22 de agosto del 2002
Clase
pública del 19 de julio de 2002, Cátedra Ernesto Che Guevara,
Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo
Los guevaristas argentinos: Mario Roberto Santucho
Claudia Korol:
Buenas noches y bienvenidos. En esta clase invitamos a Daniel De Santis,
que además de haber compartido la militancia con Robi [Mario Roberto
Santucho], investigó después, recopiló documentación,
e hizo un libro: "A vencer o morir" [A vencer o morir. PRT-ERP Documentos.
Selección e Introducción de Daniel de Santis. Buenos Aires, Editorial
Universitaria de Buenos Aires-EUDEBA, 1998 (Tomo I) y 2000 (Tomo II)].
Es una recopilación muy minuciosa de la documentación sobre la
experiencia del PRT, que consta de dos tomos. Obviamente, ese trabajo también
implica una reflexión sobre la experiencia de la cual participó
en su momento con Robi, y sigue participando como militante revolucionario en
la actualidad en cada una de nuestras luchas.
Daniel fue miembro del Comité Central del PRT-ERP, compañero de
Santucho y fue un dirigente obrero de masas, en importantes luchas, sobre todo
en la ciudad de La Plata. Así que nos parecía importante poder
tener también en la Cátedra este momento para compartir y reflexionar
juntos sobre esto.
Néstor Kohan:
Buenos Noches. La idea de la clase de hoy, que es también un modo
de expresar nuestro homenaje cuando se cumplen 26 años de su asesinato,
contribuyendo a los muchos homenajes y recordatorios que se van a realizar,
consiste en tratar de discutir los núcleos centrales del pensamiento
teórico y político, y la práctica también, de Mario
Roberto Santucho [1936-1976]. Para no quedarnos en un mito. Porque así
como la derecha intenta convertir a nuestros mejores compañeros en mitos
- ya lo habíamos conversado y discutido en el caso del Che - también
con Santucho pasa algo análogo, aunque seguramente no al mismo modo del
Che porque nadie usaría remeras con la cara de Robi...ya que Santucho
sigue siendo un personaje endemoniado, digamos, para la sociedad oficial argentina.
Pero un poco, la derecha ha construido el mito de Santucho..., el "tira-bombas",
el "tira-tiros"..., y entonces a veces los sectores populares, para contrarrestar
y responder a esa visión derechista, terminan levantando esa misma imagen
de Santucho, aunque invertida, sin atender al conjunto de su obra y de su personalidad.
Nosotros pensamos que en la tradición marxista, la lucha político-militar
en la que Santucho entregó su vida es siempre - o debería
serlo - prolongación de una lucha política y de un pensamiento
político, y no al revés.
Entonces, hoy nos interesa discutir las categorías políticas que
estructuraban la visión del mundo de Robi y cómo fueron cambiando
también... porque nadie nace ni marxista, ni socialista, ni comunista,
ni revolucionario, sino que se va construyendo como tal.
Por eso nos interesaba discutir el pensamiento real de Santucho y en ese sentido
son tan útiles estos libros de documentos reunidos por Daniel De Santis
- realmente los recomendamos - porque si no existieran, sería prácticamente
imposible conseguir esos documentos de la historia del PRT.
Y una aclaración más, antes de ir directamente al tema: la relación
de Santucho con el guevarismo en general, y con el Che en particular, no es
una relación directa, en el sentido que Santucho nunca conoció
personalmente al Che.
Nosotros ponemos el énfasis en una relación política
y en la continuidad de una línea ideológica, no en la cuestión
biográfica de si conversó o tomó café con el Che.
Porque en el mismo sentido, a Marx, Lenin no lo vio nunca, jamás se sentó
a tomar cerveza con Marx, ni con Engels. Sin embargo, pocos pondrían
en discusión que entre ellos existe una continuidad. En el caso de la
relación de Santucho con el Che pasa lo mismo, a nivel biográfico
quizás nunca se cruzaron pero hay una trayectoria político-ideológica...
Una de las hipótesis de trabajo que se podría plantear es que
Santucho forma parte del marxismo latinoamericano, es parte de su historia,
de una historia que - como venimos discutiendo en la Cátedra - no nace
en los años '60 sino que es muy anterior y se nota en la primera formación
ideológica de Robi.
Entre los muchos hermanos de la familia Santucho, uno de ellos, Amílcar,
era del Partido Comunista. Otro de ellos que tuvo mucha más influencia
sobre Roberto, Francisco René, era indigenista, "aprista", seguidor del
APRA [Alianza Popular Revolucionaria Americana, organización política
peruana surgida en la década de 1920 que sigue existiendo en la actualidad].
¿Se acuerdan que habíamos visto entre los antecedentes del pensamiento
del Che, las polémicas de los años '20 entre José Carlos
Mariátegui y Víctor Raúl Haya de La Torre?
Bueno, Francisco René, dirigía una librería en Santiago
del Estero y publicaba una revista llamada "Dimensión". Este hermano
de Robi estaba muy influido por la ideología de Haya de La Torre, en
sus comienzos. Por ejemplo, en uno de sus textos iniciales [Francisco René
Santucho: Integración de América Latina. Santiago del Estero,
Cuadernos Dimensión, 1959] él hablaba de nuestro continente llamándolo
"Indoamérica" y no Latinoamérica.
En una nota al pie de ese trabajo, Francisco René explica porqué
le llamaba Indoamérica, del siguiente modo: "Preferimos indoamericano
a latinoamericano o hispanoamericano, por las mismas razones aducidas por los
apristas peruanos generalizadores del término. Creemos como ellos que
así se define mejor una peculiaridad que hoy se da en el hemisferio".
De este modo, el primer guía intelectual de Mario Roberto Santucho sigue
casi al pie de la letra a los discípulos de Haya de La Torre. Su razonamiento
es el siguiente: el componente fundamental de este continente es indígena,
por lo tanto vamos a hablar siempre de Indoamérica. De ahí que
la primera organización política en la que participan estos hermanos
(Francisco René y Mario Roberto) se llama Frente Revolucionario Indoamericanista
Popular (FRIP). Francisco René es el hermano - me parece a mí
- que más influencia tiene sobre Roberto.
Esta tradición de pensamiento indoamericanista también está
presente en otros revolucionarios latinoamericanos de aquella época.
El indoamericanismo se planteó principalmente a nivel historiográfico,
es decir, a la hora de explicarse la propia historia de América Latina.
Porque dejemos bien en claro que esta generación, la generación
de Robi Santucho y sus compañeros y compañeras, no se lanzó
a la pelea y a la lucha armada ni arriesgó la vida porque le surgió
repentinamente un "delirio mesiánico" - como nos dice toda la derecha
-, o porque era "foquista" –como nos dice alguna parte de la izquierda - , sino
porque había hecho un meditado análisis previo de la historia
del continente y de sus condiciones políticas.
Entonces, tratando de ver qué herramientas utilizaban a nivel historiográfico
para explicarse la historia de Indoamérica, uno encuentra que, además
de los textos de Haya de La Torre, también utilizaban los libros de Juan
José Hernández Arregui, que era un escritor del interior
de nuestro país, un hombre muy erudito, especialista en la cultura griega.
Hernández Arregui tenía una hipótesis muy fuerte, era muy
crítico de la ciudad de Buenos Aires. Sostenía que Buenos Aires
era una "ciudad-puerto de espaldas al país y de cara a Europa", en cambio
el interior era explotado, el interior... era Indoamérica. Buenos Aires
pertenece a Europa. Aunque, a diferencia de Haya de la Torre, Hernández
Arregui era muy hispanista, él defendía mucho la herencia española
(esa era una diferencia importante con los indoamericanistas). Muy bien, en
los orígenes del FRIP encontramos esta idea de que Buenos Aires está
de espaldas al país. No se dice que es "una ciudad burguesa" pero más
o menos..., y también nos encontramos con la idea que la vanguardia revolucionaria
se encuentra en el noroeste Argentino.
En esos primeros documentos del FRIP de inicios de los '60 y en esa primera
formación ideológica también se utilizaban categorías
de Silvio Frondizi, un sociólogo e historiador que al igual que el anterior
era crítico del tipo de desarrollo del capitalismo argentino. Pero a
diferencia de Hernández Arregui, Silvio Frondizi no era peronista. Cuestionaba
muy duramente la supuesta "progresividad" de la burguesía nacional y
en consecuencia del peronismo.
El FRIP se unifica alrededor del año 1965 con un grupo político
trotskista que se llama "Palabra Obrera", encabezado por Hugo Miguel Bressano,
que es el seudónimo de Nahuel Moreno. Esta agrupación pertenecía
a la Cuarta Internacional.
Ahí nace el PRT como organización, y a partir de ese momento -al
menos eso me parece a mí - en los escritos de Santucho y en su ideología
hay un cambio, se produce una transformación. La Cuarta Internacional
tenía en aquella época como principal dirigente al belga Ernest
Mandel, el célebre economista. En aquellos momentos Moreno estaba unido
con Mandel, después rompen entre sí en una dura polémica.
Entonces, a la hora de explicarse cómo fue y es nuestro continente, cómo
es la Argentina, también se produce un cambio en los escritos y en la
ideología de Santucho. Aparece la presencia de otro historiador, que
era un militante orgánico de Palabra Obrera vinculado a Moreno: Milcíades
Peña.
Peña era un joven, muy joven - porque se suicidó a los 32 años
-, pero dejó una obra muy interesante, muy distinta de la historiografía
tradicional, tanto de la historiografía liberal burguesa como también
de la historiografía oficial del Partido Comunista en los escritos de
Leonardo Paso, por ejemplo, o de la izquierda peronista como Rodolfo Puiggrós.
Entonces el joven Santucho adoptaba de la obra historiográfica de Milcíades
Peña y de la sociología de Silvio Frondizi una idea central. Esa
idea giraba en torno a la incapacidad de la burguesía "nacional" argentina
para emancipar nuestro país.
La burguesía nacional argentina no podía encabezar la independencia.
Que nosotros somos todavía hoy un país dependiente creo que está
fuera de discusión. ¡Hoy en día más que nunca!. Nosotros
seguimos pensando que la dependencia constituye una de las principales características
de la formación social capitalista argentina, a pesar de que el término
"dependencia" ya no está de moda en la literatura universitaria local
(como sí lo estaba en los '60, los años de Santucho).
El problema central de la discusión política de aquella época,
que también surge - con otro ropaje y con otros personajes - en nuestra
época, que vuelve hoy en día, es si la burguesía local
puede o no puede encabezar los cambios pendientes y necesarios para resolver
la crisis del país. A partir de la explicación que demos de ese
problema y de la respuesta que proporcionemos a esa pregunta política
se derivan un conjunto de posiciones políticas.
Entonces Robi Santucho, a partir de las tesis de Milcíades Peña,
a partir de los escritos de Silvio Frondizi, empieza a plantear que la burguesía
nacional no podía encabezar los cambios. No se podía entonces
seguir pensando ingenuamente en términos de un gran "frente nacional"
con la burguesía a la cabeza...(fíjense que aunque este debate
está marcado a inicios de los '70 por el regreso de Perón de su
exilio en España y por la formación de un gran frente peronista
que le entrega el ministerio de economía a un sector "nacional" de la
burguesía local como es el caso de Gelbard –previo pacto social y freno
a toda la movilización de los trabajadores clasistas – ese mismo tipo
de planteo reaparece ahora, en el año 2002, con otros personajes, con
otros políticos, con otros militares, pero con la misma liturgia populista
y con los mismos planteos...).
¿Qué diferencia había entre los escritos de Roberto Santucho y
los de Milcíades Peña? Principalmente que este último –
Peña – mantenía un planteo totalmente impregnado por el antiperonismo,
ya que proponía la tesis que "Perón era un agente inglés".
El PRT adopta cierto tipo de explicaciones de Peña, pero no acepta completamente
esa visión ya que en un escrito del PRT - "El peronismo, ayer y hoy"
[Ediciones El Combatiente, agosto de 1971]- se plantea que se adopta
la tesis de Peña, pero sin caer... en el "gorilismo de izquierda".
En los escritos del PRT emerge también la presencia de otra historiografía.
Y esto sí llama poderosamente la atención. Es la historiografía
de Bartolomé Mitre. ¿Por qué llama la atención? Pues porque
como sabemos, la versión de Mitre constituye la versión oficial
de la historia argentina, la que se enseña todavía hoy en las
escuelas. Pero ¿qué adoptaban los militantes del PRT de esta historiografía
tradicional?
Algo que, paradójicamente, resulta muy interesante: cómo estos
historiadores burgueses reaccionarios (principalmente Mitre, aunque también
deberíamos agregar a Vicente Fidel López, en el siglo XIX y Ricardo
Levene en la primera mitad del siglo XX) describen la campaña del ejército
de San Martín, cómo describen... la guerra de guerrillas. Realmente,
si alguna vez lo pueden leer vale la pena, es hasta muy entusiasmante. Cuando
ellos hablan del Ejército de los Andes, cuando San Martín envía
a organizar una guerra de guerrillas en la retaguardia española, digamos
que era muy "atractivo" para esta izquierda revolucionaria que se planteaba
continuar la lucha inicial de San Martín y Bolívar..., y sobre
todo el papel jugado en la lucha guerrillera contra los colonialistas españoles
por Martín Miguel de Güemes, Juana Azurduy, y otros revolucionarios
nuestros de principios del siglo XIX. Seguramente estos historiadores burgueses,
de tradición liberal, todavía en el siglo XIX se podían
dar el lujo de alabar aquellas campañas militares independientistas porque
la tarea por delante que esta burguesía tenía entonces – segunda
mitad del siglo XIX - era legitimar la construcción de un Estado-nación
y construir los relatos fundantes de un origen heroico. Luego, en el siglo XX,
sobre todo en su segunda mitad, ante le emergencia de una izquierda revolucionaria
que se planteaba en primera instancia la lucha por el poder, ya no podían
darse ese lujo...
Pero los compañeros del PRT supieron leer bien, leer entre líneas,
en esa historiografía burguesa, en esa historiografía tradicional
y reaccionaria y encontrar los relatos de aquel primer ejército continental
de San Martín y sus compañeros.
Dicho como nota al pie: según recuerda Pombo [Harry Villegas Tamayo,
sobreviviente de la guerrilla del Che en Bolivia, hoy general de brigada de
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba], que luchó junto al
Che Guevara en Cuba, en el Congo y en Bolivia, Guevara – al igual que el PRT
- también le daba para leer a sus compañeros, a sus combatientes
internacionalistas de Bolivia, los relatos de las guerras independientistas
sobre Juana Azurduy y sus guerrilleros. También en esto Santucho fue
un guevarista consecuente...
Otra fuente ideológica de la que se nutrió Santucho fue Lenin.
Como era obvio, ya habiendo cortado amarras definitivamente con Haya de La Torre,
Santucho empieza a tener una lectura mucho más leninista, más
"clásica", si se quiere, sobre el papel de América Latina. La
crítica explícita contra Haya de la Torre ya la formula Francisco
René Santucho en su trabajo "Lucha de los pueblos indoamericanos"
[publicado en 1963 en el periódico Norte Argentino]. Allí
se plantea que los aciertos iniciales del APRA: "se ven traicionados ahora
por la debilidad de su propio líder que ha entrado en compromisos con
regímenes reformistas cómplices del imperialismo". A partir
de esa ruptura con el populismo aprista se abre en el horizonte ideológico
de Robi la posibilidad de apropiarse de la tradición teórico-política
de Lenin.
Como ustedes saben, Lenin escribió en 1916 "El imperialismo fase superior
del capitalismo" y ahí habla de nosotros, de la Argentina. Dice textualmente:
"No sólo existen los dos grupos fundamentales de países – los
que poseen colonias y las colonias --, sino también, es característico
de la época, las formas variadas de países dependientes que, desde
un punto de vista formal, son políticamente independientes, pero que
en realidad se hallan envueltos en las redes de la dependencia financiera y
diplomática. A una de estas formas de dependencia, la semicolonia, ya
nos hemos referido. Un ejemplo de otra forma lo proporciona la Argentina
[...] No es difícil imaginar qué sólidos vínculos
establece el capital financiero – y su fiel «amiga», la diplomacia – de Inglaterra
con la burguesía argentina, con los círculos que controlan toda
la vida económica y política de ese país".
¿En qué se basaba Lenin para proporcionar semejante descripción
y explicación de la Argentina? Pues una de sus tesis principales sostenía
que el desarrollo del capitalismo mundial nunca es chato, ni plano, ni liso
ni homogéneo. Los países y sociedades capitalistas no están
en el mismo rango ni son equiparables entre sí, como hoy sostiene erróneamente,
por ejemplo, Toni Negri en su Imperio cuando plantea que entre Estados
Unidos y Brasil, la India e Inglaterra... "sólo hay diferencias de grado".
Por el contrario, Lenin tenía la hipótesis de que el capitalismo
a nivel mundial se expandía en forma asimétrica, según
un desarrollo desigual que generaba países y sociedades metropolitanas
y dependientes, cuyas diferencias no son sólo de grado – es decir: cuantitativas,
mayor o menor cantidad de capitalismo y desarrollo -- sino que son diferencias
cualitativas.
El PRT adopta esta tesis de Lenin, y plantea que el desarrollo interno del capitalismo
argentino también es notoriamente desigual y origina zonas metropolitanas
y zonas periféricas y/o dependientes. O sea que no es lo mismo el desarrollo
del capitalismo en la Mesopotamia que en el Noroeste. Así, por ejemplo,
en el folleto "El proletariado rural detonante de la revolución argentina"
[Tesis políticas del FRIP, editado en 1964 en el periódico Norte
Argentino] se sostiene que: "El imperialismo, al introducirse como factor
estructural en el desarrollo de la economía argentina promoviendo la
seudoindustrialización, ha acentuado los desniveles regionales, al desarrollar
unilateralmente la zona portuaria en detrimento del Interior".
Obviamente, este tipo de caracterización se basaba en la teoría
del desarrollo desigual de Lenin. Pero le agregaba un matiz específico
cuando hacía referencia a la "seudoindustrialización". ¿De dónde
tomaban esa visión tan crítica de la industria argentina? Pues
de las tesis historiográficas de Milcíades Peña. No casualmente
la primera de estas tesis políticas del FRIP, combinando la teoría
del imperialismo de Lenin con la visión de Peña, sostenía
que "La República Argentina es un país semicolonial seudoindustrializado".
A continuación, la segunda tesis agregaba: "La burguesía nacional
en su conjunto es incapaz de luchar por la liquidación de la dependencia
de nuestra patria".
Así como Lenin defendía la tesis de que la explosión iba
a surgir en "el eslabón más débil de la cadena imperialista",
Santucho planteaba por analogía que en la revolución argentina
el factor detonante era el proletariado azucarero, ya que el capitalismo del
noroeste era de alguna manera "el eslabón más débil" dentro
del capitalismo argentino.
Y también, junto a las categorías clásicas de Lenin, en
el PRT se adoptaron en determinado momento categorías de León
Trotsky quien, como ya habíamos planteado en las clases anteriores cuando
analizábamos su influencia en la visión del Che sobre el capitalismo
latinoamericano, en su Historia de la Revolución Rusa, plantea
una hipótesis que denomina "ley del desarrollo desigual y combinado".
¿En qué consiste? Pues en que nunca existen países y sociedades
capitalistas absolutamente homogéneos, compactos, con un solo modo de
producción, sino que en realidad hay relaciones sociales de distintos
modos de producción que están combinadas entre sí. Algunas
predominan sobre otras, pero están combinadas. Puntualmente Trotsky sostiene
que: "Azotados por el látigo de las necesidades materiales, los países
atrasados vense obligados a avanzar a saltos. De esta ley universal del desarrollo
desigual de la cultura se deriva otra que, a falta de nombre más adecuado,
calificaremos de ley del desarrollo desigual y combinado, aludiendo a la aproximación
de las distintas etapas del camino y a la confusión de distintas fases,
a la amalgama de formas arcaicas y modernas". Trotsky la denomina "ley"
pero en realidad – pensamos nosotros – habría que denominarla teoría
del desarrollo desigual y combinado, ya que conjuga diversas hipótesis
sobre el desarrollo histórico.
Entonces,– una vez superada la influencia del APRA y el indigenismo, a los que
habría que agregar la influencia inicial de la Reforma Universitaria
y de varios intelectuales que realizan conferencias en la librería de
Santiago del Estero, dirigida por Francisco René -- en el pensamiento
político de la dirección del PRT en general y de Mario Roberto
Santucho en particular, se conjugan las categorías sociológicas
de Silvio Frondizi, las historiográficas de Milcíades Peña,
la teoría del marxismo revolucionario clásico de Lenin y Trotsky
y, por supuesto, la enorme influencia de la revolución cubana y de la
revolución vietnamita.
Sería muy largo de desarrollar y no tenemos tiempo, pero obviamente a
todas estas influencias las moldeó y las amalgamó en el caso del
PRT el guevarismo y el castrismo y también el pensamiento político
de Ho Chi Minh y Giap.
Para adelantar y acortar –cronológicamente hablando- en nuestra exposición,
agregamos que luego viene la ruptura con Nahuel Moreno y la fundación
del ERP [Ejército Revolucionario del Pueblo], en el V Congreso
en 1970, donde el PRT se divide en el "PRT - La Verdad" (encabezado por
Moreno) y el "PRT - El Combatiente" (encabezado por Santucho),. Ambos
grupos toman el nombre de acuerdo al periódico de cada uno.
Aunque tenemos que ser breves, me parece interesante prestarle atención
al documento de la fundación del ERP. Las posiciones políticas
de este documento se nutren de toda la tradición clásica del marxismo,
que a su vez provienen de Clausewitz y de Maquiavelo.
Porque, a principios del siglo XVI, el teórico florentino Nicolás
Maquiavelo sostenía en El príncipe y en los Discursos
sobre la primera década de Tito Livio que para unificar Italia como
una nación moderna, había que derrotar el predominio de Roma –
El Vaticano – y también había que terminar con la proliferación
de bandas armadas locales, los célebres condottieri [combatientes
mercenarios]. Maquiavelo propone la formación de una fuerza militar
republicana completamente subordinada al príncipe, es decir, al poder
político. ¡Es la política, según Maquiavelo, la que manda
sobre lo militar y no al revés!. Más tarde, a inicios del siglo
XIX, el teórico prusiano Karl von Clausewitz vuelve a prolongar aquel
pensamiento defendiendo que "la guerra es la continuación de la política
por otros medios" [en su libro De la guerra]. A inicios del siglo
XX, más precisamente en su exilio suizo durante la primera guerra mundial
[entre 1915 y 1916] Lenin, mientras estudia la Ciencia de la Lógica
de Hegel, lee y anota detenidamente De la guerra de K.v.Clausewitz. Lenin
no es el único marxista en este sentido. Antonio Gramsci, en sus Cuadernos
de la cárcel, más precisamente a inicios de la década
de 1930, redacta "Análisis de situación y relaciones de fuerza",
un pasaje de los Cuadernos de la cárcel donde sostiene que la
lucha político-militar y la guerra constituyen un momento superior de
las relaciones de fuerzas políticas, que enfrentan en una situación
a las clases y fuerzas sociales.
Por lo tanto, en toda esta tradición de pensamiento político,
que se remonta a la herencia republicana de Maquiavelo y, a través de
la reflexión de Clausewitz, es adoptada por los clásicos del marxismo,
LA LUCHA POLÍTICO-MILITAR ES LA PROLONGACIÓN DE LA POLÍTICA,
NO AL REVÉS.
En los documentos de la fundación del ERP también aparece en primer
plano UN ANÁLISIS POLÍTICO de donde se deduce la necesidad de
LA LUCHA POLÍTICO-MILITAR y no al revés.
Creo que luego de años de propaganda burguesa que intentó demonizar
a los revolucionarios argentinos y latinoamericanos, remarcar ese tipo de pensamiento
específicamente POLÍTICO resulta hoy impostergable. Porque la
generación de Santucho y sus compañeros y compañeras no
se lanzaron a la lucha político-militar de manera "irracional", "demencial"
o "mesiánica"...como acostumbran a escribir en los grandes medios de
comunicación de masas. No estaban deseosos de adrenalina. No eran "jóvenes
loquitos y aventureros" deseosos de vivir peripecias extrañas. Existía
en ellos un tipo de análisis específicamente POLÍTICO,
asentado como vimos muy sumariamente en un tipo de reflexión sociológica
e historiográfica sobre las contradicciones del capitalismo argentino
y la impotencia histórica de sus clases sociales dirigentes y dominantes.
Creo que para poder desmontar la estrategia de descalificación de esa
generación (a la que se le puso un cartelito que decía más
o menos así: "Demonios subversivos" o también "Demonios terroristas"),
tenemos que volver a pensar despacito, bien detenidamente, estas cuestiones.
Me parece entonces muy interesante focalizar la atención en una parte
de esos documentos de fundación del ERP. Porque los que no vivimos aquella
época nos sorprendemos cuando encontramos allí algo completamente
inesperado... En esos documentos políticos aparece una crítica
muy fuerte contra el foquismo y contra Regis Debray.
¿Quién es Regis Debray? Debray era un joven estudiante francés,
discípulo del filósofo Louis Althusser, que vino a Latinoamérica
y después escribió un artículo muy largo, en la famosa
revista "Les Temps Modernes" de Jean Paul Sartre: "El Castrismo: la
larga marcha de América Latina" . Entonces, este artículo
les gustó mucho a los cubanos. Lo invitaron a Cuba, y ahí, en
Cuba, escribe después un texto que pretende ser, digamos, la "síntesis
teórica" de la revolución cubana. Un texto que hoy en día
se utiliza para criticar a la revolución cubana y para denostar al Che
Guevara. El texto de Debray se titula: "¿Revolución en la Revolución?".
Allí Debray realiza una versión realmente caricaturesca
de la revolución cubana. Sostiene, entre otras cosas, que en Cuba no
hubo casi lucha urbana, que solamente hubo lucha rural, que la ciudad era burguesa
mientras que la montaña era proletaria y que, por lo tanto, la revolución
surge de un foco, de un pequeño núcleo aislado. Así, de
este modo, Debray hace la canonización y la codificación de la
revolución cubana en una receta muy esquemática que se conoce
como "la teoría del foco". Esta versión de Debray de la revolución
cubana es muy utilizada hoy en día para ridiculizar la teoría
política del guevarismo...aún cuando el mismo Debray ya no tiene
nada que ver con esta tradición, pues pasó a las filas de la socialdemocracia
– en el mejor de los casos y siendo indulgentes con él... -.
Es cierto que la temática del "foco" está presente en los escritos
del Che pero de una manera muy diferente a la receta simplificada que construye
Debray. Nosotros creemos que en el Che los términos "foco" y "catalizador"
–con los que el Che hace referencia a la lucha político-militar de la
guerrilla, tienen un origen metafórico proveniente de la medicina (la
profesión original del Che). El "foco" remite al...foco infeccioso que
se expande en un cuerpo humano.
Pero, más allá de su origen metafórico, está muy
claro que en el pensamiento político de Guevara la concepción
de la guerrilla está siempre vinculada a la lucha de masas. Concretamente
el Che sostiene que: "Es importante destacar que la lucha guerrillera es
una lucha de masas, es una lucha del pueblo [...] Su gran fuerza radica
en la masa de la población" [Ernesto Che Guevara: La guerra de
guerrillas (1960)]. Más tarde, el Che vuelve a insistir con este
planteo cuando reitera: "La guerra de guerrillas es una guerra del pueblo,
es una lucha de masas" [Ernesto Che Guevara: "La guerra de guerrillas:
un método", artículo publicado en Cuba Socialista,
septiembre de 1963]. Pero para Debray esos planteos del Che eran sólo
...detalles insignificantes. No les dio ninguna importancia. Por eso construyó
una visión caricaturesca de la lucha armada que, lamentable y trágicamente,
fue posteriormente atribuida –post mortem- al Che...
Según recuerda el ya mencionado Pombo [Harry Villegas Tamayo]
al Che Guevara no le gustó ¿Revolución en la Revolución?
de Debray. Lo leyó cuando estaba en Bolivia (pues se publicó en
1967) y le hizo anotaciones críticas, reunidas en una libreta que se
apropió el ejército boliviano junto con su mochila, luego de capturar
al Che.
Pero, aún en el hipotético caso de que jamás puedan leerse
o reconstruirse las notas críticas del Che hacia Debray, ya en aquella
época dos militantes cubanos salieron públicamente a criticar
la caricatura "foquista" de Debray [Simón Torres y Julio Aronde (posiblemente
dos seudónimos de colaboradores del comandante Manuel Piñeiro
Losada, alias "Barbarroja"): "Debray y la experiencia cubana". En Monthly
Review N° 55, año V, octubre/1968.p.1-21]. Estos dos compañeros
cubanos le critican abiertamente a Debray - ¡no ahora, en el año 2002,
sino en 1968! - el haber simplificado la revolución cubana, el haberla
convertido en una simple teoría del "foco" y el no haber visto en ella
que junto a la guerrilla, en las ciudades luchaba el movimiento obrero, el movimiento
estudiantil, etc. En suma, le cuestionaban - en particular - el total desconocimiento
de la lucha urbana y - en general - la total subestimación de la lucha
política, base de sustentación de toda lucha político militar.
Esta es la principal crítica a la teoría del "foco" realizada
en aquella época por los propios cubanos.
Por supuesto que, en la derecha, nadie se toma el trabajo de reconstruir todas
esas críticas. Simplemente, se "entierra" rápidamente a los revolucionarios
por ser "foquistas"...
Muy bien, entonces, en los documentos de nacimiento del ERP en la Argentina,
encontramos una crítica muy inteligente y muy sugerente a Regis Debray
y al "foquismo", a la errónea subordinación de la lucha política
a la lucha militar. Me parece que esta crítica del PRT y de Santucho
pasó desapercibida y, todavía hoy, se le atribuyen "foquismo"
y/o "militarismo" como si la decisión de desarrollar en Argentina una
lucha político-militar hubiese sido en la mente de Santucho y sus compañeros
un delirio irracional y mesiánico y una subestimación del análisis
específicamente político.
Piensen ustedes, que toda la tradición de Santucho siempre recibió
esos ataques... "foquistas" y "militaristas" - se les dijo -..., cada vez que
se habla de Santucho, se trata del... "foquismo". Lo mismo con el Che... "un
gran revolucionario..., pero...foquista".
Sin embargo, en la propia fundación del ERP se hace una crítica
muy dura al foquismo y se genera una crítica inteligente al militarismo.
Porque una de las tesis centrales de Regis Debray consiste en que no hace falta
formar un partido revolucionario. Solamente - plantea Debray -, hay que instalar
un foco guerrillero...No hace falta la lucha política ni la lucha ideológica,
sino tan sólo la lucha militar...Eso es el foquismo, eso es el militarismo.
Y, justamente, en estas tesis del PRT de 1970 y en estos documentos de fundación
del ERP ["Resoluciones del V Congreso del PRT. Fundación del ERP"
(29 y 30 de julio de 1970)] se plantea que no, que el eje prioritario siempre
debe ser construir una organización política y de ahí,
en todo caso, plantearse la lucha político-militar. Pero el eje debe
ser la política. No puede haber confrontación político-militar
ni lucha político- militar si no es a partir de un análisis específicamente
POLÍTICO. Esta es la tradición de los clásicos del marxismo
que se remonta a Clausewitz y, más atrás, a los escritos de Nicolás
Maquiavelo.
Otra tesis que Santucho y el PRT le critican a Debray en este documento de la
fundación del ERP es la supuesta primacía que Debray atribuye
al "factor geográfico". Pensar que de la geografía se deduce una
estrategia política...constituye un enorme error. En realidad no es así...,
ni fue así la revolución cubana ni ninguna revolución latinoamericana.
La geografía no determina la lucha política, es un error gravísimo.
Cuando uno lo encuentra escrito no pasa nada, pero en política ese tipo
de errores cuesta la vida de mucha gente, de muchos compañeros valiosos,
de muchos revolucionarios.
Después, siempre en términos de extrema síntesis, nos encontramos
con otros dos documentos. Uno se titula "Poder burgués, poder revolucionario"
[Ediciones El Combatiente, 23 de agosto de 1974], redactado por Santucho,
y el otro es "A los pueblos de América Latina" [publicado en Che
Guevara N°1, Revista de la Junta de Coordinación Revolucionaria,
noviembre de 1974], un documento colectivo firmado por el PRT-ERP en la Argentina,
los Tupamaros en Uruguay, el MIR chileno y el ELN boliviano. ¿Que encontramos
en estos documentos a nivel teórico y político? Nuevamente, aún
a riesgo de repetir..., nos encontramos con un ANÁLISIS POLÍTICO.
A partir de ahí se plantea la lucha revolucionaria continental..., ¡no
eran "tira-tiros" irracionales ni "locos aventureros"!. Se plantea una visión
de cómo funciona el sistema de dominación política de las
clases opresoras en América Latina y se plantea también qué
sucede en el seno del campo popular y sobre todo, en LA CONCIENCIA política
de las clases subalternas y explotadas.
Entonces, avanzando un poco más en detalle: el análisis político
condensado en "Poder burgués y poder revolucionario" se estructura
a partir de una metáfora espacial que dibujaría qué pasa
"arriba" y qué sucede mientras tanto "abajo". La reflexión de
Santucho gira alrededor de un análisis político del arriba y del
abajo o, en otros términos, de las clases dominantes y de las clases
subalternas.
Para analizar las clases dominantes aparece en los escritos de Santucho la categoría
de "bonapartismo". Esta es una tesis muy fuerte de Santucho, que - me parece
- en algún sentido está bastante vigente todavía hoy en
día: La historia argentina se mueve con un movimiento pendular entre
dos formas políticas de dominación burguesa: o la república
parlamentaria o el bonapartismo militar.
Nuestra historia fue, lamentablemente, así. No casualmente el Che Guevara
reclamaba en uno de sus escritos "maduros" - dentro de su corta vida política
- que: "Hoy por hoy, se ve en América un estado de equilibrio inestable
entre la dictadura oligárquica y la presión popular. La denominamos
con la palabra oligárquica pretendiendo definir la alianza reaccionaria
entre las burguesías de cada país y sus clases de terratenientes
[...] Hay que violentar el equilibrio dictadura oligárquica- presión
popular" [Ernesto Che Guevara: Guerra de guerrillas: un método,
septiembre de 1963]. Tengamos presente que cuando el Che emplea la expresión
"dictadura oligárquica", como él mismo aclara, no está
pensando en una dictadura de los terratenientes y propietarios agrarios a la
que habría que oponer una lucha "democrática" o un "frente nacional"
incluyendo dentro de ellos no sólo a los obreros, campesinos y capas
medias empobrecidas sino también a la denominada "burguesía nacional".
No, por el contrario, el Che es bien claro. Lo que existe en América
Latina es una alianza entre los terratenientes "tradicionales" y las burguesías
"modernizadoras". La oposición no pasa entonces por oponer artificialmente
tradición versus modernidad, terratenientes versus burguesía industrial,
oligarquía versus frente nacional. Su planteo es muy claro - se puede
compartir o no, pero es muy claro -: "No hay más cambios que hacer;
o revolución socialista o caricatura de revolución" [Ernesto
Che Guevara: "Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental",
en Suplemento especial de Tricontinental, 16 de abril de 1967].
Pensemos detenidamente en la importancia de estas palabras del Che sobre el
equilibrio inestable entre ambos polos pendulares (la dictadura oligárquica,
basada en la alianza de terratenientes y burgueses "nacionales", por un lado,
y la presión popular, por el otro). Reflexionemos sobre la importancia
de estas categorías de Santucho acerca de las dos formas políticas
alternativas de dominación de la burguesía argentina.
Ninguno de los dos - Guevara y Santucho - dice "democracia o dictadura", como
rezaba la consigna de Raúl Alfonsín en 1983 [cuando se termina
la dictadura militar en la Argentina]. No. La alternativa es continuar bajo
dominación burguesa en sus diferentes formas o la revolución socialista.
Pues para el Che: "No debemos admitir que la palabra democracia, utilizada
en forma apologética para representar la dictadura de las clases explotadoras,
pierda su profundidad de concepto y adquiera el de ciertas libertades más
o menos óptimas dadas al ciudadano. Luchar solamente por conseguir la
restauración de cierta legalidad burguesa sin plantearse, en cambio,
el problema del poder revolucionario, es luchar por retornar a cierto orden
dictatorial preestablecido por las clases sociales dominantes: es, en todo caso,
luchar por el establecimiento de unos grilletes que tengan en su punta una bola
menos pesada para el presidiario" [Ernesto Che Guevara: Guerra de guerrillas:
un método, septiembre de 1963].
Cuando Santucho quiere explicar las DIVERSAS FORMAS POLÍTICAS DE DOMINACIÓN
que emplea la clase dominante argentina, su planteo específico es: o
república parlamentaria (que no es lo mismo que democracia...) o bonapartismo
militar.
¿De dónde extrajo Santucho esta hipótesis? Obviamente su inspiración
inmediata es el Che Guevara, pero en su formulación más general,
la extrae de un libro de Carlos Marx. Por eso habíamos dicho la otra
vez que para entender a fondo al Che, además hay que estudiar al mismo
tiempo a Marx. Nosotros creemos que para entender a fondo a Santucho y sus planteos
políticos, también hay que estudiar a Marx.
Marx escribió entre diciembre de 1851 y marzo de 1852 un pequeño
librito (brillante, realmente vale la pena leerlo...) titulado "El 18 Brumario
de Luis Bonaparte". Allí Marx propone una hipótesis política:
en Francia, luego de la derrota de la revolución de 1848, un dictador
da un golpe de Estado y se queda dos décadas al frente del gobierno francés.
Este dictador era un personaje secundario rodeado de lúmpenes que gracias
al liderazgo del ejército se convierte en determinado momento de Francia
en una especie de "árbitro" de los conflictos sociales. Una especie de
"juez equidistante", que viene a solucionar y a moderar los conflictos. Entonces,
como este personaje - que Marx detestaba - se llamaba Luis Bonaparte (sobrino
de Napoleón) la tradición marxista, empezando por Marx y de ahí
en adelante, convirtió en categoría teórica ese análisis
político y lo transformó en el concepto de "bonapartismo".
Este concepto teórico es muy útil. Porque muchos de los problemas
que intenta resolver y explicar vuelven a suceder hoy en día. Pensemos
en la figura pretendidamente "mítica" del coronel Seineldín [militar
genocida carapintada, instructor en las escuelas de contrainsurgencia en Centroamérica,
reivindicado actualmente por algunos grupos nacionalistas en Argentina],
que está, supuestamente, "más allá de los conflictos" y
que vendría a resolver esta necesidad de la "figura fuerte y con carisma"...
Otra vez nos encontramos con el reclamo de un papel que debería - supuestamente
- cumplir el ejército... que vendría a "poner orden", a "mediar
entre las partes en pugna"...
Esta situación está presente en la situación argentina
de hoy. Ese tipo de reclamos vuelve a resurgir en importantes sectores del movimiento
popular también, fuertemente trabajados por el populismo nacionalista.
En su análisis de Luis Bonaparte y de la situación francesa de
aquel período, Marx plantea elementos fundamentales de su teoría
política. Entre muchas otras cosas allí sugiere que la lucha de
clases nunca se da entre clases homogéneas, como por momentos sugiere
"El Manifiesto del Partido Comunista" [1848]. En realidad, en una formación
social concreta, las clases se fraccionan en la lucha, se realizan alianzas
entre ellas y se establecen formas de representación política
cambiantes según la coyuntura.
Por otra parte, en "El 18 Brumario" Marx plantea que la mejor forma de
dominación política de la burguesía es "la república
parlamentaria". Para Marx república parlamentaria no es sinónimo
de democracia, como nos quiere hacer creer el liberalismo. La república
parlamentaria no garantiza "la libertad" sino que constituye una FORMA DE DOMINACIÓN.
A diferencia de la monarquía o de la dictadura militar (donde un solo
sector de la burguesía domina) en la república parlamentaria es
el conjunto de la burguesía el que domina a través del Estado.
Digamos que, según Marx, la república parlamentaria licúa
los intereses particulares de las distintas fracciones de la burguesía,
alcanzando una especie de "promedio" de todos los intereses de la clase dominante
en su conjunto y, de este modo, logra una DOMINACIÓN POLÍTICA
GENERAL, esto es: anónima, impersonal y burocrática.
En "El 18 Brumario de Luis Bonaparte" Marx también agrega que
cuando la situación política "se desborda" por la indisciplina
y la rebelión popular, la vieja maquinaria republicana (con sus partidos,
su Parlamento, sus jueces, su prensa "independiente", etc.) ya no alcanza para
mantener la dominación. En esos momentos de crisis aguda, los viejos
partidos políticos de la burguesía ya no representan a esa clase
social. Quedan como "flotando en el aire" y girando en el vacío. Entonces
emerge otro tipo de liderazgo político para representar a la clase dominante:
la burguesía deja de estar representada por los liberales, los constitucionalistas
o los republicanos y pasa a estar representada por el Ejército y las
Fuerzas Armadas que, de este modo, se constituyen en "El Partido del Orden".
El Ejército entonces aparece en la arena política como si...fuera
a equilibrar la situación catastrófica, pero en realidad...viene
a garantizar la reproducción de la DOMINACIÓN POLÍTICA
de la burguesía.
Mario Roberto Santucho se apropia de este análisis político de
Marx y trata de utilizarlo para comprender la compleja historia política
de nuestro país y también la situación argentina de los
años '70.
Podemos empezar destacando el modo cómo Santucho analiza a ese gran protagonista
de nuestra historia política: las Fuerzas Armadas. ¿Que dice Robi de
las Fuerzas Armadas?
Pues que son un Partido Militar. Esto es muy, pero muy, importante. En ningún
momento Santucho sostiene que son simplemente un grupo de "tira-tiros". ¡NO!,
las Fuerzas Armadas son... un partido político. Un partido que viene
a reemplazar al clásico partido político burgués, por definición.
Esta hipótesis sociológica e historiográfica ya está
presente en los escritos de Silvio Frondizi, en los de Abelardo Ramos, etc.
(aunque en Frondizi y en Ramos esa misma hipótesis juega un papel explicativo
diametralmente opuesto entre sí).
Roberto Santucho se hace cargo de esa hipótesis y plantea que en la Argentina
las Fuerzas Armadas vienen a reemplazar ese partido burgués ausente...,
porque el partido burgués en Argentina no puede dar cuenta de la situación
política..., y entonces Robi analiza al peronismo como... "bonapartismo".
Pensemos bien la diferencia: sostener que el peronismo es bonapartismo (el peronismo
histórico de 1945 en adelante..., no el de Menem), es algo muy diferente
a lo que planteaba, por ejemplo, Victorio Codovilla [líder histórico
del Partido Comunista Argentino desde 1928 hasta su muerte en 1970]. Codovilla
decía: "el peronismo es fascismo", en un folleto del año 1946
titulado "Batir al Nazi-Peronismo".
Robi Santucho tiene una visión un poco distinta, mucho más matizada,
por eso decía que no cae en ese "gorilismo de izquierda", pero... tampoco
acepta las posiciones de Rodolfo Puiggrós [historiador comunista que
se hace peronista en la segunda mitad de los años '40 y que luego se
convertirá en uno de los principales intelectuales de la izquierda peronista
durante los '60 y '70] , o de Abelardo Ramos [uno de los principales
intelectuales - de origen trotskista - que adhieren al peronismo constituyendo
la corriente política e historiográfica autobautizada como "izquierda
nacional"], y otros. ¿Qué decían Puiggrós, Ramos, Hernández
Arregui y otros ensayistas peronistas? Pues que "el peronismo es «LA Revolución»
en la Argentina".
Entonces, según el análisis de Santucho...el peronismo no es ni
revolución, ni nazismo, sino... bonapartismo. Es decir: una figura militar
fuerte, que aparece como "árbitro" entre las clases sociales y que viene
a "poner orden"...aunque, siempre en última instancia, termina poniendo
orden...para el mismo lado. Para la derecha, para la burguesía.
Antonio Gramsci, que - según me parece - no aparece explícitamente
en estos análisis de Santucho, para explicar los mismos fenómenos
de crisis económica y política, pensando en situaciones donde
las clases sociales se separan de sus viejos partidos políticos y a la
burguesía comienza a representarla el Partido Militar, utilizaba una
categoría emparentada con la de "bonapartismo". Gramsci empleaba el concepto
de "cesarismo".
Aunque en Marx la categoría de "bonapartismo" siempre tiene un contenido
negativo. Mientras que para Gramsci puede haber un "cesarismo" progresivo o
regresivo, según contribuya a hacer avanzar o no a los sectores populares
en las relaciones de fuerzas. A diferencia de Marx, León Trotsky, en
su exilio mexicano, utiliza en el mismo horizonte de Gramsci esta visión
donde puede haber un "bonapartismo progresivo" o "regresivo", según contribuya
o no a la lucha de clases. Explícitamente Trotsky utiliza la categoría
de "bonapartismo progresivo" para referirse al gobierno populista de Lázaro
Cárdenas [presidente de México a fines de los años '30],
ya que a pesar de ser un gobierno burgués, para enfrentar al imperialismo
y nacionalizar el petróleo mexicano, Cárdenas se apoya en los
sectores populares y en la clase obrera mexicana. Abelardo Ramos apela a este
análisis de Trotsky para caracterizar como "bonapartismo" al peronismo
en un sentido positivo y apologético, mientras que Silvio Frondizi -
mucho más afín al análisis de Marx -emplea el término
en su significado negativo, para cuestionar el carácter supuestamente
"progresista" de la burguesía nacional argentina y del peronismo.
Mario Roberto Santucho utiliza la categoría de "bonapartismo" en la misma
perspectiva de Silvio Frondizi, con un fuerte contenido crítico, y recurriendo
a un tipo de análisis político que bebe directamente en "El
18 Brumario de Luis Bonaparte". Pero no sólo lo emplea para explicar
la aparición del peronismo histórico - el del primer peronismo
de la década del '40 - sino también para describir la emergencia
recurrente de los militares argentinos a lo largo de toda nuestra historia como
el "Partido del Orden", en tanto Partido Militar, es decir, en tanto auténtico
partido político de la burguesía argentina.
Todo esto vale para el análisis de Santucho sobre qué sucede con
el bloque político y social de "los de arriba"...
Ahora bien, ¿qué pasa con "los de abajo"?
Al mirar el capitalismo "desde abajo", desde su clases explotadas, Robi recorre
la historia del movimiento obrero argentino y plantea los orígenes del
movimiento obrero clasista en nuestro país, identificando tres corrientes:
el anarquismo, que fue la más importante, el socialismo y el comunismo.
Santucho y el PRT se hacen cargo de la tradición comunista. Es decir
que Robi reivindica al comunismo hasta un determinado período de la historia,
a partir de ahí el comunismo pierde la hegemonía sobre el movimiento
obrero local, desdibuja su política revolucionaria, diluye su clasismo
y aparece en el seno de las clases subalternas este fenómeno político
que todavía nos marca hoy en día, que es el peronismo.
Entonces, a partir de ahí, Santucho sostiene cuáles son los dos
desafíos del movimiento popular - a mí, personalmente, me parece
que este desafío sigue pendiente hoy, en 2002, aunque presente en nuestra
época nuevos ropajes, nuevos personajes y nuevos escenarios -:
a) Por un lado, el populismo (Santucho también lo denomina "nacionalismo
burgués", que consiste en confundir a toda la Nación como si fuera
parte del pueblo, meter a la burguesía nacional como parte del pueblo,
y pensar que el enemigo está solo fuera del país),
b) Por otro lado, el reformismo (Robi lo encuentra y lo identifica principalmente
en el partido comunista, así como el principal exponente del populismo,
dentro del campo popular, eran en su opinión de aquel momento, los Montoneros).
Aquí se torna importante pensar y reflexionar en qué medida este
movimiento pendular de diversas formas políticas con que se ejerce la
dominación política en nuestro país (república parlamentaria
o bonapartismo militar), para explicar el comportamiento de las clases dominantes;
y este desafío (el de las variadas y renovadas formas del populismo y/o
el reformismo) para la experiencia y la conciencia política de las clases
populares, explotadas y subalternas, sigue o no vigente en la actualidad. Eso
hay que discutirlo a fondo.
Para nosotros, esta situación no se ha cancelado en el pasado. Adquiriendo
nuevas modalidades y ritmos diferentes, insertas ambas en el ciclo de la actual
mundialización del capital, sigue existiendo en nuestra sociedad la posibilidad
latente de que a la agonizante república parlamentaria -¡qué se
vayan todos!, mediante- la suceda una nueva forma de bonapartismo militar. Esa
posibilidad no está sepultada, depende de la relación de fuerzas
y de la iniciativa de los piqueteros, de los obreros que ocupan fábricas,
de los asambleístas y de diversos sectores movilizados. Por otra parte,
dentro del campo popular, vuelven a aparecer los intentos reformistas y/o populistas
para encauzar la rebelión popular dentro de los moldes del sistema.
Por eso, como conclusión, pensamos que el mejor homenaje que hoy le podemos
hacer a Robi Santucho es intentar continuar ese tipo de mirada sobre nuestro
país, ese tipo de análisis y de intervención política
para que su figura no se convierta en nuevo mito inoperante, vacío, hueco,
fantasmal.
Al rescatar para nuestro presente la figura de Santucho, no podemos volver a
cometer los errores en los que cayó Regis Debray cuando torpemente pretendió
esquematizar la revolución cubana subestimando la política. De
la misma manera, no podemos caer en la tentación de esquematizar la vida
y la praxis de Robi Santucho convirtiéndolo en una caricatura de lo que
realmente fue, en un "tira-bombas" irracional, demente, foquista y tristemente
aventurero, como sostiene la derecha.
Si bien la historia nunca se repite, creemos que muchos de sus análisis
siguen siendo útiles para ubicarnos y para actuar en la movediza y cambiante
situación política actual. Para nosotros Robi no es un "cadáver
prestigioso". No, por el contrario, es alguien cuyo pensamiento y cuyo ejemplo
están vivos y nos son muy, pero muy útiles, en el presente.
Quedaría para otra oportunidad analizar la política cultural de
Santucho y del PRT, que la tuvieron, con tensiones, pero la tuvieron... aun
cuando muchas veces se desconoce. Aunque lo hemos hecho en algún trabajo
["Mario Roberto Santucho: Del intelectual orgánico al cuadro combatiente".
En De Ingenieros al Che. Bs.As., Biblos, 2000. p.275-288], hoy ya no
queda tiempo.
Pero no quería terminar sin dejar de remarcar el eje que - desde nuestra
humilde opinión - vertebra toda la vida, todo el pensamiento y toda la
praxis del Che Guevara, de Robi Santucho y de los y las guevaristas de Argentina
que dieron su vida por la revolución socialista latinoamericana y mundial.
Esto es: que la lucha político-militar y el enfrentamiento material con
el enemigo – inevitables en algún momento del proceso revolucionario,
si es que no somos ingenuos y creemos que la burguesía nos va a ceder
graciosamente el poder - están siempre mediados, es más, están
siempre precedidos, por un ANÁLISIS POLÍTICO y por un estudio
riguroso de nuestro país y de nuestro continente. Esta es la principal
conclusión que las nuevas generaciones no debemos nunca olvidar ni perder
de vista. ¡La política es lo que define el pensamiento revolucionario
de Santucho y el pensamiento del Che!.
Muchas gracias. Le damos entonces la palabra al compañero Daniel De Santis.
Daniel De Santis:
Cuando los compañeros Claudia y Néstor me invitaron a participar
de esta clase, me entusiasmó mucho el carácter de la invitación,
ya que era a reflexionar, a debatir acerca del pensamiento de Mario Roberto Santucho
y de la experiencia del PRT, de esta expresión del guevarismo, acá,
en la Argentina. Esto me puso muy contento, y lo que voy a decir ahora es un elogio,
pero por favor no lo tomen como una cuestión de compromiso.
Cuando, con motivo de la preparación de esta clase, estaba repasando algunos
trabajos hechos por compañeros de militancia del Partido, algunos muy famosos
como "Todo o Nada" [María Seoane: Todo o Nada. La historia secreta
y la historia pública del jefe guerrillero Mario Roberto Santucho. Buenos
Aires, Planeta, 1993], u "Hombres y mujeres del PRT-ERP" [Luis Mattini:
Hombres y mujeres del PRT-ERP. Buenos Aires, Contrapunto,1990. Segunda
edición ampliada y publicada con subtítulo: De Tucumán
a La Tablada. Buenos Aires, Campana de Palo, 1995], me sorprendí ante
la falta de fidelidad con los hechos históricos, la falta de fidelidad
con las ideas, con los principios del PRT... realmente es sorprendente que compañeros
que hayan militado en la misma organización que militamos nosotros, estén
dispuestos a rendir un tributo tan grande al enemigo de clase, para poder encontrar
un lugar a la sombra del sistema capitalista.
El elogio es el siguiente: la intervención que hizo Néstor es, desde
mi punto de vista, exacta, brillante, correcta, y esto me pone doblemente contento
porque hasta ahora, ¿uno con qué se encontraba?
Se encontraba con que tenía que salir a desmentir a los mentirosos o desmemoriados,
a los tergiversadores, a rescatar la verdadera realidad histórica, tanto
práctica como teórica, lo que dejaba poco margen para una serena
reflexión. Un poco el origen de este trabajo [A vencer o morir. PRT-ERP
Documentos. Selección e Introducción de Daniel de Santis. Buenos
Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires- EUDEBA, 1998 (Tomo I) y 2000 (Tomo
II)] fue el salir al cruce de esto. Porque antes de que volvieran a salir estos
documentos, uno conocía cinco o seis trabajos acerca de nuestra historia,
ninguno de los cuales, para mí, reflejaban la realidad. Entonces se me
presentó la disyuntiva de escribir un libro (no soy escritor ni historiador)
lo que iba a ser un trabajo muy grande, y en el mejor de los casos que me saliera
bien iba a ser una versión más, la sexta o séptima. Entonces
en lugar de escribir una historia sobre el PRT, preferí que hablaran los
documentos directamente.
Luego aparecieron los trabajos de Pablo Pozzi [Pablo Pozzi y Alejandro Schneider:
Los "setentistas". Izquierda y clase obrera (1969-1976). Bs.As., EUDEBA,
2000 y Pablo Pozzi: "Por las sendas argentinas..." El PRT-ERP. La guerrilla
marxista. Buenos Aires, EUDEBA, 2001] que están en concordancia con
la realidad.
Bueno, al principio no fue fácil hacerlo, porque hubo que conseguir los
documentos. Llevó tiempo hacerlo. Después ya fue más fácil,
porque para un compañero que fue militante del partido no era tan difícil
hilvanar histórica y lógicamente estos documentos que había
leído "en caliente", en la práctica; que había estudiado,
que había sido protagonista de esto. Entonces esto no fue muy difícil
para mí, pero creo que para un historiador hubiese sido un trabajo muy
difícil, y algunas cosas, quizás, no las podría haber hecho.
Porque para recopilar los documentos no me basé solamente en la cuestión
de análisis histórico o cuestiones lógicas sino que además
de eso me basé en vivencias personales, en anécdotas, entonces un
hecho que era contado en la vida interna del partido, aunque yo no lo hubiese
vivido, sabía que había hecho historia.
Por ejemplo los diputados obreros al parlamento capitalista del año
'65, era una historia que se contaba en los '70, entonces esto para mí
era importante. O el celo que puse en encontrar las Cuatro tesis sobre el norte
argentino, mítico documento que nunca habíamos visto pero al
que se lo mencionaba. O la actuación de la Coordinadora de las Comisiones
de Resistencia de Villas y Barrios en la huelga petrolera del '66, o el artículo
donde se informa del asesinato de un compañero con el que había
militado en una agrupación estudiantil ligada al Partido, el revolucionario
internacionalista Gerardo Alter, caído en Uruguay integrando la organización
hermana Tupamaros y otras cosas que a uno le vienen producto de la práctica.
Por ejemplo, hay un artículo de El Combatiente [periódico
del Partido Revolucionario de los Trabajadores] que, tal vez, hubiese pasado desapercibido
para un historiador, que es cuando se constituye el Cuerpo de Delegados de
todos los trabajadores mecánicos de Córdoba. Es un artículo
cortito, sindical podría ser. Pero esta organización, el cuerpo
de delegados de un sector de la industria es una organización terriblemente
poderosa, tan poderosa era que fue el eje de las movilizaciones de la clase obrera
cordobesa a partir del año '73 que fue cuando se constituyó este
cuerpo de delegados.
En Tucumán, el Congreso de Delegados Seccionales de la FOTIA (Federación
Obrera Tucumana de la Industria Azucarera) tenía la misma característica
y había sido el eje organizativo de las luchas, durante años, del
proletariado azucarero.
Entonces, para volver a lo que decía al principio, la invitación
a esta Cátedra nos pone en un compromiso nuevo: que además de rescatar
le verdad histórica ahora tenemos que elevar el análisis político.
Y esto es lo que yo me he propuesto. ¿Por qué? Porque creo que la historia
y práctica del PRT, (y de Santucho como su principal dirigente y teórico)
fue la expresión más alta del desarrollo del marxismo revolucionario
(Marxismo-Leninismo) y lo que es su sinónimo, el guevarismo en la
Argentina. Creo que las luchas que se desarrollen en la actualidad y en adelante,
tienen que establecer un vínculo, una continuidad. Los militantes que participen
en ellas tienen que conocer, estudiar y nutrirse de esta historia.
Pero para hacerlo, el primer paso es conocer la verdad de esta historia. Acá
hemos dado un paso importantísimo, estamos planteando la verdadera historia,
entonces ahora podemos reflexionar, hasta me animaría a reflexionar autocríticamente
en este marco. Porque hasta ahora, uno ha tenido que jugar el papel antipático,
soberbio y pedante de decir "yo no me autocritico de nada".
Pero hay que rescatar a la autocrítica como una herramienta revolucionaria
para corregir los errores, y luego volver a la práctica con mayor acierto
para transformar revolucionariamente la sociedad.
Esta herramienta de la autocrítica, ha sido desnaturalizada, la han transformado
en otra cosa que ni siquiera es, porque en una época se decía que
era el golpearse el pecho del "yo, pecador" cristiano.
Esto es peor todavía, esto se ha transformado en la rendición, en
el levantamiento cotidiano de la bandera blanca de rendición ante el enemigo
de clase.
Entonces hay que dejar de lado esta forma culposa de autocrítica, y no
encontrar elementos de soberbia en esta desesperada búsqueda para recuperar
las herramientas revolucionarias que nos ha arrebatado el enemigo de clase.
Entonces, el punto de partida que tomaba es "no nos arrepentimos de
haber luchado". Vuelvo a repetir, en esta clase de hoy me permitiría
empezar a ser autocrítico, porque estamos planteando el tema en otro nivel,
en un nuevo nivel en el que hasta ahora no había tenido la suerte de participar.
Cuando se unifican el Frente Revolucionario Indamericanista Popular (FRIP)
y Palabra Obrera a principios de 1965 (el 31 de enero queda constituido
el Partido Unificado de la Revolución), se le pone el nombre de Partido
Revolucionario de los Trabajadores y se realiza el primer Congreso el 25 de
Mayo, fecha patria que tenía que ver con la concepción política,
el FRIP se había fundado... el 9 de Julio de 1961 [El 25 de mayo de
1810 se produce en Buenos Aires la revolución de mayo y la constitución
de la Primera Junta, el primero gobierno patrio; el 9 de julio de 1816 el Congreso
de Tucumán declara la independencia frente a España].
Se funda el PRT con la idea de formar un partido revolucionario que asuma las
tareas pendientes de la revolución en nuestro país. Una de ellas,
muy importante, era la cuestión de la lucha armada, que se planteaba ya
en ese momento por el influjo del castrismo, como se lo denominaba en aquel
momento. Ahora decimos guevarismo ya que cae más simpático,
la burguesía nos permite hablar más de guevarismo que de castrismo,
pero bueno, nosotros siempre sostuvimos que son sinónimos, que nunca
hubo diferencias, que siempre fue la misma concepción revolucionaria surgida
a raíz de la Revolución Cubana.
Hasta que llegamos al año '68 donde comienza a plantearse ya con
profundidad una diferencia dentro del PRT, acerca del comienzo de la preparación
de la lucha armada. En el año '66 se había producido un golpe militar,
el del general Onganía y la cuestión del enfrentamiento a la dictadura
estaba a la orden del día.
Los obreros azucareros habían desarrollado importantes luchas, en las cuales
el PRT había tenido destacada participación. Luchas de características
parecidas a las que estamos viviendo en estos días, con la diferencia que
en vez de ser sectores de trabajadores desocupados eran obreros de los ingenios.
Huelgas con cortes de ruta, con enfrentamientos con la represión. Los militantes
del PRT comenzaban a utilizar clavos "miguelito" (de tres puntas, para que quede
una siempre para arriba), bombas "Molotov", y dentro de las filas del PRT, fueron
los obreros azucareros de Tucumán los que llegaron a la dirección
de la Regional Tucumán del Partido planteando que era necesario darse nuevas
formas de organización, porque veían que se había producido
el cierre de los ingenios y que eran superados por las fuerzas represivas que
tenían mayor capacidad técnica y organizativa.
Por lo tanto cuando se realizó el Cuarto Congreso del PRT, este tema fue
más importante, al punto que las resoluciones del Congreso, desde el primer
renglón, comienzan el prólogo diciendo que:
"Nada estuvo más alejado de las preocupaciones de los «marxistas» argentinos
–hasta el presente- que el problema del poder y la lucha armada. . .".
Este es el punto fundamental que va a diferenciar, desde su nacimiento y durante
toda su trayectoria, al PRT y a Santucho del resto de la izquierda, tanto tradicional
como de la nueva izquierda.
Porque si bien el PRT siempre fue un partido de izquierda, a la palabra "izquierda"
no la sentíamos que fuera la que más nos representara. Nosotros
preferíamos llamarnos revolucionarios, marxistas-leninistas, socialistas,
comunistas, guevaristas, pero izquierda no nos gustaba mucho, porque no nos sentíamos
identificados con las concepciones reformistas del resto de la izquierda a la
cual obviamente sí pertenecíamos.
Entonces, ¿cómo plantea el PRT la cuestión del poder y de la lucha
armada? Plantea la necesidad de construir cuatro herramientas estratégicas.
1) Un partido revolucionario definido ideológicamente como marxista-leninista,
construido fundamentalmente en la clase obrera industrial. Ésta es una
cuestión también que habría que hacer alguna matización,
porque en el afán de criticar al PRT se ha dicho que, y se lo ha criticado
tanto porque, no le daba suficiente importancia al proletariado industrial; o
se lo ha criticado también porque rescataba la importancia que tenía
el proletariado rural y el campesinado. Es cierto que hubo una evolución
en la concepción de Santucho alrededor del papel de los distintos sectores
que componían el proletariado argentino y esto ha quedado registrado en
los documentos partidarios. A principios de 1964 se editó un documento
escrito a fines del 63', que aparece en el primer tomo del libro [A vencer
o morir. PRT-ERP Documentos. Obra citada] que se llama "El proletariado
rural detonante de la Revolución Argentina". Este es un documento del
FRIP, escrito por Mario Roberto.
A principios del '63 el FRIP había publicado otro documento escrito por
Francisco René Santucho, acerca de la Lucha de los Pueblos Indoamericanos
subtitulado Antiimperialismo e Integración y un año después,
como ya dijimos, aparece el documento escrito por Mario Roberto. Lo que nos han
contado los compañeros es que, como bien dijo Néstor, Mario Roberto
fue influido y formado fundamentalmente por Francisco René, un hermano
algunos años mayor, que tenía su formación más en
el nacionalismo. Que había evolucionado hacia posiciones más avanzadas,
bajo la influencia del APRA de Haya de la Torre y no le era indiferente la influencia
de la Revolución Cubana.
Pero cuando Santucho se casa y viaja por América Latina, va hasta EE.UU
y finalmente tiene la oportunidad de asistir en Cuba a la Segunda Declaración
de la Habana, cuando es proclamado el carácter socialista de la Revolución.
Esta experiencia lo impactó y cuando volvió a la Argentina en el
año '62, comenzó un debate teórico con su hermano mayor y
mentor Francisco René. Por características personales y convicción,
lo que cuentan es que en este debate familiar se impuso la concepción de
Mario Roberto, y el FRIP va evolucionando desde una visión indoamericanista
hacia una visión marxista-leninista.
Y la expresión de este viraje inicial hacia el marxismo-leninismo es este
documento que hace mención al proletariado rural como factor detonante
de la revolución en la Argentina. Ahí, en ese documento, se plantea
con absoluta claridad el carácter de Argentina como un país semicolonial,
seudo-industrializado. Esta es una caracterización que se diferenciaba
bastante de otras que realizaban algunos sectores de la izquierda.
Uds. habrán sentido hablar de los procesos de "sustitución de importaciones"
[tesis de historiografía económica que postula que la Argentina
cambia su modelo económico a partir de 1930 y comienza a sustituir importaciones
a partir de una elaboración industrial propia]. Esto, algunos sectores
de la izquierda, lo veían como un desarrollo económico, a partir
de la burguesía industrial argentina, con contradicciones con el imperialismo.
En cambio aquí Santucho, plantea que en la Argentina hay una seudo- industrialización,
que es una industrialización impulsada por el mismo imperialismo en mucho
de los países atrasados de América Latina y el Tercer Mundo. En
esto hay una coincidencia total con el planteo surgido a partir de la Revolución
Cubana y que lo expresa claramente el Che en el documento "Mensaje a los pueblos
del mundo a través de la Tricontinental", cuando dice que: "... las
burguesías nacionales autóctonas han perdido toda su capacidad de
oposición al imperialismo" y aclara "si alguna vez lo tuvieron y
sólo forman su furgón de cola", y finaliza en forma contundente
"no hay más cambios que hacer: o Revolución Socialista o caricatura
de Revolución".
Bueno, este planteo es asumido por Santucho ya a principios de 1964. Plantea también,
claramente, el carácter no revolucionario de la burguesía nacional.
Yo creo que en este primer documento es donde con más claridad está
definido el concepto de burguesía nacional.
Al concepto de burguesía nacional lo plantea como la burguesía de
un país, de la burguesía nacional argentina. Esa burguesía
nacional está integrada por distintos sectores, los sectores más
concentrados de la economía o sea la burguesía monopolista y, otros
sectores medios. Plantea que la burguesía nacional es un aliado estratégico
del imperialismo y que realiza su ganancia capitalista, como clase burguesa, en
esa alianza con el imperialismo. Y dice Santucho que en determinados momentos
de la lucha los sectores pequeños, y aún medianos, de la burguesía
pueden llegar a ser acaudillados por la clase obrera y otros sectores populares
en el desarrollo de la lucha revolucionaria. Pero en ningún momento habla
de una burguesía nacional antiimperialista.
Este es un concepto fundamental para aclarar, porque acá hay un contrabando
ideológico del populismo, del reformismo, de las distintas corrientes no
revolucionarias, tanto del peronismo como de la izquierda. Se ha inventado un
concepto de "burguesía nacional antiimperialista" con la cual la clase
obrera debería hacer una alianza estratégica en la lucha contra
el imperialismo.
Esta concepción planteada por el PRT, por Santucho, por Silvio Frondizi,
Milcíades Peña, era una concepción minoritaria dentro de
la izquierda argentina, pero que empieza a tomar cuerpo político a través
del desarrollo del PRT como organización.
Volviendo al tema de los distintos sectores de la clase obrera, que no terminé
de aclarar. Santucho, al principio sí, plantea al proletariado rural como
detonante de la revolución argentina, pero ya en 1968 y todavía
más claramente a partir de 1970 plantea teóricamente e impulsa prácticamente,
lo que es mucho más importante, que el proletariado industrial es la vanguardia
de la clase obrera y el pueblo argentino. Yo he leído en estos días
-30 años después- que se le atribuye a Santucho que tenía
una visión ruralista y que despreciaba a la clase obrera industrial...
Esto es absolutamente falso, una mentira total, acá no hay equivocación,
no hay confusión, esto está dicho deliberadamente para opacar la
figura de Santucho. Los que hemos sido militantes del PRT sabemos que no es así,
nos hemos formado en otra cosa y hemos practicado otra cosa. Lo que ocurre que
Santucho era santiagueño; estudió en Tucumán, la clase obrera
azucarera, era el sector más explosivo, más combativo de la clase
obrera argentina en el primer lustro de la década del '60, producto de
la crisis de la industria azucarera.
Y obviamente que Santucho se basaba en la práctica, en la experiencia,
veía esto, y en realidad estaba en lo cierto ya que el proletariado rural
y el proletariado industrial azucarero fueron el detonante que llevó a
que el PRT, como destacamento de vanguardia de la clase obrera, se transformara
en partido revolucionario marxista- leninista. O sea que en esto tampoco se equivocó.
Posteriormente se va a vivir a Córdoba, conoce la clase obrera industrial
de esta provincia y va cambiando (ya desde antes) y esto está registrado
claramente, tanto en el Cuarto Congreso del año 68 como en el Quinto Congreso
del año '70. Estamos hablando de su visión acerca del papel dirigente
del proletariado industrial por su concentración, por su número,
por su nivel cultural, por su dinamismo, por su elevado nivel de politización
y de tradición de lucha.
Otro aporte importante que hace Santucho y el PRT es la caracterización
de la situación en la Argentina a partir del año '66 cuando afirma
que en nuestro país existía una situación pre-revolucionaria
a partir del análisis de las condiciones objetivas:
La crisis estructural del capitalismo argentino, la existencia de una clase revolucionaria,
la clase obrera industrial, que tenía la fuerza como para jugar un papel
dirigente en un proceso revolucionario, y que la burguesía no daba salida
a las clases intermedias dentro del modelo de acumulación capitalista en
ese período.
Hay un elemento en el terreno subjetivo que a mí me gustaría ponerlo
en la cuestión del debate. Yo veo que, en la actualidad, por un lado existe
un auge de las luchas populares y que la crisis del capitalismo argentino es mucho
más aguda ahora que en aquel momento, pero que aún no se dan todas
las condiciones como para caracterizar la situación de pre-revolucionaria
basándonos solamente en las condiciones objetivas. Pienso que estamos asistiendo
a un auge de la lucha democrática en contra de la democracia burguesa,
pero que no se ha producido un cambio en la conciencia como para que florezcan
organizaciones que se planteen el cambio revolucionario.
Hay un elemento subjetivo (en el plano de la conciencia) que analiza este documento
del Cuarto Congreso del año '68. Allí se afirma que hay un retroceso
después del golpe de Onganía. Las derrotas de las huelgas que enfrentaron
a la dictadura como las azucareras, la de los portuarios, y el levantamiento del
Plan de Acción de la CGT, liderada por [Augusto Timoteo] Vandor, el 9 de
marzo de 1967, son hechos importantes que van a marcar un retroceso. Y el Cuarto
Congreso se pregunta qué sentido tiene el actual retroceso de nuestra clase
obrera, y se responde que ese retroceso es transitorio y que cuando se salga de
esa situación de retroceso, se va a salir con un nuevo auge, pero con características
distintas a los vividos en los últimos 25 años. Porque dentro de
los sectores más activos de la clase obrera comenzaban a desarrollarse
elementos de la ideología socialista. Yo creo que esta cuestión,
que no aparece en los análisis de los estudiosos del PRT, fue uno de los
grandes aciertos del Partido y de Santucho.
A mí me parece que este análisis, sumado al de las condiciones objetivas
y que al retroceso le seguiría un auge de características revolucionarias,
en el que se incluía la revolución ideológica en la vanguardia
obrera, son todas cosas que van a quedar en evidencia después del año
'69. Ese análisis es el que va a armar políticamente al PRT para
poder capitalizar orgánicamente las luchas que se sucedieron a partir del
Cordobazo. Si bien el Cordobazo y el Rosariazo [rebeliones populares que se producen
en Argentina en 1969, bajo la dictadura militar del general Ongañía]
son movimientos con características insureccionales, y en esa época
hay partidos que tienen una concepción insurreccionalista mientras el PRT
tiene una concepción de guerra popular y prolongada, aparentemente...
los planteos insurreccionalistas estarían mejor ubicados. Pero no fue así
y no lo fue porque el PRT se preparaba para un esfuerzo prolongado de lucha revolucionaria
en el que tenían cabida la posibilidad de las insurrecciones parciales.
¿Por qué logra el PRT hacer esto? Porque es el que se preparó orgánica
e ideológicamente, para ese esfuerzo revolucionario y, además, porque
la concepción del PRT no era unilateral como se la quiere presentar. Porque
si bien era una concepción de guerra popular y prolongada no desechaba,
ni mucho menos, sino que integraba en ella a todas las formas de lucha, desde
la guerrilla como vehículo de la constitución de fuerzas militares
regulares, pasando por la movilización de masas y la participación
electoral, integraba, como dijimos, a las insurreciones parciales hasta desembocar
en la insurrección general de todo el pueblo encabezado por el proletariado
industrial y su vanguardia, el partido revolucionario de la clase obrera.
2) El otro elemento estratégico que plantea Santucho y el PRT es la construcción
de un ejército del pueblo, con un carácter más amplio
que el partido, para poder incorporar a la lucha revolucionaria no solamente a
los elementos de vanguardia con definición ideológica marxista-leninista,
sino a todos aquellos compañeros dispuestos a la lucha en contra del imperialismo,
en contra de la explotación, independientemente de su filiación
ideológica y aún de su filiación política, que en
el proceso de la lucha se fueran radicalizando.
Este ejército del pueblo tenía como función poder librar
combates de aniquilamiento de las fuerzas militares enemigas. Tanto del ejército
argentino, como de las tropas del imperialismo norteamericano, cuya intervención
se preveía en momentos avanzados de la lucha. También sería
la fuerza material necesaria para sostener el desarrollo del poder local y de
las insurrecciones parciales.
3) Un tercer instrumento necesario para el triunfo de la revolución era
la construcción de un frente de liberación nacional y social,
que tenía como base los aliados estratégicos de la revolución,
que el PRT caracterizaba que eran, obviamente la clase obrera, aliada con la pequeña
burguesía urbana en las ciudades y con el campesinado pobre en el nordeste
y noroeste del país. Se planteaba que en determinado momento de la lucha
esta alianza básica se podía unir a otros sectores de la pequeña
burguesía y de la burguesía media, teniendo en cuenta las características
de la lucha en cada momento, del enemigo que había que enfrentar y de cómo
se presentaba el enemigo. Así el PRT impulsó primero el Frente Antiimperialista
y por el Socialismo (FAS) y a partir de mediados de 1974 un frente antiimperialista
democrático y patriótico, y luego del golpe del 24 de marzo de 1976
un frente antifascista pero sin perder, ninguno de estos frentes, las características
de los anteriores y planteando claramente, en ellos, la hegemonía del proletariado.
4) Y la cuarta herramienta estratégica era el internacionalismo proletario.
En esto también el PRT fue consecuente con sus planteos. Nació como
miembro oficial de la Cuarta Internacional trotskysta, progresivamente con su
desarrollo en el movimiento de masas y también con el desarrollo de la
lucha armada revolucionaria, comenzaron a surgir diferencias con la corriente
hegemónica de la Cuarta Internacional que tenía su sede en Francia.
A finales de 1972 y principios de 1973 rompió con la Cuarta Internacional.
Consecuente con el internacionalismo, desde 1969, en que un miembro de la dirección
del PRT se reunió en Bolivia con Inti Peredo, venía teniendo contactos
con los compañeros del MIR chileno, los Tupamaros de Uruguay y con los
del ELN de Bolivia. Estas cuatro organizaciones inspiradas en el Mensaje a
los Pueblos de Guevara dieron nacimientos a mediados de 1974 a la Junta de
Coordinación Revolucionaria.
Bueno, este era apenas el primer punto que pensaba desarrollar, pero dado lo avanzado
de la hora me parece que con este primer punto y con el panorama general que previamente
desarrolló Néstor, podemos dar como terminada la presentación
del tema.
Muchas gracias.
Ver Apéndice "Poder burgués y poder
revolucionario", de Mario Roberto Santucho.