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OJALÁ
Y por fin algunos nos
animamos y fuimos, a la plaza Roca, el viernes 25 por la noche. No estábamos
todos los que somos, pero, en fin: el que faltó se lo perdió.
Porque pese a la timidez, inhibición, mansedumbre - o como quiera llamársele
- que suelen adjudicarnos a los comodorenses (aunque parece que en Rada Tilly
no se retrajeron tanto porque hasta llegaron a realizar algunos escraches),
los que estuvimos presentes pudimos compartir con ansiedad y emoción
un espacio común, motivados por intereses y finalidades que, sabíamos,
nos excedían individualmente.
En la medida que pudimos acercarnos se fue instalando una tenso entusiasmo
que por momentos sólo se expresaba en el sonido de las cacerolas y
demás implementos utilizados (remedando, tal vez, una de las primeras
formas de comunicación humana), materializando de ese modo el anhelo
impostergable por un cambio que se impone como ineludible.
Porque si bien, como en otros lugares del país, el reclamo frente a
la coercitiva incautación de los ahorros (y la depravada bancarización
impuesta) es uno de los principales desencadenantes de este movimiento social
inédito, los alcances de la protesta y la lucha son muchos mas vastos.
La (re)conquista del espacio público por parte de la ciudadanía
no da cuenta únicamente del malestar que la vulneración de gran
parte de sus derechos trae aparejado, sino fundamentalmente de una nueva conciencia
de participación política (transformadora de la realidad), donde
el sentimiento de victimización y pasividad comienza a ceder su lugar
a la responsabilidad y el compromiso, y el individualismo y el desengaño
advienen en lazos de solidaridad, a la búsqueda de alternativas posibles
que contemplen el bienestar de las mayorías.
Porque se equivocan quienes piensan que la movilización es antipolítica
como también quienes pretenden ignorar el carácter espontáneo
de la convocatoria. Porque la misma es el producto no solo de años
de descreimiento de los políticos venales y de su desvergonzada arrogancia;
del hartazgo frente a tanta injusticia, arbitrariedad, mentiras, deshonestidad,
impunidad (no solo jurídica sino también moral) y corrupción;
del desasosiego y el dolor ante el irracional despilfarro del esfuerzo social
acumulado (como la liquidación de nuestro patrimonio nacional), la
licuación de las esperanzas, la falta absoluta de expectativas futuras;
sino que también expresa el reclamo por la falta de trabajo, de atención
sanitaria y de educación y en pos de que desaparezcan las vergonzosas
y humillantes situaciones de hambre, enfermedades y muertes evitables, la
violencia social, la inseguridad, esto es: no se trata únicamente de
una masiva manifestación en repudio de la destrucción económica
y el deterioro institucional a las que nos han llevado, sino también
a la determinación de poner fin al tremendo padecimiento que millones
de argentinos viven cotidianamente quebrantando su condición humana.
Implica asimismo la recuperación crítica de la memoria, en la
comprensión de que todo perjuicio a un semejante es un perjuicio al
conjunto, de que no hay beneficios sectoriales que se sostengan en el tiempo
si es en desmedro de los otros, esto es: reconocernos en los demás,
sin confundir diferencias con desigualdades; entendiendo que es la trama de
proyectos, intereses y deseos diversos y comunes lo que constituye nuestra
identidad y que el ejercicio pleno de la libertad nos compromete a renunciar
al falso amparo que nos brindan aquellos que dicen ocuparse de nuestras necesidades
para tomar la decisión irrevocable de valernos, mancomunadamente, por
nosotros mismos. Con mucha bronca aunque sin violencia recorrimos las calles
en medio de un notable silencio, donde parecía que la ciudad nos había
abandonado, no obstante lo cual - o precisamente por ello - el fervor (y el
ritmo batuquero) no decreció en ningún momento y luego de cantar
el Himno Nacional frente a la Municipalidad decidimos continuar con la marcha
hasta regresar al punto de partida.
Sin lugar a dudas la etapa que estamos transitando es sumamente difícil
y compleja y de cómo logremos superarla depende que podamos no solo
evitar mayores penurias sino también cumplir nuestros sueños
y proyectos mas queridos.
Por todo esto y mucho mas fuimos a la Plaza y es de esperar que por ello sigamos
yendo. Y si no fue por eso, ojalá que lo llegue a ser.
Dr.Miguel Angel de Boer
Comodoro Rivadavia, Enero 2002.