Utilizando lo ocurrido un año atras en nueva york
el imperio mudo su cara democratica por otra fascistizante
Al momento de escribir esta columna, el presidente estadounidense aún no había pronunciado su discurso al país, previsto para la noche, y había mucha expectativa sobre su mensaje del 12 de setiembre ante las Naciones Unidas. Pero a tenor de lo escuchado y visto en los días previos al primer aniversario de los atentados terroristas en Nueva York, la línea de razonamiento _si podemos llamarla así_ sigue reivindicando la "guerra antiterrorista", al punto de afirmar que sirvió para "liberar una nación" (Afganistán). De los dos discursos pendientes de George W. Bush se podrá deducir sus tácticas para la nueva campaña contra Irak. Pero una cosa es segura: la superpotencia quiere dominar el mundo a como dé lugar, mudando sus procederes "normales" por otros policíacos.
CULPAS PROPIAS
"¿Por qué nos odian?", se preguntaba con su cara de pocas luces el presidente norteamericano tras los atentados terroristas en Nueva York, Washington y Pensylvania. Esa pregunta también se la hacían muchos norteamericanos de tan rastrera comprensión de los problemas geopolíticos como el inquilino que, fraude mediante, habían colocado en la Casa Blanca.
Juan Pablo II insistió ayer con que el terrorismo era condenable, pero que había "escandalosas condiciones de opresión que lo estimulan". ¿Será ese razonamiento tan complejo de entender por las neuronas del texano y sus votantes?
En la Cumbre de la Tierra II, que terminó días atrás en Johannesburgo, el secretario de Estado Colin Powell no pudo terminar de leer su discurso. Los silbidos y abucheos lo interrumpieron, fueron una pacífica demostración de por qué en el mundo se odia a la administración Bush (y a las anteriores). "Yanquis go home" no fue un invento de los comunistas y el llamado "imperio del mal". Elegir una fecha resulta engorroso, pero se puede afirmar que el imperio comenzó a cavar la definitiva separación de la humanidad en agosto de 1945, cuando arrojó bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Y continuó cavando hasta hoy, con los últimos bombardeos contra Irak, sin olvidar las intervenciones militares, golpes de Estado prohijados por la CIA, bloqueos a países soberanos, dominio del mundo por el capital financiero, etc.
La gente que habita el mundo de hoy no es estúpida. Sabe que cuatro multimillonarios tienen tanta plata como 600 millones de habitantes de los 48 países más pobres. Y sabe que esos cuatro personajes son norteamericanos.
MENTIRAS Y VIDEOS
En este primer aniversario de la tragedia hubo una cuestión que EE.UU. logró parcialmente evadir. El imperio tiene memoria muy selectiva y recordó todo lo que quería de lo sucedido el 11S, menos un hecho básico: Osama Bin Laden fue una creación suya. El saudí y los trogloditas talibanes del mullah Omar fueron entrenados y financiados por la CIA en Afganistán para ser utilizados en la guerra contra los soviéticos. Este dato es muy conocido pero debemos traerlo a colación hoy porque fue omitido en la semana de recordaciones.
Otro asunto concreto donde se notó la manipulación estatal y empresaria fue en la censura de prensa que siguió imperando hasta nuestros días. Salvo CNN y por pocas horas, ninguna cadena se hizo eco de la grabación del canal qatarí Al Jazeera con las declaraciones de Bin Laden a un año de la catástrofe. Según lo publicado, éste reconoció allí su responsabilidad en los atentados y rindió homenaje a los militantes de Al Qaeda que los llevaron a cabo. Supuestamente podía ser útil a la administración Bush para confirmar lo esencial de sus acusaciones contra el fundamentalismo islámico. No fue así: privilegiando "no dar cámara" a los terroristas, el gobierno acordó con las cadenas televisivas omitir ese documento clave.
Nuestra crítica no apunta sólo a ese hecho. Lo de fondo es que las libertades públicas y civiles, incluida la libertad de prensa, están en la picota en la supuesta meca de la democracia mundial.
Fue evidente que ningún medio comercial norteamericano quiso investigar lo sucedido con el vuelo de United Airlines que se estrelló en Pensylvania. Una versión firme sostuvo que fue derribado por cazas propios y se ocultó porque Bush no quiso hacerse cargo de los 44 muertos. Diarios extranjeros se interrogaron: "¿fue abatido por un caza que había despegado de la base de Andrews? Los pilotos de los cazas que persiguieron al vuelo 93 tenían órdenes de sacrificar vidas en el aire para salvarlas en tierra. La posición de los restos del vuelo 93 _esparcidos en una zona muy amplia_ avalaría la hipótesis de que fue abatido por el caza" (El Mundo de Madrid, 3/9).
DOBLE RASERO
Que los gobernantes, banqueros y marines norteamericanos hayan sembrado vientos y recogido tempestades, no invalida que haya sentimientos humanitarios y de congoja por los 2.829 muertos en las Gemelas. Por los empleados, comerciantes, turistas, ascensoristas, etc., que murieron en ese lugar, es lógico que se derramen muchas lágrimas, en Nueva York y el resto del mundo. En cambio, nuestros lagrimales fueron específicos respecto a lo ocurrido en el Pentágono: habiendo allí 189 muertos, sólo lloraron por los 64 pasajeros que iban en el vuelo 77 de American Airlines.
En cambio, muchos de los que se rasgaron las vestiduras por el 11S fueron responsables de grandes tragedias con aviones en otras partes del mundo. Y no sólo que no lloraron: festejaron y reivindicaron lo sucedido en esos otros vuelos.
Como ya mencionamos, en agosto de 1945 el bombardero Enola Gay dejó caer la bomba nuclear sobre Hiroshima, provocando casi 300 mil víctimas. Oleadas de sus B_52 agujerearon el pequeño Vietnam entre 1964 y 1975, arrojando más toneladas de bombas que en toda la Segunda Guerra Mundial y matando a 3 millones de vietnamitas.
El entonces secretario de Estado Henry Kissinger apañó los bombardeos de los golpistas chilenos comandados por Augusto Pinochet contra el palacio de La Moneda, el 11/9/1973. La dictadura militar videlista también contó con el visto bueno del imperio para su represión, que incluyó los vuelos de la muerte arrojando prisioneros vivos al mar. Aviones norteamericanos bombardearon barrios populares de Panamá, Tripoli (Libia), Bagdad (Irak), Kosovo y Belgrado (Yugoslavia), Kabul, Kandahar y demás ciudades afganas, sembrando muerte y destrucción por doquier.
Allí no se salvaron ni viviendas, hospitales, escuelas, sedes de organismos humanitarios, embajadas, etc. Sobre todo, no se salvó la gente. ¿Por qué un neoyorquino vale más que un vietnamita, y las Gemelas más que el río Mekong? ¿Por qué Bush clama por solidaridad por lo sucedido un año atrás y en cambio apoya fervientemente la política de genocidio que Ariel Sharon practica contra los palestinos? Cabe recordar que en sus raids contra la población civil de Jenin, Gaza, Ramallah, etc., el premier judío utiliza misiles y aviones F_16 provistos por el Pentágono.
UN PRESIDENTE COBARDE
Al calor de la "guerra antiterrorista", el gobierno republicano practica políticas fascistizantes (o sea inclinadas al fascismo sin llegar a consumarlo plenamente en lo interno). No hablemos de lo que hace en el mundo: la libertad de bombardear a saturación a otros países al margen de lo que decidan los organismos internacionales como la ONU. Eso fue lo que hizo en Afganistán y lo que amenaza reiterar contra Irak, donde está en juego el control del 65 por ciento de las reservas mundiales de petróleo existentes en Medio Oriente.
Pero los pueblos del mundo ya están acostumbrados a que el gendarme mundial empiece a los tiros cuando un país o gobierno no le agrada. En todo caso lo nuevo es el clima policíaco que tras el 11S se viene instalando en EE.UU. al amparo de la "Patriot Act" que recortó las libertades de sus propios ciudadanos. Las facultades de la CIA, el FBI y demás servicios fueron aumentadas en función de la "seguridad nacional". El correo, las telecomunicaciones, el correo electrónico, las cuentas corrientes, etc, están controladas por los espías y agencias de seguridad. Los millones de inmigrantes son tratados con desprecio y sus derechos son menoscabados, al punto que héroes del rescate de las Gemelas han denunciado que muchos trabajadores latinos murieron allí pero _como estaban en "negro"_ sus familiares no pudieron cobrar las indemnizaciones de ley. Curiosa igualdad de ese capitalismo donde el gerente muerto de un banco de inversión cobra la indemnización y un cafetero de apellido hispano no!
Para concluir, unas palabritas sobre Bush. Ayer se anotó en todas las celebraciones y actos, se sacó fotos y firmó autógrafos, dijo varios discursos; en suma tuvo una alta exposición pública. ¿Por qué no tuvo esa conducta un año atrás, cuando huyó como un conejo a una base secreta? Los grandes hombres se prueban en momentos difíciles, no cuando el peligro ha pasado. Bush debería aprender de ese concejal de un pueblo de La Pampa que se incendió y murió en esa tarea social, de la que participaba como un vecino más. La muerte de ese pampeano, Ramón Morales, quedará para la historia, aunque pocos conozcan el hecho. La actuación de Bush de ayer, aunque haya tenido difusión mundial, no borrará su cobardía del 11S.
EMILIO MARIN