Opinan dos expertos
- Ernesto López, sociólogo: "Pensar que no había
otro camino que el golpe militar fue la posición que siempre tuvo el
Ejército. En el Juicio a las Juntas los ex comandantes aceptaban la responsabilidad
total de los hechos mientras que sus defensores decían que los hechos
no se habían cometido. Hay una mirada excesivamente indulgente sobre
ellos mismos. Entre los que respondieron que no había otro camino y que
las Fuerzas Armadas se vieron obligadas a hacerlo suman un 56 por ciento. Pero
quizás existen algunas razones para pensar así. El tramo final
del gobierno de Isabel mostró una imposibilidad de encontrar al desconcierto
y el fracaso alternativas de la política. Pero nada justifica un golpe
de Estado. Hoy la política tampoco está dando una respuesta adecuada
a la circunstancias. El período del ‘73 al ‘76, junto a cierta inclinación
al intervencionismo militar son fracasos del sistema político. Que un
26 por ciento no crea que hubo abusos –un cuarto del universo– es preocupante.
En las sentencias de los juicios a los ex comandantes se establece que hubo
terrorismo de Estado y están ratificadas por la Corte Suprema de Justicia.
No debería haber duda o discusión posible. La sentencia certifica
que de manera sistemática y recurrente hubo violación de los derechos
humanos. Este 26 por ciento indica la existencia de un bolsón de resistencia
ideológica y política seria. Ese es el dato más preocupante.
Con respecto a la cuestión de la democracia, el 20 por ciento que está
en desacuerdo con que la democracia es preferible a cualquier otra forma de
gobierno coincide con los 26 puntos de la pregunta sobre las violaciones a los
derechos humanos. Si no cree que haya habido violaciones, es probable que no
crea que la democracia sea el mejor sistema de gobierno".
- Luis Tibiletti, ex director académico de Seguridad Estratégica
Regional: "Se deben diferenciar dos procesos. El primero es una forma de
procesamiento del pasado, y el otro la representación del presente y
el futuro. Que semejante cantidad de encuestados crea que el golpe era lo único
posible en ese momento implica una diferencia importante con la percepción
entre la sociedad y las Fuerzas Armadas sobre el mismo fenómeno. Mientras
que el pensamiento del Ejército en relación a temas de hoy es
bastante similar al de la sociedad, en la lectura del pasado es significativa
la diferencia. Este divorcio también es lógico porque el Ejército
es una institución autoeducada. El problema de las instituciones que
tienen poca influencia del ámbito externo es que se repiten valores,
lecturas y percepciones. Pero no es cuestión de cambiar a los profesores
y los planes de estudio porque la transmisión informal entre generaciones
es también muy importante. No consideraría enunciar los resultados
en términos de la posibilidad de un nuevo golpe porque los militares
no terminan de criticar el golpe anterior".