DESAPARECIDOS EN LA CONTRAOFENSIVA
"Fueron ejecutados"
El defensor de cuatro represores reconocio que las Fuerzas Armadas fusilaron a los prisioneros.
Por Victoria Ginzberg
"Cabe dejar sentado que los eufemísticamente denominados desaparecidos,
en rigor de verdad se trataron de ‘terroristas ejecutados’ por las Fuerzas Armadas
por su condición de tales", aseguró Florencio Varela en un
escrito que entregó ante el juez Claudio Bonadío como defensor
de cuatro oficiales del Ejército presos por su participación en
los secuestros y asesinatos de 18 personas en 1980. La presentación del
abogado tal vez quiso ser una provocación, pero se trata más bien
de una confesión. "Los integrantes de las cúpulas que condujeron
al Ejército desde 1975 hasta sus actuales jefes participaron en las operaciones
contra el terrorismo y muchos de ellos en forma destacada", agregó
en el documento. El abogado Ricardo Monner Sans, que representa a la hija del
desaparecido Lorenzo Viñas, citó en su respuesta el Código
de Etica del Colegio Público de Abogados.
Varela, que ocupó el cargo de secretario de Minoridad y Familia durante
la última dictadura militar, defiende a los militares Hermes Oscar Rodríguez,
Arturo Enrique Pelejero, Francisco Javier Molina y José Ramón
Pereiro. Como abogado, pidió ante Bonadío que los represores sean
sobreseídos en base a la ley de Obediencia Debida. "La responsabilidad
por las aberraciones y crueldades como las recordadas y de otras peores, es
exclusiva de los comandantes que las ordenan", aseguró Varela.
Monner Sans, quien representa a Claudia Allegrini y a la hija que ella tuvo
con el desaparecido Lorenzo Viñas, respondió ayer los planteos
de Varela y de otros abogados de los más de treinta militares presos
en la causa en la que se investigan crímenes cometidos por el Batallón
de Inteligencia 601. Allí le pidió al juez que, para evitar cuestionamientos
formales, diga "expresamente" que para este proceso las leyes de Obediencia
Debida y Punto Final son nulas e inaplicables. Esto es algo que seguramente
hará Bonadío en los próximos días, cuando resuelva
las prisiones preventivas de los acusados. Monner Sans citó los fallos
del juez Gabriel Cavallo y de la Cámara Federal porteña que declararon
inválidas las leyes de impunidad y recordó un escrito del juez
entrerriano Gabriel Chausovsky quien en 1987 –en minoría en la Cámara
de Apelaciones de Paraná– aseguró que la ley de Obediencia Debida
era inconstitucional porque no le permitía a los magistrados evaluar
si una persona era culpable o no. Además, al evocar la inactividad del
Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas para investigar los crímenes cometidos
por los uniformados, el abogado recordó una de las frase célebres
de Groucho Marx: "La Justicia militar es a la Justicia lo que la música
militar es la Música".
"Es deber del abogado preservar y profundizar el estado de derecho fundado
en la soberanía del pueblo y su derecho a la autodeterminación."
"Es consustancial al ejercicio de la abogacía la defensa de los
derechos humanos." Estos párrafos del Código de Etica del
Colegio Público de Abogados fueron citados por Monner Sans en su presentación
como respuesta al "horror de lo transcrito" por Varela.
El argumento central del representante de los cuatro militares –quien ya elaboró
un documento en el que intentó refutar el plan sistemático para
apropiarse de los hijos de los desaparecidos– es que los delitos de lesa humanidad
cometidos durante el terrorismo de Estado son exclusiva responsabilidad del
gobierno de Isabel Perón, que ordenó aniquilar la subversión.
Pero Varela no negó, sino que admitió, que sus defendidos participaron
de esos crímenes. "Todos los militares de las tres armas en actividad
en esos trágicos años también conocieron lo que estaba
pasando, no sólo por su participación personal en las operaciones
sino por la información e instrucción que al respecto recibieron.
Todos y cada uno de sus miembros supieron cómo se operaba y que los terroristas
detectados eran ejecutados."
Además, el abogado ofreció una curiosa versión sobre por
qué los militares ocultaron los cuerpos de sus víctimas: "...Quienes
tuvieron a sucargo la ejecución y sepultura de los cuerpos no conocían
su nombre salvo excepciones. Al haberse destruido la documentación integrada
con los partes que se confeccionaban de todas las acciones habidas y con ella
las claves para determinar la identificación de los efectivos que participaron
en cada una de ellas, se tornó absolutamente imposible su reconstrucción,
quedando solamente como posibilidad la memoria personal de quienes combatieron
el terrorismo".