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OPINION
Abrir la caja de Pandora
Por Juan Gabriel Tokatlian
La primera lección fundamental de los hechos de Venezuela es que se trató de un golpe de Estado de origen militar con acompañamiento civil y que no significaba que los problemas profundos iban a resolverse. Hay que entender que Chávez gozaba de respaldo en el pueblo y en las FF.AA. y, según fueron pasando las horas, volvió a surgir la puja social y política que estaba latente. La sociedad civil y militar venezolana se ha ido polarizando en tres años. Esto fue usado por EE.UU. en su intento de construir una teoría del golpe bueno. Pero no hay golpes benévolos. Más que a la democracia, EE.UU. apostó a una presunta estabilidad que iba a crear un gobierno de transición: por eso no hizo ningún esfuerzo para invocar la carta democrática de la OEA. Este elemento sirvió para mostrar el carácter proestadounidense EE.UU. del golpe, así como que los sectores internos que habían asumido el gobierno venían con un proyecto de reconstruir una vieja hegemonía política que el chavismo había dejado de lado. En lo que toca a Argentina, es quizá necesario reconocer que el presidente Duhalde se pronunció muy categóricamente sobre el hecho, identificándolo como un golpe de Estado. Sin duda alguna, Duhalde es consciente de que aparecer condescendiente con este tipo de situación le generaría una restricción enorme pues se empezaría a avalar la posibilidad de golpes de Estados exitosos en América latina, y eventualmente, para Argentina. Este es el hecho diplomático más censurable de la administración Bush y una ratificación de que su obsesión por la lucha contra el terrorismo y su predilección por la estabilidad le hacen olvidar su compromiso democrático. Esto puede significar una caja de Pandora terrible para América latina y Estados Unidos apostó a dejar esa caja abierta.