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ARGENTINA:
CRONICA
DE UNA JORNADA HISTÓRICA
Daniel Ezcurra
Junta Popular Bs. As. Congreso Anfictiónico Bolivariano
Tras dos históricas
jornadas donde todo el pueblo salió a la calle para decir BASTA, la
presión popular provocó la renuncia primero del nefasto Ministro
de Economía Domingo Cavallo y luego la del mismo Presidente De la Rúa.
Desde las primeras horas del 19/12 se produjeron saqueos de comercios en los
barrios más pobres a lo largo de todo el país. Miles de personas
participaron del intento desesperado por llevar alimentos a sus hogares que
produjo un gran tensión social con el resultado de siete muertos.
Como única respuesta a la desesperación producida por la enorme
crisis, el gobierno decretó el estado de sitio, una respuesta represiva
propia de una administración autista que se empeñaba en el camino
neoliberal contra la voluntad popular.
Hacia la tarde/noche y luego de un mensaje presidencial que ratificaba su
política, la respuesta masiva fue un cacerolazo que fue juntando espontáneamente
a miles y miles de personas principalmente en la Capital Federal, Rosario,
La Plata y el sur del Gran Bs. As. Ya en la madrugada, una multitud se agolpó
en la Plaza de Mayo, el Obelisco y la Plaza del Congreso, con una mezcla de
bronca y alegría pidiendo a gritos "que se vayan todos"... Familias
enteras con sus niños, ancianos y jóvenes por igual desafiaban
el Estado de Sitio armados de cacerolas y gritos, tomando las calles y las
plazas como en las mejores páginas de nuestra historia. Cuando llegó
la noticia de la renuncia de Cavallo, los manifestantes comenzaron a exigir
la ida de todo el gobierno.
Una vez más la respuesta fue la represión: primero en Plaza
de Mayo y luego en Congreso la policía cargó con brutal saña
sobre los manifestantes reprimiendo con gases, balas de goma y también
de plomo. Al grito de ˇArgentina, Argentina!, se resistió el ataque
policial y las refriegas duraron hasta entrado el nuevo día.
La mañana del jueves, en Plaza de Mayo, las fuerzas represivas con
tanquetas, hidrantes, policía montada y perros comenzaron a reprimir
con la intención manifiesta de provocar temor y así impedir
concentraciones como la de la noche anterior. Pero no contaban con la firme
decisión de los argentinos: durante todo el día toda la ciudad
se convirtió en un gigantesco campo de batalla. A pesar de las detenciones,
los heridos y de la trágica cuota de muertes, la gente no abandonó
la calle. Una y otra vez enfrentamos la violencia policial con lo que se tenía
a mano. Hacia la tarde se conoció la renuncia del Presidente. Tarde,
y al el costo de decenas de muertes que pesarán en su conciencia, la
administración nacional abandonaba el gobierno por la puerta trasera.
La gente echó a De la Rúa y dijo NO a seguir con este modelo.
Esa es la lección que deben tener en cuenta los que asuman el gobierno
nacional. El pueblo argentino se ha puesto de pie para decir BASTA y en estas
jornadas se pudo palpar la fuerza de nuestra gente cuando unidos salimos a
ser dueños de nuestro propio destino.