3 de agosto del 2002
Fascismo en EE.UU – No puede ocurrir... ¿y si ocurriera?
Jerre Skog
Counterpunch
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
¿Podría convertirse EE.UU. en una dictadura? ¡Claro que no, la
idea es absurda! ¿Seguro? Echemos un vistazo a un escenario:
A fines de 2004, las encuestas indican que el previo masivo apoyo a George W.
Bush se ha diluido hasta caer por debajo de un 45% y que su pandilla tendrá
que irse de la Casa Blanca. La gente está comenzando a poner en duda
los gastos militares y a todos los espías que informan sobre todo el
mundo, ya que, fuera de la "amenaza terrorista de la semana," nadie ha notado
algo que pudiera poner en peligro su seguridad, fuera de una economía
estancada y de un clima social que se empeora. Las temporales elevadas tasas
de popularidad cayeron rápidamente después del fin de la guerra
de Irak, una vez que ayudó a los republicanos en las elecciones de 2002.
Ahora Bush Junior y sus compinches deciden que ya que tienen algo bueno entre
sus manos, por qué no tratar de conservarlo. Se aprovecha un ataque terrorista
real o inventado y el apoyo vuelve a subir rápido como un cohete, dándole
a Bush Jr. poderes sin precedentes y silenciando toda oposición. "¡Um!,
en cuatro años tendremos nuevas elecciones y no podemos confiarnos en
que ese truco funcione eternamente," podría ocurrírseles a algunos,
"agarremos lo que podamos."
Bajo la ley marcial (¡Eh, estamos en guerra!) la constitución es modificada
por "la Enmienda de Seguridad" que permite que el presidente permanezca más
de dos períodos en el poder, la elección es "postergada" y Bush
Jr. se declara "Defensor del Mundo Libre," por el bien de la nación hasta
que llegue una época en la que "podamos volver pacíficamente a
nuestro camino de libertad, democracia y prosperidad". Los pocos dirigentes
de la oposición y periodistas que hacen demasiado ruido, se ven declarados
traidores y son silenciados, y a pesar de algo de intranquilidad, las fuerzas
armadas declaran que están unidas tras el emperador "en este tiempo de
peligro para el país". Nace una dictadura y su desarrollo lógico
viene cuando Bush Jr. se sienta suficientemente seguro para declarar que su
vástago continuará dirigiendo el país, "llevando al mundo
hacia la paz y la prosperidad". En otras palabras, el escenario clásico.
¿Dice que no podría ocurrir? ¡Que es absurdo! Permítame que le
haga un par de preguntas.
Antes del 11-S ¿era absurdo imaginar que una docena de fanáticos armados
de corta- cartones de a 2 dólares crearan el caos y asesinaran a 3.000
personas en la nación más defendida del mundo?
¿Podía alguien imaginarse a un vicepresidente de EE.UU. declarando que
su país estaba combatiendo una guerra eterna? ¿A un portavoz de la Casa
Blanca diciéndole a la gente que tuviera cuidado con lo que dice? ¿Al
Ministro de Justicia pervirtiendo la Declaración de Derechos, a la administración
introduciendo una gigantesca Oficina de Seguridad Interior o estableciendo un
sistema por el cual se espera que 1 de cada 24 ciudadanos informe sobre las
"actividades sospechosas" de sus prójimos?
Antes de Bush Jr., ¿podía alguien imaginarse que un presidente de EE.UU.
llegara al poder privando a los ciudadanos de su legítimo voto, haciendo
que su hermano gobernador manipulara la votación y que la Corte Suprema
impidiera que se contaran los votos?
Puedo aceptar que el escenario es poco probable, pero ¿es imposible? Consideremos
los precedentes históricos y los probables requisitos previos.
Los hombres en posiciones de poder tienden a aferrarse a ese poder con toda
su fuerza. Lo hemos visto una y otra vez en todo el mundo. Obtienen la presidencia
de manera más o menos legal y, después de un tiempo, les gusta
tanto que manipulan las leyes, persiguen y encarcelan a la oposición,
censuran los medios y utilizan a los militares para permanecer en el poder,
de preferencia para siempre. Mientras más poder tienen, más les
tienta conservarlo. ¿Es Bush Jr. una persona que se preocupe por respetar las
reglas y las leyes, o es concebible que esté dispuesto a "amañarlas"
un poco para impulsar su agenda y la de sus patrocinadores? ¿Es un hombre de
impecable honradez e integridad? ¿Tiene sólidos principios? ¿Le gusta
el poder?
Los ricos y el gran capital favorecen generalmente las dictaduras, mientras
que tienden a odiar a los estados de izquierda, por más moderados que
sean. Hay que recordarse de todas las grandes corporaciones de EE.UU. que estaban
muy felices con el Chile de Pinochet, con Indonesia bajo Suharto, con el Irán
del Shah y con muchos regímenes latinoamericanos. Los ricos y el gran
capital son los financistas de primera línea de los republicanos (y de
los demócratas). ¿Incitaría esa gente tan importante una revolución
si Bush Jr. se apoderara de algo más de poder y lo hiciera permanente?
¿Hay suficiente gente democrática (¡no dije demócratas!) en el
congreso para detener un intento semejante?
Los medios de comunicación dominantes son de propiedad de los mismos
que aplauden el envío de los marines cada vez que los "intereses" de
EE.UU. están en peligro y no son famosos por su independencia y por su
información crítica, sino que tienen más bien el hábito
de informar, como loros, lo que el Pentágono y el gobierno les dicen,
mientras todo esté envuelto en frases patrióticas y benevolentes.
¿Se indignarían los medios o apoyarían, como en la mayor parte
de los demás países, más o menos voluntariamente al "presidente
elegido" incluso cuando toma pasos hacia la dictadura fascista?
Una semejante toma del poder requeriría, si no el respaldo, por lo menos
la neutralidad de las fuerzas armadas y con gran probabilidad el apoyo de la
CIA y de otras agencias. Una oposición dispersa podría ser aplastada
fácilmente y la CIA tiene un historial de ayuda a la toma del poder por
dictadores. Históricamente, los militares han apoyado casi siempre a
regímenes de derecha. ¿Se rebelarían la CIA y las fuerzas armadas
contra su comandante superior o sería imaginable que un número
suficiente de oficiales superiores apoyaran a Junior para asegurar un cambio?
¿Y la gente? Un 50% no vota, un 48% de los que lo hacen apoyan al actual dirigente
y de esos hay muchísimos que apoyarían a un presidente republicano
hasta la eternidad, (o por lo menos hasta que la opresión los afecte
a ellos). Los que están en contra de Bush Jr. tendrían dificultades
para deponerlos, ya que no tienen nada que decir al ser excluidos de las cabinas
de votación. Y, como es usual, el público dopado por la TV, sería
engañado ya que los pretextos para el cambio serían los acostumbrados
clichés "libertad, patriotismo y seguridad" que ya les ha permitido hacer
tanto daño. ¿Querrían, y si lo quisieran, podrían, bastantes
de entre los millones de estadounidenses decentes, auténticamente democráticos
y justos, detener una confabulación como la descrita?
Todas las agresiones, intervenciones, ataques y asesinatos en los que EE.UU.
se ha implicado en todo el globo han sido bautizados para engañar al
mundo y a su propio pueblo. Las operaciones "Guerrero vigilante," "Causa justa,"
y "Libertad duradera" son sólo unos pocos de los nombres que supuestamente
deben dar ese cálido, agradable, sentimiento de entereza.
¿Reaccionarían alguna vez si los esbirros no elegidos de Bush se lanzaran
en una empresa hacia una dictadura fascista bajo la etiqueta de "Operación
Democracia Eterna"?
No les pido que estén de acuerdo conmigo y no digo que vaya a suceder.
Sólo digo: ¿Podría suceder?
¿Absurdo? ¡Recuerden los corta-cartones de a 2 dólares!
26 de julio de 2002
Jerre Skog es un escritor, músico y observador alternativo sueco, que
vive en Alemania desde 1999. Hay más artículos, políticos
y satíricos en:
Jerre´s Thinktank www.skog.de Agradeceríamos comentarios en: jerre@skog.de