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Uno, dos, tres, ¿muchos Argentina?
Inés Arcia
Especial para La Haine
Argentina está de moda.
Por fin es primera página en todos los diarios y en todas las televisiones.
Burócratas, políticos, periodistas, banqueros, en fin, toda la "gente
relevante" que tan a gusto se encuentran entre ellos en las cumbres,
en los foros, en las presentaciones de libros, en los cursos de verano de
El Escorial, todos opinan preocupados.
Alguien dice que si uno no sale en la tele no existe. Sin ir mas lejos, la
lucha popular en el País Vasco prácticamente no existe, a menos que unos jóvenes
quemen un cajero automático, y entonces lo que existe no es un pueblo cabreado
sino unos terroristas callejeros pirados.
¡Guay, que guay! Argentina existe. Con lo que nos gusta a "los argentinos"
salir en las revistas. Felipe González está en Buenos Aires de político en
político, "apoyando al pueblo hermano". ¡Socorro! Azanarín ya ha
dado su solución: no hay nada como una buena constitución para resolver los
problemas de los pueblos cabreados. La prensa suena hasta progre: "Es
que esto ya se veía venir. Un amigo argentino me había dicho que esto no llegaba
a Navidad ¿Quién pudo pensar que la capacidad de aguante de la gente es infinita?
¿Quién creyó que se podían imponer medidas económicas sin considerar el sufrimiento
humano que producen en la compleja realidad de un país, particularmente en
la clase media Argentina?". (Luis de Sebastián, El País)
Un nuevo yacimiento de mercado humanitario se abrió para las ONGs. Ya ha empezado
la Cruz Roja: "Argentina: en la crisis quien menos tiene, más pierde.
14 millones de personas viven en situación de pobreza y más de 7 millones
de personas mayores requieren ayuda. Ayúdanos a ayudarles."¿Cómo puede
hacer el solidario pueblo español para ayudar a los argentinos? Nada menos
que ingresando dinero en el BSCH, el BBVA, y otros bancos de prestigio. Los
mismos que, dicho sea de paso, prohiben a los argentinos sacar sus ahorros,
para convertirlos a pesos antes de devaluar la moneda en un 40 o 60 por ciento.
Los mismos que prestan dinero a los empresarios, a los gobiernos y a los ejércitos,
y que después pretenden que devuelva toda la población, que de esos millones
jamas vieron un duro.
El caso es que si los argentinos no hubieran salido a prenderle fuego a Argentina,
nada de esto se estaría hablando. El economista Luis de Sebastián escribe
en El País un artículo titulado "Explosión social". "La crisis
argentina se va a convertir en un alegato contra la economía sin alma que
practican cientos de economistas y burócratas, que además pueden imponer sus
soluciones asistidos con el poder que da el tener mucho dinero para conceder
préstamos... Alguien tendrá que dar explicaciones al pueblo argentino de la
catástrofe económica que sufre.... Organismos internacionales y empresas multinacionales,
algún gobierno de Argentina y las élites económicas del país tendrán que rendir
cuentas ante un pueblo destrozado por su arrogancia... oprimido por el egoísmo
y la avaricia que en definitiva han llevado al país al abismo".
A medida que voy leyendo, no salgo de mi asombro: ¿Esto qué es, El País o
Rebelión? No me lo puedo creer. Este es un zurdo trasnochado, un cavernícola...
Pero no señores, no se asusten. No estamos leyendo un panfleto del MRG ni
un artículo del Molo. Este señor no propone un cambio de modelo económico
revolucionario para Argentina. Para él, si esto que van a hacer ahora los
políticos y banqueros argentinos se hubiera hecho en 1999 (devaluar la moneda
y desmantelar la caja de convertibilidad), todo "esto" no hubiera
pasado. ¿Qué es lo que no hubiera pasado? ¿Que en vez de 14 millones de pobres
habría 13? ¿Que las estadísticas que dicen que "uno de cada tres argentinos
no tiene trabajo y otro es un subocupado o empleado temporal", dirían
"uno de cada cuatro"? ¿El salario mínimo interprofesional alcanzaría
para comprar la canasta familiar que en Argentina cuesta 1.100 dólares? ¿O
tal vez la canasta familiar costaría 120, que es lo que le tiran los políticos
a los miles de marginados?
Cuantos Argentinazos harán falta en el mundo para que "la comunidad internacional",
los economistas neoliberales como Solchaga y este Luis de Sebastián, los políticos,
los banqueros, los empresarios, se enteren de una vez por todas que lo que
queremos es vivir decententemente, sin foros ni cumbres, sin "countries"
ni barrios como La Moraleja, respirando aire limpio, teniendo comida, vivienda,
escuela, salud... y se enteren de que sus propuestas económicas y políticas
no nos sirven para nada.
Uno, dos, tres, muchos Vietnam, decía el Che. ¿Qué tendremos que decir ahora?
Uno, dos, tres, ¿muchos Argentina?