24 de octubre del 2002
Historia no contada del Partido Comunista del Perú
"Patria roja": revolución o colaboracionismo
Luis Arce Borja
¿Cómo hacer un diagnóstico exacto de un grupo o partido
político?. No basta que tal o cual partido se diga revolucionario para
creer que es así. No basta que las clases dominantes y mismo la policía
diga que tal o cual partido es subversivo para creer que eso es verdad. Lo más
importante y determinante para conocer la esencia política de un grupo
o partido, es analizar su práctica concreta y que posición asume
frente a problemas fundamentales de la sociedad, tales como el Estado, la lucha
de clases, las fuerzas armadas, el proceso electoral, la crisis política,
y otros. Este es el tema de este artículo, y en términos generales
se refiere al conjunto de la izquierda oficial peruana y en particular a Patria
Roja que en el extranjero aparece como la opción revolucionaria en Perú.
Patria Roja que se autodenomina "Partido Comunista del Perú" (PC del
P), es un partido que se inserta en los marcos de la legalidad impuesta por
el Estado. Su actividad 100% legal transcurre como si el Perú fuera el
prototipo de democracia idealista concebida por los antiguos filósofos
griegos. Patria Roja vive a fondo su regocijante primavera política,
y lo hace al margen de la brutal violencia y represión que el Estado
impone a las masas oprimidas del país. Desde 1980, Patria Roja ha sido
uno de los animadores de los fraudulentos procesos electorales que cada cierto
tiempo se han organizado en Perú para legalizar los diferentes regímenes
de este país. La historia y trayectoria de este grupo está relacionada
a la existencia y práctica política de lo que en Perú se
llama izquierda oficial y que durante casi dos décadas ha actuado bajo
el membrete de "Izquierda Unida" (IU). La similitud ideológica-política
entre Patria Roja y los demás grupos de la izquierda oficial peruana,
se trasluce principalmente, en su electoralismo a ultranza y a su permanente
convivencia política con los más brutales gobiernos de los últimos
20 años.
Así en 1985 se verá a Patria roja sosteniendo al gobierno de Alan
García Pérez, así en 1990 se verá a Patria Roja
apoyando la candidatura electoral de Alberto Fujimori, y así se verá
ahora a este partido buscando un acuerdo político con la administración
de Alejandro Toledo. Bajo este propósito, Patria Roja acaba de solicitar
su ingreso al "Acuerdo Nacional" que viene propiciando el gobierno de Toledo
con la finalidad de lograr un consenso político para seguir aplicando
su nefasta política económica y social. El "Acuerdo Nacional",
reúne a los representantes más reaccionarios de la sociedad peruana.
Están presentes los partidos políticos oficiales (Partido Aprista
Peruano, Partido Popular Cristiano, Partido Acción Popular, etc.), la
jerarquía de la iglesia católica, los industriales y empresarios
peruanos, los altos mandos de las fuerzas armadas y fuerzas policiales, y otros.
El "Acuerdo Nacional" toledista es una copia de la "concertación nacional"
que en su tiempo propició Alberto Fujimori cuyos participantes (partidos,
iglesia, militares, empresarios) son los mismos que ahora propician con Toledo
una nueva versión de arreglo entre bribones.
El líder de Patria Roja es un caso particular que personifica la identificación
sin límites de los dirigentes de izquierda con el Estado y los gobiernos
de turno. El caso de Hernán Gotardo Rojas, conocido con el nombre de
"Alberto Moreno", es un caso de patología política y de agudo
mimetismo en torno a la legalidad burguesa. En este caso, el seudónimo
partidario, que se supone secreto y que sirve para protegerse de la represión,
se convierte en nombre oficial y legalizado por las autoridades que dice este
partido combatir. Hasta finales de la década del 80, el secretario general
de Patria Roja se decía clandestino y utilizaba el seudónimo de
Alberto Moreno. En plena "democracia" fujimorista, cuando más de 40 mil
peruanos habían perecido en la guerra interna, y no menos de 10 mil personas
acusadas de subversivas estaban recluidas en las infernales prisiones, Moreno
solicitó a los registros civiles borrar su verdadero nombre (Hernán
Gotardo) y suplantarlo por Alberto Moreno. El cambio de nombre no vino sólo.
El flamante "Alberto Moreno", echó a la basura la vieja vestimenta proletaria
que utilizaba al interior de su partido, y la reemplazó por lujosos ternos
y coloridas corbatas que guardaban relación con los propósitos
electorales de su partido. Alberto Moreno, está embuido de la misma retórica
de los líderes de la izquierda oficial del Perú que de palabra
se dicen marxistas-leninistas, y los más firmes "combatiente por el socialismo",
pero sin embargo ni en teoría ni en la práctica son capaces de
asumir posiciones correctas frente a los principales problemas políticos
del Perú.
Existencia paralela
La historia de Patria Roja es la historia paralela del conjunto de la izquierda
oficial peruana representada en no menos de una docena de atomizadas organizaciones
que desde el inicio de la década del 80 integraron lo que se denominó
Izquierda Unida (IU). En términos generales la trayectoria política
de IU se resume en su llamada táctica de "acumulación de fuerzas"
la misma que tiene como médula absoluta su participación electoral.
Es en este terreno, donde se expone con más claridad la esencia ideológica-política
de la izquierda oficial del Perú. Las elecciones es para esta izquierda
lo mismo que el agua para los peces: fuera de ella no existe. Su perspectiva
electoral no ha ido más lejos que ser el saltimbanqui de la alegoría
electoral y ponerse a la cola del candidato vencedor. Sus dirigentes, tales
como Alfonso Barrantes Lingan, Henry Pease, y otros, fueron activos colaboradores
de los gobernantes de turno. La existencia de IU tuvo como sustento, no el apoyo
de las masas, sino más bien las prebendas provenientes del poder central,
y los flujos de dinero que llegaron de las agencias internacionales con sede
en los países ricos.
Izquierda Unida, ha actuado detrás de un discurso ambiguo y ecléctico
que le sirvió para estafar a las masas pobres del país. Sus ofrecimientos
existencialistas (vaso de leche, platos de comida, regalos de alimentos, etc.)
engatusó a las masas atrasadas y las indujo a sostener tal o cual candidato
electoral reaccionario de la burguesía. Su discurso de ínfima
calidad, se estructuró con frases sonoras impregnadas de ideas retrógradas
que sirvieron indistintamente a sostener a los regímenes de turno y a
luchar contra cualquier manifestación de lucha popular que amenazara
la estabilidad del Estado. IU así como sus grupos integrantes, de palabra
se autodenominaban "revolucionarios" "socialistas" y hasta "marxistas-leninistas",
pero desarrollaron una práctica que se balanceó entre un vulgar
oportunismo y posiciones abiertas y recalcitrantes contra el socialismo y la
lucha de liberación.
Las organizaciones de Izquierda Unida, entre ellos "Patria Roja", han sido y
siguen siendo cómplices directos del sufrimiento del pueblo y tienen
mucha responsabilidad no solamente de la espantosa realidad social que viven
los peruanos, sino también en los crímenes que el Estado ha cometido
contra miles de ciudadanos peruanos. Esta acusación parece exagerada,
pero no es así y corresponde a una verdad explícitamente verificada
en más de 20 años de lucha social que como dedo acusador testimonian
el rol nefasto de esta izquierda. La izquierda oficial, desde el parlamento,
los municipios, las organizaciones no gubernamentales (ONG), desde sus medios
de comunicación, incluso desde los sindicatos bajo su control burocrático,
apoyó los planes represivos del gobierno y de las Fuerzas Armadas. Desde
1980, los grupos que integraban IU contribuyeron activamente en la ejecución
de los planes contrainsurgentes del Estado. En el parlamento apoyó las
leyes más despiadadas contra la subversión y se puso a la cabeza
de "comisiones de investigación" que sirvieron para encubrir los crímenes
cometidos por las fuerzas armadas contra miles de ciudadanos peruanos. Por ejemplo,
en 1988 Rolando Ames un dirigente cristiano y representante de IU en el parlamento
presidió la "comisión" que "investigó" la matanza de 300
prisioneros de guerra ocurrido en junio de 1986. La "comisión Ames",
se encargó de librar de cualquier responsabilidad penal contra Alan García
Pérez. Esta izquierda, instigó y apoyo la militarización
del país. Aplaudió el diseño contrainsurgente diseñado
en base a lo que se denominó; "unidad entre población civil y
militares". En 1991, cuando la militarización del país estaba
al tope, es el mismo Rolando Ames el que en nombre de IU propicia un acuerdo
"franco" entre la izquierda y las fuerzas armadas para luchar contra la guerrilla
maoísta. Ames dijo en esos momentos: "cuando las organizaciones populares
ven en los soldados a amigos y no adversarios, es cuando Sendero y el terrorismo
son derrotados...Tiene que producirse un diálogo franco entre la izquierda
y las Fuerzas Armadas". (La República 19 de enero 1991).
El "diálogo franco" que promovió la izquierda oficial con los
militares tuvo su expresión más significativa, cuando IU se puso
al frente de la tarea de organizar en el campo y en las zonas urbanas populares
los grupos paramilitares (rondas campesinas, rondas urbanas, grupos de defensa
civil, etc.) que el Estado utilizó en gran escala para enfrentar la subversión.
De los integrantes de IU, fue Patria Roja el que más destacó en
la organización de las rondas antisubversivas. Este partido, desde los
primeros años de la década del 80, combinó la actividad
electoral con el auspicio en gran escala de las rondas en la parte norte del
país. Los dirigentes de Patria Roja en combinación con las autoridades,
con la prensa oficial y las principales ONG del país, intentaron camuflar
la actividad reaccionaria de estas rondas, publicitando que el rol de éstas
era "luchar contra ladrones y abigeos". En la práctica estos grupos,
sostenidos por la policía y el ejército, pretendieron ser la barrera
de contención del avance de la guerrilla maoísta en el norte del
país. Así lo testimonia Orin Star, quien por cuenta de dos instituciones
financieras de los Estados Unidos (Fundación Interamericana y la Wenner-Gren
Fundation for Anthropología Research) se traslado al norte del país
con el propósito de redactar un informe justificatorio y propagandístico
favorables de las rondas campesinas en la región norte. (Orin Starn,
Reflexiones sobre Rondas Campesinas, protesta rural y nuevo movimientos sociales,
abril de 1991). Orin Starn, precisa, que la influencia tanto del Apra como la
de Patria Roja, "animaron un sentimiento antisenderista en las rondas", y que
estas "jugaron un papel importante en impedir" que la guerrilla maoísta
ingrese al campo norteño. Sobre el mismo tema, en 1986 en pleno auge
del gobierno criminal de Alan García Pérez, la Federación
de Rondas Campesinas de Cajamarca, con estrecha relación con los parlamentarios
de Patria Roja y los dirigentes de este partido, admitía en documento
público que buscaban un "apoyo de los autoridades, y admitían
además, que las actividades de las rondas "favorecía a las mismas
instituciones policiales y judiciales...".(Federación de Rondas campesinas,
Cajamarca, agosto 1968).
Las rondas campesinas y demás grupos paramilitares, se estructuraron
de acuerdo al modelo americano de "aldeas estratégicas" que las tropas
de los Estados Unidos emplearon en los años 60 en la guerra del Vietnam,
y que después utilizarían en El Salvador, Nicaragua, Guatemala
y que en la actualidad usan en Colombia y otros países en guerra civil.
Las rondas que desde 1980 hasta 1997 alcanzaron la suma de 400 mil efectivos
constituyeron después de los militares una de las fuerzas más
sanguinarias a las que tuvo que enfrentar la guerrilla, los pobladores y campesinos.
Izquierda Unida, en su llamada tesis políticas publicadas en 1988 y que
fuera firmada por Patria Roja señaló lo siguiente: "La autodefensa
es un recurso democrático de la población, que a partir del ejemplo
de las rondas....Las rondas han demostrado no sólo eficacia en términos
de seguridad, sino que han promovido comportamientos honestos y solidarios en
la comunidad". Para esta fecha las rondas estaban bajo control absoluto del
ejército, y su actividad criminal fue causante de miles de asesinatos.
Las rondas estaban concebidas como parte del aparato contrainsurgente del Estado,
y su accionar militar fue tan violento como la de los militares. Izquierda Unida
desde los municipios y de otras instancias del Estado, voto la consigna de unirse
al ejército en la organización de lo que ellos llamaron la "autodefensa
de masas" cuyo objetivo no fue enfrentarse a la violencia de las fuerzas armadas
y policiales, sino detener el avance de la lucha guerrillera, principalmente
aquella dirigida por las fuerzas maoístas. En julio de 1992, cuando ya
fujimori había consolidado su dictadura militar, Yoni Rodríguez
militante de IU y alcalde de Villa El salvador señalaba que para "detener
el avance senderista", se requería de una unidad más amplia, de
defensa nacional contra el terrorismo. "Hay que unir todas las fuerzas, incluidas
las fuerzas armadas y policiales...". (La República, 26 de julio 1992).
Patria Roja y el proceso electoral
Así como no hay historia diferente entre Patria Roja y el conjunto de
la izquierda oficial, no existe tampoco historia de este partido al margen de
los fraudulentos procesos electorales peruanos. La existencia de Patria Roja
hay que buscarla en su actividad electoral y no en otro lugar. Por esta razón,
y para un mejor derrotero del lector, vale la pena hacer una pequeña
anotación respecto al proceso electoral y su nexo con los planes políticos
de dominanción de los grupos de poder locales y el imperialismo. El propósito
aquí es ver brevemente el carácter y la esencia reaccionaria de
las elecciones y la relación de éstas con una izquierda de naturaleza
típicamente electoralista.
Conceptualmente, los procesos electorales, ya sea en Perú o en cualquier
parte del mundo, son instrumentos políticos al servicio de las clases
sociales que controlan el Estado. Se organizan periódicamente con el
objetivo de encubrir el carácter antipopular y la esencia antidemocrática
del Estado y del sistema político impuesto por los grupos de poder. Uno
de sus objetivos es sustentar en el poder a una de las fracciones de la burguesía
que se turnan en el manejo de la administración del Estado. El proceso
electoral, maquilla con un manto de legalidad la naturaleza reaccionaria del
Estado opresor. Las elecciones, en sus diferentes formas (elecciones presidenciales,
parlamentarias, municipales, o referéndum), están concebidas como
eje de los planes y campañas del Estado estructuradas para alienar y
estafar a las masas pobres. Los procesos electorales, dependiendo de las condiciones
específicas de cada país, vienen a ser como válvula de
escape de las grandes tensiones sociales del sistema. Así se verá
que en los puntos álgidos de la crisis económica, social y política
de los países llamados del tercer mundo, la salida más común
serán las elecciones.
Mediante el milagro electoral se deja fuera de cualquier discusión una
salida revolucionaria a la crisis del Estado y la sociedad. Una descripción
concisa pero ilustrativa sobre crisis y elecciones lo entrega los casos de Perú,
Argentina, Brasil, Ecuador y otros países latinoamericanos en donde las
elecciones están estructuradas no para "democratizar la sociedad y resolver
la crisis", como se dice en la propaganda, sino más bien para calmar
los ánimos de lucha de las masas. Ni en los países llamados de
"democracia avanzada" (países ricos) las elecciones pierden su esencia
y naturaleza reaccionaria ni dejan de ser instrumentos de dominación.
Mismo en los Estados Unidos, que algunos consideran el paraíso de la
democracia capitalista, las elecciones constituyen un asunto de las transnacionales
de este país, y sirven exclusivamente para que dos partidos reaccionarios
de la gran burguesía americana (el partido demócrata y el republicano)
se turnen en el poder desde hace más de medio siglo.
El proceso político peruano, semejante a los demás de América
Latina, entrega un buen ejemplo, de unidad entre el proceso electoral y la decadencia
de las clases políticas dirigentes. Desde el origen de la República
peruana (1821) hasta la actualidad, las elecciones presidenciales o cualquier
otro tipo de proceso electoral, propiciados por el Estado, fueron montajes caricaturescos
que se utilizaron como grotescos andamios desde se engañó y se
indujo a las masas a sostener a tal o cual candidato electoral. Históricamente,
las elecciones en Perú han servido solamente para que caudillos sin escrúpulos
o bribones procedentes de los partidos políticos oficiales se entornillen
en el palacio de gobierno, desde donde han saqueado y depredado los recursos
del país. Estos procesos electorales, concebidos dentro de un marco represivo
y policial, han sido útiles para camuflar regímenes corruptos,
antidemocráticos y dictatoriales. El caso más reciente es el régimen
de Alberto Fujimori. Esta mafia gubernamental apoyada por la CIA americana y
las potencias mundiales, recurrió a varias elecciones y un referéndum
para darse legitimidad en el poder. Los procesos electorales, aparte de ser
un mecanismo hecho para la manipulación de masas que se maneja desde
el Estado, es también un instrumento que sirve para camuflar la crisis
social y económica del país. Las elecciones, organizadas como
espectáculos circenses, son proveedoras de elementos distorcionadores
de la realidad. Induce a las masas hacia el espejismo político, y a la
ilusión de creer en los ofrecimientos electorales de los candidatos.
¿"El poder nace del fusil" o de las elecciones?
Hasta fines de la década del 80 Patria Roja señalaba en sus documentos
partidarios que frente a la crisis sin salida del sistema oficial peruano, había
que "preparar las condiciones subjetivas y materiales mínimas suficientes
para desencadenar la guerra popular". Y agregaba al final de sus discursos "el
poder nace del fusil". Curiosamente, en 1980, sin haber ningún indicio
de que la crisis del sistema se había superado, Patria Roja cambio de
libreto. Reemplazó la oratoria incendiaria por el discurso "democrático"
y clientelista. Se acopló al circo electoral que la dictadura militar
en complicidad con las elites políticas del país habían
programado para camuflar la grave crisis social, política y económica
del país. Para estas elecciones Patria Roja organizó su propio
frente electoral que denominó Unión de Izquierda Revolucionaria
(UNIR), y puso como candidato a la presidencia a Horacio Zevallos Games, un
personaje nada relevante que en dichas elecciones sólo consiguió
el 3.4% de la totalidad de los votos presidenciales. Pocos años después
Zevallos murió, y no precisamente en acto heroico, sino a consecuencia
de un alcoholismo crónico que le destrozó el hígado.
Desde 1980 para adelante, Patria Roja aparece no solamente como uno de los más
entusiastas partidarios del montaje electoral, sino también sosteniendo
la candidatura de caudillos ambiciosos y reaccionarios. Para las elecciones
de 1985, Patria Roja se unió a Izquierda Unida (IU) cuyo candidato a
presidente fue Alfonso Barrantes Lingán quien hizo "carrera política"
cuando se convirtió en uno de los más cercanos colaboradores de
Alan García Pérez. Barrantes, que se autocalificaba "socialista"
y "mariateguista" (en referencia a José Carlos Mariátegui, fundador
del Partido Comunista del Perú), en su discurso electoral llamó
al pueblo a respaldar a las criminales fuerzas militares señalando que,
"valoramos especialmente la concepción peruana de seguridad elaborada
por la propia Fuerza Armada que articula seguridad con desarrollo y bienestar
de la población". (Barrantes, FF.AA. y seguridad nacional, La República
noviembre 1984). En el momento que el candidato de Patria Roja, hacía
apologismo a favor de los militares, por lo menos 6,000 ciudadanos habían
sido asesinados por las fuerzas armadas y 850 personas habían "desaparecido"
en los cuarteles del ejército.
Barrantes Lingán, perdió las elecciones y en la segunda vuelta
electoral cedió sus votos a favor de Alan García Pérez
y convoco a las "masas" a sostener al flamante gobierno del Apra. Patria Roja
apoyó la decisión de sostener al Apra. De esta manera, García
Pérez, que la historia lo recuerda como uno de los presidentes peruanos
más antipopulares y corruptos, ganó las elecciones con el apoyo
del conjunto de las organizaciones de Izquierda Unida (IU). La alianza Barrantes
Lingan-Alan García Pérez se prolongó hasta el final del
régimen aprista, y en repetidas oportunidades el líder de IU se
pronunció públicamente para sostener los más abominables
crímenes cometidos por el gobierno. Por ejemplo, en junio de 1986, apoyó
la matanza de 300 prisioneros de guerra en tres penales del país.
Patria Roja, no sólo fue uno de los activistas de la campaña electoral
de Alfonso Barrantes, sino que incluso se sintió reivindicado con el
triunfo electoral de Alan García Pérez. García logró
ser presidente gracias a los votos de Izquierda Unida. Patria Roja en un comunicado
publicado en junio de 1985 (después de las elecciones), y a modo de balance
electoral, interpretó los resultados electorales (el triunfo del Apra)
como si se tratara de un hecho relevante para el país y el pueblo. No
oculto sus esperanzas en el gobierno del Apra. "Perseverar en la alternativa
democrática y Popular" dijo Patria Roja: "las elecciones del 14 de abril
confirman las tendencias básicas en el comportamiento del electorado
que, recusando el continuismo acciopepecista, espera cambios en la conducción
política y económica, abriendo paso a la realización de
transformaciones sustantivas..."(Patria Roja, comunicado de junio de 1985).
Patria Roja y Henry Pease
Para las elecciones generales de 1990, Patria Roja abandonó a Barrantes
Lingán y apareció apoyando fanáticamente a Henry Pease,
candidato presidencial de ocasión de Izquierda Unida (IU). Para dicha
elecciones Patria Roja estrenó una estridente consigna que señalaba:
"!Porque quiero a mi país voto por Henry Pease!. ¡Izquierda Unida para
una nueva vida!". (Comunicado público de Patria Roja, marzo 1990). Lo
cómico de este giro electoral de Patria Roja, es que 60 días antes
de las elecciones había señalado en términos de los más
solemnes y graves que "la crisis madura las condiciones objetivas de la revolución..No
perdamos de vista que está en curso una situación prerevolucionaria
en rápida maduracion". (XI Pleno del Comité Central, febrero 1990).
Pero además, en 1989, meses antes de dichas elecciones generales el mismo
Alberto Moreno se encargó de anunciar que su partido "ingresaba a una
nueva fase de lucha revolucionaria acelerada por la crisis y por el proceso
de polarización social y política". (Patria Roja, diciembre-enero
89-90).
Henry Pease, después de su derrota electoral, adoptó la misma
conducta política que Alfonso Barrantes. Pease convocó a la población
a votar por Alberto Fujimori, de quien dijo; "era la alternativa popular de
1990", y que su victoria con los votos de "las izquierdas y del Apra", hacían
de este éxito electoral "un triunfo popular". (Henry Pease, diario La
República 30 de diciembre de 1990). Por su parte Alberto Moreno, líder
de Patria Roja acatando la orden de Henry Pease, convocó a votar por
Alberto Fujimori, a quien calificó de "representante de la pequeña
burguesía" y de las masas pobres y emergentes. Dijo también que
"Cambio 90" (el partido de Fujimori) representaba "una aluvional emergencia
populista en el seno de la sociedad". Señalando además que el
triunfo electoral de Fujimori había significado la "derrota de la gran
burguesía peruana". (Patria Roja, julio de 1990).
Patria Roja comprometida hasta el cuello en el triunfo electoral de Fujimori,
señaló en términos de balance de las elecciones que "fue
correcta la decisión de votar por Cambio 90 en la segunda vuelta electoral
a fin de bloquear los planes de la ultraderecha". (Informe Político,
agosto 1990). Patria Roja, que ya había transitado por el patio trasero
de palacio de gobierno en la época del aprista García Pérez,
repetía el plato ahora con Fujimori. Para este fin, Patria Roja, tendió
un puente de colaboración con el nuevo régimen, pretendiendo para
ello pasar el contrabando de que no había ninguna relación entre
el gobierno de Fujimori y la burguesía peruana ni con el imperialismo.
Llamó a no ver como enemigos a los flamantes administradores del Estado:
"Seria un graso error político tipificar a Fujimori y Cambio 90 como
el enemigo principal contra el cual habría que descargar todas las baterías.
Ello implicaría tender un manto y esconder el verdadero enemigo principal
del pueblo peruano: la gran burguesía y el imperialismo". (Patria Roja,
órgano del Comité Central, julio-agosto 1990). ¡Extraordinario
"análisis marxista-leninista".
Quién era ese tal Henry Pease, que según Patria Roja de ganar
las elecciones conduciría al pueblo peruano a una "nueva vida".?. Pease
se había hecho conocido no como político, sino más bien
como fundador y propietario de una importante organización no gubernamental
supuestamente dedicada al análisis de la realidad nacional. Pease fue
durante más de 20 años la cabeza principal de DESCO (Centro de
Estudios y Promoción del Desarrollo). Esta organización fue creada
en 1966, y desde sus inicios mantuvo estrechos lazos económicos y políticos
con la socialdemocracia europea y los centros internacionales de financiamiento
de la iglesia Católica, como por ejemplo la Organización Católica
de Cooperación al Desarrollo (Cebemo) con sede en Holanda o Misereor
agencia de la iglesia católica alemana. Desco durante toda su existencia
ha mantenido una estrecha relación con el Estado peruano, y fue uno de
los proveedores de funcionarios, asesores, y ministros de los diferentes regímenes
del país. Sólo como referencia basta mencionar algunos ejemplos:
Entre 1968 y 1975, la dictadura del general Velasco Alvaro contó con
el "apoyo crítico" de Desco. Así también Fernando Sánchez
Albavera, jefe de investigación de Desco fue uno de los ministros de
Fujimori. Así, Raúl Gonzales "senderólogo " a tiempo completo
de Desco fue uno de los consejeros del Servicio de Inteligencia Nacional dirigido
por Vladimiro Montesinos. Así Marcial Rubio Correa, jefe de Desco y director
de la revista Quehacer que publica esta ONG, fue en el 2000 ministro de educación
del gobierno de transición de Valentín Paniagua y actualmente
funcionario del régimen de Alejandro Toledo.
Henry Pease, a quien Patria Roja, mostró como el Moisés peruano
que conduciría a los hambrientos a la tierra prometida, se presentaba
como un candidato de izquierda, pero su ofrecimiento electoral no dejaba ninguna
duda de su filiación política de derecha. En su discurso electoral
de marzo de 1990 ofreció " generar una "movilización de la población
y de su propia militancia" para detener el avance de Sendero Luminoso. Propuso
como parte de un "Plan de Pacificación" crear desde el Estado "grupos
de elite de lucha antisubversiva" que por coincidencias más adelante
se convirtieron en los brutales grupos paramilitares clandestinos que dirigió
Montesinos desde el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). El planteamiento
de Pease se resumen en el siguiente texto extraído de su campaña
electoral: "Izquierda Unida sostiene, lo reitero, que existe un vasto campo
para el trabajo de inteligencia calificada, que hay terrenos de especialización
para grupos de elite y que hay igualmente un enorme potencial con el propio
desarrollo autónomo de las organizaciones sociales populares para conformar
el eje de la derrota de la violencia política". (Henry Pease, "A los
luchadores por la vida y la paz", marzo de 1990). En el mismo discurso electoral,
Pease anunció que IU establecería nuevas "instancias de participación",
en la que el "elemento militar, sería fundamental. Apoyó el establecimiento
de las zonas de emergencia en la que los militares perseguían , torturaban
y desaparecían a cientos de ciudadanos peruanos. Hizo apología
a favor de los militares, a quienes llenó de elogios y de méritos
que en Perú fue difícil de pasar como verdad. Pease señaló:
"Los institutos armados peruanos se han perfilado nítidamente hacia una
lógica de defensa y desarrollo, diferenciada polarmente de aquellas de
gendarmería y centroamericanización que les ofrecía la
potencia imperial...Para Izquierda Unida el gasto que el país hace sacrificadamente
en sus Fuerzas Armadas necesita articularse inmediatamente con una potencialización
política del rol de los uniformados en el desarrollo nacional....esto
en la práctica exige la gestación de una nueva relación
entre civilidad y Fuerzas Armadas".
En 1992, Henry Pease junto con Gloria Helfer, ex ministra de educación
de Fujimori crearon lo que ellos denominaron el Movimiento Democrático
de Izquierda (MDI). La organización de Pease promovió el Referéndum
que en 1993 organizó tramposamente la mafia fujimorista bajo el objetivo
de legalizar el golpe militar del 5 de abril de 1992. Referéndum que
fue sostenido por Patria Roja: "Por eso respaldamos en su momento el referéndum,
que lamentablemente terminó en derrota". (Patria Roja, Informe al X Pleno
del Comité Central, noviembre de 1998). Para las elecciones presidenciales
de 1995, Henry Pease se desembarcó de IU, y se colocó como simple
candidato al parlamento en la agrupación Unión por el Perú
que encabezó Javier Pérez de Cuellar ex secretario general de
la ONU. En las elecciones del año 2000 Pease intento suerte como candidato
a la primera vice presidencia en la lista que encabezó Máximo
San Roman, compañero de viaje electoral de Alberto Fujimori y vice primer
presidente hasta 1992. En el 2001, Pease apostó a ganador y se presentó
como candidato al congreso como parte de los integrantes del Partido Perú
Posible que lidero Alejandro Toledo Manrique. Y como la historia no ha terminado,
basta decir solamente que Henry Pease es por el momento miembro del congreso
por el partido del gobierno y uno de los más radicales defensores del
presidente actual.
"Abrir un nuevo curso en la historia...." con el aprista Barrantes
Para las elecciones presidenciales de 1995, Patria Roja acuñó
el eslogan: "Abrir un nuevo curso en la historia nacional", pero repitió
el plato electoral con Alfonso Barrantes Lingán, a quien su negra trayectoria
política no le había impedido retomar la cabeza de Izquierda Unida
(IU). En medio del camino electoral Barrantes renunció y fue reemplazado
por Agustín Haya de la Torre quien más adelante se convertiría
en activista del derechista y anticomunista Partido Aprista del Perú
(Apra). El cambio de candidato presidencial de IU, no perturbó los ánimos
del partido de "Alberto Moreno", quien en varios editoriales señaló
que era "urgente y viable darle una salida a la crisis por cause democrático
y popular". El proceso electoral de 1995, fue una de las elecciones más
tramposas y falsas realizadas durante los 10 años de régimen fujimorista.
En 1995, más de 12 millones de ciudadanos residían en las zonas
declaradas en emergencia donde el control de los militares era absoluta y donde
la población no tenía ningún derecho constitucional. En
esas elecciones, que según Patria Roja, abriría un nuevo curso
a la historia peruana, 6'553,953 electores (cerca del 50% del total de electores)
rechazaron el fraude electoral.
No hay primera sin segunda, dice una canción popular del Perú,
y así parece que resultan los procesos electorales para Patria Roja.
A mediados del año 1999, cuando la dictadura de Fujimori se encontraba
tambaleante a consecuencia de sus propias contradicciones internas, Alberto
Moreno (líder de Patria Roja), hizo una pregunta a sus raleados seguidores:
"¿Qué hacer?". Su respuesta fue: "En primer lugar....buscar una alianza
electoral lo más afín posible". (Alberto Moreno, 14 de agosto
1999). Así en abril del 2000 en un comunicado del "Movimiento Nueva Izquierda"
novísimo inventó electoral de Patria Roja, se llama a las masas
a respaldar la candidatura electoral de Alejandro Toledo, y como dice este partido
para "abrir paso a una salida democrática, patriótica, descentralista,
de desarrollo con justicia social". (abril 2000, comunicado firmado por Alberto
Moreno).
Ahora mismo, en plena crisis del régimen de Toledo, Moreno plantea como
pomada milagrosa para detener el derrumbe del Estado y la sociedad, un adelanto
de elecciones generales. Como dice el propio Moreno, para "cerrarle el paso
a la derecha" y evitar una "ingobernabilidad" del Estado. El "subversivo" planteamiento
de Patria Roja, recurre al circo electoral como acción protectora del
Estado y del sistema actual. Así Moreno declara que su partido "no está
interesado en desestabilizar al gobierno y menos tratar de derrocarlo...el adelanto
de elecciones propuesto por Patria Roja no tiene ningún afán desestabilizador,
sino a una salida realmente democrática que se haría necesaria
ante la profundización de la crisis política e ingobernabilidad
que se avizora si no se corrige el rumbo seguido por el régimen toledista...es
para cerrarle el paso al golpismo y al autoritarismo al que pretenden empujarnos
algunos sectores de la derecha". (Patria Roja, 29 de setiembre 2002). Como se
ve, para Moreno el régimen de Toledo es una cosa y la "derecha" peruana
es otra cosa. ¡Extraordinario análisis marxista!.
Finalmente, y a modo de conclusión de este artículo, se puede
afirmar que el conjunto de la izquierda oficial peruana no tiene razón
de ser fuera de los procesos electorales. Su misérrima existencia es
dependiente completamente de la decisión y la ubicación que las
elites políticas y los grupos de poder les otorgarán en el juego
electoral. Su "trabajo de masas", sus estridentes discursos subversivos, sus
consignas para "democratizar el Estado", y sus gritos de "justicia social",
constituyen solamente elementos propagandísticos de una estrategia electoral.
Un ejemplo significativa de este fenómeno lo entrega también Patria
Roja, que se prepara a participar en las próximas elecciones municipales,
y como dice su candidato a la alcaldía (Rolando Breña Pantoja),
con miras a consolidar un espacio político para las elecciones generales
del año 2006.
Bruselas, 23 de octubre del 2002