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La Jornada
La tregua terminó
y las cacerolas volvieron hoy a sonar en Argentina cuando las nuevas medidas
anunciadas por el gobierno de Eduardo Du-halde "colapsaron" definitivamente
el sistema, como estimaron esta noche apocalípticamente la mayoría de los
analistas.
Según las últimas disposiciones,
el Banco Central deberá definir frente a situaciones muy específicas que no
afectarán a los fondos comunes de inversión.
Lo que causó la ola de
terror es-ta noche es la disposición de que las cajas de ahorro en dólares,
a partir de los 3 mil, serán reconvertidas a plazos fijos que podrían comenzar
a cobrarse apenas en marzo de 2003. Asimismo se reprograman las cuentas corrientes
y a partir de los 10 mil dólares se transforman en plazos fijos.
En un giro brutal el corralito
bancario no se flexibilizó y en cambio terminó ajustando el cuello de millones
de argentinos: el encierro de los depósitos, ahorros y salarios se endureció,
justamente en momentos en que las presiones de bancos y empresas extranjeras
se acrecentaban.
En cuanto a las empresas,
las cuentas corrientes pasan a pesos para que puedan seguir operando. En el
caso de los cobros programados para 2003 y hasta 2005, se podría recurrir
a subdividir en varias partes para sacar cuotas.
La iniciativa endurece
las restricciones financieras que impuso en diciembre Fernando de la Rúa y
que provocaron una revuelta po-pular y un cacerolazo que terminó en
la renuncia de su gobierno.
Los anuncios de hoy estarían
indicando un giro que, ha dicho el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel,
"aparece como más de lo mismo", y "esto es perverso". Como si el país hubiera
sa-lido de una larga y cruenta guerra, nadie parece encontrar el camino.
Por su parte, líderes
empresariales advirtieron que un eventual fracaso en la adopción de un plan
económico viable podría llevar a una nueva explosión social.
La población, a la ofensiva
La imposibilidad de acceder a las cuentas de ahorro -donde están depositadas
indemnizaciones y ventas de inmuebles que servían a familias sin empleo para
sobrevivir- vuelve a llevar a la población a la ofensiva, porque se apagó
la esperanza que se tuvo con este gobierno, el quinto desde diciembre.
La situación en las provincias
es gravísima. Nadie puede vender trigo o hacienda porque no se conocen los
precios, millones de empleados no cobran desde hace meses y la solución sigue
apareciendo cada vez más lejana.
Pese a un verano con temperaturas
cercanas a los 30 grados, las protestas resurgen. Centenares de médicos marcharon
hoy para exigir salarios impagos; grupos de diabéticos reclamaron ante la
Casa Rosada que distribuya insulina, escondida por las corporaciones farmacéuticas
que esperan cómo operará el dólar en las calles.
La pregunta de la gente
es si finalmente los bancos extranjeros le "doblaron" la mano al gobierno,
mientras se espera el otro día D, este viernes, cuando se levante el feriado
bancario y comience a operar dólar libre en las calles, en paralelo al oficial
de 1.40 pesos para ciertas operaciones comerciales y bancarias.
Las dudas son enormes.
La población rechaza la explicación de que los bancos tienen prestado el dinero
depositado.
"Si tienen que caer los
bancos, que se caigan, pero no pueden quebrar a la gente", se decía hoy en
las protestas callejeras.
Los analistas advierten
que con el nuevo plan económico se están creando medios de pagos no confiables,
y la economía sigue en peligrosa parálisis. Las empresas no pueden comprar
ni pagar nada.
"Ni un día más de incertidumbre",
señala un cartel. "La irrealidad de los equipos económicos es ilimitada",
sostiene un analista.
Si pasan a plazo fijo
los ahorros de millones de personas que tienen allí el único medio de vida,
el caos será incalculable.
Duhalde había dicho hoy
que "no voy a renunciar", al advertir sobre intentos de desestabilización
por parte de sectores financieros y empresariales que "no están conformes"
con las medidas que se habían anunciado, en un marco de enconadas presiones
internas y externas que incluyen los avisos de España sobre la necesidad de
un plan económico que no "paguen" sus empresas.
Al comenzar a conocerse
la virtual confiscación de los ahorros, comenzaron a sonar las cacerolas.
Primero en el centro de Buenos Aires exigiendo la renuncia de la Corte Suprema
de Justicia, que sigue aumentando su desprestigio al avalar el corralito.
"Supremos y corruptos",
decían algunos carteles de cientos de personas apostadas frente a los tribunales.
Luego sonaron las cacerolas en otros barrios, y en las provincias, donde jóvenes
desocupados salieron a bloquear carreteras.
Después de una reunión
con los gobernadores, el Ejecutivo anunció que convocaría a una constituyente
para reformar la carta magna y disminuir el número de diputados a casi la
mitad y senadores a 48, dos por provincias, lo mismo en otras instituciones.
Además, la Corte Suprema
volverá a tener cinco miembros, cifra que había aumentado a nueve en el gobierno
de Carlos Menem para que éste colocara a allegados y así consolidar su poder.
Asimismo, se anunció que
desde hoy la esposa del presidente, diputada Hilda de Duhalde, se hará cargo
por 60 días del área de Desarrollo Social para estructurar planes de emergencia,
y se completó el gabinete con el nuevo mi-nistro de Salud, Ginés González.
Duhalde se reunió hoy
con representantes de 175 organizaciones no gubernamentales, consumidores,
Abuelas de Plaza de Mayo y otros organismos, para analizar un nuevo plan de
ayuda social, y admitió: "Lo cierto que este gobierno de transición no na-ce
con los mejores augurios".
Para agregar presión,
Menem se ha convertido en una especie de portavoz de las empresas privatizadas
extranjeras, que obtuvieron fabulosas ganancias durante su mandato, y ya carga
contra este gobierno que es también de su "mismo palo", el justicialismo.
De todos modos la población
no escucha a quien considera uno de los reponsables de esta situación, con
una política artificial de paridad del peso con el dólar que mantuvo algún
tiempo con la venta de las empresas del Estado, realizadas en operaciones
sospechadas y a precio de remate.
Se extiende la bronca
"Estoy muy seguro de lo que hago", afirmó hoy Duhalde, pero en las calles
la bronca se reaviva hora con hora por una decisión que parece favorecer
a los bancos y empresas a costa de una población asfixiada económicamente.
Otra exigencia de la población
es que el gobierno difunda los nombres de los responsables de la fuga de dinero
y obligue a que se devuelvan los millones de dólares robados al país.
La semana pasada, cuando
se instaló la Asamblea Legislativa que eligió a Duhalde, la diputada Elisa
Carrió, lideresa de Alternativa para una República de Iguales, ofreció las
listas de cuentas surgidas de las investigaciones sobre lavado de dinero
de la corrupción, hechas por la comisión que encabeza en el Congreso.
"Seducidos y abandonados
con la rabia entre los dientes y la tristeza profunda en la misma mirada,
donde relampaguea de tanto en tanto el deseo insatisfecho de vendetta,
con el espíritu abierto a las ganas de creer, pese a todo, en las promesas
tantas veces defraudadas, transitan por las ciudades los usuarios, obligados
o voluntarios, de los servicios bancarios, o para decirlo en el argot
de moda, 'los bancarizados'. En las interminables colas a la intemperie confraterniza
gente de izquierda o de derecha o sin la mínima idea, jóvenes profesionales
con jubilados más que adultos, pequeños ahorristas... están allí congregados
por en-cima de cualquier diferencia, sujetos al cruel arbitrio del banquero
abusivo que hasta anteayer les prometía felicidad eterna y hoy le mezquina
la mínima compasión", escribe hoy José María Pasquini en una radiografía del
país quebrado.