Medio Oriente
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Iraq
La globalización armada, la democracia de Gran Hermano y el milagro de los donantes
Antonio Maira
Cádiz Rebelde
Legitimidad restaurada
"La ONU legitima por unanimidad la fuerza multinacional de Irak" y "La ONU legitima la ocupación de Irak", decía El País del día 17 de octubre con alborozo mal disimulado. El periódico, uno de los órganos de Falsimedia considerado como "progresista" en el departamento de matices de la factoría del "pensamiento único", cumplía cabalmente su función sistémica, en este caso inducir la vuelta a la normalidad de las masas alborotadas por la guerra. El País anunciaba así, desde sus cabeceras y titulares, la aprobación de la resolución 1.511 del Consejo de Seguridad. No se trataba, desde luego, de un ataque de sinceridad o de "realismo sucio". En su editorial, titulado significativamente, "Un rayo de luz", puntualizaba con mucha mayor precisión su concepción de la legalidad internacional cuando se refería a la aprobación del texto sobre Irak: "primera buena noticia desde el punto de vista de la legalidad internacional"(1). Según Falsimedia la legitimidad internacional, nada menos, se establece por la fuerza, la coacción (véase que oportuno el ataque a Siria de Israel), y los hechos consumados.
El texto de la mencionada resolución 1.511 constituye toda una victoria de los Estados Unidos. "Éxito diplomático" dicen los lacayos de Falsimedia para obviar las complicidades, las brutales presiones y las rendiciones incondicionales de los "gobiernos resistentes" de Europa. El único problema para todo el consorcio político-mediático es que tal éxito aparece en un escenario poco relevante, en un terreno en el que en esta "guerra mundial antiterrorista" no se juegan las batallas. Se juegan sobre el lebensraum de Bush y sus multinacionales, en este caso el territorio de Irak.
Vuelta a la barbarie
La resolución establece un terrible precedente y es en sí misma una tremenda conclusión. Aprueba la más flagrante y pública violación de la Carta de las Naciones Unidas, y de las normas fundamentales del derecho internacional, al autorizar la perpetuación de la ocupación militar del territorio de uno de sus miembros por un contingente internacional bajo mando del país agresor, los EEUU. Concluye que la fuerza, marginando al derecho, rige en estos momentos, sin limitación alguna y por "consenso de los pueblos civilizados", las relaciones internacionales. El capitalismo neoliberal nos ha devuelto, en apenas dos décadas, a la barbarie.
No le costó mucho a los Estados Unidos promover el consenso unánime del Consejo de Seguridad, ni tampoco restañar las heridas en las conciencias de los políticos, intelectuales y periodistas, que se atrevieron a poner reparos a una guerra tan tecnológica y tan avanzada. La resistencia, firme y empecinada de Francia, Alemania y Rusia -según aseguraban los medios- se disolvió sin dejar rastro. Todos quedaron contentos con una fecha en la que no comienza nada. El día 15 de diciembre, el Consejo de Gobierno iraquí –nombrado por los EEUU y bajo la autoridad absoluta de Paul Brener- fijará un calendario para la transición sin sujeción a urgencia, método, condición ni plazo alguno. Es decir, se prolonga la ocupación y se autoriza la construcción de un "nuevo país" a la potencia ocupante. La soberanía reside en el "estado iraquí", es decir, en la "Autoridad Provisional" de los EEUU, hasta que tal autoridad decida la transferencia de "soberanía".
La ONU se mantiene en el papel que le corresponde después del proceso de humillación y sumisión continuada que le ha impuesto los EEUU. Da cobertura legal y proporciona una imagen conveniente de multilateralismo, muy favorecida por los medios de comunicación, pero queda absolutamente al margen de todo proceso de decisión y de control. El lugar de la organización internacional, el de la "irrelevancia", le fue asignado públicamente y en varias ocasiones por el presidente Bush, hace ya más de un año.
No sin íntimo regocijo y burlona seriedad tuvieron que proponer Bush y Cia. esa parte del texto que habla de "reforzar el papel crucial de la ONU". Sin duda se referían al papel legitimador de la violación flagrante de su propia Carta, y de la barbarie, único que efectivamente ha quedado consolidado.
"Se abrió el camino a la Conferencia de Donantes", aplaudieron los partidarios de la guerra, al evaluar las consecuencias de la Resolución 1.511. Diez días más tarde la réplica a ese estúpido optimismo llegaría directamente de Bagdad.
La democracia imperial
En el guión del imperialismo la idea de democracia tiene un sentido muy particular.
Lo sustancial del modelo democrático universal puede analizarse muy bien en la corrupción de las instituciones supranacionales como la ONU. La legalidad fundamental de los principios de la Carta se viola a voluntad de los más fuertes y la nueva "legitimidad" se construye seguidamente por un "consenso" que se alcanza tras amenazas, castigos y coacciones.
La escenificación más clara de esta extremada corrupción institucional la ofrece el proceso de guerra larga de Irak –empezó en 1991 y todavía continúa- que sirve de inspiración y ejemplo a los sistemas "democráticos" estatales. Al fin y al cabo los agentes son exactamente los mismos.
La democracia iraquí se ejercerá en unas condiciones específicas en las que todo el país está previamente reestructurado por sus conquistadores, desde su sistema económico y su distribución de la propiedad hasta su sistema constitucional.
Ningún político profesional, analista ni intelectual puede sorprenderse de esta "democracia lastrada" para que funcione siguiendo exactamente un guión preestablecido. Los EEUU –en su proyecto de imperio- están universalizando unas prácticas ingerencistas en las que la democracia de los países bajo control suponen el monopolio del gran diseño económico y político por parte de los Estados Unidos.
Las bases económicas y políticas del modelo constitucional de Irak cabalgan sobre textos legislativos aprobados hace ya muchos años por el Congreso de los EEUU. El texto de la ley "América Free Trade Act" de 1994, constituye una verdadera apología del neoliberalismo más ortodoxo que es interpretado como la base necesaria para un gobierno constitucional:
la reducción de interferencias del gobierno en los sectores extranjeros y domésticos de la economía de una nación y la concomitante promoción de las oportunidades y libertades económicas, genera la libertad civil y el gobierno constitucional
(...)
los países que observen una política consistente de libre mercado, de promoción de la libertad de empresa y otras libertades económicas (incluyendo la protección efectiva de los derechos de la propiedad privada), de remoción de barreras a las inversiones directas extranjeras en el contexto de un gobierno constitucionalmente limitado y de la mínima interferencia en la economía, seguirá la más segura y más efectiva norma para aliviar la pobreza y proveer al desarrollo económico, social y político...
La Ley Helms-Burton, específicamente dirigida contra la soberanía de Cuba, sigue siendo el modelo más acabado de la deseada reordenación del mundo por los Estados Unidos.
El principio contenido en este instrumento imperialista de Washington, que ahora va a ser aplicado a Iraq es el siguiente: antes de que un país pueda ser democratizado debe ser claramente preparado para que ninguna democracia real sea posible. El método es el siguiente:
-destrucción total de la propiedad colectiva, de las empresas y servicios nacionalizados. La base material de la inmensa mayoría tiene que ser extremadamente precaria.
-distribución "racional" de la riqueza que estimule la codicia empresarial y la desesperación de las grandes masas de población. La distribución de riqueza sitúa en el máximo escalón a las empresas multinacionales norteamericanas.
-Construcción de un aparato institucional que se adapte como anillo al dedo al control y al ejercicio del poder de esa nueva élite económica, organizando, eso sí, el paseo periódico por las urnas de esa enorme mayoría que previamente ha sido desposeída de seguridad vital y vaciada de dignidad personal y colectiva.
El "período transitorio" finalizará con el cumplimiento total de estos objetivos. Ése será el momento previsto para la fiesta democrática.
La democracia no es entendida más que como un sinónimo de mercado libre, o para decirlo con más propiedad, como expresión publicitaria, en lenguaje político, del mercado capitalista. Lo dicen con todo descaro sin reparo ni eufemismo alguno. La democracia en Iraq se inicia al finalizar un peculiar proceso de transición económica: "el objetivo es pasar de un sistema dirigido a un sistema de libre empresa, los iraquíes tienen derecho a vivir en un sistema democrático"(2)
La facilidad y la autoceguera con la que se consuelan los intelectuales del sistema cuando en relación con Iraq repiten la consigna: ¡miremos hacia delante! es ya realmente escandalosa.
La Conferencia de Donantes
Nada expresa mejor el triunfo de EEUU, en ese escenario de legitimación tramposa que ha sido desde hace 12 años el Consejo de Seguridad de la ONU, que la interpretación –inmisericorde con sus "aliados resistentes"- que inmediatamente después de la aprobación de la resolución 1.510 hizo el presidente Bush en un discurso en California. Después de dar las gracias al Consejo de Seguridad enumeró y repitió, una por una, todas las justificaciones de la guerra en tono triunfante. Lo resumió paloma Powell cuando metió a todos los países en su propio saco: "Ahora estamos juntos para ayudar a los iraquíes y podemos dejar nuestras pasadas diferencias también en el pasado".
Siguiendo a su Gran Guía el gobierno Aznar, anfitrión entusiasta de la Conferencia había proclamado que la resolución 1.511 "despeja cualquier tipo de duda sobre la calidad y la legitimidad del proceso" y que "toda la familia de la ONU, el Banco Mundial y otras instituciones ya no tienen ninguna razón para no colaborar en el proceso" (3)
Por esta tierra de gobernantes-delegados no es extraño que a la Conferencia de Donantes le hayan llamado "encuentro de solidaridad con Irak". La realidad, sin embargo es muy diferente.
La Conferencia de Donantes ha estado repartiéndose Iraq dentro de las condiciones y jerarquías del plan definido por los EEUU y proclamado por Paul Brener, y con las dudas sobre la buena marcha de las "inversiones" que ha impuesto a resistencia iraquí. El Plan es en realidad la segunda fase de una "revolución económica" que inició el embargo y continuaron los bombardeos. La primera fue realizada por gente de guerra y consistió en la destrucción sistemática de las infraestructuras, los servicios y las empresas públicas de Iraq, incluidas las instalaciones estatales.
Por derecho de conquista
La noticia preparatoria de la Conferencia de Donantes fue hecha pública el día 21 de septiembre por el ministro de Finanzas iraquí, Kamil Mubdir al Gailani, quien detalló el decreto de Paul Brener promulgado dos días antes. De acuerdo con el plan se producía la total "liberalización económica" de Iraq al autorizar que la propiedad extranjera pueda alcanzar el 100% en todos los sectores económicos con excepción del petróleo –en donde la participación no ha sido definida (4)-. En relación con el petróleo los representantes del gobierno títere –portavoces de los portavoces de Estados Unidos- han reclamado ante los medios de comunicación la aprobación de un plan de privatización por la Autoridad Provisional de la Coalición.
El resto de las determinaciones del "Plan Brener" reafirman que estamos ante el ejercicio extremo de un "arcaico" derecho de conquista. La misma fiebre depredadora pero camuflada en un ilimitado cinismo. Los aranceles y los impuestos se reducen a un mínimo y el sistema bancario nacional, -rápidamente arruinado y parcialmente sustituido a través de concesiones a consorcios extranjeros- va a ser privatizado y desnacionalizado totalmente en un plazo de cinco años.
El saqueo es escandaloso a pesar de que los "eufemismos" enmascaran todo lo que pueden: "los inversores extranjeros tienen que recibir igual trato que los del país", "los inversionistas tienen garantizada la repatriación inmediata y completa de los beneficios". Todo eso se dice en una situación en la que las enormes concesiones para la apropiación de la industria petrolera y las infraestructuras básicas: electricidad, saneamiento, agua potable, se han realizando a dedo, por el Pentágono, con procedimientos sometidos al secreto de la "guerra antiterrorista" y en ejecución de acuerdos anteriores a la guerra de invasión. Los contratos favorecieron a empresas estadounidenses vinculadas a los altos cargos de la administración –en particular el vicepresidente Cheney-.
No hay calificativo posible para un saqueo de tal magnitud en el que el saqueado directo es, en gran parte, el pueblo de Iraq. Su enorme patrimonio nacional está cambiando de manos.
Conferencia de ladrones
El resto de la información económica disponible en el momento de la celebración de la Conferencia de Donantes reforzaba la evidencia de que se trataba de una reunión de auténticos ladrones. Los EEUU se habían apropiado, con la mala excusa de la reconstrucción, de los fondos iraquíes bloqueados desde hace años en el sistema bancario de los EEUU, de los remanentes del programa "Petróleo por Alimentos" y de los fondos liberados por las ventas del petróleo cuya apropiación ejercieron por cuenta propia y cuya gestión fue autorizada "a posteriori" por la indigna resolución 1.483 del Consejo de Seguridad de la ONU
Tal parece que el objetivo es mantener a la población de Irak en una pobreza extrema para utilizarla como mano de obra semiesclava. (5)
La resistencia
La resistencia no tiene más palabras que las bombas pero las bombas tienen un lenguaje muy directo. Si uno no se deja arrastrar por la propaganda de guerra puede entender el sentido fundamental de su discurso.
El incremento espectacular de las acciones de guerrilla y de los atentados en los últimos días es por un lado una respuesta inmediata a la "demanda de seguridad", sin más explicaciones, que dirigían los oradores en la Conferencia de Donantes a las potencias ocupantes, especialmente a los Estados Unidos.
Si el latrocinio demanda seguridad la única defensa es la guerra. La resistencia iraquí proclama: no habrá seguridad para el expolio.
Quién no tenga muy claro que significa esta reclamación unánime de seguridad que hacían los futuros "donantes" puede leer en la Jornada las excelentes crónicas de situación que hace Robert Fisk. Una de las últimas lleva por titulo: "Soldados de EEUU en Irak: con licencia para matar".
En esa misma respuesta, el brutal atentado contra la Cruz Roja –que se había mantenido al margen del control de las autoridades de ocupación- define con precisión que ante la votación unánime del Consejo de Seguridad, ante el expolio consensuado y distribuido, y ante el hipócrita discurso "solidario" de la Conferencia de Donantes, no hay escenario posible para las intervenciones humanitarias mientras dure la ocupación.
Hay otro discurso más, mucho menos previsible, que es el que se produce en clave de guerra religiosa y civilizatoria. La misma clave que la utilizada por Bush en su "guerra universal antiterrorista". Ambos discursos, el patriótico y el religioso, coinciden en la exigencia del final de la ocupación y en la identificación del primer enemigo.
El orden imperial
Un informe de Donald Rumsfeld en el que el secretario de Defensa advierte que el Pentágono no está bien organizado para ganar la "guerra antiterrorista", ha sido rápidamente interpretado en ese escenario "consensual" de la Resolución 1.511 y la Conferencia de Donantes, como una suavización de la postura guerrerista e implacable de este halcón de la administración norteamericana.
Nada que se le parezca. Rumsfeld, propone la creación de una nueva institución dentro del Pentágono, o fuera de él, que "concentre a la perfección" las capacidades de los distintos departamentos y agencias. Siguiendo su método de "pensar lo impensable" que abrió el sucio y tramposo camino para la guerra de Irak, el secretario de defensa pide a los cuadros del Pentágono "ideas nuevas" sobre la "guerra mundial antiterrorista". El problema según Donald es que "no se ha tomado aún ninguna decisión audaz"(5).
Días más tarde, en lo que parece ser una reflexión inducida y coordinada desde el propio departamento de Defensa, dos "expertos" supuestamente independientes recomiendan la utilización de "estrategias clásicas de contrainsurgencia", con regreso de los marines, empleo de pequeñas patrullas de infantería para "aislar a los atacantes de la población", y un aumento de las tropas en Irak.
Y por allí, claro está, campeando a sus anchas, con técnicas muy ejercitadas en Argelia, Argentina, Guatemala, y Palestina, los expertos de la inteligencia militar y de la CIA, y la nueva policía del Consejo de Gobierno.
Notas:
El País
Estas dos afirmaciones complementarias que identifican la democracia y la libertad con un mercado gobernado por las grandes multinacionales y resumen el "programa de la transición" en Iraq, son repetidas enfáticamente por Bush, Brener, la UE, y por supuesto Blair, Aznar...
Declaraciones del embajador en Washington el día 16 de octubre.
Probablemente el plan de privatización del petróleo iraquí siga una estructura de concesiones: extracción, refino, conducciones, transporte, distribución, comercialización, similar al que se estaba produciendo en Venezuela hasta la Ley de Hidrocarburos de Chávez, y al proyectado con el gas en Bolivia.
Para aproximarnos al espíritu y a la técnica del Plan Brener podríamos decir que es una fantástica mezcla entre aquél documento de la conquista de América, "el Requerimiento", por el que los católicos reyes castellanos proclamaban sin más su propiedad sobre todas las riquezas del Nuevo Mundo, y el Acuerdo Multilateral de Inversiones.
El documento de Rumsfeld que fue dado a conocer por el "USA Today" llevaba como destinatarios a cinco personas, las más importantes de ellas nada menos que a Paul Wolfovitz, Richard Myers y Douglas Feith.