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7 de mayo del 2002
Los insumisos rechazan los indultos del gobierno
MOC
La pasada semana ha sido puesto en régimen de tercer grado penitenciario militar Javier Rodriguez Hidalgo, insumiso en los cuarteles, que cumple condena, en la prisión militar de Alcalá de Henares, de 2 años y 4 meses desde el 20 de octubre de 2.001. Lo importante de esta jugada del gobierno viene dado por lo excepcional: a Javier no le correspondía hasta dentro de un mes; y por el momento concreto en que se da: es inminente la aprobación por parte del Senado de la ley orgánica de despenalización de la insumisión.
Todo esto nos lleva a realizar una importante reflexión. Nos encontramos ante el antepenúltimo paso (el último será la culminación de las excarcelaciones) de un proceso abierto desde el anuncio de la suspensión de la obligatoriedad del Servicio Militar. Si bien el ministro Trillo se ha pasado los últimos 12 meses negando ridículamente la propia existencia de los insumisos encarcelados, el siguiente paso del gobierno (dado lo insostenible del anterior argumento) consistió en sugerir que los insumisos pidieran sus propios indultos: intento baldío de crear un falso debate centrado en la situación legal de los desobedientes. Ese mismo día los antimilitaristas rechazamos de plano esta manzana envenenada. Como sujetos activos de un proceso de desmilitarización social, rechazamos un enfoque legal a nuestros planteamientos políticos: la abolición del ejército.
Para nosotros es obvio la intencionalidad del gobierno. Tiene la necesidad imperiosa de sacar a los insumisos de prisión, pero quiere hacerlo con el menor coste político y de la forma más silenciada posible.
Se trata, otra vez, de desviar la atención hacia la situación legal de los 5 insumisos presos y de las 4.000 causas pendientes, para con ello ocultar la caótica situación que vive el proceso de profesionalización:
la Revisión Estratégica ha fijado para junio de este año un cupo de 75.000 profesionales frente a los 102.000 previstos por el Parlamento.
Recordamos, a su vez, que las previsiones para finales de este año eran de 86.000, pero en 2.001 bajaron en 1.318 el número total de soldados profesionales. Es prioritario para el ejército acallar una disidencia antimilitarista que ha acabado con la vocación militar: 0,4 aspirantes por plaza son sus activos. Además, los datos del primer trimestre de este año son todavía más escandalosos, con la "selección continua" sólo se han incorporado 3.000 nuevos soldados(el ministerio de Defensa tiene estimado que el 10% se echa para atrás) con lo que están en una "situación extremadamente delicada"(sic).
Este el contexto que explica el porqué del último movimiento del gobierno.
Nosotros, por nuestra parte, no sólo anunciamos que daremos adecuada y contundente respuesta durante los últimos coletazos del mencionado proceso, sino que seguiremos utilizando la desobediencia, la noviolencia y el sentido común hasta conseguir nuestro objetivo: un mundo sin ejércitos.