Se extiende la guerra a la república de Ingushetia
Cruentos combates entre chechenos y soldados rusos; al menos cien muertos
Juan Pablo Duch
Corresponsal
Moscu, 26 de septiembre. Encarnizados combates entre rebeldes chechenos y soldados federales ocurrieron este jueves en las inmediaciones de Galashki, en la zona montañosa de Ingushetia, y tuvieron un saldo preliminar de no menos de 100 muertos por ambos lados.
Por primera vez en los tres años que lleva -en esta segunda edición- la guerra particular de Rusia en el Cáucaso, el enfrentamiento armado se extendió a Ingushetia, república que colinda con Chechenia y acoge a más de 200 mil refugiados, mujeres y niños en su mayoría.
Dentro de la táctica de guerra de guerrillas proclamada por el mando de los separatistas chechenos hace ya dos años, tampoco se había producido desde entonces un choque tan prolongado, durante más de 10 horas, y con tal número de efectivos, varios centenares de chechenos y rusos.
En la madrugada de hoy, un destacamento de entre 150 y 300 rebeldes ingresó a Ingushetia desde territorio de Georgia, y trató de avanzar hacia la frontera con Chechenia. Al frente del grupo se identificó a uno de los lugartenientes del jefe militar checheno Ruslán Guelayev. Se trata para mayor escarnio del Kremlin de un ruso convertido al Islam, Vitali Smirnov, que adoptó el nombre musulmán de Abdul Malik.
El propio Guelayev, quien durante algún tiempo estableció su base de operaciones en el valle georgiano de Pankisi, asegura haber coordinado personalmente esta acción desde territorio checheno. Sostiene que al atacar donde nadie lo esperaba, sus hombres, comandados por Malik, mataron entre 30 y 50 soldados federales.
También destacó que derribaron un helicóptero artillado Mi-24 y destruyeron siete carros blindados rusos, lo cual se pudo comprobar horas después con las primeras imágenes de la televisión local.
En contraste, los generales de Moscú, que ponen en tela de juicio que Guelayev haya regresado a Chechenia, dando a entender que todavía se encuentra en Georgia, afirman que estaban al tanto de la incursión y que tendieron una trampa a los separatistas.
Los distintos voceros del mando militar ruso reconocen sólo 20 bajas propias y se atribuyen haber eliminado a un elevado número de rebeldes, que va "de varias decenas" a "no menos de 80".
Lo único que parece estar por encima de cualquier duda, en medio de tanta confusión deliberada, es la intensidad de los combates. El ejército federal se vio obligado a emplear a fondo aviación, helicópteros y artillería pesada, algo que hubieran preferido callar los generales que tienen que difundir la versión del Kremlin de que en Chechenia "ya terminó la guerra".
Ante la gravedad de los hechos y las contradicciones de los voceros militares, los estrategas de la propaganda oficial de Moscú no hallaron nada mejor que equiparar los combates en Ingushetia con un capítulo más de la "lucha contra el terrorismo internacional".
Para apuntalar la tesis, se empezó a hablar de que muchos chechenos muertos eran, en realidad, mercenarios árabes y, como prueba irrebatible de la injerencia foránea se mostró por televisión el cadáver de un ciudadano británico, con un acercamiento a su respectivo pasaporte.
Aparentemente, se trata de Gervase Roderick John Scott, nacido en 1971 y que trabajaba como corresponsal de guerra para Frontline Television, una compañía britántica. La cancillería georgiana aceptó haberle dado visa con vigencia de junio al pasado 15 de septiembre.
El ministro ruso de Defensa, Serguei Ivanov, advirtió que, si se comprueba que los rebeldes chechenos ingresaron a Ingushetia desde territorio de Georgia, "Rusia recurrirá a todas las posibilidades a su alcance para repeler esta agresión, con apego al derecho internacional y a las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas para combatir el terrorismo".
Por enésima vez, Ivanov no descartó que Rusia se decida por asestar golpes preventivos contra los rebeldes chechenos en territorio de Georgia. De llevarse a cabo ese tipo de ataques, las consecuencias serían catastróficas para la propia Rusia al extender a Georgia "una guerra que no pudo ganar en su propia casa", a decir de Mujú Alíev, presidente del Parlamento de Daguestán, otra república del Cáucaso vecina de Chechenia.
Las autoridades georgianas no confirmaron que los rebeldes chechenos hayan salido de su territorio, pero tampoco lo desmintieron. Lasha Natsvilishvili, viceministro de seguridad de Georgia, se limitó a decir que Tiflis "no va a impedir que nadie ejerza su legítimo derecho a regresar a su patria, en caso de que hubiera ingresado ilegalmente".