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6 de junio del 2002
Cumbre de Johannesburgo: propuestas concretas para el desarrollo sostenible.
La próxima Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible se celebrará una década después de la Cumbre de Río y pretende una revisión de los avances alcanzados tras esos diez años de teórica implementación de los acuerdos firmados. Igualmente, pretende reforzar los compromisos adquiridos, revisar las prioridades y establecer claramente los medios para aplicar mejor el programa adoptado.
Considero importante ir dando a conocer a la sociedad algunos de las propuestas ya presentadas, a fin de poder establecer un dialogo y discusión entre los diferentes sectores que nos permitan democratizar y politizar el debate que se va a realizar, pues se está definiendo, en gran medida, no sólo la sostenibilidad del planeta, sino la de los pueblos que le habitamos. Por esto, a continuación se señalan propuestas, ya planteadas en la discusión desde tres espacios distintos: las Naciones Unidas, el Grupo Principal de las Organizaciones No Gubernamentales y el Grupo Principal de los Pueblos Indígenas. La intención es aportar aspectos concretos que permitan bajar el debate a aspectos concretos y reales, más allá de los tópicos.
Una de las iniciativas destacadas, de Naciones Unidas, pretende ser el establecimiento de "Propuestas de asociación/iniciativas para la implementación de la Agenda 21". Esta propuesta pretende que todos los grupos participantes propongan asociaciones diversas que puedan iniciar acciones concretas (con agendas y resultados a alcanzar) para implementar la Agenda 21. Así se podrían plantear planes de acciones entre agentes públicos y privados con objetivos determinados; por ejemplo, podría darse una asociación entre las grandes empresas farmacéuticas e instituciones multilaterales de salud para avanzar en el combate contra el VIH/SIDA.
Sin embargo, ante esta propuesta, muchas organizaciones sociales están exigiendo dos cuestiones básicas: que estas asociaciones no sustituyan en ningún momento, ni sean disculpa, para una dejación de las responsabilidades de los estados; que se establezcan medidas que hagan equiparables a los distintos participantes en estas asociaciones de tal forma que nadie supedite su actuación a los planteamientos de un socio más fuerte.
Por parte del Grupo Principal de las Organizaciones No Gubernamentales se ha planteado la necesidad de adoptar medidas prácticas de cara a la llamada "responsabilidad corporativa".
Ante la fuerte desregulación y la supremacía que se ha ido dando a lo largo de la última década sobre las políticas y leyes de casi todos los países, se ha desarrollado una creciente alta concentración de riqueza y poder en determinadas, y cada vez, menos compañías transnacionales de negocios, siempre en detrimento del desarrollo sustentable y de los derechos humanos en muchos casos.
Esta situación lleva a urgir la necesidad de que los gobiernos mejoren realmente el equilibrio de poder entre este tipo de compañías señaladas y los derechos de los ciudadanos y que apremien al cumplimiento efectivo de los acuerdos multilaterales sociales y ambientales. En suma, se pide que las Naciones Unidas establezcan y obliguen a asumir la responsabilidad corporativa por las acciones llevadas a cabo, definiéndose con claridad medidas de sanción, reparación, etc.
Respecto al Grupo Principal de los Pueblos Indígenas, éstos han ido ganando un reconocido espacio en estos foros. Desde su no participación directa en la Conferencia de la Tierra, han ido exigiendo y haciéndose presentes, con una defensa clara y determinante de sus derechos, en las numerosas reuniones y negociaciones realizadas durante esta última década para la implementación de los diferentes acuerdos y convenios alcanzado en el año 1.992. Igualmente, han participado en el proceso preparatorio de la Cumbre de Johannesburgo y, como el resto de grupos principales, presentado sus planteamientos esenciales, conscientes como son, por una parte, de que se están "jugando" su futuro, dado que la mayor diversidad biológica del planeta (70%) se encuentra en sus territorios, pero también de que son ellos los que han garantizado hasta la fecha un verdadero uso sostenible (un verdadero desarrollo sostenible) de esa biodiversidad, por lo que pueden y quieren aportar muchos elementos determinantes, e intrínsecos a sus culturas, para avanzar toda la humanidad hacia el objetivo fijado.
En este marco, los pueblos indígenas piden que se respete su relación espiritual con la tierra, base de su modelo de desarrollo, pero estableciéndose un reconocimiento previo y básico cual es el derecho a la tierra y el territorio, así como a los recursos por ellos conservados. Esto está ya recogido en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (Convenio sobre Pueblos Indígenas y Tribales; 1.989) y en el borrador de Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas.
Por último, reiterar el llamamiento al compromiso de todas las instancias y agentes que, directa o indirectamente, podemos, y debemos, actuar en el logro de un verdadero desarrollo sostenible para la totalidad de humanidad, desarrollo que debe tener como meta el reconocimiento de todos los derechos para todos y la erradicación de la pobreza. Y es necesario destacar, que el conjunto de organizaciones sociales tenemos clara la necesidad de verdaderos compromisos políticos de los gobiernos para poder pasar de las "palabras" a los "hechos". Recordamos nuevamente un simple pero desolador dato: en el mundo hay 1.200 millones de personas en estado de absoluta pobreza (el 70% son mujeres) y esa situación implica la violación permanente de sus derechos humanos, incluido el derecho a una vida digna.
Jesus González Pazos
Antropólogo y Responsable del Área Indígena
Mugarik Gabe (ONGD)
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