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8 de junio del 2002
Trabajo infantil: Las cifras de la vergüenza
Eduardo Tamayo G.
Servicio Informativo "alai-amlatina"
El trabajo infantil sigue existiendo en gran escala y es mucho más
grave de lo que parece. Se estima que 246 millones de niños/as, de entre
5 y 17 años, están involucrados en el trabajo infantil. De éstos,
179 millones se encuentran expuestos a las peores formas de trabajo infantil,
que ponen en peligro su integridad física, mental o moral, señala
la Organización Internacional del Trabajo, OIT.
El dramático problema del trabajo infantil es uno de los temas que figura
en la agenda de la 90a reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo
que se inició el 3 de junio y culminará el 20 de junio con la
asistencia de tres mil delegados de gobiernos, empleadores y trabajadores.
Un informe preparado por la OIT para este evento, denominado "Un futuro sin
trabajo infantil" aporta consideraciones y datos alarmantes. Especial mención
se hace en el documento de los 8.400.000 niños/as que se encuentran atrapados
en las formas "incuestionablemente peores del trabajo infantil" como son la
esclavitud, la trata de niños/as, el reclutamiento forzoso, la prostitución,
la pornografía y otras actividades ilícitas.
Según los convenios de la OIT, el trabajo infantil -que el organismo
se propone abolir- no se refiere a la actividad -remuneradas o no- que realizan
los menores de 18 años adecuadas a su edad y grado de madurez y que permite
asumir responsabilidades, adquirir aptitudes e incrementar los ingresos familiares.
El trabajo infantil es, por el contrario, el que se ubica en las tres siguientes
categorías: 1) Un trabajo realizado por un niño que no alcance
la edad mínima especificada por la legislación nacional o las
normas internacionales y que impiden su pleno desarrollo. 2) Un trabajo que
suponga un peligro para el bienestar físico, mental o moral del niño,
y 3) Las formas incuestionablemente peores de trabajo infantil, como las anteriormente
mencionadas.
El trabajo infantil es perjudicial para los niños/as pues les impide
disfrutar de la infancia, asistir a la escuela, obstaculiza su desarrollo y
formación y a veces les provoca daños físicos o sicológicos
que persisten por el resto de sus vidas.
Una mirada geopolítica permite ver que el trabajo infantil afecta sobre
todo a las regiones más pobres y atrasadas del planeta. De los 211 millones
de niños de 5 a 14 años que trabajan, 127 millones 300 mil se
encuentran en Asia y Pacífico (60%); 48 millones en Africa Subsahariana
(23%); 17 millones 400 mil en América Latina y el Caribe (8%); 13.4 millones
cuatrocientos mil en Oriente Medio (6%) y Africa del Norte, y 2 millones cuatrocientos
mil en los países en transición (ex socialistas) (1%). Los países
industrializados cuentan con 2 millones quinientos mil (1%) niños que
trabajan.
El trabajo infantil se ubica en los más variados sectores económicos:
la pesca, las manufacturas, el turismo, el servicio doméstico, la construcción,
las industrias extractivas y la economía informal urbana. Independientemente
del sector económico en el que ocurre, el trabajo infantil está
ligado al sector informal de la economía. Aunque los medios de información
ponen énfasis en los niños/as de la calle, en quienes laboran
para las empresas maquiladoras que subcontratan las transnacionales y en quienes
participan en actividades relacionadas con el comercio sexual para turistas
extranjeros, estos grupos son numéricamente pequeños. El grueso
de niños/as económicamente activos -el 70 por ciento- trabaja
en el sector agropecuario, por lo general en pequeñas parcelas pero también
en grandes plantaciones. "Si bien en algunos casos este tipo de trabajo puede
resultar natural, muchos de sus aspectos -a saber, horarios largos, utilización
de productos tóxicos o equipos inadecuados - pueden ser extremadamente
peligrosos". Unos 111 millones de menores de 15 años realizan trabajos
peligrosos y deberían "ser retirados inmediatamente de este tipo de trabajo".
El panorama de América Latina y el Caribe es desolador. En Brasil, siete
millones de niños/as están obligados a trabajar para subsistir.
En Brasil, Colombia y Ecuador, el 20% de las niñas de 10 a 14 años
laboran como domésticas, siendo el porcentaje aún más alto
en las zonas rurales. Más de dos millones de niños/as de 5 a 15
años trabajan en la agricultura en Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.
En actividades mineras laboran 500.000 niños en el Perú y 13.500
en Bolivia. En Ecuador, aproximadamente 314.000 niños trabajan en una
población de 12 millones de habitantes. Aunque no se dispone de estadísticas,
en los países más pobres y más grandes del Caribe (Belice,
Guyana, Guyana y Surinam) el trabajo infantil es un problema creciente.
El trabajo infantil tiene causas múltiples y complejas, pero que en última
instancia apuntan a la injustas estructuras sociales, económicas y políticas.
"La pobreza es un factor importante, pero existen otras causas como por ejemplo
la inestabilidad económica y política, la discriminación,
la migración, la explotación criminal, las prácticas culturales
tradicionales, la falta de trabajo decente para los adultos, una producción
social inadecuada, la falta de escuelas y el deseo de bienes de consumo", señala
el documento de la OIT.
La movilización internacional por la abolición trabajo infantil
peligroso está creciendo. En 1999 se aprobó la "Convención
de la OIT sobre las peores formas de trabajo infantil" que ha sido ratificada
por 116 países. Todos los de América Latina y el Caribe la han
ratificado. Pero esto es insuficiente, pues los países de esta última
región, por ejemplo, se han "especializado" en suscribir convenios internacionales
que casi nunca los cumplen. Las políticas sociales se han ido deteriorando
al influjo de la imposición de las políticas neoliberales de exclusión
social. Los primeros afectados de la crisis resultan los niños/as, como
lo está demostrando en estos mismos días la situación dramática
de Argentina.