¡Afrika!
Thetonio dos Santos*
ALAI-AMLATINA
Uno de los mayores publicistas brasileños acaba de montar una empresa que pretende ejercer un amplio liderazgo de alta tecnología en el marketing del país, incluido el político.
Extrañamente esta empresa se llama Afrika, con k. El encanto y el misterio africano es tan fuerte que envuelve hasta las propuestas más de punta. Talvez la k sea la clave. Deben haber hecho muchos estudios de mercado para llegar a esta marca. ¿Qué tal si usamos su fuerza para atraer a los lectores hacia este artículo? Lula también entiende mucho de propaganda. Y no es una operación menor la que realiza en este momento. A pesar de los profundos lazos históricos del Brasil moderno con África (sin k), él es el primer presidente del país en realizar una gira a ese continente. Lleva consigo ministros y otros invitados del área cultural, pero sobretodo lo acompañan 160 empresarios.
Esta comitiva de Lula tiene una carta excepcional. Su ministro de cultura, Gilberto Gil, un negro que reivindica su negritud. Por primera vez la cultura brasileña es dirigida por un negro, artista, compositor y cantor de profundas raíces negras. El presidente puede decir que está innovando, por el lado correcto y que tanto le gusta: el corazón.
Pero no se trata solamente de simbolismo. Trátase también de negocios y los empresarios que ahí van son el testimonio de este interés. ¿Pero qué negocios son posibles con una región que aparece en los medios de comunicación solo para referirse a su pobreza? Vamos por partes. África será la tercera concentración poblacional del mundo en 2030, después de China e India. A pesar de la devastación causada por el SIDA, sus altas tasas de natalidad y la juventud de su población garantizan esta concentración impresionante. En segundo lugar, África tiene algunas de las reservas minerales más importantes, particularmente en lo que se refiere a materiales atómicos.
Pero ella es también una de las áreas más prometedoras en términos de producción agrícola. La antigua cuenca del río Nilo aún es una de las reservas más colosales de tierras agrícolas que dependen de muy pocas inversiones para transformarse en el verdadero granero del mundo.
Por otro lado, la pobreza de África es relativa. Aún la África abajo del Sahara tiene poder productivo que se encuentra en desarrollo. El PIB muy concentrado oculta muchas veces esta riqueza potencial si se avanza en el sentido de una mejor distribución del ingreso.
La zona que visita Lula sería la base de un futuro mercado común y la suma de sus PIBs representa unos 130 mil millones de dólares. Un poder de compra bastante razonable si tomamos en cuenta que el poder de compra de estos productos nacionales es muy superior que su medida en dólar, por la importancia de las economías informales y de autoconsumo.
Además, debemos recordar que este movimiento hacia el sur de África es el comienzo de una articulación más amplia.
En enero próximo, Lula viajará a India, país con el cual pretende extender la zona de libre comercio que uniría el Atlántico Sur (es decir, el MERCOSUR, y más particularmente Argentina) al Océano Indico. Es necesario acordarse que Brasil, África del Sur e India forman ya el Grupo de los 3 (G3).
No es aquí el lugar de profundizar en la importancia que tiene la cooperación científico-tecnológica y comercial de estas zonas estratégicas del sur del planeta que cubren una amplia zona tropical, centros impresionantes de biodiversidad y de cultura tradicional sobre productos tropicales. Los empresarios brasileños saben que no se trata de fantasías. En los tres últimos años, la aplicación de una modesta política industrial antes menospreciada por el doctrinarismo neoliberal que asaltó el gobierno Fernando Henrique Cardoso, resultó en un aumento sustancial del comercio brasileño con los países del sur.
Este aumento está en la base del superávit comercial que salvó la economía brasileña en los dos últimos años de un default colosal.
Quedemos en la cuestión africana solamente. ¿Por qué ella es económicamente estratégica para Brasil? Se trata, como señalamos, de una región en desarrollo, en la cual existe aún un importante potencial de desarrollo industrial que se convertirá en una importante demanda para la industria de máquinas . Hay una perspectiva de exportación de productos de mayor valor agregado del que Brasil exporta para los países altamente desarrollados.
Por otro lado, las necesidades de infraestructura de la región son colosales y utilizan un tipo de tecnología de construcción para la cual Brasil tiene mejor competitividad. Hace mucho venimos insistiendo en la necesidad de un sistema de ayuda triangular hacia África en el cual los países centrales pongan los recursos financieros y los países de desarrollo mediano pongan los cuadros tecnológicos y el apoyo gerencial. Este es el típico caso del Complejo de Moatize en Mozambique que involucra 5 mil millones de dólares.
En este caso, la Cia Vale del Rio Doce participa de un consorcio con financiamiento del Banco Mundial que invertirá 700 mil millones de dólares en una primera fase de explotación de una mina de carbón, en la construcción de una ferrovía y en la modernización del puerto de Beira. El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil y el Banco de Desarrollo de África del Sur participarán también del proyecto, según informa el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil.
En la década del 70, varias empresas brasileñas de ingeniería iniciaron importantes contactos con África, particularmente el norte de África, donde se mostró el enorme potencial de una cooperación en el plano de los servicios y de la tecnología. Esta experiencia ha sido abortada por la creciente intervención norteamericana en el norte de África y en el Oriente Medio. Es necesario señalar con todo que también en estas regiones la diplomacia brasileña se mueve y Lula participará muy pronto de un encuentro con los países del Oriente Medio. Lo importante es que hay una experiencia acumulada en el continente africano que puede ser reactivada.
No debemos olvidar los elementos culturales fundamentales que pueden facilitar esta aproximación. Además de los profundos lazos históricos establecidos por la trata de esclavos, el Atlántico Sur ha sido una zona de amplia hegemonía portuguesa y muchos comerciantes brasileños, inclusive ex-africanos, ejercieron un rol significativo en la región.
El portugués es una lengua importante en estas zonas. La cooperación lingüística con Portugal está infelizmente retrasada debido el provincianismo de nuestros intelectuales que no comprenden la importancia de disponer de una comunicación en regiones tan significativas. Sin embargo ella avanza poco a poco en torno de una comunidad de países de lengua portuguesa. Tres de los países visitados por Lula en este viaje hablan el portugués, a pesar de lo poco que se hizo para la conservación y desarrollo de esta lengua, él podrá hablar tranquilamente con estos pueblos hermanos sin intérpretes.
Habría mucho más que decir sobre la significación histórica de los pasos que está realizando en este momento el presidente Lula. La verdad es que su política exterior refleja claramente el profesionalismo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil puesto al servicio de una concepción verdaderamente independiente de los intereses geopolíticos del país.
Itamaraty ha sido una reserva de un funcionalismo de alto nivel del Estado brasileño. Sus funcionarios más importantes no terminan su carrera a servicio del capital privado nacional e internacional como sus colegas del sector económico. Ellos aún son un sólido recurso humano de la nación brasileña, a pesar de las presiones en el sentido de su globalización y privatización.
Las fuerzas armadas y la iglesia brasileña son otras fuentes de cuadros nacionales significativos.
Desgraciadamente en la economía se creó una cohorte de desnacionalizados que abandonaron una tradición teórica de alto nivel en la región latinoamericana para transformarse en tránsfugas del gran capital financiero.
Es vergonzoso ver como los ex -directivos del Banco Central y de otros órganos financieros del Estado se convierten en banqueros inmediatamente después de dejar sus puestos. Su baja calidad profesional y la "ciencia" económica descalificada que manejan contrastan dramáticamente con la calidad profesional de una burocracia de Estado altamente calificada como es la de Itamaraty.