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Internacional

18 de abril del 2002

La huelga general en Italia tuvo un seguimiento masivo

Octavilla distribuida en la manifestación del 16/04 en Turín contra la política social de Berlusconi
De la huelga general a la huelga generalizada: por el salario de ciudadanía
Somos los trabajadores precarios, atípicos, temporales, los "sumergidos" de las telecomunicaciones y la comida rápida. Somos los trabajadores del conocimiento, la comunicación, estudiantes y trabajadores de las redes, trabajadores de la publicidad y la informática, investigadores y científicos. Somos los trabajadores del terciario y de lo social. Somos los trabajadores inmigrantes que huyen del hambre, las destrucciones del neoliberalismo y las guerras.
No tenemos ningún sindicato para defendernos ni representarnos.
El mundo del trabajo "garantizado", representado por los sindicatos, reivindica justamente el mantenimiento del artículo 18 pero con las transformaciones del mundo del trabajo todas las nuevas categorías sociales son inevitablemente flexibles. Esa flexibilidad debe ser organizada de forma autónoma y no obligada.
La ofensiva neoliberal del gobierno puede ciertamente ser frenada por el mantenimiento del artículo 18 y la defensa de los derechos sindicales, pero no podrá ser subvertida por la concertación.
Hoy debe ser el punto de partida de una travesía de insubordinación generalizada que desarrolle la autoorganización de nuevas categorías sociales: los trabajadores de la comunicación, de la investigación, de la escuela y la salud, etc.; y a la supresión de la ley esclavista Bossi-Fini (NdT. Nueva ley de inmigración del gobierno Berlusconi) que permita el desarrollo de un proceso de regularización de los trabajadores inmigrantes.
La expansión del trabajo precario plantea un problema que no puede ser afrontado más que a través de la instauración de un salario de ciudadanía o renta básica y de la libre circulación de las personas y los saberes. Generalizar la huelga para nosotros significa desobedecer la lógica que quisiera seguir ocultando la realidad del trabajo no asalariado y sin protecciones sociales y jurídicas, bloqueando las energías sociales existentes y desarrollándose en sectores de la net- economy, del trabajo temporal y en todas las formas e trabajo atípico (principal forma de contratación de la fuerza de trabajo en Italia).
¡No al neoliberalismo y la guerra!
¡Sí al conflicto social por el salario de ciudadanía!
Los/as Desobedientes de Turín, 16 de abril 2002
Enviado por David Sánchez




La huelga general en Italia contra la política laboral del Gobierno de Berlusconi tuvo un seguimiento masivo
Agencias
El éxito del paro fue incuestionable en las grandes empresas y en la Administración pública, con una participación de 13 millones de trabajadores. El pulso de la protesta contra las diferentes leyes que pretende aprobar el Gobierno de Silvio Berlusconi en materia laboral, fiscal y de seguridad social, entre otras, se pudo tomar en las calles de las 21 principales ciudades del país. Dos millones de trabajadores participaron en manifestaciones que se desarrollaron sin incidentes, en la mayoría de los casos. Sólo en Turín, grupos de manifestantes respondieron a la inmotivada represión policial atacando una sede del partido de Il Cavaliere, Forza Italia, y un cuartel de carabineros.
El centro de la protesta sindical se desplazó a Florencia, donde unas 400.000 personas recorrieron la ciudad portando banderas del sindicato CGIL y pancartas alusivas a la defensa del artículo 18 del Estatuto de los Trabajadores.
La gran industria del norte y noroeste de Italia hizo honor también a la tradición de las luchas obreras del pasado y los establecimientos de la Fiat, Pirelli, Iveco, Electrolux Zanussi e Italcementi, pararon al 90%. Fuentes sindicales atribuyeron también un máximo de seguimiento a la huelga en el sector del transporte, desde el metropolitano hasta los ferrocarriles y aviones. Alitalia se vio obligada a cancelar centenares de vuelos nacionales e internacionales, y el flujo de ferries que une las islas con la península quedó reducido a menos de la mitad. El puerto de Génova quedó prácticamente paralizado.
La adhesión al paro fue prácticamente total en los medios de comunicación. La mayor parte de los diarios italianos no se imprimieron ayer, incluido Il Sole 24 Ore, propiedad de la patronal italiana, y no se renovaron los diarios on line. La televisión pública se limitó a ofrecer escuetos informativos sin imágenes, e incluso Canale 5, propiedad de Berlusconi, se atuvo al paro.



El polémico artículo 18
El País
El Gobierno italiano de centro-derecha aprobó en noviembre un proyecto de ley para reformar el mercado de trabajo, que actualmente se encuentra en el principio de su trámite parlamentario.
Cuando la ley sea aprobada, el Ejecutivo podrá, entre otras cosas, limitar las garantías que ofrece a los trabajadores el artículo 18 del Estatuto de los Trabajadores. Dicho artículo obliga a la readmisión de un trabajador despedido de forma improcedente.
Con la nueva ley, el Gobierno limitará los efectos de ese artículo -es decir, se podrá despedir con una indemnización y sin obligación de readmitir al trabajador- en tres casos: cuando la empresa que lo emplea pasa a tener más de quince dependientes; cuando el trabajador pasa de un contrato temporal a uno indefinido y, en el caso del sur de Italia, cuando se pasa de la economía sumergida a la legalidad fiscal.
La modificación se plantea de forma experimental por un periodo de cuatro años. El procedimiento es largo y complejo y debería desarrollarse paralelamente a las negociaciones con los agentes sociales. Sin embargo, los sindicatos abandonaron la mesa negociadora el 19 de marzo pasado. La intención del Ejecutivo, tras la huelga general, es convocar a todas las partes a la mesa negociadora, pero el pulso se mantiene en torno al artículo 18.