Hagamos parir el cambio en argentina
"hay que dar vuelta el viento como la taba,
el que no cambia todo no cambia nada"
de Triunfo Agrario – Armando Tejada Gómez
Por Hugo Alberto
de Pedro
http://usuarios.advance.com.ar/hugo-de-pedro/hdp.htm
Verdaderamente seguir en una posición de lucha y enfrentamiento con un
sistema político, económico y cultural instaurado desde hace más
de dos décadas se transforma, por momentos, en desmoralizante frente
a determinados comportamientos de la dirigencia de aquellas fuerzas que deberían
estar encabezando el cambio. Este sentimiento que muchas veces nos toma el control
de los pensamientos, por suerte desaparece al comprender que no importa lo que
se logra, sino que lo importante es el camino que deseamos recorrer, los pasos
que vayamos dando y las construcciones que vamos realizando.
En oportunidad de juntar voluntades desde la resistencia y nuestras rebeldías
llegamos a colmarnos de ese sentimiento de que juntos lo podemos todo. Nuestras
miradas cómplices en las movilizaciones, la simpatía y el respeto
que vamos generando junto a los que luchan enfrentándose al sistema-modelo
capitalista-neoliberal, los inconmensurables logros que se van obteniendo día
a día para que no cierren las fuentes de trabajo, la creciente participación
en asambleas y grupos de vecinos etc.; hablan de que estamos vivos. Muy a pesar
de los "vivos" de siempre que únicamente desean que todo siga igual y
que nada cambie.
La forma de accionar que tienen planeada, los ejecutores de una política
de exclusión social, frente a las próximas elecciones presidenciales
está demasiada bien definida y orquestada. Las propuestas de cambio,
con las cuales quieren arrinconar al electorado los candidatos que representan
a la derecha vernácula –a veces disfrazados de centristas, nacionales
y progresistas- causan pavor. Ese sano miedo que debemos reconocer, porque demasiado
bien conocemos sus gestiones como gobernantes y legisladores en los ámbitos
que les hemos permitimos ocupar.
Me refiero, para que no queden dudas, a los personeros del fracaso democrático
argentino como son absolutamente todos los candidatos del justicialismo, radicalismo
y ex radicalismo que todos conocemos muy bien por sus nombres y por sus andanzas,
y que ahora los desvela la banda presidencial porque si de algo conocen es justamente
sobre "bandas". Éstos vienen acompañados por los tristes cuadros
partidarios en ésta cruzada por el "Que se queden todos" siendo tan responsables
e hipócritas como sus jefes políticos. Están enriquecidos
con bienes y dineros conseguidos a través de la corrupción que
han sabido diseñar y llevar a cabo durante muchos años.
Por otra parte están aquellos en los que deberíamos confiar nuestras
voluntades en este momento que reclama grandes y profundos cambios. Son los
representantes de movimientos políticos y sociales que no están
comprometidos con la corrupción en el estado, las mafias y la entrega
de los intereses de la Nación. Algunos ya poseen una definición
ideológica desde hace muchos años y otros que aún no se
han definido fielmente en su posición política, pero indudablemente
no estarán aliados con el pasado dirigencial.
Éstos convergen en el laberinto desgraciado de no hacer nada, o por lo
menos los esfuerzos realizados han sido muy pocos para poder confluir en una
propuesta superadora y unitaria de cara a la sociedad y a los tiempos de extremo
peligro social que estamos viviendo.
La sensación de falta de futuro nos acompaña a todos, como también
la idea de que dentro de unos meses tomarían el poder los mismos de siempre,
los que se quedaron, traicionaron, robaron y destruyeron todo. Conocemos demasiado
bien de sus prácticas y las ideologías que los acompañan.
Ellos no dudarán al momento de perseguir y de acallar –de cualquier forma-
a los que no aceptamos al sistema-modelo imperante, y no harán nada para
revertir el actual estado de pobreza en constante crecimiento, por la sencilla
razón que no les preocupa ni interesa como lo estamos viendo a diario.
Sabemos que nuestras luchas no cesarán jamás hasta que el diseño
de un mejor sistema de vida sea impuesto por y para las mayorías, para
su beneficio y seguridad –en contraposición del actual que solo se ocupa
de minorías poderosas, corruptas y mafiosas-. En el camino estarán
sus alianzas con el terror y la represión, con el silencio y la muerte,
con la persecución y la desaparición, con los intereses burgueses
económicos y financieros, con las grandes empresas y los grupos extranjeros,
con su endeudamiento asfixiante y condicionante de toda política soberana.
Todo eso y mucho más estarán puestos a su disposición para
el "no cambio".
Lo que se puede venir, si los justicialistas –por ahora divididos y desangrándose-
y los radicales –en terapia intensiva- quedan en el poder compartido según
lo comprueba los años pasados, será la profundización letal
del actual estado de cosas. Estamos hablando de temas que tienen una importancia
fundamental para la vida de la República: territorios, soberanía,
trabajo, educación, salud, economía, finanzas y alianzas regionales
económicas y políticas futuras. Lo particular es que las fuerzas
opositoras, a los partidos de centro y de derechas, tienen demasiados puntos
en común sobre los mismos temas y es por eso que deberían coincidir
en establecer muy pocos puntos de definición política. El modelo
hegemónico imperial está demasiado enfermo y camino a la desaparición,
pero antes nos llenará de guerras, hambre y destrucción si no
le ponemos límites.
Para nuestra desgracia la dirigencia no ha encontrado los canales efectivos
y reales de participación de los ciudadanos. Ella está ocupada
en presentarse en los medios de comunicación masivos pensando que podrán
armar desde ese lugar lo que se niegan a realizar desde abajo, en las calles,
barrios, pueblos, lugares de trabajo y estudio. Cualquiera sabe y siente que
se están equivocando terriblemente, parece que ellos no lo advierten,
porque están desperdiciando una potencialidad –calidad y cantidad- que
nunca se había observado en nuestro país. El momento es histórico
y quizás irrepetible porque la sociedad quiere tomar en sus manos las
grandes decisiones que son necesarias ser realizadas urgentemente.
Pues entonces, debemos hacer grandes y denodados esfuerzos para ir armando un
andamiaje de acción, lucha, resistencia y concientización política
que lleve a una gran mesa de discusión a todas las fuerzas populares,
que dentro de sus simpatizantes, adherentes y militantes tienen a grandes valores
morales y que son verdaderas reservas que no se pueden despreciar.
El camino que debemos emprender es el de la búsqueda del poder, de eso
no debe caber ninguna duda.
Con férreos compromisos y sin mezquindades, con un mínimo de acuerdos
y propuestas de cara a la sociedad para superar la crisis, fijando un nuevo
rumbo de crecimiento y paz social, junto a una muy diferente a la reinante distribución
del ingreso y la riqueza. Necesitamos juntar las lealtades que solamente las
personas con honestidad personal y política pueden ofrecer y que estén
comprometidos en el diseño de una nueva Argentina que contenga a todos
sus hijos.
Sabemos que es posible. Entonces los ciudadanos comunes tomemos la delantera
exigiendo que nos acompañen la dirigencia. De lo contrario que se detenga
en ese estrecho espacio que los puede colocar como cómplices necesarios
de mayores desastres por sus cobardías, especulaciones políticas
y falta de compromiso.
Entonces no esperemos más y hagamos parir el cambio en Argentina.
26 de setiembre del 2002