Durante el gobierno de Adolfo Hitler, en Alemania se empleaba la eutanasia con los individuos que sufrían malformaciones y enfermedades incurables. Era un expediente que empleaba el régimen nazi para, supuestamente, mejorar la raza. Entraba en la lógica del régimen racista. Una lógica enferma e inhumana que llevaba a matar con una inyección letal a todos los hombres y mujeres que padecían de distintos tipos de insania, mongolismo, enfermedades genéticas y distintos tipos de discapacidades. El método de eliminación era, en cambio, indoloro. Así murieron miles de personas.
En nuestro país se utiliza hoy este método con una inmensa categoría de seres humanos. Estos son los ancianos. El método no es indoloro.Consiste simplemente en dejarlos librados a su suerte, no brindarles la mínima cobertura de salud, con una jubilación o pensión vergonzosamente miserables.
La cosa es así. Supongamos una pareja de ancianos, el hombre jubilado y la mujer a cargo. Ambos con la cobertura de salud del PAMI. Si el hombre fallece, la mujer gestiona la pensión correspondiente en el ANSES, que tarda unos seis meses, como mínimo. A los tres meses la mujer queda automáticamente fuera de la cobertura del PAMI, por lo cual si no se dio cuenta o no sabe que debe concurrir a la sucursal correspondiente del PAMI antes de estos tres meses y está siguiendo algún tratamiento, oncológico por ejemplo, debe suspenderlo. Si hace las gestiones en el PAMI antes de los tres meses de fallecido su marido, debe esperar al menos un mes a que le otorguen una cobertura provisoria. De cualquier modo, debe suspender el tratamiento por un mes.
Supongamos que algún médico de cabecera se apiade de la mujer anciana que está enferma, y la atienda, igualmente ésta no podrá acceder ni a la atención de un médico especialista ni a comprar sus remedios con los descuentos de PAMI, ya que para ello debe presentar el recibo del último cobro. Y este no lo posee, porque el ANSES, como ya dijimos, tarda más de seis meses en otorgar la pensión y liberar el pago. En suma, debe morirse poco a poco y, quizá, entre horribles sufrimientos. A menos que tenga algún pariente que pueda afrontar los gastos de su enfermedad en forma particular, lo cual en un país con un nivel de desocupación del 22% ( según el INDEC) no se dá en la mayoría de los casos. ¡ Ni Hitler hubiera imaginado una forma tan cruel de eliminar a la gente como los funcionarios neoliberales de la Argentina!
Esta es una más de las crueles realidades que vivimos hoy los argentinos. Se está realizando un verdadero genocidio con nuestros viejos. No los mata la inyección letal ni la cámara de gas, los mata la burocracia, muy eficiente para torturar a los desvalidos y amparar a los destructores del país.
Esta es la realidad. De esto no hablan los funcionarios, ni los políticos ni los sindicalistas. Este es un tema que sólo se toca superficial y rápidamente. No son noticia. Desde hace años no se actualizan las jubilaciones y pensiones y el PAMI es el coto de caza de cuanto politiquero anda suelto. Hace más de diez años se alzaba la voz valerosa de Norma Plá para denunciar estas injusticias. En ello dejó su vida. Hoy nadie se acuerda de esto. Y sé de lo que hablo. Desde hace seis meses, este es el calvario que está sufriendo mi madre. Es el tiempo de los asesinos.