El FMI, urgido por ayudar a Brasil y Uruguay, pero no a la Argentina
En conferencia de prensa, el vocero del FMI, Thomas Dawson, sostuvo que es "urgente" socorrer a Brasil y que Uruguay merece un tratamiento de "emergencia". En cambio, para un acuerdo con Argentina señaló que "todavía hay trabajo por hacer".
Nada cambió para Argentina con la crisis regional. El Fondo Monetario Internacional sigue demorando la firma de un acuerdo, mientras los funcionarios argentinos refuerzan la demanda de auxilio financiero con el argumento de que ayudaría a estabilizar la situación en América latina. "De ninguna manera ha sido todo firmado, sellado y entregado. Claramente hubo progresos, pero todavía hay trabajo por hacer", enfatizó ayer el portavoz del FMI, Thomas Dawson. Su declaración dejó en evidencia la dureza del organismo hacia la administración Duhalde, sobre todo porque en la misma rueda de prensa Dawson sostuvo que es "urgente" socorrer a Brasil y que la debacle uruguaya merece un tratamiento de "emergencia". En contraste con el nuevo cachetazo del FMI, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O’Neill, dijo estar "ansioso" porque Argentina firme un acuerdo con el organismo. Otro consuelo para el Gobierno es que volvió a bajar el dólar: 6 centavos en casas de cambio.
O’Neill suavizó su discurso hacia la Argentina después de una semana en la que sus declaraciones sobre la región le valieron una lluvia de críticas. El funcionario había dicho que no tiene sentido darles dinero a países que después lo utilizan para abrir cuentas en Suiza. Ayer fue consultado sobre el tema, pero se negó a reabrir la discusión. En cambio, se pronunció a favor de un pronto acuerdo de Argentina y Uruguay con el FMI, preparando el terreno para un mejor recibimiento en estos países cuando los visite la próxima semana.
"Estamos ansiosos de que el FMI concluya un acuerdo con el presidente de Argentina para crear las bases de la estabilidad y el crecimiento", afirmó. "Los argentinos han sufrido las turbulencias económicas y estamos ansiosos por ver que el país regrese a una posición de fuerza y estabilidad", completó el funcionario, quien atraviesa un momento difícil no sólo por sus comentarios sobre Latinoamérica sino por el manejo de la crisis de las corporaciones en su país.
En los siete meses que llevan las negociaciones con Washington, el FMI y el Departamento del Tesoro se alternaron en críticas y palabras de aliento, pero el resultado siempre fue la postergación de la ayuda. En ese marco, el papel de duro, lo hizo ayer el FMI, mientras que O’Neill hizo un gesto favorable a la conclusión de las negociaciones. El Gobierno, en tanto, mantuvo el tono de protesta que está ensayando esta semana. El jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, dijo que "pensamos que el FMI debe acelerar sus tiempos y, en nuestro caso en particular, entendemos que debe apurar el acuerdo para que esa también sea una señal positiva de fortalecimiento en la región". "Es momento de que los organismos internacionales se decidan a actuar", completó.
En la misma línea se pronunció el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, para quien "no se debe abordar la situación en Argentina, Brasil y Uruguay como si se tratara de casos aislados, sino que es una realidad que hay que mirar como un todo". El funcionario argumentó que el FMI "debería mirar que toda la situación de Latinoamérica es preocupante, porque de los diez países con mayor índice de riesgo país, siete son de la región", con Argentina y Brasil a la cabeza.
El Gobierno por ahora ve con alivio que la crisis regional no esté impactando directamente sobre el dólar, sino que por el contrario, ayer volvió a bajar. Se situó en 3,52/3,60 pesos en las entidades que operan por cuenta y orden del Banco Central, con un descenso de 4 centavos respecto de los valores del día anterior. En el mercado libre, la cotización de cierre fue 3,60/3,69, 6 centavos menos que la víspera. El Banco Central terminó con un saldo negativo de 6,9 millones de dólares, dado que en sus intervenciones compró 63,7 millones y vendió 70,6 millones, de los cuales 7 millones fueron en el segmento minorista.
Roberto Lavagna intentó apurar al FMI con una carta al director gerente, Horst Koehler, en la que le reclamó cerrar las negociaciones. La respuesta no fue la que esperaba el ministro. Dawson, principal vocero del organismo, señaló que la próxima semana viajará a Buenos Aires una misióndel organismo para discutir la situación fiscal. "En este momento hay una misión que está discutiendo temas relacionados con el sistema bancario. La próxima semana otra misión discutirá temas fiscales, pero en ambas áreas todavía tiene que haber más progreso", remarcó.
Frente a la insistencia de los periodistas, Dawson precisó que "las conversaciones están en marcha. Creo que son buenas. Pero bajo ningún concepto ya están todas las condiciones cumplidas, de lo contrario las misiones no estarían en Buenos Aires". Entre los temas pendientes mencionó la necesidad de "ver cómo se desarrolla la política monetaria" y si hay o no un ancla a la emisión. Para que esto pase, se necesitan todavía algunas semanas. En el Gobierno, sin embargo, insisten en que en el transcurso de este mes finalizará este karma de negociar con el Fondo