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Medio Oriente

18 de julio del 2003

Mandela en la Conferencia del SIDA París
"Enfrentamos una crisis sanitaria sin precedentes"


Commondreams/AFP/BBC
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
El ex presidente de Suráfrica y Premio Nobel de la Paz, Nelson Mandela participó en la Segunda Conferencia de la Sociedad del SIDA sobre patogénesis y tratamiento del HIV el 14 de julio de 2003 en París. Veinte años después del descubrimiento del HIV; la conferencia tiene el objetivo de dar nuevas perspectivas sobre la enfermedad que puedan conducir a nuevas orientaciones en la investigación, ayudar a acelerar la investigación y llevar los adelantos hacia la práctica clínica.

Nelson Mandela, de casi 86 años mostró en la conferencia de París que su espíritu luchador y su carisma continúan impertérritos. Recibió una ovación de pie de los 5.000 científicos y activistas por su ataque contra los pusilánimes y codiciosos que han contribuido a que se genere un peligro global y por su elogio para los que han luchado incansablemente en su contra. Exhortó a todos y a cada uno a hacer más.

El ex presidente de Suráfrica dijo abiertamente que, a pesar de algunos éxitos, la guerra de dos décadas contra el SIDA ha sido un horrendo fracaso, que el mundo no ha transformado los nuevos descubrimientos científicos en acciones concretas para combatir el SIDA. Por lo menos 26 millones han muerto de SIDA, un 95 por ciento de ellos en el mundo en desarrollo y 45 millones tienen el virus humano de inmunodeficiencia (HIV), dijo Mandela.

"Esas cantidades son abrumadoras, en realidad son incomprensibles", declaró Mandela. "Desde todo punto de vista nos vemos ante la mayor crisis sanitaria en la historia humana."

Aunque la ciencia ha suministrado importantes herramientas para combatir el peligro, muchas permanecen lamentablemente sin ser utilizadas, dijo. Criticó amargamente que el costo de las drogas antiretrovirales ha puesto esas medicinas que podrían salvar vidas fuera del alcance de los pobres.

La disparidad "es una horrenda realidad de la que no nos podemos esconder", dijo. "Es una injusticia global. Es una travestía de los derechos humanos a escala global."

Mandela dijo que estaba contento de que, por fin, "la excusa acostumbrada" de los fondos insuficientes estaba comenzando a desaparecer, gracias al ingreso de dinero al Fondo Global para Combatir el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria y compromisos bilaterales.

Mencionó específicamente en su elogio a George W. Bush, destacando "el liderazgo"" de Estados Unidos y de su presidente en el plan de gastar 15.000 millones de dólares durante cinco años para combatir el SIDA en África y en el Caribe. Pero, advirtió, más vale que cumplan con la promesa.

"Nosotros, el pueblo de África, estaremos vigilando con gran interés el cumplimiento de ese compromiso crítico." Donde EE.UU. tomó la delantera, Europa debería seguir, dijo.

"Considerando el tamaño de su población y economía colectivas, Europa debería por lo menos igualar si no sobrepasar la contribución de Estados Unidos", dijo.

Muchos países africanos son culpables de no haber confrontado el peligro del SIDA, dijo Mandela, agregando que las nobles excepciones eran Uganda, Senegal y, más recientemente, Botswana.

Mandela esbozó una iniciativa para el próximo Día Mundial del SIDA, el 1 de diciembre, cuando su organización benéfica, la Fundación Mandela, se unirá al Fondo Global para "pedir a la gente en todo el mundo que dé un minuto de su vida" para combatir el SIDA. Invitamos a las grandes corporaciones, así como a las personas individuales, a participar, dijo.

Al terminar su discurso en País, mientras los aplausos estallaban en el auditorio, un bullicioso grupo de manifestantes alzó una gran pancarta y gritó consignas de protesta, exigiendo que los países grandes contribuyan fondos para suministrar drogas antiretrovirales a seis millones de personas crónicamente enfermas con HIV en los países pobres.

El veterano combatiente contra el apartheid esperó en el escenario, leyó la pancarta y una amplia sonrisa iluminó su cara. Aplaudió al ritmo de las consignas y cuando una manifestante subió al escenario, la llamó para que se le uniera. Colocó su brazo alrededor de su espalda y -siendo Mandela -prometió su apoyo para la lucha.

14 de julio de 2003