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20 de mayo del 2002
Asesorará a campesinos venezolanos
José Bové respalda la reforma agraria en Venezuela
Panorama Digital/ El Nacional/Rebelión
El líder campesino francés José Bové respaldó
la reforma agraria impulsada por el presidente venezolano Hugo Chávez.
"Nuestra lucha no es sólo una lucha internacional, sino también
una lucha por transformar la realidad en los países" Bové se expresó
ante miles de asistentes a una reunión campesina en Maracay, donde analizó
la Ley de Tierras.
"Globalizar la lucha para globalizar la esperanza", exclamó en español
ante medio centenar de campesinos afines a Chávez llegados desde varios
estados venezolanos hasta una hacienda en San Francisco, 150 kilómetros
al suroeste de Caracas.
Llegado el martes desde París tras sortear obstáculos derivados
de un juicio iniciado en Francia por atacar un restaurante de la cadena Mc Donalds,
Bové asistió a un foro de periodistas, se reunió con Chávez
y organizaciones locales.
"Nuestra lucha no es sólo una lucha internacional, sino también
una lucha por transformar la realidad en los países", dijo Bové.
Instó a las organizaciones sociales a "denunciar en cada país
la realidad que es impuesta por los estados. Es lo que pasó en Argentina...
donde todos los gobernantes que se sucedieron se vendieron al Fondo Monetario
Internacional".
Bové marcó su apoyo a una polémica ley que habilita al
Estado a expropiar tierras ociosas y entregarlas a labriegos. La oposición
considera que esa ley lesiona el derecho de propiedad y la exigencia de su derogación
es una de las banderas agitadas para sacar a Chávez del poder.
"Obligar a los propietarios a cultivar es un derecho colectivo fundamental de
la población de Venezuela", dijo, y, bajo aplausos, añadió:
"Quienes condenan la ley de tierras juegan contra el país".
Bové ironizó ante el hecho de que su prédica contra las
multinacionales, Estados Unidos y los organismos internacionales le haya valido
el mote de "terrorista global".
"Me siento orgulloso de esta situación porque estoy en buena compañía
con el presidente Chávez", afirmó.
Bové censuro al presidente George W.Bush por su reciente decisión
de aumentar los subsidios a su producción agropecuaria estadounidense.
Dijo que esa decisión es una nueva muestra del poder hegemónico
que Estados Unidos quieren imponer.
"Es un escándalo", exclamó Bové a la política agrícola
que aplica Bush.
"Estados Unidos ya no se contenta con enviar misiles y bombas por todo el mundo.
No se contenta con querer controlar todo el petróleo del planeta, (ahora)
quiere la guerra económica por el control del mercado internacional de
la alimentación", dijo.
Bové llamó a los campesinos venezolanos a sumarse a las movilizaciones
programadas para el 8 de junio ante la sede de la FAO en Roma, en donde ese
organismo realizará su asamblea general anual.
Los invitó a enviar delegaciones a Roma para denunciar las políticas
de subsidios que perjudican sus exportaciones y pidió que el gobierno
de Chávez exponga en ese foro una postura en defensa de la "soberanía
alimentaria".
–¿Cuál es el motivo de su visita a Venezuela?
–En primer lugar para un encuentro con el presidente Hugo Chávez, especialmente
para conversar sobre la cuestión agraria. Mi objetivo es entender cómo
se trata el tema agrícola y alimentario en Venezuela. El segundo objetivo
es entrar en contacto con las organizaciones campesinas y ver qué podemos
hacer juntos.
–¿Qué planteamientos trae en nombre de Vía Campesina?
–Que trabajemos juntos en la defensa del mundo campesino sobre varios temas.
El primero es la soberanía alimentaria, el derecho que tiene cada pueblo
a nutrirse con su propia agricultura, ya sea un país o un grupo de países.
En Europa nosotros no hablamos de Francia sino del continente, por ejemplo.
–¿Se trata de proteccionismo?
–Se trata de que un país no esté obligado a importar productos
que destruyen su agricultura. Especialmente cuando se trata de importaciones
de países que subvencionan su agricultura, como Estados Unidos y Europa.
Es la defensa de la producción local.
–¿Cuáles otros temas?
–El segundo eje es permitir al campesinado a acceder a la tierra y tener garantías
sobre las posibilidades de trabajarlas en el tiempo, sin el riesgo de ser expulsados.
El tercero es la elección de un tipo de desarrollo agrícola que
preserve la capacidad de producción para las próximas generaciones,
es decir que no destruya el medio ambiente; es la elección de una agricultura
campesina en vez de una agricultura industrial. El cuarto elemento es el mantenimiento
de los campesinos, que representan hoy en día 60% de la población
activa del planeta. El equilibrio geoestratégico internacional necesita
mantenerlos en sus lugares de trabajo.
El quinto es la defensa de la biodiveresidad, la lucha contra la deforestación
y los organismos genéticamente modificados.
–¿Se trata de una internacional campesina como en el siglo pasado hubo una internacional
obrera?
–No necesariamente. El movimiento obrero hacía una reflexión sobre
temas laborales, como las 40 horas de trabajo y la remuneración. El movimiento
campesino internacional forma parte de la sociedad civil, nos situamos como
un contrapoder, cualquiera que sea el régimen político, no como
una correa de transmisión, sino como un movimiento de defensa de los
campesinos.
También es solidario, pues luchamos contra las subvenciones que dan en
Europa y Estados Unidos, porque hoy en día no hay ninguna agricultura
en el sur que sea capaz de vender al precio que ellos ponen en el mercado.
–¿Cómo financia sus viajes?
–Cada organización funciona con sus cotizaciones. Cada movimiento financia
los viajes de sus miembros. La internacional es una organización relativamente
pobre que se basa en el voluntariado y los aportes. Pero mi viaje es financiado
por la Confederación Campesina de Francia.
–¿De qué habló con el presidente Chávez?
–El encuentro con el presidente Chávez fue muy bueno. Conversamos durante
unas tres horas y fue un debate profundo sobre los temas agrícolas y
campesinos. Me impresionó la voluntad de inscribir un proyecto importante
sobre la soberanía alimentaria. También me impactó escuchar
las cifras que indican que 70% de lo que se consume en Venezuela es importado.
Me pareció chocante ver que se consuma agua mineral francesa, cuando
los recursos de líquido aquí son fenomenales. El proyecto de soberanía
alimentaria se inscribe además en un proyecto más vasto de readaptación
del territorio, de infraestructura –carreteras, escuelas, construcción–,
para que las zonas agrícolas lejanas de las ciudades tengan capacidad
de desarrollo para que la gente se quiera quedar.
–¿Qué le pareció la Ley de Tierras?
–La Ley de Tierras se inscribe en esta lógica, para que los terrenos
no sean sólo títulos de propiedad sino que tengan una función
productiva. Contrariamente a los rumores que había escuchado, en Francia
y en otros lugares, no es una ley que expropia, para nada. Es verdaderamente
tratar de organizar que la tierra produzca cuando se puede y no que se quede
ahí sin hacer nada. Es una ley incitativa. No hay nacionalización
de la tierra, no hay expropiación, no es para nada un sistema centralizador.
–¿Le dijeron que esta ley se criticó porque no fue discutida abiertamente
y no respetaba los intereses de los propietarios?
–Escuché las críticas, pero me pareció que estaban fantaseando,
que eran críticas a priori, no realidades. La ley se inscribe en un proyecto
de producción, no en un proyecto ideológico que diría "le
quito la tierra a los que tienen mucha y se la doy a otros". No es eso lo que
hay en la Ley. Los propietarios son al contrario protegidos, algunos dirán
que hasta demasiado. No hay riesgo para los propietarios, simplemente se les
obliga a no dejar sus tierras improductivas. Eso cambia la relación con
la tierra.
–Pero los propietarios sostienen que merma sus derechos.
–Si algunos de ellos creen que eso limita sus poderes, o su derecho de propiedad,
están equivocados. No es porque uno hereda una tierra que uno puede dejarla
sin nada. La tierra agrícola está para producir. Un propietario
que deja su tierra sin producir en un país que importa 70% de su consumo
es alguien que va en contra de los intereses colectivos de su país. No
hay coherencia en ese discurso.
–¿En Francia también hay esas obligaciones?
–Claro. Primero, el promedio de tamaño las explotaciones es de 45 a 50
hectáreas. Los que más tienen llegan a 300 o 400. En Francia tenemos
leyes contra las tierras improductivas o incultas. Un propietario que no trabaja
su tierra la tiene que alquilar. Hasta para pastar, una tierra no cultivable,
la tienen que alquilar. Venezuela no está inventando nada, es una cuestión
de sentido común. Las invasiones igual. Como los Sin Tierra en Brasil.
Es lógico que si hay terrenos no trabajados los campesinos lo hagan.
–¿No le parece que la Ley plantea un sistema proteccionista?
–Es que hay dos cosas: primero, hay que establecer estructuras de producción
y, luego, protegerse. Yo diría que los más proteccionistas son
Estados Unidos y Europa, que subvencionan para imponerse en el mercado mundial.
Defenderse de esas importaciones –que se hacen por debajo del costo de producción–
no es proteccionismo, es legítima defensa frente a las potencias económicas
que quieren pasar por encima de las leyes que ellos mismos le quieren imponer
a los demás. Bush aumentó en 70% las subvenciones, nadie puede
competir con eso. Los precios mundiales no corresponden a ninguna realidad económica,
están por debajo de todos los costos de producción.
–Pero ese proyecto apenas ahora empieza a aplicarse, y Chávez ya tiene
tres años en el poder
–La imagen que yo tenía era la de un país petrolero, que se construyó
sobre la riqueza industrial.
Ahora me parece que por primera vez hay un proyecto agrícola y alimentario
en este país. Si se tardaron tres años en llegar a este decreto–ley,
no me parece muy largo, en relación a la historia nacional. Es algo que
se está construyendo y si las asociaciones campesinas se están
organizando para acompañarlo, me parece interesante, porque muestra que
hay una dinámica. Tuve la sensación de que Chávez tiene
una conciencia de esto que pocas veces encontré en otros jefes de Estado.
–¿Cómo se va a traducir su visita a Venezuela en acciones?
–En tanto que movimiento, vamos a trabajar con las organizaciones campesinas
de aquí, vamos a apoyar su esfuerzo de refundación para desarrollar
sus propios proyectos. También vamos a trabajar en la reflexión
sobre la soberanía alimentaria y la lógica de los mercados internacionales.
Ahí, claro, los nexos se harán con el Presidente y el Gobierno.
También vamos a desmitificar lo que se puede oír del otro lado
de la Tierra sobre falsas ideas de lo que está pasando aquí. Cuando
vuelva a Francia hablaré con los medios de lo que he visto, pues me parece
importante restablecer una realidad diferente a la que se presenta, casi como
caricatura.