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Internacional

14 de junio del 2002
"Nos dijeron específicamente que si había mujeres y niños los matáramos"

Asesinatos y Cía.
Chris Floyd
Counterpunch
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Mientras los pesados gigantes de los medios de comunicación estadounidenses hacen sus torpes reverencias, mostrando su sumisión ante el tesorero presidencial que repleta sus bolsas corporativas con golosinas tributarias y aceite para masajear fusiones, unos fragmentitos de verdades no adulteradas procedentes del mundo real siguen apareciendo en los descarnados y famélicos periódicos provinciales.
La semana pasada, el Savannah Morning News, desenterró un intento de bombazo terrorista de un soldado de EE.UU. en la ciénaga moral de la Florida de Jeb Bush. Esta semana, fue el Ithaca Journal en el Norte del estado de Nueva York, con noticias del enfoque del Gran Hermano Georgie hacia la guerra: Ordenar que los soldados que maten a mujeres y niños.
Esta revelación –de la que los untuosos lores del Cuarto Poder no tomaron nota alguna– provino de una acogedora reseña para el joven soldado raso del Ejército, Matt Guckenheimer, que acababa de volver al seno de su familia después de servir en Afganistán. Mientras vendía al detalle algunas de sus experiencias durante la tan cacareada "Operación Anaconda," Guckenheimer dejó entrever ingenuamente lo que con seguridad debe haber sido una orden secreta de sus superiores.
"Nos dijeron que no había fuerzas amigas," dijo Guckenheimer. "Si hay alguien por ahí, son enemigos. Nos dijeron específicamente que si había mujeres y niños, los matáramos."
Hay que darse cuenta: Soldados estadounidenses a los que se ordenó que mataran a mujeres y niños. "Específicamente." Matar a un niño. Meter una bala en el cerebro, digamos, de una niña de dos años. Sujetar el cañón de un fusil contra sus pequeñas sienes y apretar el gatillo. Contemplar mientras su tierno cráneo, los delicados huesos de su cara, sus grandes y brillantes ojos inquisitivos, todo aniquilado en una explosión de niebla roja. "Nos dijeron específicamente que los matáramos." "Mujeres y niños." "Que los matáramos."
Así que éste es el tipo de guerra librada por esos notorios cobardes, George W. Bush y Dick Cheney. Cuando su propia generación estaba en la línea de fuego, en Vietnam, ambos apoyaron ardientemente la guerra –pero no se dignaron combatir en ella. Por su parte, Cheney estaba demasiado ocupado chupando medias para llegar al poder. "Tenía otras prioridades," ha proclamado altivamente.
Mientras tanto, el papacito de Bush le consiguió a su muchachito confundido por la bebida un cómodo lecho estatal en la Guardia Nacional de Texas –pero ya en aquel entonces, el Hijo no pudo aguantarlo. Evitó su deber durante todo un año –deserción en tiempo de guerra, una ofensa castigada con la pena de muerte, si no se es rico y no se tiene buenas conexiones. Por suerte, los registros de su servicio en ese período fueron "lavados" por el General Daniel James, antiguo jefe de la Guardia Nacional de Texas, que ahora es jefe de la Guardia Nacional Aérea de toda la nación –por cortesía de un agradecido George W. Bush.
Ahora, esos dos guerreros de poltrona, Bush y Cheney, seguramente refugiados tras la mayor falange de protección personal vista en la historia, están enviando a una nueva generación de jóvenes a matar y a morir. Como sus predecesores en la Guerra de Vietnam, están tergiversando la fe y el idealismo de jóvenes soldados patriotas y convirtiéndolos en herramientas para el asesinato.
¿Y para qué? Ciertamente no para "llevar a los perpetradores del 11 de septiembre ante la justicia," el propósito ostensible de la guerra. Esos perpetradores siguen deambulando libremente –y son más peligrosos que nunca, según el propio Cheney. No, la razón principal por la que ordenan al soldado Guckenheimer y a sus compañeros que maten a las mujeres y a los niños que encuentren, se halla en un titular enterrado en otra oscura provincia del imperio de EE.UU. –una breve noticia comercial de la BBC: "Dan luz verde al oleoducto afgano."
Y habrá más de lo mismo: mucho, mucho más. Porque incluso mientras el soldado Guckenheimer estaba haciendo sus serenas revelaciones, el Comandante en Jefe proclamó sonoramente una novísima doctrina militar de EE.UU.
Ataques por sorpresa – como Pearl Harbour, como el 11 de septiembre.
Hablando en una academia militar en West Point, Bush comenzó elogiando a los soldados en Afganistán "que han combatido siguiendo mis héroes." (***"Nos dijeron específicamente que si había mujeres y niños, los matáramos."***) Luego pasó a anunciar que en el futuro, Estados Unidos "impondrá la fuerza militar unilateral preventiva donde y cuándo decida hacerlo," según The Washington Post.
Por primera vez en la historia, EE.UU. se compromete abiertamente a la agresión militar ofensiva contra toda presunta amenaza que sea determinada por sus dirigentes, declaró a los cadetes un ocupante no-elegido de la Casa Blanca. Bush dijo que "60 o más naciones" han sido elegidas actualmente bajo este espantoso edicto –todas objetivos potenciales de sus órdenes de "matar a las mujeres y los niños".
Lo que es más, Bush dijo que esta nueva belicosidad militar será acompañada por una agresiva diplomacia orientada a obligar a otras naciones a adoptar los valores estadounidenses –es decir el "capitalismo de compadreo" impuesto a EE.UU. por una elite corrupta y sus agentes viajeros políticos. Bush dijo que este sistema purulento –que ahora está supurando ante nuestros propios ojos, al sorprenderse a corporación tras corporación, incluyendo a Halliburton de Cheney, falsificando sus libros– "es el último modelo superviviente del progreso humano."
Y ahí los tenemos. Igual que bin Laden –otro dirigente no elegido que pretende tener la sanción divina para sus acciones– Bush enviará sus fuerzas a atacar sin advertencia previa a quienquiera que considere su enemigo. Igual que bin Laden. Bush considera que mujeres y niños son objetivos legítimos de su santa cólera. Igual que bin Laden, trata de imponer su propia visión limitada y bárbara a otros naciones, a favor de su propio poder y beneficio.
¿Qué cuadrante del infierno quema lo suficiente para semejantes individuos?

10 de junio de 2002
Chris Floyd es columnista de Moscow Times. Su correo es chris.floyd@development.oxford