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Tropas de EE.UU. en Filipinas
GRANMA/CUBA
¿Pobreza obliga?
ARNALDO MUSA
No sé si porque el 87,5% de la población es pobre o la caída
de las inversiones es impactante o la turbulencia separatista crece cada vez
más en el sur del archipiélago, pero lo cierto es que la decisión
gubernamental de permitir el despliegue de tropas de Estados Unidos en Filipinas
para presuntamente combatir a un grupo armado islámico, ha causado una
tormenta política de desenlace imprevisible.
Como se ha hecho costumbre en esta guerra que Washington dice que es contra
el terrorismo, se utiliza la fórmula de vincular a tal o más cual
entidad insurgente con la red Al Qaida, de Osama bin Laden, señalada
como autora de los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York
y Washington, para que EE.UU. aproveche la ocasión de salirse con la
suya.
El despliegue de tropas norteamericanas causó una amenaza de renuncia
del Vicepresidente y Canciller, además de protestas de diversos sectores
políticos y expertos constitucionalistas, quienes señalan que
ello viola la Carta Magna, la cual prohíbe que fuerzas militares extranjeras
ingresen en territorio nacional.
Ahora se habla de que es el mayor despliegue combativo de tropas norteamericanas
en el exterior fuera de Afganistán, en el contexto de lo que el semanario
La Semana del Sur, de Manila, llamó "el nuevo frente de guerra de EE.UU."
OTRA LECTURA
Independientemente de su accionar en el Pacífico e Índico, siempre
con buques de guerra que van y vienen, el nuevo movimiento militar norteamericano
en la región trata de contrarrestar lo que los círculos conservadores
de EE.UU. llaman "creciente influencia china en Asia-Pacífico".
Es decir, Washington está reforzando estos vínculos con países
del Sudeste Asiático, en tanto cumple lo que Richard Fischer, director
del Centro de Estudios Asiáticos de la reaccionaria Fundación
Heritage había recomendado hace dos años: volver a ocupar posiciones
en la región y aumentar el número de tropas en Asia meridional
para impedir la "expansión china".
La misma opinión fue sostenida el pasado año en un informe encomendado
por el Estado Mayor de Operaciones Aéreas y Espaciales de la Fuerza Aérea
estadounidense a la Corporación Rand, un grupo de expertos de ideología
derechista que asesora desde 1946 al gobierno de Estados Unidos y en especial
a sus Fuerzas Armadas.
Así, ambos "tanques pensantes" sostienen el punto de vista de que "la
ausencia de cooperación militar de Washington con antiguos aliados (en
Asia) ha creado un vacío de poder aprovechado por Beijing". Y Fischer
trataba de hacer creer la simpleza de que "mantener la libertad de los mares
de Asia es un interés clave para Estados Unidos", y no que se trata de
un área geopolítica que EE.UU. quiere dominar completamente.
Lo cierto es que el gobierno filipino autorizó a la fuerza aérea
estadounidense a utilizar el espacio aéreo de su país tras los
ataques contra las Torres Gemelas y el Pentágono, antes que cualquier
otro país de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático
(ASEAN), y que esto ha sido acompañado por asistencia militar y económica
de 4 600 millones de dólares y promesas de un mayor aumento.
Se daba al traste de este modo con una política seguida desde 1991, cuando
Filipinas rechazó la renovación del acuerdo que permitía
a Estados Unidos mantener bases militares en su territorio.
Washington ya había enfatizado en varias ocasiones que no quería
volver a tener bases militares en Filipinas, pero nunca negó su interés
en contar con "acceso sin bases" al país y a la región, mediante
maniobras conjuntas y puertos de escala.
Ahora se dice oficialmente que la actual operación militar es limitada,
que es solo "de asesoramiento" y que no se viola la Constitución filipina,
porque las tropas norteamericanas no combatirán. Pero lo cierto es que
ya EE.UU. ha construido pistas de aterrizaje para helicópteros de combate
y nuevas barracas para tropas en la meridional isla de Mindanao, lo cual revela
la intención de una larga permanencia en una nación que seguirá
siendo pobre, si de Estados Unidos dependiera y no se ataca el mal en su raíz.