5 de diciembre del 2003
3 de diciembre, día mundial de no uso de plaguicidas
José Santamarta
El 3 de diciembre de 1984 la fábrica de plaguicidas de la empresa en Bhopal dejó escapar 40 toneladas de productos químicos que mataron a 20.000 personas en el peor accidente industrial de la historia.
La Oficina Central de Investigaciones de India reveló en 1987 que el desastre del gas había sido el resultado de una decisión deliberada tomada por Anderson, que era el director general de Union Carbide en 1984, para reducir la seguridad y los sistemas de alarma en la factoría de Bophal, con el fin de disminuir los costes. En base a estos hechos, el Tribunal Superior de Justicia emitió una orden de arresto en 1992. Anderson ha evitado la extradición desde Estados Unidos y se ha negado a comparecer ante la corte india. La Dow Chemical compró Union Carbide en 2001, y se ha negado a asumir ninguna responsabilidad.
Las cifras oficiales informan de 2.500 muertes en el periodo inmediatamente después del desastre y 8.000 tres días después. La Campaña Internacional para la Justicia en Bhopal estima que cerca de 20.000 personas murieron a causa del accidente y entre 120.000 y 150.000 han sufrido enfermedades crónicas, incluyendo infecciones respiratorias, desórdenes ginecológicos, cánceres y daños neurológicos.
La compensación pactada con Union Carbide de sólo 470 millones de dólares es demasiado pequeña (en contraste, por ejemplo, con la indemnización por el vertido de petróleo del Exxon Valdez, que fue de 5.000 millones). Más de 40.000 reclamaciones están desaparecidas y no se ha pagado ninguna compensación en concepto de daños a la salud mental.
El uso frecuente e indiscriminado de plaguicidas provoca graves problemas ambientales. Según estudios realizados en Estados Unidos, de los 500 millones de kilos de plaguicidas utilizados anualmente, sólo el 1% de los productos llegan a los organismos nocivos (a los que en principio van destinados). El 99% restante se queda en los ecosistemas. Una parte van a parar a la atmósfera por volatilización, otra parte importante al suelo, y otra a los acuíferos. Otro de los efectos de los plaguicidas son los daños que afectan a la fauna del medio, como las abejas, aves insectívoras y a los insectos útiles, que son depredadores de insectos dañinos. Otra parte se queda en los productos agrícolas, siendo consumido directamente por los animales, y el hombre.
Todos los plaguicidas utilizados por el agricultor tienen unos plazos de seguridad, expresados en días, quedando prohibido la utilización del producto en los días marcados antes de la cosecha, estando en manos del agricultor la responsabilidad del cumplimiento de estos plazos. Existen también unos límites máximos de residuos del plaguicida utilizado que pueden quedar en el producto a consumir. El control de los residuos de plaguicidas corresponde a la administración, si bien tampoco existen los medios suficientes para analizar todos los productos agrícolas que llegan al mercado.
El empleo de plaguicidas es una de las mayores amenazas a la diversidad biológica y a la salud de las personas. Se calcula que una persona normal puede entrar en contacto con mas de 60.000 productos químicos sintéticos diferentes en su vida cotidiana, y sólo en la comida pueden encontrarse 10.000. Muchos de estos productos son tóxicos. Unos 600, cancerígenos. Los plaguicidas utilizados en agricultura son sin duda el grupo más peligroso. Fueron introducidos masivamente en todo el mundo en los años 40 como parte de la llamada "Revolución Verde", junto con las semillas mejoradas, los abonos y la mecanización de la agricultura.
Las plagas gozan de excelente salud pues los plaguicidas estimulan su capacidad de mutación para adaptarse. Sus predadores naturales, como insectos y pájaros, mucho más lentos de adaptación, sucumben bajo los plaguicidas; los monocultivos les aseguran el alimento ideal. En 1965 estaban censadas por la FAO 182 plagas. En 1977 fueron 364. Hoy son más de 500 los insectos resistentes a los plaguicidas, así como 100 especies de hongos y 50 de adventicias. En EE UU, el uso de plaguicidas se ha multiplicado por 12 desde finales de los años 40. Sin embargo, las pérdidas en las cosechas, debidas a plagas han aumentado de un 7% a un 13%. Según un informe elaborado por la OIT a partir de los datos suministrados por gobiernos y organizaciones internacionales, 40.000 agricultores mueren en el mundo cada año por intoxicación aguda con plaguicidas de un total de entre 3 y 5 millones de casos. Pero las intoxicaciones agudas son sólo parte visible de los daños causados por estos productos. Los gobiernos establecen, para cada compuesto, una dosis máxima diaria aceptable para el ser humano, normalmente expresada en cantidad de sustancia autorizada por kilo de peso corporal. Los métodos de determinación muestran que más que proporcionar una verdadera seguridad, se trata de ofrecer la imagen, aparentando un conocimiento sobre los productos y sus efectos que no existe. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación sólo proporciona datos del consumo en euros y no informa de las cantidades y productos utilizados.
El aniversario de Bhopal debería servir para tomar las medidas oportunas para erradicar el uso de plaguicidas prohibidos, como el lindano, y prohibir de forma inmediata el bromuro de metilo y el endosulfán. El objetivo debe ser eliminar el consumo de plaguicidas, dando prioridad a la agricultura ecológica.