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Argentina: La lucha continúa

27 de diciembre del 2002

Argentina: La dueña del diario Clarín, Ernestina Herrera de Noble, presa por sospechosa de quedarse con hijos de desaparecidos
Caso Noble: un silencio larguísimo... e inexplicado

Juan Salinas
Alsurdelsur "

Las Abuelas de Plaza de Mayo recibieron la denuncia de que la directora de Clarín había adoptado ilegalmente en 1976 dos hijos de desaparecidos que le habían sido entregados por monseñor Plaza y/o el general Camps tan pronto se reestableció la democracia, en 1984. Desde entonces pasaron 18 años en que muchos lo sabían. Nadie -a excepción de Guillermo Patricio Kelly y de la mujer que presentó formalmente la denuncia ante la justicia en 1995- abrió la boca.
"La detención de la directora-propietaria del diario Clarín ha dado lugar a todo tipo de operaciones cruzadas, de información y desinformación. Frente a ellas, es conveniente recapitular algunos hechos y principios fundamentales. Las primeras denuncias respecto del origen de los dos chicos adoptados en 1976, fueron realizadas por agentes de inteligencia del gobierno del ex presidente Carlos Menem, con obvios propósitos extorsivos...". Así comenzó la nota, titulada "Hechos y principios" y firmada por Horacio Verbitsky en Página/12 del miércoles pasado. Verbitsky es presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels).
La señora Enriqueta Estela Barnes de Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, reconoció al comienzo de una entrevista que le realizó el semanario Veintitrés: "Desde 1984 tenemos denuncias indicando que los chicos que tiene la señora de Noble serían hijos de desaparecidos que fueron entregados por monseñor Plaza o por el general Ramón Camps". En la misma entrevista, la señora Carlotto afirmó que las Abuelas de Plaza de Mayo no denunciaron a la directora de Clarín de motu propio sino que lo hicieron urgidas por el juez Roberto Marquevich, que "nos llama y nos dice si queremos ser querellantes en la causa que se inicia en el 2001".
El jueves, Carlotto y Verbitsky ofrecieron una rueda de prensa conjunta en nombre de Abuelas de Plaza de Mayo y el Cels. En esa reunión, Carlotto dijo que Laura Ernestina Herrera de Noble estaba acusada "de haber adulterado los documentos que probarían el origen de los chicos" y que estaba probado "que en el expediente de adopción de estos chicos hubo irregularidades gruesas". Y Verbistky puntualizó que una de esas gruesas irregularidades es que, en e l caso de uno de los niños -hoy adultos de 26 años- "el juez descubrió que la persona que figura como la madre biológica que entrega una criatura que luego la señora de Noble adopta no coincide con el número de documento. Y cuando se investigó ese número de documento se descubrió que correspondía a un hombre y no a una mujer, y que el hombre era uno de los choferes de la señora de Noble".
La absoluta falta de dudas de los dos acerca de la nulidad de ambas adopciones revela que conocían el asunto en detalle desde mucho tiempo antes de que la directora de Clarín fuera detenida. Sin embargo, jamás se habían referido antes al tema, siquiera tangencialmente. Las excusas de Verbitsky son absurdas: ¿acaso quiere hacer creer que la primeras denuncias fueron hechas por enviados del por entonces patilludísimo gobernador de La Rioja?. Una vez presidente, Carlos Menem le iba a permitir a Clarín hacerse de un canal de televisión y una emisora de radio en la Capital Federal. No era, hasta pasado la mitad de la década pasada, enemigo del Grupo Clarín. Todo lo contrario.
Además, Ana Elisa Feldman de Jaján denunció ante jueces y camaristas la apropiación de ambos menores por la directora de Clarín en 1995, hace ya más de siete años. Probablemente lo haya hecho por venganza (lo hizo en el mismo momento en que su marido era condenado en el marco de una querella que sostenía con el Grupo Clarín), pero no es un "agente de inteligencia" del gobierno de Menem ni de ningún otro. Conocí la historia de la apropiación desde pocos meses después de haber regresado del exilio. En 1984 la contó ante un grupo de periodistas José Martín Prieto, corresponsal del diaro madrileño "El País". Lo hizo una noche, durante una de las bien regadas tertulias que organizaba en su casa de la calle Tagle, entre la embajada de Chile y la avenida Figueroa Alcorta, a las que asistían muchos periodistas, y entre ellos Verbitsky.
Martín Prieto estaba obsesionado con Magnetto, al que consideraba un peligrosísimo mafioso. Y le contaba la historia de la apropiación de los dos niños a quien quisiera escucharlo. Entre 1984 y el 2001, hay un hiato de 17 inexplicables años de silencio. Hasta el momento de la detención de Laura Ernestina Herrera de Noble, los años de silencio son 18. Y desde la presentación en regla de la denuncia de la -hasta ahora solo presunta- apropiación, 7 y medio. Con 7 1/2 es suficiente para plantarse. En cualquier otro país menos hipócrita este larguísimo silencio ameritaría cuando menos que ya se hubiese abierto algún tipo de debate.
DICIEMBRE 22 DE 2002 (COMCOSUR/MONTEVIDEO)