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Internacional

Pesar en Washington por ejecución de compatriota
Mueren un misionero y una enfermera en un intento de rescate en Filipinas

manila, 7 de junio. Un misionero protestante estadunidense y una enfermera filipina murieron hoy durante un intento de rescate efectuado por el ejército filipino en el que sólo se logró liberar herida a la esposa del misionero, en el contexto de la lucha contra la guerrilla islámica de Abu Sayyaf.
La presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, se declaró "muy triste por el trágico final" del secuestro, pero defendió la legitimidad de la operación del ejército al afirmar que "los soldados hicieron lo máximo que pudieron para evitar los disparos y garantizar la seguridad de los rehenes".
El mandatario estadunidense, George W. Bush, también expresó pesar por la muerte del misionero Martin Burnham, de 42 años, rehén que estaba en manos de Abu Sayyaf desde el 27 de mayo del 2001, cuando el grupo extremista atacó un paraíso turístico y se apoderó de una veintena de personas.
La esposa del misionero, Gracia Burnham, de 43 años, resultó herida en un muslo y fue hospitalizada en el recinto militar de Zamboanga, donde se le declaró fuera de peligro. En cambio, la enfermera Deborah Yap, otra de las rehenes, murió durante el tiroteo entre los rebeldes y el ejército.
"Primero déjenme manifestar mi pesar porque Martin Burnham perdió la vida", pero "estoy feliz de que la señora Burnham esté viva. Eso es bueno", manifestó Bush, cuyo gobierno tiene desplegados unos mil soldados en Filipinas para ayudar en asesoría en el combate a las guerrillas locales tras los atentados del 11 de septiembre, a las que acusa de nexos con Al Qaeda.
Tanto el ejército filipino como el general

estadunidense Richard Myers negaron que las tropas estadunidenses hayan participado en la tentativa de rescate, pero trascendió que los efectivos locales han estado recibiendo entrenamiento de los estadunidenses desde enero pasado.
Washington adjudicó a Abu Sayyaf toda la responsabilidad por la muerte del rehén estadunidense, y puntualizó que excluía de ello al gobierno filipino, de acuerdo con el secretario de Estado, Colin Powell, quien ratificó su solidaridad con la lucha antiterrorista del gobierno de Arroyo.
"Esta tragedia ocurrió a pesar de los me-jores esfuerzos realizados por Filipinas para garantizar la liberación de los rehenes", señaló Powell en un comunicado, y se hizo eco de la declaración de la presidenta Gloria Macapagal Arroyo, de su determinación de "llevar ante la justicia o aniquilar a los terroristas de Abu Sayyaf".
El fallido operativo de rescate tuvo lugar en la provincia de Zamboanga del Norte, en el área de Siraway-Sibuco, donde se desató un enfrentamiento en el que murieron cuatro rebeldes y al menos siete soldados resultaron heridos.
Uno de los responsables del operativo, el coronel Renato Padua, afirmó que el misionero estadunidense fue ejecutado por los secuestradores. Sin embargo, no precisó la forma en que murió la enfermera filipina. Sobre la esposa del misionero, indicó que sólo fue "alcanzada superficialmente por una bala".
Arroyo, quien ha destinado a unos 5 mil soldados para combatir al grupo rebelde, prometió que "los terroristas no saldrán impunes; no pararemos hasta que acabe Abu Sayyaf".