4 de septiembre del 2002
¡Qué bajo han caído! – La corrupción del imperialismo corporativo
Aziz Choudry
ZNet en español
Cuando los organismos creados, financiados y controlados por las multinacionales
hablan de anticorrupción y de buen gobierno, ocultan convenientemente
la inmoralidad de sus propias actividades.
Numerosas corporaciones, acuciadas por la oposición popular
a sus proyectos devastadores del medio ambiente, se han presentado como cruzados
ecológicos, contratando a consultores de relaciones públicas para
blanquear sus actividades y buscar el "diálogo" con sus críticos.
Así también están sacando a relucir el lenguaje de la anticorrupción
y del buen gobierno ante la creciente resistencia popular a la globalización
corporativa, como otra arma en la batalla por darle al capitalismo una cara
más aceptable mientras aumentan los beneficios y la penetración
en el mercado.
En el caso de Enron no se trata de una manzana corporativa podrida en una caja
de manzanas buenas. Igual como Río Tinto (¿Recuerdan sus hazañas
en Panguna, Bougainville; Freeport, Papúa Occidental; las minas de uranio
Ranger y Jabiluka en las tierras aborígenes de la tribu Mirrar en Australia,
y muchas otras?; Shell (¿Recuerdan el asesinato de Ken Saro Wiwa y la lucha
del pueblo de los Ogoni contra la extracción del petróleo en el
delta del Níger?); Placer Dome (¿Recuerdan el accidente de la Marcopper
en Marinduque en las Filipinas?); Vivendi (¿Recuerdan la condena en julio de
2001 de Alain Maetz, un alto gerente de la división de aguas de Vivendi
por sobornar al presidente del consejo municipal de Milán, y su rapaz
y apresurada apropiación de los servicios de agua y alcantarillado en
más de 100 países?); Bechtel (¿Recuerdan cómo una revuelta
popular derrotó la privatización del agua en Cochabamba, Bolivia,
y cómo Bechtel está utilizando un tratado bilateral de inversiones
para procesar al gobierno boliviano exigiendo compensación?); General
Electric (¿Recuerdan a esos generosos patrocinadores de las campañas
de Reagan y de George W. Bush, y su antiguo director ejecutivo, "Jack Neutrón"
Welch, eliminando despiadadamente 100.000 empleos desde 1981 a 1985?) y (¿cómo
podíamos olvidarlo?) Arthur Andersen, todos se encuentran entre los que
financian el movimiento Transparency International que se describe como "la
principal organización no gubernamental del mundo en el combate contra
la corrupción". Transparency International (TI) es el Secretariado del
Consejo de la Conferencia Internacional Contra la Corrupción (IACC, por
su sigla en inglés). La 11ª IACC tendrá lugar en Seúl en
mayo de 2003.
Hay una considerable coincidencia entre los patrocinadores corporativos de TI
y la calidad de miembro de los poderosos grupos de presión de la industria
que continúan influenciando considerablemente las reglas del comercio
y de las inversiones internacionales. Peter Eigen, Presidente de Transparency
International incluso cree que la "OMC es el guardián universal natural
contra la corrupción", y apoya claramente "el comercio internacional
libre y sin trabas " (Presentación al Simposio de la Organización
Mundial de Comercio, Ginebra, 29 de abril de 2002).
Las corporaciones transnacionales son también las auténticas beneficiarias
del FMI y del Banco Mundial y de los programas de ajuste estructural del Banco
Asiático de Desarrollo (ADB) con sus preceptos de privatización,
desregulación y liberalización.
Es interesante que el industrial suizo Stephan Schmidheiny, fundador y presidente
de otro de los patrocinadores de TI, de la fundación AVINA, que ha servido
en los consejos de Nestlé, ABB, Leica y Swatch, también estableció
el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) [Consejo Mundial
Empresarial por el Desarrollo Sostenible] y sirvió como principal consejero
sobre negocios e industria del secretario general de la Cumbre de Río.
El WBCSD presionó contra la regulación de negocios en Río
y junto con la Cámara Internacional de Comercio, estableció una
iniciativa conjunta, "Acción Empresarial por el Desarrollo Sostenible",
presidida por el antiguo director ejecutivo de Shell, Sir Mark Moody-Stuart,
a tiempo para la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible en Johannesburgo.
El enfoque de Transparency International se ajusta cómodamente al lenguaje
de buen gobierno y a la hipócrita supremacía moral del libre mercado
impulsados por el Banco Mundial, el Banco Asiático de Desarrollo, la
Organización Mundial de Comercio, la OCDE, la administración Bush,
entre otros.
Mientras las corporaciones, algunas ONGs internacionales y el especulador en
divisas George Soros trabajan en equipo para combatir la corrupción,
el soborno y las comisiones clandestinas, y para pedir transparencia y "una
sociedad abierta", el capital global continúa influenciando los sistemas
comerciales y de inversiones en todo el mundo. Soros, cuyo Open Society Institute
[Instituto de la Sociedad Abierta] es otro de los patrocinadores de TI, no es
un aliado de los movimientos populares por la justicia y la autodeterminación.
Como ardiente defensor del capitalismo, sólo quiere pulir su estropeada
imagen. Deberíamos desconfiar de los diálogos y las coaliciones
con empresarios que pretenden estar "contra la corrupción".
Los negocios de amigotes, la mala administración del sector público,
el soborno y la corrupción deben ser denunciados y combatidos. Pero,
cuando se trata de identificar la corrupción, parece existir un estándar
y una definición diferentes cuando se aplican a las actividades de las
corporaciones transnacionales que ejercen su influencia política y económica.
¿No son fundamentalmente corruptas las privatizaciones que permiten el control
por parte de monopolios o de oligopolios, los aumentos de precios, la inferior
calidad y el acceso poco equitativo a recursos esenciales como el agua? ¿No
es obscena la desregulación financiera que conduce directamente a que
las vidas de la gente se transformen en fichas de juego cuando sus sociedades
se convierten en economías de casino? ¿No es corrupta la liberalización
del comercio agrícola impuesta al Tercer Mundo mediante programas de
ajuste estructural y el libre comercio, considerando que el puñado de
transnacionales que controlan la mayor parte de las cosechas de alimentos del
mundo se basa en un generoso apoyo del estado, el robo de tierras, el desposeimiento
y la codicia colonial?
El papel de las corporaciones en la corrupción y en el ajuste de las
reglas comerciales para que sirvan sus propios intereses no es ningún
secreto. Percy Barnevik, fundador y antiguo director ejecutivo del ABB Industrial
Group (¡otro fundador de TI!) definió sucintamente la globalización
como "la libertad para que mi grupo de compañías invierta donde
quiera cuando quiere, que produzca lo que desea, que compre y venda donde quiera,
y que tolere la menor cantidad posible de restricciones provenientes de las
leyes laborales y de las convenciones sociales." (Citado en "El éxito
de ser peligroso: resistir el libre comercio y los regímenes de inversiones"
Gerard Greenfield, 2000)
Tomemos el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (GATS) de la OMC.
Según David Hartridge, antiguo director de la División de Servicios
de la OMC, "sin la enorme presión generada por el sector de servicios
financieros de EE.UU., particularmente de compañías como American
Express y Citicorp, no hubiera habido un acuerdo sobre los servicios" ("Lo que
el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios puede hacer", discurso ante
"Apertura de los mercados para las actividades bancarias en todo el mundo":
El Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (GATS) de la OMC, 6 de enero
de 1997, Londres).
La Comisión Europea dice: "El GATS no es algo que exista entre Gobiernos.
Es en primer lugar y ante todo un instrumento para el beneficio de los negocios".
("Where next? The GATS 2000 negotiations", European Commission, DG Trade, June
1998).
El Director General entrante de la OMC Supachai Panitchpakdi reconoce que la
presión del sector corporativo ha influenciado las negociaciones entre
el GATT y la OMC. El Acuerdo de la OMC (Organización Mundial del Comercio)
sobre Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS,
por su sigla en inglés), "fue uno de los manifiestos ejemplos de la presión
proveniente del sector corporativo sobre los gobiernos, que terminó por
resultar en que se impusieron algunos acuerdos sobre países que hemos
tratado de impedir. (Discurso, Conferencia de Verano del Movimiento por el Desarrollo
Mundial, Londres, 8 de junio de 2002).
El Comité de Propiedad Intelectual (una coalición de trece grandes
corporaciones de EE.UU., incluyendo a Du Pont, Pfizer y a los sustentadores
de Transparency International IBM, General Motors, Rockwell, Bristol-Myers y
Merck) colaboraron con los Representantes de Comercio de EE.UU. en una proposición
para normalizar las leyes internacionales sobre la propiedad intelectual siguiendo
la postura de EE.UU., y para hacer que sean vinculantes y coercibles bajo la
OMC. Buscaban protección contra el "robo" de royalties de ropa, música
y videos de marca, y beneficios e incentivos "adecuados" para las inversiones
y el desarrollo en drogas y tecnología. Así nació TRIPS.
Siguen sin cambiar la apropiación, la conversión en mercancías
y la privatización de la biodiversidad, del conocimiento indígena
y tradicional por parte de corporaciones sobre todo las del Norte.
Las catastróficas muertes y los sufrimientos, especialmente la crisis
del SIDA, ¿no es pura depravación causada por la política de precios
y los derechos monopolistas de los especuladores de las compañías
farmacéuticas, reforzadas por el Acuerdo TRIPS de la OMC que presionaron
para lograr? Definitivamente, todos los sustentadores de Transparency Internacional,
el poderoso cartel farmacéutico transnacional de EE.UU., los Investigadores
y Fabricantes Farmacéuticos de EE.UU. (PhRMA) han presionado para asegurar
que la administración de EE.UU. se haga cargo de su agenda. Esto ha llevado
a las amenazas de sanciones comerciales contra varios países, como India,
Suráfrica, Brasil, Argentina y la República Dominicana por sus
leyes de licencias obligatorias o de importaciones paralelas, así como
un caso tristemente célebre contra el gobierno surafricano. Las acciones
de PhRMA no son sólo corruptas. Son genocidas.
96 de los 111 miembros de la delegación de EE.UU. que negociaron la propiedad
intelectual durante la Ronda Uruguay provenían del sector privado. Diplomáticos
en Ginebra dicen que la industria farmacéutica redactó una gran
parte del TRIPS, y que el gobierno de EE.UU. fue su principal preconizador.
Al comenzar la Ronda Uruguay, el negociador de EE.UU. delegado para encabezar
la delegación para lo que debía llegar a ser el Acuerdo sobre
Agricultura de la OMC fue antes vicepresidente del gigante de la agroindustria,
Cargill, y más tarde volvió a su puesto corporativo.
La decisión de la OMC en la "guerra del plátano" en septiembre
de 1997, contra el sistema de importación de la UE para los exportadores
del Caribe, ilustra la dominación de las compañías transnacionales
en el sistema de la OMC. La queja fue presentada por Ecuador, Guatemala, Honduras,
México y EE.UU., aunque EE.UU. no exporta plátanos. EE.UU. presentó
el caso por cuenta de la multinacional estadounidense Chiquita que domina la
industria del plátano en América Latina, la que por su parte afirmó
que la decisión era una victoria para el libre comercio. Bajo el controvertido
Capítulo 11 del NAFTA [TLC] sobre inversiones, y en muchos acuerdos bilaterales
sobre inversiones menos conocidos, las compañías privadas poseen
derechos exigibles de procesar a los gobiernos por las leyes o las políticas
que según ellos afectan sus actividades comerciales reales o potenciales.
Tales acuerdos limitan seriamente la capacidad de los gobiernos de realizar
políticas sociales, sanitarias y ecológicas.
En EE.UU., las corporaciones trabajan estrechamente con los negociadores comerciales
de EE.UU. a través de 17 Comités Asesores del Sector Industrial
(USAC). El portal de la Administración del Comercio Internacional de
EE.UU. afirma que los funcionarios "trabajan junto a los dirigentes empresariales
que sirven como asesores del Gobierno de EE.UU. El Departamento de Comercio
y USTR tienen una responsabilidad conjunta para conducir los comités
consultivos del ICP [Programa de Consultas de la Industria]". El Comité
Asesor sobre productos de madera y leña está formado en su integridad
por ejecutivos corporativos y miembros de grupos de presión de la industria.
Consultas secretas entre el gran capital y los gobiernos configuran las políticas
comerciales, de inversiones y económicas en todo el mundo. Las corporaciones
necesitan que los gobiernos mantengan economías nacionales en las que
estén sometidas a un mínimo de regulación, y que propugnen
la liberalización en el ámbito internacional. La lista de grupos
de presión corporativos en los ámbitos sectoriales, nacionales,
regionales e internacional, es larguísima. EE.UU. tiene el Consejo de
Negocio Internacional de EE.UU., la Cámara de Comercio de EE.UU., y la
Mesa Redonda Empresarial, entre otros. Nueva Zelanda, tiene la Mesa Redonda
Empresarial de Nueva Zelanda, la Red de Ciencias de la Vida (que promueve la
biotecnología), y la recién formada Red de Liberalización
del Comercio, establecida específicamente para impulsar la liberalización
del comercio y para vender la idea del libre comercio al público frente
a la creciente oposición. En 1998, Wade Armstrong, antiguo Director de
Negociaciones Comerciales en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio
de Nueva Zelanda declaró antes representantes empresariales: "Queremos
seriamente garantizar que el enfoque de Nueva Zelanda a las negociaciones (de
la OMC) sea determinado por las necesidades y prioridades comerciales del sector
empresarial."
El Consejo Asesor Empresarial de APEC (ABAC) tiene un papel consultivo formal
ante APEC. Numerosas transnacionales participan en varios de los grupos de trabajo
de APEC, defendiendo los intereses del sector privado, como ser la desregulación,
la privatización, y que se obtengan proyectos de infraestructura. Los
actuales miembros de ABAC incluyen a ejecutivos de Bombardier Transportation,
Cargill, Honda, Fuji Xerox, Shell, Hopewell, y del American International Group.
El Comité Asesor Empresarial e Industrial de la OCDE, fue un participante
crucial en el intento de establecer el MAI [Acuerdo Multilateral de Inversiones].
Son organizaciones activistas poderosas, bien financiadas, con acceso privilegiado
a los máximos dirigentes en los gobiernos, sin tener que responder ante
el público.
La Cámara Internacional de Comercio [ICC] (uno de los asociados de la
conferencia durante la 10ª IACC [Conferencia Internacional Contra la Corrupción]
realizada en octubre pasado en Praga) tiene lazos especialmente estrechos con
el Secretariado de la OMC. Se auto-califica como la organización empresarial
mundial para promover la economía global de libre mercado y afirma tener
7.000 miembros en 130 países. El antiguo Presidente de ICC y director
ejecutivo de Nestlé, Helmut Maucher, dijo "No queremos ni ser la amiga
secreta de la OMC ni que la ICC entre a la Organización Mundial de Comercio
por la entrada de los sirvientes" ("Gobernando por Consenso", Financial Times,
6 de diciembre de 1997). Es el hombre que una vez dijo: "Las decisiones éticas
que afectan la capacidad de una compañía de competir, son realmente
inmorales" ("Liderazgo en Acción: Estrategias Duras del Gigante Global",
McGraw-Hill, 1994).
Igual como hay puertas giratorias entre el gobierno y el sector privado en todo
el mundo, así también vemos a Arthur Dunkel, (hasta hace poco
director de Nestlé y de Credit Suisse), Director General de GATT durante
la Ronda Uruguay, dirigiendo el grupo de trabajo de la ICC sobre Política
Internacional de Comercio e Inversión, así como a un miembro registrado
del panel para disputas de la OMC, Peter Sutherland (Presidente de Goldman Sachs
International y antiguo co-Presidente de BP Amoco, otro fundador de TI), antiguo
comisionado de la UE para competencia, y otro antiguo director general del GATT
presidiendo la Mesa Redonda Europea de Industriales (ERT) que goza de gran influencia
en la Comisión Europea. Se dice que Mike Moore "está considerando
seriamente la provisión de consejos asesores internacionales" ("Mucho
más por venir", Business Monthly South, Nueva Zelanda, julio de
2002) después que su período en la OMC termine a fines de este
mes.
La ICC influencia directamente el proceso de la OMC a través de las organizaciones
intra-gubernamentales, y a través de los gobiernos miembro de esas organizaciones
a través de sus comités nacionales. Tiene una representación
permanente en la OMC. Reivindica haber obtenido las decisiones adoptadas en
la primera Reunión Ministerial de la OMC en Singapur en 1996, para eliminar
los aranceles sobre los productos de tecnología de la información
y para establecer nuevos grupos de trabajo sobre inversiones y competencia.
El documento de la ICC "Reglas Multilaterales para Inversiones" parece un anteproyecto
para el borrador del fracasado MAI de la OCDE.
La Coalición de Industrias de Servicios de EE.UU. (USCSI), de 67 miembros,
que incluye a los sustentadores de TI: Vivendi, General Electric, Enron, PricewaterhouseCoopers,
y American International Inc., ha presionado agresivamente a los representantes
de EE.UU. y de otros países en la preparación de las reuniones
de la OMC en Seattle y Doha, y después. Su objetivo es reducir las barreras
al comercio en servicios, abriendo los mercados extranjeros a través
de negociaciones comerciales internacionales. Para estas corporaciones, los
servicios esenciales como el agua, la salud pública y la educación
son simples mercaderías para ser compradas y vendidas en el mercado.
En su propuesta de 1998 al Representante de Comercio de EE.UU., la USCSI dijo:
"Creemos que podemos hacer un gran progreso en las negociaciones para permitir
que las empresas de EE.UU. se expandan en los mercados de los servicios sanitarios
en el extranjero."
¿Quién dice que el libre comercio y las inversiones debieran constituir
la medida de lo que es una "buena política"? Tenemos que rechazar la
falsa moralidad del capitalismo de mercado, en el cual las corporaciones transnacionales
renacen milagrosamente como guardias globales de la integridad y como valerosos
superhéroes contra la corrupción.
Después de todo, ¿de dónde salieron todas estas corporaciones?
¿Del planeta Krypton? No. El colonialismo clásico engendró los
prototipos de las corporaciones de la actualidad, como la East India Company.
Esas compañías trabajaron en total acuerdo con los gobiernos coloniales,
gozando de monopolios, extrayendo inmensos beneficios del saqueo y de la conquista
mientras destruían las sociedades, los sustentos y negaban los derechos
a la autodeterminación de los pueblos de los países que ayudaron
a subyugar. Los comienzos del grupo Royal Dutch/Shell fue su registro en 1890
como la "Compañía Real Holandesa para la Explotación de
los Pozos de Petróleo en las Indias Orientales Holandesas". En la actualidad,
las corporaciones transnacionales continúan con este legado imperialista
en su cruzada por mayores beneficios y nuevos mercados, por un acceso sin restricciones
a mano de obra más barata, a materias primas, a la manipulación
de los mercados financieros, y a la libertad de merodear y saquear a su buen
gusto.
La liberalización del comercio y de las inversiones, la desregulación,
y la privatización son sus armas preferidas, aunque como hemos visto
tal vez de la manera más vívida en las recientes acciones tomadas
por la administración Bush para proteger a los productores de acero y
de productos agrícolas de EE.UU., no titubean cuando se trata de presionar
para conseguir políticas internas proteccionistas cuando corresponde
a sus intereses. Hagan lo que decimos, no lo que hacemos, sigue siendo un dogma
central en el evangelio de la globalización según Washington.
En 1999, JK Galbraith escribió:
"La crisis del Consenso de Washington es visible para todos. Pero no todos están
dispuestos a admitirlo. Por cierto, cuando las malas políticas produjeron
fracasos políticos, los comprometidos en ellas desarrollaron un mecanismo
de defensa. Es el argumento que trata todo caso inoportuno como una desgraciada
excepción. México fue una excepción – hubo una revuelta
en Chiapas, un asesinato en Tijuana. Luego Corea, Tailandia, Indonesia, se convirtieron
en excepciones: se descubrió la corrupción, el capitalismo de
amigotes en una masiva escala inimaginable, pero después de que llegara
la crisis. Y luego vino la excepción rusa. En Rusia, nos dicen, la criminalidad
dostoievskiana brotó del cadáver del comunismo soviético
para superar las eficiencias e incentivos de los libre mercados.
"Pero cuando las excepciones superan en número a los ejemplos, tiene
que haber algún problema con las reglas. ¿Dónde están las
continuas historias de éxitos de la liberalización, de la privatización,
de la desregulación, de la moneda sana y de los presupuestos equilibrados?
¿Dónde están los mercados emergentes que han emergido, los países
en desarrollo que se han desarrollado, las economías en transición
que han realmente completado una exitosa y feliz transición? Miren de
cerca. Miren bien fijo. No existen." ("La Crisis de la Globalización,
James K Galbraith, Dissent, verano de 1999, Volumen 46, No. 3).
Los Suhartos y Marcos de este mundo son corruptos. Pero también lo es
un modelo económico basado en una ideología que convierte en mercaderías
y redefine a la gente, a la naturaleza y a los servicios esenciales como cosas
que pueden ser compradas y vendidas en un campo de juego mítico de una
economía de libre mercado global. También lo son las confortables,
secretas, consultas entre el gran capital y los gobiernos que configuran las
políticas nacionales e internacionales de una manera profundamente antidemocrática,
mientras a la mayoría de nosotros se nos niega cualquier participación
en decisiones que harán impacto en nuestras vidas y en nuestras comunidades,
hasta que es demasiado tarde.
Algunas ONGs, sindicatos y organizaciones están exigiendo más
transparencia y responsabilidad de la OMC y de otros vehículos globales,
y regionales, que impulsan la globalización corporativa. Están
exigiendo que los gobiernos sometan sus compromisos comerciales y de inversiones
internacionales al escrutinio público. Pero tales demandas a menudo no
llegan a rechazar la ideología fundamentalmente defectuosa que avala
semejantes proyectos neoliberales imperialistas. A menos que estos llamados
por más transparencia se basen en una posición que busque la ilegalización
y el desmantelamiento de esos acuerdos e instituciones y rechacen el imperialismo
neoliberal, van a hacer el juego de los especialistas de la tergiversación
que quieren que creamos que este modelo explotador e injusto puede ser reformado.
Si hablamos en serio sobre la lucha contra la corrupción en todas sus
formas, tenemos que tomar una posición clara y formular algunas preguntas
duras. Algunas deben ser dirigidas directamente a las organizaciones que pretenden
participar en una cruzada contra la corrupción. Si el soborno, el nepotismo,
y el saqueo por los funcionarios y ministros gubernamentales han de ser denunciados
y combatidos, lo mismo debe suceder con las prácticas especulativas y
monopolísticas de las corporaciones a costa de la gente común,
mediante los regímenes de privatización, desregulación
y liberalización. Pero además, debemos tomar una posición
clara para confrontar la visión corrupta del mundo que avala la agenda
neoliberal.
Título original: How Low Can You go?
The Corruption Of Corporate Imperialism
Link: http://www.zmag.org/content/print_article.cfm?itemID=2196§ionID=13
Autor: Aziz Choudry; 8 de agosto de 2002
Traducido por Germán Leyens