Los psicólogos del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ce.Pro.D.H.), fuimos invitados a participar de una charla debate en el local de A.p.B.A. (Asociación de psicólogos de Buenos Aires). El tema que se trataba era: "Crisis, exclusión y violencia y sus efectos subjetivos".
Los panelistas se refirieron a los diferentes efectos que produce la crisis del capitalismo mundial. Crisis productiva de una subjetividad fragmentada. Cómo las personas excluidas del sistema laboral se encuentran atravesadas por una máxima inseguridad, precariedad e incertidumbre. Todo esto a consecuencia de un desamparo social, un vaciamiento de políticas, de instituciones y de una fragilidad económica, produciendo en la población toda ansiedades de desintegración y aniquilamiento. Ellos, los panelistas, prefieren llamar a esta situación social "catástrofe" y no "crisis", y argumentan lo siguiente:
En una crisis se vislumbra una salida pero, en esta catástrofe, no estamos vislumbrando "una salida" porque estamos ante un aniquilamiento de paradigmas y de situaciones económicas personales. Sintéticamente: "No hay respuestas todavía a los efectos subjetivos que este momento histórico nos está haciendo vivir".
Nosotros, en cambio pensamos que no todo es así, que no todo es patologías y que hay respuestas que posibiliten una salida a esta situación de crisis.
Miremos lo que está pasando a nuestro alrededor. ¿Y qué es lo que vemos?, vemos que hay una parte positiva de esta realidad, vemos que se está gestando una nueva subjetividad que tiene que ver con "salud".
Vemos por ejemplo, que existe salud mental detrás de los piquetes, estas personas desocupadas, los piqueteros, no se quedaron en sus casas con sus ansiedades, con sus miedos. Se agruparon y empezaron a cortar rutas pidiendo trabajo. Tomaron sus "demandas" en sus manos, no se quedaron con las "quejas".
Existe salud mental detrás de las tomas de fábrica bajo control obrero. Trabajadores de una fábrica que cierra, tras la terrible angustia ante la pérdida de su fuente de trabajo, fuente de seguridad económica, tomaron el problema en sus manos, pusieron a funcionar la fábrica dando así una salida a la desocupación.
¿Y las asambleas barriales?. Vecinos/as también se hicieron cargo de la situación social, por primera vez con el propósito de cambiarla.
Entonces… hay un camino, en tanto las personas puedan responder con acciones, hay síntomas de salud.
La cuestión entonces, pasa por no quedarnos paralizados por el horror.
Otra sección del discurso que también queremos debatir es donde dicen: "El capitalismo ahora no explota sino que excluye, excluye del sistema laboral a una buena parte de la clase trabajadora", y agregan que se hecha de menos al opresor o explotador. "No solo los sectores conservadores extrañan a sus líderes, nosotros los libertarios extrañamos a nuestros explotadores". "Por favor explóteme un poquito". Señalan que una paciente llega al consultorio y entre otras cosas dice que está ganando entre 600 o 700 pesos y ese mismo trabajo también lo haría por la mitad del total.
¿Cómo se puede interpretar esta actitud, abordándolo unilateralmente, desde lo psicológico ante una crisis de miseria y desocupación? los fenómenos sociales también tienen bases materiales. ¿Acaso los jefes y jefas de hogar reciben los 150 lecops porque extrañan a sus explotadores?
Decir que el capitalismo excluye y no explota es no ver que la reducción salarial que sufren los trabajadores, como consecuencia de los ajustes impuestos por el FMI y el Banco Mundial en complicidad con este régimen político y social, es explotación. ¿Acaso no es explotación la gran desocupación, seguida por el hambre, a que son arrojados cada vez más amplios sectores de la población?
Por último, lo que cuestionamos es ¿cuál es el rol del psicólogo en esta realidad social convulsiva de enfrentamientos, de luchas que estamos atravesando?
El rol del psicólogo no puede ser nunca pasivo, la escucha en la individualidad de un consultorio, abordando a ese paciente, es poco lo que podemos ofrecer de esa manera.
El rol del psicólogo debe ser un rol activo. Un rol de participación junto a los trabajadores en sus acciones concretas, sostenerlos desde allí y junto a ellos construir juntos proyectos para cambiar esta realidad en la cual, nosotros como profesionales, también somos sujetos sociales a quienes también la crisis nos duele.
Estamos de acuerdo que las patologías mentales son generadas por esta sociedad injusta. Pero no estamos de acuerdo en tomar al sujeto aislado en su pura individualidad y no tomar en cuenta toda cuestión social.
Hacemos nuestras las palabras de Pichon Riviere cuando dice: "curarlo es adjudicarle un rol nuevo: el de agente de cambio y transformarnos también nosotros en elemento de cambio." * Psicóloga, miembro del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (www.ceprodh.org.ar)