EE.UU.: Investigación del 11 de septiembre plagada de abusos
(Nueva York, 15 de agosto de 2002) — El gobierno estadounidense ha realizado
detenciones arbitrarias, ha violado el debido proceso y ha llevado a cabo arrestos
secretos en el curso de su investigación de los ataques del 11 de septiembre,
ha denunciado Human Rights Watch en un informe publicado hoy. El Departamento
de Justicia de los Estados Unidos ha empleado cargos de inmigración indebidamente
en su investigación anti-terrorista para evitar restricciones legales
a su poder para detener e interrogar a personas.
Al limitar la supervisión judicial e impedir el escrutinio público
de sus acciones, el gobierno ha asumido un poder virtualmente sin restricción
sobre los detenidos.
Jamie Fellner
Directora del Programa de Estados Unidos de Human Rights Watch
"Que una persona haya violado las leyes de inmigración no le da licencia
al gobierno para ignorar las reglas del derecho penal", dijo Jamie Fellner,
Directora del Programa de Estados Unidos de Human Rights Watch. "Al limitar
la supervisión judicial e impedir el escrutinio público de sus
acciones, el gobierno ha asumido un poder virtualmente sin restricción
sobre los detenidos".
El informe de 95 páginas, titulado "Presunción de culpabilidad:
Abusos de los derechos humanos de los detenidos en relación con el 11
de septiembre", está basado en entrevistas realizadas por Human Rights
Watch con docenas de actuales y antiguos presos y sus abogados. El informe ofrece
el análisis más exhaustivo hasta la fecha del tratamiento de los
extranjeros atrapados en las redadas realizadas después del 11 de septiembre
por parte del Departamento de Justicia.
Human Rights Watch ha concluido que el gobierno estadounidense ha encarcelado
a personas sin cargos durante períodos de tiempo prolongados, les ha
impedido el acceso a abogados, ha realizado interrogatorios abusivos y ha ignorado
o anulado decisiones judiciales que ordenaban la puesta en libertad bajo fianza
de personas durante la duración de los procedimientos de inmigración
en sus casos. El gobierno ha recluido a algunas personas durante meses en condiciones
restrictivas, incluyendo encarcelamiento en solitario. Algunos detenidos han
sufrido abusos físicos y verbales debido a su nacionalidad o su religión.
Alrededor de 1.200 extranjeros han sido arrestados y encarcelados en secreto
en relación con la investigación de los ataques del 11 de septiembre,
aunque el gobierno no ha divulgado el número exacto. La gran mayoría
de ellos son de países de Oriente Medio, el sur de Asia y el norte de
Africa. El informe describe casos en los que encuentros al azar con agentes
de cuerpos policiales o sospechas de vecinos que sólo se basaban en la
nacionalidad y religión del extranjero resultaron en interrogatorios
sobre posibles conexiones con terrorismo.
Por lo menos 752 personas fueron detenidas bajo cargos de violar las leyes de
inmigración mientras el gobierno continuaba investigándolas. Violando
el derecho a la presunción de inocencia, el Departamento de Justicia
les mantuvo en prisión hasta que concluyó que no tenían
vínculos y/o información sobre terrorismo. Ninguno de los 752
detenidos ha sido acusado de crímenes relacionados con el terrorismo.
La mayoría fueron eventualmente expulsados de los Estados Unidos.
El usar violaciones de las leyes de inmigración para detener a estas
personas mientras estaban siendo investigados por posibles crímenes ha
permitido al Departamento de Justicia negarles los derechos que el derecho penal
les garantiza, como por ejemplo, el derecho a un abogado de oficio y el derecho
a ser acusado con prontitud tras el arresto. En algunos casos, el Departamento
de Justicia se saltó los procedimientos regulares para mantener a extranjeros
bajo la custodia del Servicio de Inmigración y Naturalización
esperando que por una remota posibilidad pudieran haber participado en actos
de terrorismo, un procedimiento que equivale a "detención preventiva"
ilegal.
"El gobierno de los Estados Unidos no ha sostenido los valores que el Presidente
Bush declaró que estaban siendo atacados el 11 de septiembre", dijo Fellner.
"Ha violado las normas básicas que regulan el poder de la autoridad para
detener a personas y que diferencian a las naciones libres y democráticas
de aquellas que no lo son".
Human Rights Watch también criticó al gobierno de los Estados
Unidos por obstaculizar el derecho del público a saber lo que su gobierno
está haciendo. Arrestos secretos y audiencias secretas son incompatibles
con los valores democráticos de transparencia, responsabilidad gubernamental
y el estado de derecho.
Human Rights Watch insta al gobierno de Estados Unidos a que:
Divulgue inmediatamente los nombres de todas las personas detenidas desde el
11 de septiembre en relación con la investigación terrorista y
abandone su política de audiencias secretas;
Informe a todas las personas encarceladas por el Servicio de Inmigración
y Naturalización de los cargos contra ellas dentro de las 48 horas después
de su arresto o las ponga en libertad, y derogue la norma que permite la dilación
por tiempo indefinido de la presentación de cargos contra personas encarceladas
por el Servicio de Inmigración y Naturalización en "circunstancias
excepcionales".
Informe a todas las personas encarceladas por el Servicio de Inmigración
y Naturalización que sean interrogadas sobre terrorismo de su derecho
a permanecer en silencio, a tener un abogado presente durante cualquier interrogación
y a que se les asigne un abogado de oficio si fuese necesario.
Libere inmediatamente a cualquier detenido que haya obtenido su libertad bajo
fianza por orden judicial y se abstenga de mantener personas encarceladas mientras
las fuerzas policiales deciden si son o no inocentes de vínculos con
el terrorismo.