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Argentina: La lucha continúa

Negocios con Rodríguez

Algunos datos que agrega la denuncia que será presentada mañana aluden a los negocios de José Rodríguez y de la Mercedes Benz. Todo ronda la desaparición de los obreros.
- En una nota dirigida al Ministerio de Justicia el 4 de noviembre de 1975 Rodríguez pedía la intervención de la filial argentina y se refería a la comisión interna como "agentes del caos y de la subversión".
- "Rodríguez, como vicepresidente de Fitim (Federación Internacional de Trabajadores de las Industrias Metalúrgicas), pocos días antes del golpe militar del 24 de marzo de 1976 pidió a través de esa federación a la casa matriz de Mercedes Benz que influyera sobre la filial argentina para que ésta dejara de negociar con la comisión interna", enfrentada con Smata. "El interventor de Smata –continúa la querella– trabajó hasta el golpe en una oficina que fue puesta a disposición de Mercedes Benz en su casa central ubicada en Avenida del Libertador 2424, Capital Federal".
- "Fitim pagaba dineros a Smata y a José Rodríguez", afirma la presentación. Un informe entregado por Gabriela Weber a la Cámara Federal platense dice que "Fitim pagó en 1977 79.798 francos suizos a Smata para abrir una oficina suya en Buenos Aires, incluido el salario anual del secretario general de Smata y su suplente de la UOM, por 56.880 francos", "También se preveían sumas para los años siguientes", añadió.
- "El Ejército Argentino era el principal cliente de la filial argentina de Mercedes Benz, ya que les compraba los camiones Unimog", dice la demanda. Recuerda también la declaración, fines de julio, de David Filk, ex director de ventas de Mercedes Benz, quien dijo que "Rodríguez recibía dinero por la venta de armas al Ejército Argentino llevadas a cabo por el concesionario de Mercedes Benz, Rodolfo Schneider".

El comandante de Praga

 Hans Martin Schleyer, el directivo de Mercedes Benz de Alemania que aparece rescatando en una carta la intención de Ruckauf de "eliminar a los elementos subversivos de las fábricas", fue el último comandante de las SS en Praga durante la Segunda Guerra Mundial. Está involucrado en una masacre en los días finales de la guerra, pero nunca fue procesado. Como muchos otros nazis, Schleyer hizo carrera en la industria alemana y llegó al directorio de la Daimler-Chrysler. Fue durante muchos años presidente de la patronal industrial, según explicó la periodista Weber. En setiembre de 1977, fue secuestrado por el grupo guerrillero Fracción del Ejército Rojo (RAF) que, al hacerlo, asesinó a sus tres guardaespaldas y al chofer. Pedían a cambio la liberación de la cúpula de la guerrilla, que estaba en una prisión de alta seguridad en Stuttgart-Stammheim, pero el gobierno alemán no cedía. Un mes después, secuestraron un avión de España, con turistas y volvieron a pedir la libertad de sus compañeros. Tres de los cuatro secuestradores fueron asesinados y tres de los cuatro guerrilleros presos también murieron ese día. El cadáver de Schleyer fue hallado cerca de la frontera con Francia en el baúl de un auto, con dos tiros en la nuca

El grupo de "los nueve"

Ricardo Hoffmann, de 50 años, era operario de Mercedes Benz en 1975. Hace tres años se juntó con un grupo de otros ex trabajadores de la fábrica de Cañuelas con quienes empezó a intentar reconstruir la desaparición de sus compañeros. Funcionan como una suerte de comisión permanente y se hacen llamar "los nueve", como la vieja comisión interna enfrentada con Rodríguez. Desde que comenzaron a trabajar pudieron recolectar documentación que aportaron en el juicio por la Verdad en La Plata, y que complementaron con la investigación realizada por Gabriela Weber. "Para nosotros la posibilidad de que ahora exista una denuncia penal implica reforzar nuestra búsqueda de una justicia real. Estamos seguros, además, de que los intereses por los que desaparecieron nuestros compañeros fueron empresarios, no exclusivamente ideológicos", dijo Hoffmann.