Iglesia, dinero y poder en el caso del Banco de Crédito Provincial
Los banqueros de Dios
Por Emilio J. Corbiére y Federico Corbiére
Argenpress.info
Por el presunto delito de estafa se confirmó el procesamiento de monseñor
Roberto Toledo y de Juan Miguel Trusso. Se trata de un préstamo por diez
millones de dólares que una mutual militar cedió al Arzobispado
de Buenos Aires a través de un depósito en el Banco de Crédito
Provincial (BCP). La plata nunca apareció.
Como aquellas aves desprovistas de plumaje que planean por corrientes cálidas
y se alimentan de carroña, diversos hombres públicos ligados a
otros entramados de poder muy cercanos al cavallismo explotaron el cierre del
BCP. El 13 de noviembre de 1997 sobre las ruinas del banco platense se constituye
el Mercobank (MKB). Nuevos conflictos financieros perjudicarían los intereses
de empresas afectadas al Vaticano que no encontrarían aliados en el nuevo
directorio.
Horacio Tomás Liendo (h), hijo del general que fuera ministro de Trabajo
y del Interior durante las dictaduras de Jorge Rafael Videla y Roberto Viola
ocuparía su presidencia. Liendo (h) cobró 660.000 dólares
del millón y medio de honorarios fijados a ese directorio. Su estudio
jurídico había participado en todas las negociaciones para la
creación del MKB. Casualmente su hermano Gustavo se había desempeñado
como gerente de Asuntos Legales del BCP y fue mencionado en las acciones penales
y civiles que las socias del BCP, Fiorini Sistema y Fiorini Investiment iniciaron
durante el proceso de capitalización que derivó en la constitución
del MKB.
La disputa giro en torno a una transacción fallida que no se efectivizó
por falta de cumplimiento del BCP, según alegaron los empresarios italianos.
Entre esos activos están el edificio del ex Banco de Italia y un tercio
del paquete accionario del shopping Buenos Aires Design.
En noviembre de 1999 la jueza Marcela Inés Garmendia demostró
que las acciones de Emprendimientos Recoleta pertenecían al grupo Fiorini.
Actualmente el Banco Provincia tiene los bienes bajo su dominio pero nunca pudo
escriturarlos. En septiembre del año 2000 el MKB cierra sus puertas arrojando
pérdidas por casi 80 millones de dólares. Una explicación
pormenorizada de toda la operatoria puede leerse en el artículo La Caja,
de Horacio Verbitsky, en Página/12. (1)
La ley del dinero
Al inicio de la Causa Penal las actuaciones del juez Juan Carlos Bruni (h) confirmaron
que la familia Trusso explotó sus relaciones en el Vaticano para hacer
negocios con la Iglesia Católica Argentina. Los respaldaba el Banco Monte
di Paschi di Siena, el más antiguo de Italia (2).
Una vez descubierto el desfalco aquella solidez emblemática se esfumaría.
Pero la situación procesal de los implicados no dependería sólo
de la pericia de los abogados defensores.
Aquellos viejos buenos tiempos en que Juan Miguel Trusso jaraneaba con Gustavo
Béliz en Punta del Este habían terminado. De esa relación
sólo quedaba un amigo común, el opusdeísta Diego Blasco
Fúnes que apenas pudo ocuparse de la tarjeta Carta Credencial, una vez
separada de los activos del BCP.
Tampoco sería conveniente ya la buena relación de Francisco Javier
con Amalia Lacroze de Fortabat o con Ramón Hernández, entonces
secretario privado de Carlos Menem, a quien frecuentaba semanalmente en el Hotel
Alvear. Menos aún lo ayudarían sus conexiones que llegaron a reunirlo
con los reyes de España. En tanto la Iglesia local lo quería bien
lejos y con la boca cerrada.
Mientras el hábil operador menemista que arbitró en los 90 las
leoninas privatizaciones de las empresas públicas, Roberto Dromi, cuidaba
las espaldas de monseñor Toledo, muchos abogados de renombre que desfilaron
por las causas contra el clan Trusso. Jorge Anzorregui, hermano del entonces
jefe de la SIDE, fue el primero en defenderlos. Luego aparecerían Francisco
Castex y Ramiro Pérez Duhalde, en aquel momento vicedecano de la Facultad
de Derecho de La Plata, como patrocinantes de Juan Miguel Trusso.
Con el cambio de siglo y de signo político en el gobierno aparecieron
nuevos personajes. Por la defensa de Francisco Javier Trusso también
pasaron dos penalistas de alto impacto mediático y de reconocido mérito
a la hora resolver a su favor complicados laberintos jurídicos, primero
Mariano Cúneo Libarona y luego Fernando Burlando, además de la
participación del abogado Gonzalo Díaz Cantón.
Mencionados continuamente en el ambiente farandulero, Cúneo Libarona
logró su pico de popularidad en su actuación como patrocinante
de Guillermo Cóppola en el caso del jarrón con cocaína;
y el siempre bronceado, Fernando Burlando, la obtuvo con la absolución,
contra todas las conjeturas, de Alfredo Pesquera, acusado de provocar el accidente
en el que falleció el cantante cuartetero Rodrigo Bueno.
Francisco Javier Trusso estuvo por largo tiempo en rebeldía ante la justicia
platense evitando su inexorable extracción desde Brasil. Una vez trasladado
a la Argentina Trusso insistió en no comparecer ante la justicia.
Hasta marzo de 2002 el estado de la causa era bastante confuso. Diversos artículos
periodísticos anunciaban la inminente liberación de Francisco
Javier Trusso y de Renato Dalle Nogare presos en la Unidad Penal (23) de Florencio
Varela, dependiente del Servicio Penitenciario Bonaerense.
Las estafas reiteradas
Fuentes tribunalicias que negaron esos transcendidos, explicaron que los últimos
días de diciembre de 2001 la Sala III de la Cámara Penal de la
Plata determinó que no existió 'asociación ilícita'
en la causa que se investiga la quiebra fraudulenta del BCP y mantuvo la acusación
por 'estafas reiteradas', delito excarcelable que beneficiaría a Trusso
y Dalle Nogare. La Sala III, integrada por los camarista Carlos Silva Acevedo,
Alfredo Sanucci y Armando Correa, estableció que no había suficientes
elementos probatorios, en tanto se anunciaba la posible incompetencia de la
magistrada platense Marcela Inés Garmendia.
Hasta mediados de febrero, la jueza Garmendia que aún continuaba a cargo
del proceso, rechazó los insistentes pedidos de excarcelación
por considerar que los únicos dos detenidos podrían 'eludir la
acción de la justicia' habida cuenta la magnitud de las penas de comprobarse
los ilícitos y el antecedente de fugas anteriores.
Los camaristas dispusieron el sobreseimiento de los ex directivos de BCP, María
Luján Andrade, Patricia Mulhall y Tarquino Della Nogare, sobrino del
detenido, que manejaba las operatorias al exterior. No obstante, de resolverse
una sentencia condenatoria varios imputados en el proceso podrían volver
a la cárcel, entre ellos monseñor Roberto Toledo, otros integrantes
del directorio del BCP, Pablo y Juan Miguel Trusso.
Respecto a los cheques fraudulentos que implican directamente a monseñor
Toledo y a Juan Miguel Trusso, días atrás los magistrados Carlos
Elbert y Carlos González, miembros la sala Sexta de la Cámara
del Crimen, ratificaron un fallo de primera instancia del juez Facundo Cubas
y trabaron embargo por cinco millones de pesos de los bienes de los acusados,
por ser este delito excarcelable. Mejor suerte correría el otro hermano
de la familia, Francisco Javier Trusso, quien podría ser liberado próximamente.
Según se desprende del fallo judicial, el cardenal Antonio Quarracino
no estuvo en la reunión en la que se celebró el convenio. En cambio
sí lo habría hecho su secretario privado, monseñor Toledo,
que 'procedió a retirarse junto a Juan Trusso a otras dependencias, donde
supuestamente debía hacérsele firmar al cardenal Quarracino, para
luego regresar trayendo en sus manos un sobre conteniendo el contrato, ya presuntamente
suscripto por quien debía hacerlo'.
Según publicó el diario Clarín, personajes del Vaticano
se han preocupado recientemente por la libertad de Francisco Javier Trusso.
Es de imaginar quiénes son los inquietos miembros de la curia romana
interesados en auxiliar al asociado opusdeísta.
Los jueces también agregan que Toledo 'tuvo decidida intervención
en los pasos posteriores de la maniobra al firmar los dos cheques contra la
cuenta del Arzobispado, de la cual se disiparon' los fondos transferidos al
BCP de la caja de ahorro de la SMSV. Los próximos pasos del religioso
serán en una instancia de juicio oral (3).
Sin embargo, el obispo duerme sin frazada. Sabe que cuando la larga mano del
Opus Dei es vista desde lejos, los implicados en las causas que rozan sus intereses
terrenales terminan libres de culpa y cargo, o en el peor de los casos prófugos
de la justicia. Quizás monseñor Toledo ya tenga hechas sus maletas
para acompañar a José Rafael Trozzo en los cursos de Etica que
dicta en alguna facultad de México.
(1) Horacio Verbitsky, La Caja, Página/12, 9 de setiembre de 2001.
(2) Los últimos escándalos bancarios, diario La Nación,
Buenos Aires, 15 de mayo de 1998.
(3) El obispo Toledo sigue procesado por estafa, diario La Nación,
Buenos Aires, 9 de octubre de 2002 y El procesamiento del monseñor, diario
Página/12, Buenos Aires, 9 de octubre de 2002.