7 de julio del 2003
En medio de la opresión imperialista
La tradición comunista iraquí sigue viva
Roberto Sarti
Cuando EEUU discute el futuro de Irak con sus amigos y aliados del resto del
mundo, el movimiento de oposición a la ocupación estadounidense
crece y en él las tradiciones comunistas están reapareciendo.
No sólo el fundamentalismo islámico está creciendo durante
la posguerra.
Este fin de semana, 21 y 22 de junio, más de mil empresarios y dirigentes
políticos de todo el mundo se han reunido en Jordania en el Foro Económico
Mundial para discutir la situación después de la última
Guerra del Golfo. Cada uno de los discursos estaba lleno de promesas de un futuro
brillante para el pueblo iraquí y Oriente Medio.
Sin embargo, cuando el gobernador estadounidense de Irak, Paul Bremer, comenzó
a explicar los planes de EEUU para la reconstrucción de Irak, probablemente
la mayoría de los gobernantes árabes comenzaron a temblar ante
la perspectiva que se les avecina.
Los cambios, según Bremer, incluirán la introducción de
nuevos derechos de propiedad y leyes antitrust, reducción de las ayudas,
apertura del país al comercio e inversión extranjera y la privatización
de todas las empresas públicas.
"Quiero decirles (a los empresarios) que soy optimista y creo que la coalición
conseguirá transformar la economía iraquí, que pasará
de ser un sistema cerrado y sin porvenir a convertirse en una empresa vibrante.
Sin la disciplina del mercado, las empresas estatales no sólo fracasarán
en la creación de valor, sino que lo destruirán" (Fuente: http://www.ipsnews.net)
. En este "libre mercado", como ya hemos explicado, aquellos que se llevarán
la mayor parte de la torta serán los "mejores competidores", es decir,
las empresas estadounidenses.
Bremer no ignora que habrá problemas. "El impacto negativo de la transición
sobre los trabajadores y pensionistas, que podrían verse afectados por
el cierre de determinadas empresas públicas, se amortiguará con
los ingresos del petróleo iraquí".
¿Cómo se van a poder beneficiar los iraquíes de estos ingresos
si se privatiza la empresa petrolera estatal? Probablemente lo que Bremer quiere
decir (aunque no lo hace abiertamente) es que sólo recibirán las
migajas. Está claro que después de la guerra militar, los estadounidenses
están preparando la guerra económica, una guerra de clases que
afectará a millones de iraquíes durante los próximos años.
Esto es lo qué realmente preocupa a los gobernantes árabes. No
es que estos burgueses tengan una visión más "humanitaria". Lo
que temen son las consecuencias de la aparición de la lucha de clases
y de una guerra de liberación nacional en Irak que se pueda extender
a los estados fronterizos. También temen que los métodos que EEUU
está utilizando en Irak mañana puedan ser utilizados contra ellos
si no siguen los dictados de Washington.
Crecen las manifestaciones y los ataques guerrilleros A pesar de los deseos
de la administración estadounidense, está claro que la reconstrucción
no está siguiendo el plan previsto. No sólo están seriamente
dañados los servicios básicos, los retrasos también están
afectando a la industria petrolera.
Irak reanudó las ventas de petróleo el pasado domingo, transportó
tanques con crudo al puerto de Ceyhan (Turquía). Son las primeras exportaciones
de petróleo iraquí desde que comenzó la invasión
el pasado 20 de marzo. Pero el lunes a la mañana hubo una explosión
en un oleoducto cerca de la frontera de Irak con Siria. Y el sábado hubo
otra explosión en otro oleoducto en la ciudad de Hit, al norte del país.
EEUU ha calificado estas explosiones como "actos de sabotaje".
El resultado de estas bombas es que ahora los funcionarios iraquíes dicen
que no podrán comenzar a llevar petróleo de los pozos de Kirkuk
hasta Ceyhan porque el oleoducto está dañado. Lo más interesante
es que la población no protesta frente a estos ataques, los iraquíes
tienen un refrán que dice: "si ellos quieren robarnos el petróleo,
lo mejor será destruirlo".
Los ataques guerrilleros no se han detenido. Todo lo contrario, han aumentado
y por primera vez están apareciendo grupos organizados, como es el caso
de un grupo llamado Frente Nacional Iraquí de Fedaiyines. En un video
emitido el sábado pasado, esta organización prometió intensificar
sus ataques a las tropas estadounidenses hasta que abandonen Irak. El viernes
en Bagdad hubo una manifestación con 20.000 personas frente al mando
central de las fuerzas estadounidenses, protestaban por la ausencia de agua
y electricidad.
A pesar de que en Irak hay más de 200.000 soldados "aliados", lo que
se puede ver es un gran vacío de poder. EEUU ha destruido el viejo aparato
del estado de Sadam y no han podido sustituirlo por otro. En algunas zonas,
las milicias chiítas están llenado ese vacío, pero en otras
ciudades la situación no es tan favorable para los fundamentalistas.
Nasiriya es una ciudad con más de 1.200.000 habitantes, la mayoría
chiítas. Esta ciudad vivió una de las batallas más feroces
de la guerra. Pero también es una ciudad con grandes tradiciones militantes.
En 1958 el Partido Comunista Iraquí consiguió más del 60
por ciento de los votos. Con Sadam Hussein muchos dirigentes de izquierda y
religiosos pagaron con su vida su oposición al régimen.
Un alto funcionario de la ciudad explicó hace poco algo que revela el
enorme potencial que existe en Irak para un movimiento de izquierda. En una
entrevista publicada en el periódico italiano Il Manifesto, decía
lo siguiente: "El Partido Comunista debería tomar la situación
en sus manos, tomar las armas y frenar a todos los ladrones. En su lugar, está
todavía sentado en sus cuarteles generales, ¿qué esperan?"
La periodista italiana revela todos los prejuicios reformistas cuando responde
a este funcionario: "¡ pero si todos los partidos políticos estuvieran
armados sería una guerra civil!" El funcionario responde: "No estoy hablando
de todos los partidos, estoy hablando del Partido Comunista y si hiciera un
llamamiento toda la ciudad lo seguiría. Nadie sigue a los islamistas.
Esta es la ciudad de Fahed al-Khaled, el fundador del Partido Comunista". (Il
Manifesto, 22/6/03).
Desgraciadamente, los dirigentes del Partido Comunista no tienen la intención
de seguir este consejo. El Secretario del Partido Comunista, Said Sahib el Hossuna,
regresó hace poco de un largo exilio en Siria y en el mismo artículo
explicaba: "Todo el mundo está en contra de la ocupación, pero
la ocupación es un hecho. Cuando tengamos un gobierno será el
momento de negociar pacíficamente su salida [la de EEUU]".
¡Es una actitud completamente legalista! "¡Cuando tengamos un gobierno!" Pasa
por alto que EEUU sólo permitirá la existencia de un gobierno
títere. Un verdadero gobierno del pueblo sólo podría existir
si se obliga a los estadounidenses a abandonar el país, y sólo
lo pueden conseguir las masas.
La tarea inmediata es formar consejos obreros y campesinos con el objetivo inmediato
de echar al ejército estadounidense y permitir que los trabajadores iraquíes
gobiernen su propio país.
Todos los partidos de Nasiriya han creado un comité coordinador y han
nombrado a un gobernador, Taklif Mohammed al-Manshaad. Es un líder secular
que acaba de regresar de Londres. En el mismo artículo antes mencionado
se citan sus palabras: "Si las fuerzas de coalición nos piden crear una
fuerza para garantizar la seguridad, podríamos hacerlo en siete días,
garantizaría la paz y la seguridad en toda la provincia, incluso en el
futuro". (Ibíd). En otras palabras, "¡podríamos tomar el poder
pero no queremos!" Debemos esperar el permiso de EEUU.
La actitud de estos dirigentes nos recuerda al comportamiento de los dirigentes
de los partidos Comunista y Socialista en Italia después del final de
la Segunda Guerra Mundial. Tenían a su disposición unas fuerzas
inmensas. Contaban con 300.000 partisanos armados, principalmente en el norte
de Italia. El estado burgués había colapsado. En lugar de aprovechar
esta oportunidad histórica para acabar con el capitalismo, esperaron
y colaboraron con las fuerzas armadas estadounidenses y británicas (entraron
en el gobierno de unidad nacional con los demócrata cristianos) para
restablecer el poder burgués, la policía y el ejército.
Finalmente, los demócrata cristianos, apoyados y asesorados por el imperialismo
estadounidense, agradecieron su "ayuda" a los partidos de izquierda y los echaron
del gobierno, cuando ya no los necesitaban para controlar a las masas. Después
siguieron años de derrotas y represión para la clase obrera italiana,
durante las décadas del cincuenta y una gran parte de la del sesenta.
Este período finalizó con el movimiento de los trabajadores de
finales de los años sesenta.
Si los actuales dirigentes del Partido Comunista Iraquí no cambian de
rumbo, sólo conseguirán contribuir a un destino similar para los
trabajadores de Irak. Los jóvenes y trabajadores iraquíes quieren
un cambio radical. Sadam se ha ido, pero eso no es suficiente. Ahora quieren
el verdadero control de sus vidas y en particular quieren que se marchen los
imperialistas estadounidenses.
Como podemos ver, la intervención imperialista en Irak lejos de resolver
los problemas sólo ha servido para incendiar toda la región. El
ejemplo son los acontecimientos en Irán, aunque no es el único
país donde se han producido protestas. En todo Oriente Medio existe el
potencial para un movimiento de masas. A las masas se les abren nuevas oportunidades.
Sin embargo, para cambiar la sociedad no basta con la existencia de este potencial,
hay que aprender las lecciones del pasado y esa es la primera tarea de los revolucionarios.
23 de junio de 2003
El Militante Argentina