CUENTAS DE MENEM, BUSSI, HERNANDEZ Y MANEJOS DEL BGN
Todo bajo el paraguas del Crédit Suisse
Las cuentas olvidadas de Menem y Ramón Hernández
y la presencia del Crédit Suisse en varias investigaciones de manejos
de dinero de la corrupción en Argentina. Jueces y dirigentes de Suiza
tienen la última palabra sobre la dilucidación de la corrupción
argentina.
Por Eduardo Febbro
Desde París y Ginebra
Traficantes de armas, intermediarios buscados por Interpol, secretarios privados,
ex presidentes, altos funcionarios, cuentas secretas, empresas fantasma, comisiones,
bancos de peso mundial, estafadores prófugos, banqueros en fuga, generales
represores, transferencias dudosas y millones de dólares ilícitos
colocados en diferentes instituciones bancarias. Estos ingredientes que conforman
la compleja trama de la corrupción en la Argentina convergen en un mismo
punto del planeta: Suiza. Las cuentas bancarias "descubiertas" al ex presidente
Carlos Menem y su secretario Ramón Hernández parecen ser un detalle
del vasto esquema de interconexiones que se mueve detrás del mandatario,
sus allegados y socios permanentes u ocasionales. Cada hoja que se mueve o cada
caso que se evoca corre un telón donde se desplazan actores reconocidos.
Menem no fue el único en olvidar en su declaración jurada una
cuenta en la Confederación Helvética. También lo hizo el
general Antonio Domingo Bussi, quien dejó sin mencionar la que tenía
en el Crédit Suisse de Zurich, descubierta por la ex fiscal general de
Suiza, Carla del Ponte. Este banco aparece una y otra vez íntimamente
ligado a cuanto capital sospechoso circuló entre las cajas negras de
los "actores" de la corrupción argentina. Las coincidencias suelen ser
insospechadas.
La última concierne al secretario privado de Menem, Ramón Hernández.
La Justicia suiza confirmó la existencia de dos cuentas abiertas en ese
país: una por Menem en la Unión de Bancos Suizos, UBS, a nombre
de su esposa y su hija (600 mil dólares), otra a nombre de Hernández.
Esta, con un saldo de poco más de seis millones de dólares, funciona
en la filial de Zurich del Banco del Gottardo y está abierta bajo la
denominación de Red Spark, cuya sede se encuentra en otro de los paraísos
fiscales europeos, el principado de Liechtenstein. Detalle significativo: el
Banco del Gottardo pertenece al grupo Crédit Suisse.
Las informaciones recabadas en Ginebra ahondan esas coincidencias. Los dos abogados
elegidos por Menem y Hernández para que traten sus asuntos suizos no
son ajenos a las historias turbias. El de Menem, Pascal Maurer, defendió
a Luis Martínez, suboficial de policía arrestado en Ginebra en
1980 (luego extraditado) e involucrado en el cobro en Suiza de un rescate por
el secuestro organizado en Buenos Aires del banquero uruguayo Carlos David Koldovski.
El de Hernández es Maurice Harari, que contó entre sus clientes
al célebre Alfredo Aldaco, el funcionario menemista que depositó
en un banco de Ginebra las comisiones pagadas por IBM por el contrato de informatización
del Banco Nación. Una parte de los 8 millones de dólares provenientes
del llamado "círculo de la coima" depositados en la cuenta ginebrina
6523 HRS del banco belga Lambert Bruxelles pasaron por las cajas del Crédit
Suisse. 5 millones de dólares salieron de Buenos Aires desde la cuenta
3494-4 del Banco General de Negocios, BGN, transitaron por la Caja Bancaria
General de Negocios de Montevideo y de allí al Crédit Suisse de
Nueva York, que lo giró al Lembert Bruselles. El hilo continúa
tanto hacia atrás como hacia adelante.
El Crédit Suisse es uno de los principales socios del Banco General de
Negocios en la Argentina (23 por ciento). El pasado 25 de enero, José
Rohm, presidente del consejo de administración del BGN, llegó
a Suiza y aunque era un fugitivo con un mandato de Interpol a sus espaldas fue
recibido por el gran patrón del Crédit Suisse en persona, Lukas
Mühlemann. Acusado de ser el pulmón de la red del lavado de 250
millones de dólares y de la fuga de capitales (120 millones de dólares)
organizada luego de la instauración del corralito, el BGN mantiene relaciones
más que estrechas con el Crédit Suisse, el cual, a su vez, está
igualmente ligado a otras dos instituciones bancarias comprometidas con "la
gran fuga" de capitales, el San Luis Financial Investiment (12,8 por ciento
de las acciones) y elBanco Comercial de Montevideo (27,4 por ciento). El BGN
argentino está en manos de tres mastodontes mundiales, que detentan el
78 por ciento de su capital: el Crédit Suisse, el Chase Manhattan y el
Dresdner. Como si fuera poco, el mismo banco helvético aparece en el
centro del ciclón que se destapó con la historia de la mafia del
oro. La gigantesca trama del fraude aduanero y fiscal tiene como operador al
Crédit Suisse junto a Casa Piana, Handy & Harman y el banco norteamericano
MTB Bank. Los funcionarios suizos allegados a la investigación de las
cuentas de Carlos Menem y Ramón Hernández admiten con asombro
que, en lo que atañe a la Argentina, hay que constatar que la institución
financiera suiza no sirvió como mero "banco de depósito", sino
que "atravesó varias veces la línea roja para convertirse en un
protagonista de sus actividades". Además de la multiplicidad de los casos,
lo que sobresale especialmente es el protagonismo, el activismo, demostrado
por este grupo bancario. Investigadores y especialistas suizos reconocen que
el "Crédit Suisse" se enriqueció con esas "transacciones", sin
que hasta el momento "haya habido acciones judiciales concretas". Ni siquiera
la Justicia norteamericana se preocupó en traducir ante la Justicia a
los responsables del Crédit Suisse implicados en la operación.
No resulta difícil comprender por qué es tan arduo encontrar las
huellas de las cuentas y por qué los exhortos enviados a Ginebra suelen
dar vueltas en el vacío. Los agentes locales del Crédit Suisse,
el BGN, también intervinieron en la venta de YPF a la española
Repsol (un negocio de 15 mil millones de dólares) y en la ubicación
de obligaciones de la deuda externa argentina (2200 millones de dólares).
A título de anécdota, cabe resaltar que uno de los administradores
del BGN fue el norteamericano David Mulford, jefe de asuntos internacionales
del Crédit Suisse First Boston (el banco de negocios del Crédit
Suisse), intermediario en la venta de YPF, "amigo" de Domingo Cavallo y, sobre
todo, ex subsecretario de Estado del Tesoro bajo la presidencia de Ronald Reagan.
Fue él quien en 1984 negoció uno de los préstamos internacionales
más duros que haya conseguido la Argentina.
Los bancos de la Confederación Suiza detentan muchos secretos aún
no revelados. Por ejemplo, los montos existentes en las cuentas de Menem y Hernández
son sólo montos actuales. Nadie ha dicho aún nada sobre el movimiento
de esas cuentas. Puede haber 6 millones de dólares en una y 600 mil en
la otra, pero ¿qué hubo antes, cuántos millones salieron y entraron,
hacia dónde? Todo indica que en la lista de 200 nombres con las que trabajó
la Justicia suiza no se encontraron más cuentas a nombre de Menem. Sin
embargo, la fase que se inicia ahora puede dar lugar a nuevas sorpresas. Suiza
había abierto hasta el momento dos legajos: un procedimiento nacional
por blanqueo de dinero y otro internacional, motivado por los pedidos del juez
Urso. En adelante hay una tercera investigación que pondrá "las
cuentas a cero". Esta se iniciará en cuanto el juez Norberto Oyarbide
remita el exhorto a Suiza para obtener información sobre las cuentas
de Menem. Dicho pedido puede llevar la mención de "violación de
los deberes de funcionario público y cohecho, tráfico de influencias,
omisión maliciosa de declaración jurada y encubrimiento agravado
por ser funcionario público". Ojalá que el juez argentino no cometa
errores en la redacción de sus exhortos a fin de evitar las demoras del
pasado. Menem, Hernández, Kohan, el Banco General de Negocios, el Crédit
Suisse, la trama del menemismo sigue sumergida en los bancos suizos. Hoy, los
jueces, los dirigentes y las cajas fuertes del Crédit Suisse tienen la
última palabra.
Con la venda en los ojos
Todo bajo el paraguas del Crédit Suisse
La jueza Christine Junod tiene la responsabilidad del procedimiento de cooperación judicial entre Suiza y la Argentina que se inició luego de que el juez Jorge Urso notificara las cuentas ligadas a Carlos Menem. La jueza, a la que la prensa local describe como una magistrada "de acceso difícil", reemplaza a quien tenía a cargo hasta ahora el legajo de las cuentas, Paul Perraudin, promovido a funciones más altas. Este juez es uno de los más célebres y eficaces que existen en el país. Fue él quien confiscó y devolvió a España los 10 millones de dólares de soborno cobrados por colaboradores de Felipe González. Fue también quien indagó los entretelones de la fortuna del ex presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari y terminó confiscando los haberes que tenía en varios bancos suizos por 140 millones de dólares. Perraudin había reemplazado anteriormente al magistrado Claude Wenger, que decidió alejarse del sumario para evitar acusaciones y no "ofrecer un blanco fácil" debido a que está casado con una argentina, conocida militante de los derechos humanos. No es un secreto para nadie que, justificados o no, todos estos reemplazos han demorado mucho el avance de las investigaciones
LA CAUSA POR ENRIQUECIMIENTO ILICITO DE MENEM
Stornelli quiere más exhortosEl fiscal Carlos Stornelli podría pedir que se amplíe el exhorto que armó el juez Norberto Oyarbide para reclamar información a Suiza sobre cuentas bancarias y movimientos financieros de Carlos Menem, Ramón Hernández, Zulema Yoma, Zulemita, Alberto Kohan y Armando Gostanian (padre e hijo). La competencia definitiva en la investigación está aún en veremos. La Sala B de la Cámara en lo Penal Económico estudia los alcances de una pesquisa por enriquecimiento ilícito contra el ex presidente que está en manos del juez de ese fuero, Julio Speroni.
Speroni tiene a su cargo la causa sobre la venta ilegal de armas –que antes instruía Jorge Urso– y en febrero resolvió analizar el posible enriquecimiento ilícito de Menem, pero sólo en relación con el contrabando de armamento. La fiscal del caso apeló, al entender que el magistrado debía investigar "plenamente" el posible aumento patrimonial del ex mandatario, y la Cámara ahora tiene que resolver los alcances de esa investigación. De esta resolución dependerá también el futuro de la causa que lleva Oyarbide, que comenzó con una denuncia de la Oficina Anticorrupción (OA) por omisión maliciosa y evasión a raíz de que Menem –días atrás– admitió públicamente que tenía una cuenta suiza que nunca incluyó en sus declaraciones juradas de bienes y siempre negó.
El ex presidente reconoció una cuenta en la Confederación Helvética que abrió en 1986 para depositar –dijo– 200 mil dólares de la indemnización que le concedieron por sus años de preso durante la dictadura. Con el tiempo y los intereses, sostuvo Menem, la cifra trepó a algo más de 600 mil. Ayer, el abogado Ricardo Monner Sans planteó ante la Justicia que "el menos informado sabe que jamás la banca suiza, en el lapso considerado, ha podido reconocer dicha tasa de interés". La otra cuenta bajo la lupa correspondería a la Fundación Red Spark, contendría cerca de 6 millones de dólares, y en ella tendrían firma Menem y su ex secretario Hernández.
Oyarbide redactó el viernes un exhorto para que sea enviado a la Confederación Helvética a través de la Cancillería, con un plazo de 72 horas. Los delitos que señala –que tendrían análogos en la legislación suiza– son omisión maliciosa (una forma del delito de enriquecimiento ilícito), violación de los deberes de funcionario público, cohecho y encubrimiento agravado. Es posible, sin embargo, que Stornelli –que se reincorporó ayer luego de la feria– pida ampliarlo.