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Movimientos Sociales

Los comedores del Polo Obrero

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En un cuadro de quiebra y anarquía del régimen político y social, cuando los acreedores internacionales pretenden aterrorizar desarticulando y desorganizando, por sobre todo, a los explotados con la hiperinflación, el Polo Obrero de la Zona Sur del Gran Buenos Aires ha resuelto instalar comedores populares y merenderos en nueve municipios y una treintena de barrios
Construir comedores le da músculo al Polo Obrero
En un cuadro de quiebra y anarquía del régimen político y social, cuando los acreedores internacionales pretenden aterrorizar desarticulando y desorganizando, por sobre todo, a los explotados con la hiperinflación, el Polo Obrero de la Zona Sur del Gran Buenos Aires ha resuelto instalar comedores populares y merenderos en nueve municipios y una treintena de barrios.
Esta iniciativa pretende colocar como institución obrera independiente a los comedores del Polo Obrero, cuya existencia concreta presenta actualmente muchas debilidades: estructurales, de mantenimiento y financiamiento.
Está en juego resolver el problema elemental de la alimentación de una enorme masa de trabajadores desocupados, no ya apelando a la dádiva patronal y al asistencialismo de corte clerical, sino orientando los reclamos para que sean resueltos por la lucha política mediante la denuncia, la agitación y la movilización. Estamos disputando con el justicialismo el terreno de la distribución de los alimentos para ayudar a que en el trámite, el PJ sea definitivamente enterrado en la mente y el corazón de los trabajadores que militan con nosotros.
El PJ abandonó en general los comedores por la falta de asistencia financiera, lo que le quitaba interés particular al asunto y se ha volcado al negocio del trueque, mientras las manzaneras vagan impotentes para dar respuestas; no aparece el bono Vida de 20 pesos mensuales y la distribución de algún sachet de leche es considerada un éxito.
Construir comedores del Polo Obrero
La miseria y la hambruna forman parte del paisaje diario de nuestras barriadas. Allí, la vida en sociedad transcurre en medio de la demolición de los medios de vida, reducción de los salarios y despidos en masa; la sobrevivencia se desenvuelve en medio del derrumbe del entorno, que dificulta enfrentar colectivamente esta catástrofe humana.
Con este escenario, ciertamente, no existe el barrio donde tengamos un espacio amplio, techado, con el confort, los artefactos, vajillas y elementos necesarios, que pueda ser visualmente reconocido como un comedor. No obstante toda la malaria impuesta por el capitalismo, tenemos la mejor materia prima para iniciar las obras necesarias: son nada más ni nada menos que una creciente masa de vecinos ocupados y desocupados que han hecho una larga y desilusionante experiencia con los punteros patronales y están junto al Polo Obrero construyendo de cero una salida para la reivindicación elemental de dar de comer a sus familias.
El esfuerzo colectivo es titánico y fue orientado en conseguir primero un terreno prestado o un local amplio en comodato; se obtuvieron postes, chapas o nylon, ollas gigantes y utensilios; en la mayoría de los casos se cocina con leña, que es recogida todos los días (Berazategui) por la esforzada comisión respectiva. El financiamiento de la comida tiene varios rubros: mangueos diarios a los mayoristas, rifas, festivales, movilización a los municipios, etc. La inteligencia práctica puesta de manifiesto por nuestra clase obrera, para resolver los problemas planteados por el parasitismo capitalista, es digna de subrayarse como una de las tantas epopeyas colectivas emprendidas por hombres y mujeres decididos a no dejarse vencer.
En varios barrios, los compañeros, muchos de ellos profesionales de la construcción, han desarrollado proyectos, planos y definido costos de construcción de verdaderos comedores que satisfagan las necesidades de quienes los utilicen. Se ha iniciado la inauguración de los comedores del Polo Obrero (aún primarios) con la intención de ir dando todos los pasos necesarios para concretar cada etapa de esas obras, cuyo costo reclamaremos que sea asumido por el poder político como obra pública, con mano de obra desocupada, con salario de 600 pesos, cargas sociales, etc.
El Comedor del Polo Obrero es en sí un proyecto de trabajo genuino para tres turnos de comidas y meriendas para la masa de desocupados a la que las patronales no dan salida. Como los establecimientos escolares, deben instalarse en la cantidad suficiente que satisfaga la densidad poblacional y sus necesidades.
El Polo Obrero de Zona Sur ha instalado hasta ahora 15 comedores y 4 merenderos, y está próximo a inau gurar 8 comedores más. Esta iniciativa reagrupa hasta el momento unos 1.400 comensales, con lo que está planteada una movilización general por todas las reivindicaciones.
a) Obras públicas: infraestructura edilicia; b) mobiliario: cocinas, garrafas, vajilla; c) comida: las toneladas mensuales que correspondan; d) el plantel necesario para cada comedor: 35 puestos de trabajo para desayuno, almuerzo, merienda y cena, salario, cargas sociales y derechos sindicales.
Lisandro Martínez (basado en debate colectivo de Zona Sur)
www.po.org.ar/piqueteros