15 de octubre del 2002
Para que cese la violencia de Coca-Cola en Colombia y en el mundo
Temas Arlac
Colombia se ha constituido en modelo de uso extremo de la violencia para imponer la mundialización neoliberal. Toda forma de organización social que resiste está siendo exterminada: Indígenas, campesinos, obreros son asesinados por oponerse a las pretensiones de los inversionistas. Cada año en este país son asesinados más sindicalistas que en todo el resto del mundo.
Coca-Cola y su filial en Colombia, Panamco S.A. participan en esta guerra sucia contra el movimiento social. Es así como en los últimos 10 años, han sido asesinados 8 dirigentes del sindicato de trabajadores de esta empresa, 2 de ellos han tenido que exiliarse y otros 48 han sufrido el desplazamiento forzado.
El permanente accionar de grupos paramilitares, actuando en complicidad con las fuerzas armadas y cuerpos de seguridad del estado, sirve a la multinacional y a su filial, para presionar ilegalmente a los dirigentes sindicales, obligar a los trabajadores a desafiliarse del sindicato para incumplir convenciones laborales, forzarlos a renunciar a sus contratos de trabajo e imponer bajos salarios a los nuevos trabajadores contratados.
Esta política laboral fundada sobre el terror permite a Coca-cola aumentar enormemente sus beneficios.
También en otros países -como Guatemala, Filipinas, Pakistán, India, Israel, Venezuela, etc.- el movimiento social acusa a Coca-Cola de utilizar, directamente o a través de sus filiales, el asesinato, la violencia, la corrupción, el incumplimiento de las leyes laborales, para alcanzar sus fines económicos. En Estados Unidos la multinacional ha sido denunciada por discriminación racial, por atentar contra la salud pública, por daños ambientales, por contaminación genética, y por contaminación del agua. En muchos casos ha sido denunciada, algunas veces condenada, pero casi siempre, su poder le ha permitido escapar a la acción de la justicia.
Como colmo de las aberraciones de la mundialización y de la militarización de América latina, Coca-Cola puede comprar coca y distibuirla en su bebida desculturizante, mientras que los indígenas que producen la coca desde tiempos inmemoriales están reprimidos por la guerra de la droga.
Por todo lo anterior, las organizaciones y personas abajo firmantes:
a.. Denunciamos la violencia utilizada por Coca-Cola, directa e indirectamente, y la impunidad en la cual permanece. Denunciamos el caso de Colombia que revela de manera particularmente clara y cruel el lazo entre la violencia y la imposición de un modelo neoliberal, del cual Coca-Cola es punta de lanza junto con otras multinacionales como Mac Donald's, Monsanto, United Fruit Co., Unilever, Endesa, Nestlé, Occidental Co, Repsol, BP, Bayer, Drummond etc...
b.. Exigimos que cesen estas actuaciones de Coca-Cola y que sean castigadas, dando su debido curso a las acciones judiciales llevadas a cabo por las víctimas en Colombia. Exigimos al Gobierno de Colombia que detenga la guerra sucia contra el movimiento social, y que ponga fin a la impunidad de quienes la fomentan y ejecutan.
c.. Instamos a la ONU a adoptar normas vinculantes para forzar a las empresas multinacionales a respetar derechos humanos.
d.. Instamos a los paises industrializados y a la ONU a modificar sus políticas antidrogas para poner fín al monopolio de la multinacional Coca-Cola de exportar y comercializar derivados de la planta de coca, y para que cese la guerra de la droga contra campesinos e indígenas.
e.. Apoyamos la acción judicial emprendida por el sindicato Sinaltrainal contra Coca-Cola en Estados Unidos el 20 de julio de 2001, con fundamento en la ley Alien Torts Claims Act.
f.. Nos sumamos a la acción de los innumerables grupos que actúan contra el comportamiento condenable de Coca-Cola y clamamos de esta manera que otra Colombia y otro mundo son posibles, sin el actuar criminal de empresas nacionales y multinacionales.
g.. Expresamos nuestro respaldo a la Audiencia Pública en Bruselas, el 10 de octubre de 2002, sobre las actuaciones criminales de Coca-Cola y sus filiales en Colombia. Llamamos a que estas acciones y esta audiencia fortalezcan la campaña destinada a que dicha transnacional cese la violencia que ejerce directa e indirectamente con sus filiales en Colombia y en muchos otros países del planeta.
Siguen firmas