29 de octubre del 2002
Más de 200 mil uruguayos viven en asentamientos irregulares
Liberación
MONTEVIDEO. Más de 200.000 uruguayos, de un total de poco más
de 3 millones, viven en asentamientos irregulares, en un fenómeno que
según diversos actores sociales se agravó durante el último
año de crisis y que, de acuerdo al Ministerio de Vivienda, puede seguir
empeorando y alcanzar al 10% de la población en 2005. Un estudio del
Instituto Nacional de Estadistica (INE) realizado en 1998 estimó que
entonces había 151.541 personas viviendo en asentamientos irregulares
en Uruguay, sobre una población total de 3.360.000 habitantes.
El documento definió a los asentamientos como «agrupamientos
de más de cuatro viviendas, ubicados en terrenos públicos y privados
que se construyen sin autorización del propietario en condiciones formalmente
irregulares». Cuatro años más tarde, en 2002, el director nacional
de Ordenamiento Territorial del Ministerio de Vivienda, Hermann Leis, dijo a
la AFP que ahora más de 200.000 personas viven en asentamientos en Uruguay.
El jerarca había afirmado en junio que «en el año 2005, de continuarse
la tendencia, serían más de 300.000 los uruguayos viviendo en
asentamientos», al presentar un estudio sobre el tema ante la Comisión
de Vivienda, Territorio y Medio Ambiente de la Cámara de Diputados. «Las
proyecciones son bien claras: de no dar solución a esto, se volverá
inmanejable. Estamos cerca del punto de retroceso imposible», aseguró
en la reunión, según la versión taquigráfica.
La arquitecta Cecilia Lombardo, investigadora del Instituto de Teoría
y Urbanismo de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República,
afirmó que «existe una gran heterogeneidad en los tipos de asentamientos,
desde algunos muy organizados para dividir el terreno, construir e intentar
acceder a servicios básicos, hasta otros que son caóticos conjuntos
de ranchos de lata, cartón y nylon». Estos últimos conforman lo
que en Uruguay se conoce comúnmente como «cantegriles», en irónica
alusión al Cantegril Country Club, un exclusivo club del balneario Punta
del Este (140 km al este de Montevideo). «En los asentamientos es donde existe
más problemática social, que se refleja en hacinamiento, madres
adolescentes, jóvenes que ni trabajan ni estudian, menores niveles de
enseñanza, y falta de acceso a servicios básicos como el saneamiento»,
dijo Lombardo. «Por otra parte, se está detectando que el empobrecimiento
de la clase media lleva a mucha gente de esos sectores a vivir en asentamientos,
lo que se percibe en el traslado de pautas culturales de esa clase que contrastan
con las pautas culturales de los sectores tradicionalmente deprimidos», agregó.
Su colega Jorge Di Paula, director de la Unidad de Vivienda de la Facultad de
Arquitectura, afirmó que actualmente los asentamientos son la principal
forma de crecimiento urbano en Uruguay. «Obviamente es la forma en la que más
creció la ciudad, ningún programa habitacional ha crecido a ese
ritmo en los últimos 10 años», dijo. La socióloga Julia
Elizalde, del gubernamental Programa de Normalización de Asentamientos
Irregulares (PIAI), aseguró que el fenómeno crece a un ritmo de
10% anual, y definió a los habitantes de los asentamientos como pertenecientes
al sector más pobre de la población. Quienes habitan en asentamientos
están socialmente excluidos, tienen dificultades para acceder a servicios,
alta desocupación y nula capacidad de obtener créditos o alquileres,
y su situación «empeoró en este último año», dijo
Elizalde. «Son pobres que están construyendo ciudad: definen urbanísticamente
a la ciudad», agregó. Para estas personas obtener comida «se transformó
en una prioridad», sostuvo. «Eso hace dos años no tenía el peso
que tiene ahora. La preocupación de algunas madres es que el niño
sale el viernes de la escuela (donde es alimentado) y hasta el lunes tiene el
problema de qué le va a dar de comer», explicó.