Repudian nacionalistas catalanes, vascos y gallegos un homenaje a la bandera española en Madrid
"Grotesca y ridícula", la polémica, afirma el
presidente José María Aznar
Armando Tejeda Corresponsal
Madrid, 3 de octubre. El presidente del gobierno español, José
María Aznar, salió hoy en defensa del homenaje a la bandera española
celebrado ayer en el Parque del Descubrimiento de la madrileña plaza
de Colón, donde se izó con honores militares y en presencia del
ministro de Defensa una insignia española de 294 metros cuadrados.
El inusual acto, que por deseo del gobernante se institucionalizará desde
ahora y una vez al mes, causó indignación entre los nacionalistas
vascos, catalanes y gallegos, que calificaron la iniciativa de reflejo de un
"patrioterismo rancio y mesetario" de Az-nar y su política "excluyente"
y "provocadora", que equipararon con la pasada dictadura franquista.
La bandera rojigualda, de 14 por 21 me-tros y sostenida por un gran mástil
de 50 metros en el centro de la capital española, más alto incluso
que la estatua de Cristóbal Colón que da nombre a la plaza, se
convirtió en objeto de una polémica entre el go-bierno español
y el resto de las formaciones políticas, con particular énfasis
entre los dirigentes nacionalistas y de izquierda.
Las críticas se orientan sobre todo al co-mentario del titular de Defensa,
Federico Trillo, cuando señaló que "cualquier mo-mento es bueno
para homenajear la enseña, pero en este caso se dan circunstancias" en
las que "los ejércitos de España son los custodios de su bandera
y unidad", en alusión a la iniciativa en pos de la autodeterminación
defendida por el gobierno vasco.
Aznar, que calificó la polémica de "grotesca" y "ridícula",
dijo sentirse "sorprendido" pues la bandera "lleva un año ondeando con
total normalidad y naturalidad. ¿Y qué problema hay que ondee una bandera
de 290 metros en Madrid? ¿Eso a quién le plantea un problema? Es natural
y normal".
El mandatario apeló al reglamento de honores a la bandera de 1984 para
justificar el homenaje que se celebrará todos los primeros miércoles
del mes y que contará con la participación de los tres ejércitos
-tierra, mar y aire- y la Guardia Civil.
Añadió que en la Constitución española está
estipulado el "papel de las fuerzas armadas y no hay más comentarios
que hacer".
Aznar consideró "absolutamente absurdo" que "todavía" haya "gente
acomplejada" sobre la enseña, y confesó que le "produce mucho
orgullo la bandera y estoy convencido de que a la inmensa mayoría de
los españoles también, por tanto me parece un problema absolutamente
ridículo y grotesco, tan ridículo que no puede elevarse ni siquiera
a la categoría de problema".
Tormenta política
El espaldarazo de Aznar a la iniciativa, oficialmente promovida por el alcalde
mdrileño José María Alvarez del Manzano, suscitó
una tormenta política que se inició con un acto de respuesta por
parte de un grupo de 23 diputados nacionalistas catalanes, que se fotografiaron
enfrente de la Cámara local con la senyera (enseña catalana).
El conseller en cap de la Generalitat, Artur Mas, sucesor de Jordi Pujol,
advirtió que está "al límite" de su paciencia ante las
reiteradas "provocaciones" de Aznar, a quien acusó de estar "pasado de
vueltas".
El máximo dirigente de Esquerra Republicana de Catalunya, Josep Lluis
Carod-Rovira, dijo que el "nacionalismo español está llegando
a extremos ridículos y provincianos", al recordar que "en nombre de esta
bandera se inició una guerra civil que costó la vida a miles de
personas".
El vocero del Partido Nacionalista Vasco en el Congreso español, Iñaki
Anasagasti, advirtió que el Partido Popular (PP) usa la bandera española
"torpemente para darle a los nacionalistas con ella en la cabeza, pues el PP
lleva seis años gobernando y ahora hacen este homenaje. ¿Por qué
se les ocurre ahora? Para organizar alrededor del ejército un homenaje
mensual en respuesta torpe y patriotera a la iniciativa del lehendakari".
Mientras que el líder de Izquierda Unida-Esker-Batua, Javier Madrazo,
acusó a Az-nar de fomentar un "patrioterismo barato, cutre y excluyente,
pues el PP y Aznar se dedican a insultar, a alimentar la confrontación
y la crispación".
Desde Galicia, el Bloque Nacionalista Ga-llego (segunda fuerza en la región)
consideró que Aznar pretende "imponer la cerrazón totalitaria,
negando de forma radical los principios constitucionales que defienden la pluralidad
del Estado español".
Más cauto y moderado fue el líder de la oposición socialista,
José Luis Rodríguez Zapatero, quien se limitó a señalar
que la "bandera es de todos" y que lo mejor será "zanjar la polémica",
opinión que no coincidió con la del diputado socialista José
Montilla, quien calificó el acto de "un retorno al patrioterismo rancio
y mesetario".
Y mientras el PP y el opositor Partido Socialista Obrero Español se reunieron
en Madrid para acordar mayor protección de sus concejales en el País
Vasco, Aznar reiteró su decisión de no volver a ser candidato
presidencial, e incluso estimó que el plan de soberanía del lehendakari
Juan José Ibarretxe no le hará reconsiderar su retiro.
En otro asunto, tres vascos con supuestos vínculos con ETA detenidos
recientemente por la Guardia Civil, denunciaron haber sufrido "torturas" durante
el régimen de incomunicación que permite la ley antiterrorista
española.
Oihane Bakedano y Aizeti Fernández Za-bale, que ingresaron en prisión
incondicional, y Rafael Berasategi, en libertad provisional y sin cargos, fueron
detenidos tras ser acusados de colaborar y participar en diversos atentados
de la organización, al hacer trabajos de vigilancia a concejales y políticos
amenazados por ETA.
Berasategi, al que no se le encontró vínculo con el grupo armado,
denunció haber sufrido "presiones sicológicas y amenazas", así
como haber sido apuntado con una pistola y sufrido golpes.