplazó a Pablo Maluf del segundo
lugar.
Sao Paulo, cuna del PT además de capital industrial, se ha convertido
de nuevo en la capital política del país, ya que ambos candidatos
votaron en esta ciudad. José Serra lo hizo en una zona residencial, donde
se concentra la mayoría de su seguidores. Lula lo hizo en Sao Bernardo
do Campo, en las cercanías de esta capital, donde vive desde sus tiempos
de líder sindical.
Frente a la humilde escuela donde iba a depositar su voto lo esperaban desde
temprano cientos de fotógrafos y vecinos, lo que hizo difícil
la entrada de Lula y su esposa, Marisa. El líder petista posó
para los reporteros gráficos acompañado por su esposa y la jefa
de gobierno de esta ciudad, Marta Suplicy. "Ya ganó, ya ganó",
gritaba una eufórica simpatizante petista, en este municipio industrial,
repleto de carteles que decían "ciento por ciento Lula", y donde la crisis
ha golpeado, acabando con más de medio millón de puestos de trabajo
del sector industrial en la última década.
"Es el momento más feliz de mi vida. Lo único que lamento es haber
llegado donde llegué 22 años después de la muerte de mi
madre", dijo Lula, en el único momento de tristeza que mostró
en la eufórica jornada, que comenzó con festejos desde temprano
cuando el líder petista fue celebrado por su cumpleaños 57 por
familiares, amigos y simpatizantes. Curiosamente, al ser registrado, a Lula
se le dio por nacido el 6 de octubre, fecha de la primera vuelta.
También el presidente Cardoso, acompañado por su esposa Ruth,
votó en Sao Paulo y luego partió para Brasilia, capital federal.
Tras depositar su voto, el socialdemócrata, que gobierna desde 1995 en
una coalición con fuerzas de centro y de derecha, dijo a los periodistas:
"una vez más Brasil da una demostración clara de que es un país
democrático y que este acto electoral se ha realizado en paz y tranquilidad.
Gane quien gane las elecciones, éstas son vigorosas, porque el pueblo
se expresa y participa. Se trata de una disputa entre patriotas, personas que
tienen posibilidades de llevar adelante lo que no se hizo en estos años:
atender situaciones sociales, educación, salud, reforma agraria".
Para Cardoso no hay vencedores ni vencidos, "porque a nosotros lo que nos interesa
es nuestro país, Brasil, que muestra la fuerza de su pueblo y sus instituciones;
un país republicano con demandas sociales que se solucionan pacíficamente.
Esto es una gran prueba de la democracia".
Ya en la noche, Serra reconoció el triunfo de Lula y le deseó
"buena suerte en el cumplimiento de las promesas y compromisos de la campaña",
al tiempo que felicitó a Carodoso por "honrar" al país en sus
ocho años de gobierno, que finalizan el primero de enero de 2003.
Serra admitió su derrota cuando el Tribunal Supremo Electoral dio las
cifras en que se reconocía la victoria de Lula, además de informar
que los comicios se habían desarrollado en una "aburrida" normalidad,
cuando además la votación con las urnas electrónicas -pesadilla
el 6 de octubre para aquellos que ni siquiera han tenido oportunidad de usar
una computadora- fue más rápida porque esta vez las opciones se
reducían a dos.
El PT concentró a sus equipos en el céntrico Hotel Intercontinental
paulista, adonde comenzaron a llegar desde la tarde periodistas locales y extranjeros,
así como muchos delegados de diversos países, de partidos afines
al PT y personajes de toda América Latina y Europa para acompañar
este histórico giro de Brasil hacia la izquierda, que es interpretado
como una enorme bocanada de aire en una región sumida en graves situaciones
sociales y económicas que desdibujan a las democracias conquistadas tras
los años negros de las dictaduras militares en las décadas de
los 70 y 80.
En las calles, los automóviles con seguidores de ambos contendientes
se cruzaban sin agredirse, lo que realzó el ambiente festivo, que en
la noche brilló más aún con la cohetería y la música
en una marea roja, dada por las banderas del PT. Lula tiene "la escuela de la
vida", decía una mujer, en alusión a las críticas de los
adversarios del ex líder obrero sobre su falta de capacidad para gobernar
por no tener títulos universitarios. "Olé, olé, olé,
olé, Lula, Lula", gritaba la multitud que crecía cada hora.
Otras ciudades del país también festejaban la victoria de Lula,
quien tendrá que encarar la crisis de un país cuya economía
es la undécima en el mundo pero que tiene una desigualdad social que
mantiene a 50 millones de personas en la pobreza. El ex obrero cuenta con una
base amplia, con promesas de hacer un gobierno plural -su compañero de
fórmula es el empresario José Alençar- e incluso había
dado a Serra señales de acercamiento, al comentar ayer que "una vez terminadas
las elecciones volvemos a ser amigos".
Como dato especial: la primera entidad en dar su felicitación a Lula
fue la Federación Brasileña de Asociaciones de Bancos, aun antes
de que se dieran los resultados oficiales.