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Argentina: La lucha continúa

25 de septiembre del 2002

¿Quién atentó contra Estela Carlotto?

Por Hugo Alberto de Pedro

La pregunta debe necesariamente tener su respuesta en los errores que nuestra democracia ha cometido desde el 10 de diciembre de 1983.
Los mismos han sido en una primera etapa, bajo el gobierno de Raúl Ricardo Alfonsín, al haber otorgado a los genocidas la oportunidad de estar libres de todo proceso como han sido las leyes que así lo permitieron: Obediencia debida y Punto final.
En la segunda etapa, el gobierno encabezado por Carlos Saúl Menem, otorgó los indultos que permitieron que los condenados puedan reinsertarse en la misma sociedad que años atrás habían torturado, y desaparecido.
El viernes fue baleada la casa de Estela Carlotto, Presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, en una demostración más de que los elementos genocidas tienen aún intactas sus posibilidades de operar contra quién deseen.
La posibilidad de que hechos como el acontecido se repitan, como el 25 de mayo del año pasado lo fue contra María Alejandra -la hija de Hebe de Bonafini-, merecen la mayor de nuestras condenas y más enérgico repudio. Porque si bien todo atentado es un acto en contra de las libertades, al ser cometido contra quienes han opuesto a tanta barbarie una conducta pacífica –a pesar del inmenso dolor- debe elevar aún con más fuerzas nuestras voces y reclamos.
Deben saber muy bien éstos sicarios del mal y de la muerte que estaremos incondicionalmente a favor de la vida y de los derechos humanos de todos los seres humanos, como estaremos acompañando a quienes son la muestra cabal de conducta y no-claudicación en el camino que llevará más temprano que tarde a la verdad y la justicia.
Ahora una vez más deben entender nuestros jueces y legisladores que es necesaria la anulación de las leyes que perdonaron a cientos de criminales, y que los juicios contra los que llevaron a cabo el Terrorismo de Estado en cualquier nivel de responsabilidad deben proseguir hasta terminar en las condenas que lleven tras las rejas a quienes llenaron de sangre nuestra memoria.
Al mantener intactas las estructuras de la represión solamente seguiremos viendo, como sucede actualmente, que la muerte seguirá estando presente en nuestras calles contra adolescentes inocentes y los militantes sociales, bajo la protección del poder político de turno.
En estos días, desde el vandálico atentado, verificamos el silencio y el comportamiento de determinados sectores de la vida nacional –gobierno, periodistas, medios de comunicación, políticos, dirigentes, iglesias, etc.-. Con seguridad encontraremos la respuesta a la pregunta del título observando a quienes hoy están callados, como lo estuvieron durante los años negros de desaparición y muerte.
22 de setiembre del 2002