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Medio Oriente

3 de julio del 2003

La israelización de la política de EE.UU

Marwan Bishara
The International Herald Tribune
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Durante los últimos meses he observado con desconcierto como EE.UU. adopta la errónea estrategia de Israel en el Medio Oriente. ¿Va a tardar tanto EE.UU. como Israel en comprender que el comienzo de una guerra no es nada comparado con su terminación y que la ocupación militar no trae ni paz ni seguridad?

Dos fotos del mismo día, el 16 de junio, en el International Herald Tribune lo dicen todo. Una muestra a un soldado israelí en Hebrón apuntando su rifle automático a civiles con las manos en alto y la otra a un soldado de EE.UU. haciendo exactamente lo mismo en Falluja, Irak. Si no hubiera pies de foto, no se podría diferenciar la una de la otra.

EE.UU., como Israel, se está empantanando cada vez más en una ocupación militar de duración indefinida y los ataques contra sus soldados continúan casi a diario en Irak. La situación ha sido agravada por la destrucción por EE.UU. de las instituciones estatales como el ejército, que ha causado el desempleo de millones de iraquíes.

Poderosos pero vulnerables, EE.UU. e Israel parecen llevarse mutuamente a mostrar sus peores características. Desde los ataques del 11 de septiembre, Washington ha asimilado profundamente la visión claustrofóbica de Israel de un mundo lleno de odio y de terrorismo. Su optimismo posterior a la Guerra Fría ha sido reemplazado por un pesimismo vengativo.

El presidente George W. Bush va por el mismo sendero del primer ministro Ariel Sharon al utilizar los dramáticos eventos de los últimos dos años para incitar a un nuevo patriotismo teológico a fin de fortalecer la base de su gobierno y confrontar a aquellos -sobre todo musulmanes- que "nos odian por lo que somos".

Ni Israel ni EE.UU. se dan la molestia de preguntar por qué los palestinos y los musulmanes de Medio Oriente realizan ataques suicidas, algo que no había sido visto previamente en el Islam o en Palestina durante los últimos 14 siglos. ¿Han transformado la ocupación militar israelí y la dominación militar de EE.UU. a los campos de la muerte del Medio Oriente en un terreno fértil para el odio y el conflicto que ha adquirido un fervor religioso?

En lugar de extraer la fuente de la tensión Washington agrega una ocupación más a la israelí. Como si fueran bomberos pirómanos los funcionarios de EE.UU. implementan la filosofía bélica de Sharon de apagar el fuego con más fuego.

La israelización de la guerra de EE.UU. contra el terrorismo significa la globalización de la guerra de Sharon: invasiones militares no provocadas, operaciones clandestinas, intervenciones armadas, represalias desproporcionadas, asesinatos sin juicio y otras medidas que desde hace tiempo son consideradas crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

Estas medidas también han demostrado ser inefectivas. Israel se ha hecho menos seguro a pesar de su continuo uso de la fuerza para resolver las disputas políticas.

EE.UU. arriesga actualmente la interiorización de la manera como combate y de aquellos contra los cuales combate. Como dice uno de los principales historiadores militares israelíes, Martin van Creveld, si se combate demasiado tiempo al débil, uno mismo se debilita. Desgraciadamente, en lugar de aprender de los errores estratégicos de Israel, Bush aconseja a los palestinos que aprendan la lección de Irak.

Si EE.UU. continúa israelizando su política externa, globalizará el tipo de conflicto que existe en Palestina, con graves consecuencias no sólo en el exterior, sino también en el interior, en EE.UU.

La experiencia de Israel muestra que el fervor nacional basado en el miedo restringe el proceso democrático, presentando la racionalización como justificación y la tolerancia como inmoral. Dos tercios más de los estadounidenses apoyan el asesinato político en la actualidad que hace dos décadas y una cantidad creciente apoya la tortura.

Exactamente como existe una alternativa diplomática a las políticas fracasadas de Israel en Palestina -basada en la legalidad internacional y en el desarrollo sustentable, en lugar del desequilibrio del poder y de la explotación- hay que encontrar una mejor alternativa a la política externa unilateral y muscular de EE.UU.

El logro de la seguridad nacional en un mundo transnacional significa aceptar y respetar la interdependencia. Una vez que se entiende la seguridad como un derecho universal, la interdependencia se convierte en un signo de sabiduría, no de debilidad.

Si EE.UU. debe recurrir a otra tradición, ¿por qué no considerar la prolongada historia de tolerancia y supervivencia judía, -o la propia tradición constitucional de EE.UU.? Es hora de sacarle el polvo a esos grandes documentos que llenan los anaqueles de la Casa Blanca.

27 de junio de 2003
* El escritor, que enseña relaciones internacionales en la Universidad Americana de Paris, es autor de "Palestine/Israel: Peace or Apartheid?"
http://www.iht.com/articles/100893.html