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11 de mayo del 2002
Las nuevas armas nucleares
De la Tercera Guerra Mundial, a la Guerra Nuclear contra el
Tercer Mundo
Nuclear Disarmament Partnership
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Introducción: Al comenzar el siglo XXI, la situación
estratégica está cambiando. El Pentágono se concentra más
en potenciales conflictos regionales y en el llamado eje del mal –Irak, Irán
y Corea del Norte. Esta tendencia es confirmada por la Revisión de la
Postura Nuclear recientemente completada por la Administración. En su
presupuesto para el año 2003, la Administración Nacional de Seguridad
Nuclear (NNSA) del Departamento de Energía ha solicitado fondos para
los estudios de costos y de factibilidad de la planeada Fase 6.2/6.2A(1) para
un Penetrador Nuclear Robusto de la Tierra (RNP). Esto podría conducir
dentro de 5 años al despliegue de un arma nuclear con nuevas capacidades,
prevista para realizar ataques sobre estados emergentes con armas nucleares,
químicas y biológicas, o para grupos no estatales tales como al-Qaeda.
Estos desarrollos incluyen la planificación del uso potencial de armas
atómicas contra países que no poseen armas nucleares. Una semejante
política destruiría un tabú que se ha mantenido desde el
fin de la II Guerra Mundial, y estaría en contradicción con las
garantías de seguridad que Estados Unidos ha dado a los estados no nucleares
en relación con el Tratado de No Proliferación Nuclear.
Armas nucleares de baja potencia
El RNP está previsto para misiones de destrucción de búnkeres,
una tarea que se ha asociado con las armas nucleares de baja potencia, o las
llamadas 'mini-bombas atómicas'. Las mini-bombas complementarían
las armas nucleares de baja potencia o tácticas ya existentes. El término
'mini-bomba' se refiere a un arma nuclear de precisión con una potencia
de 5 kilotones o menos. Los constructores de armas esperan lograr potencias
muy inferiores –llegando a unas pocas decenas de toneladas. (En comparación,
la bomba lanzada sobre Hiroshima tenía una potencia de 15 kilotones.)
El RNP podría tener una potencia mayor, pero tendría el mismo
propósito de una mini- bomba nuclear. Sus partidarios esperan que las
mini-bombas serán capaces de destruir objetivos reforzados enterrados
a profundidad –tales como instalaciones de armas o búnkeres enterrados
en rocas o montañas, con menos daño colateral. Las mini-bombas
atómicas propuestas son consideradas más utilizables por su relativamente
pequeño poder explosivo. Por este motivo, harían más probable
el uso de armamento nuclear.
La B-61 es una bomba nuclear de caída libre desplegada hace tiempo por
la Fuerza Aérea de EE.UU. La B-61 modelo 11, fue introducida al arsenal
durante los años 90, y está prevista como un arma nuclear de penetración
subterránea, para la destrucción de búnkeres. Otros diseños
de ojivas, tales como la Davy Crockett de los años 50, podría
ser sacada de los depósitos y adaptada para misiones de penetración
subterránea. Además, la Administración ha formado equipos
científicos para que trabajen en nuevos diseños de armas en Los
Alamos y en Lawrence Livermore National Laboratories.
Proposiciones para mini-bombas nucleares
La idea de un arsenal de armas nucleares de precisión, de baja potencia,
se basa en una década de cambios de política. El concepto de la
contra-proliferación fue desarrollado a partir de la Guerra del Golfo
como una contrapartida militar a la no- proliferación. La doctrina de
la contra-proliferación requiere la acción militar para destruir
armas de destrucción masiva (WMD) o instalaciones para las WMD, posiblemente
incluso antes de su uso. En consecuencia, los planes para el uso de armas nucleares
fueron modificados durante los años 90. Se dice que la Directiva de Decisión
Presidencial (PDD) 60, aún clasificada como secreta, firmada por el Presidente
Clinton en 1997, asignó a las armas nucleares un papel en los esfuerzos
militares de EE.UU. para contrarrestar las armas químicas y biológicas.
No hay que olvidar que, a pesar del diminutivo, las mini-bombas nucleares son
armas mortíferas, que comparten los efectos medioambientales y sanitarios
de otras armas nucleares. Los partidarios de las mini-bombas pretenden que las
víctimas de esas bombas serían muchas menos que las de las armas
nucleares de mayor potencia. Aunque esto es cierto, el daño no dejaría
de ser inmenso. En lugar de arrasar toda una ciudad, por ejemplo, una mini-bomba
destruiría un barrio o dos. En lugar de matar cientos de miles de personas,
una mini-bomba nuclear mataría sólo miles. La bomba utilizada
en Hiroshima tenía una potencia de 15 kilotones, y un radio de impacto
de una milla y media. Una mini-bomba nuclear con una potencia de 5 kilotones
tendría un radio de impacto de una milla (1,6 Km.). Las mini-bombas generan
una precipitación radioactiva de la misma manera que las armas de mayor
potencia. No cabe duda que el uso de una mini-bomba llevaría a un aumento
a largo plazo de los defectos al nacer y del cáncer, particularmente
la leucemia, como ocurrió entre los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki,
y sus descendientes.
También hay un riesgo substancial de accidentes o errores en tales misiones.
Por ejemplo, la fábrica de productos químicos al- Shifa en Sudán
fue destruida en agosto de 1998 sobre la base de inteligencia errónea
de que era una fábrica de armas químicas de propiedad de al-Qaeda.
Después resultó ser una fábrica de farmacéuticos
para animales. Hay que imaginarse los efectos políticos y humanos si
se hubiera utilizado un arma nuclear para destruir ese objetivo.
Acción en el Congreso
El antiguo Representante Furse (demócrata de Oregon) y el Representante
John Spratt (demócrata de Carolina del Sur) introdujeron una prohibición
del Congreso de las mini-bombas nucleares en 1993, prohibiendo la investigación
y el desarrollo de armas nucleares de baja potencia modificando la ley de autorización
del presupuesto para el año 1994.
En 1999, el Congreso solicitó a los laboratorios de armamentos del Pentágono
y del Departamento de Energía (DOE) que estudiara el desarrollo de armas
que pudieran destruir objetivos reforzados o enterrados. Se envió un
informe al Congreso en octubre de 2001. Éste analizó la historia
de los esfuerzos para desarrollar armas convencionales y nucleares de penetración
de la tierra desde la Guerra del Golfo de 1991. Concluye que sólo las
armas nucleares son suficientes para los objetivos más resistentes, y
para atacar instalaciones de armas químicas y biológicas, por
sus únicas posibilidades. El informe señala que se está
realizando estudios para desarrollar un requerimiento para cumplir con una Evaluación
de Necesidades Militares (MNA) para un arma nuclear de penetración de
la tierra. Es el desarrollo de la capacidad de esta arma para la que el Presidente
acaba de pedir el financiamiento al Congreso.
Una nueva arma podría tener una potencia de más de 5 kilotones,
para vencer el obstáculo de la prohibición de desarrollo Furse-
Spratt.
Nuevas misiones nucleares y pruebas nucleares
La Administración ha solicitado fondos para reforzar la preparación
de la realización de un ensayo de un arma nuclear y para reducir el tiempo
requerido por la ley para poder preparar una explosión de ensayo de armas
nucleares en el Campo de Ensayos de Nevada (NTS). Actualmente el requerimiento
es de 24 a 36 meses. Aunque algunos han sugerido que este período se
reduzca a 18 meses y otros han sugerido de 6 meses a 1 año, la Administración
no ha indicado un marco específico de tiempo para el requerimiento de
preparación mejorada que está proponiendo. La Administración
también ha señalado que no planea actualmente la terminación
del moratorio de ensayos firmado en forma de ley por el Presidente George Bush
en 1993.
Sin embargo, una preparación mejorada es evidentemente un paso necesario
en el proceso hacia la realización efectiva de ensayos. Esos ensayos
pueden resultar necesarios para probar nuevos diseños a medida que emergen
de los laboratorios de armamentos. Un recomienzo de los ensayos sería
intensamente controvertido, en el Congreso y entre los aliados de EE.UU. EE.UU.
ha firmado, pero no ratificado, el Tratado Global de Prohibición de Ensayos
(CTBT), apoyado por todos los amigos de EE.UU. Un recomienzo por EE.UU. llevaría
probablemente a China, India y Pakistán a recomenzar sus propios esfuerzos.
También causaría el desmantelamiento del CTBT, y abriría
la posibilidad de nuevas carreras armamentistas globales y regionales.
Conclusión
Las mini-bombas nucleares y las armas nucleares de penetración dela
tierra son, en muchos sentidos, más peligrosas que sus predecesoras de
alta potencia, porque son percibidas por algunos como utilizables, y el uso
de armas nucleares convertiría a EE.UU. en un estado paria, incluso entre
sus mejores amigos. Estas armas nucleares serían desarrolladas no como
un disuasivo, sino para su despliegue y uso. Las ramificaciones de esta posibilidad
son aterradoras. El Congreso debe mantener la prohibición del desarrollo
de las mini-bombas nucleares, y rehusar el financiamiento del Penetrador Nuclear
Robusto dela Tierra.
(1) Fase 6.2/6.2A son las denominaciones oficiales del Departamento de Energía
para las etapas en la investigación, diseño y desarrollo de armas
nucleares.
Esfuerzo conjunto de: PEACE ACTION – FÍSICOS POR LA RESPONSABILIDAD SOCIAL
VISIÓN 20/20 – WOMEN'S ACTION FOR NEW DIRECTIONS
email: kcrandall@disarmament.org – web: www.disarmament.org
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