Medio Oriente
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8 de octubre del 2003
Los 27 magníficos
Uri Avnery
www.elcorresponsal.org
Veintisiete pilotos de la Fuerza Aérea de Israel enfrentan la posibilidad del encarcelamiento por su negativa a atacar blancos civiles palestinos. A raíz de la reputación de la Fuerza Aérea, elite de la elite entre los militares, el gesto adquirió características inauditas. La semilla ha madurado lentamente. Este proceso se aceleró después de que un piloto soltara una bomba de una tonelada sobre un vecindario residencial en Gaza para matar a un líder de Hamas, acabando con la vida de 17 transeúntes, hombres, mujeres y niños. Muchos pilotos estuvieron profundamente contrariados por ello. Ahora la conciencia de 27 de ellos ha hablado en voz alta.
Hace año y medio, un pequeño grupo de israelíes decidieron romper un tabú profundamente atrincherado y plantear la cuestión de los crímenes de guerra. Hasta entonces, había sido auto evidente que las IDF (Ejército israelí) es "el ejército del mundo más moral y humano", como el mantra oficial repite, y es además totalmente incapaz de tales cosas.
El movimiento Gush Shalom - Bloque por la paz - (al que pertenezco) convocó una reunión pública en Tel-Aviv e invitó a un grupo de profesores y personalidades para discutir sobre si nuestro ejército está cometiendo tales crímenes. La estrella de la tarde fue el coronel Yig'al Shohat, un héroe de guerra abatido sobre Egipto durante la guerra del Yom Kippur. Su deteriorada pierna tuvo que ser amputada por un cirujano egipcio. A su retorno, estudió medicina y se hizo médico.
Con una voz temblorosa de emoción, leyó en voz alta un llamamiento a sus camaradas, los pilotos de la Fuerza Aérea, convocándoles a rechazar órdenes sobre las que "la negra bandera de la ilegalidad esté ondeando "(una frase acuñada por el juez militar en el proceso de la masacre Kafr Kassem en 1957). Por ejemplo, órdenes de dejar caer bombas sobre vecindarios residenciales palestinos para llevar a cabo "asesinatos selectivos".
El discurso levantó un fuerte eco, pero el mando del ejército salió airoso en el "control de daños". El comandante de la Fuerza, general Dan Halutz, quizá el oficial más extremista de las IDF con la excepción del Jefe de Estado Mayor, Moshe Yáalon, fue preguntado sobre qué sentía al lanzar una bomba en una zona residencial palestina y contestó: "Siento un pequeño estruendo". Añadió que después de un ataque semejante "dormía muy bien".
Parecía como si el llamamiento de Shohat se hubiera evaporado en el ligero aire; pero no del todo. La semilla ha madurado lentamente. Este proceso se aceleró después de que un piloto soltara una bomba de una tonelada sobre un vecindario residencial en Gaza para matar a un líder de Hamas, acabando bruscamente con la vida de 17 transeúntes, hombres, mujeres y niños. Muchos pilotos estuvieron profundamente contrariados por ello. Ahora la conciencia de 27 de ellos ha hablado en voz alta. En la mitología israelí los pilotos de combate son la élite de la élite. Muchos de ellos son chicos de kibbutz, quienes una vez fueron considerados la aristocracia de Israel. Ezer Weitzman, un antiguo mando de la Fuerza Aérea, una vez acuñó la frase" Los mejores chicos para la aviación "(e inmediatamente agregó en el estilo típicamente machista del ejército)," y las mejores chicas para los aviadores ".
Los pilotos son reclutados a una temprana edad para creer que nosotros somos siempre buenos, y que nuestros oponentes son viles asesinos. Que el mando del ejército nunca se equivoca. Que una orden es una orden, y que estas no tienen porque razonarse. Que la profesionalidad es la virtud más alta. Que los problemas tienen que ser resueltos dentro de la Fuerza. Que uno no cuestiona la autoridad del liderazgo político. Existe toda una mitología sobre el papel jugado por la Fuerza en las victorias Israelíes en todas nuestras guerras: desde los minúsculos aviones Piper en 1948, la destrucción de la Fuerza Aérea Egipcia en la guerra del Yom Kippur de 1973, y las que siguieron.
La Fuerza Aérea, por supuesto, no acepta a disconformes. Los candidatos para el entrenamiento de vuelo son examinados cuidadosamente. La fuerza escoge los jovenzuelos sólidos, disciplinados, en quienes pueda confiarse, tanto por su carácter como por sus criterios, los sionistas y los hijos de los sionistas. Además, la Fuerza Aérea es un clan, una secta cuyos miembros son ferozmente leales a la Fuerza y entre ellos. Nunca ha habido señales de motín o disputas públicas en la Fuerza Aérea.
Todos esto explica por qué los pilotos pugnan consigo mismos durante mucho tiempo, antes de que ellos encontraran en sí mismos la fortaleza interior requerida para tal extraordinario, moralmente valeroso, acto como la publicación de este llamamiento.
Los 27 pilotos de la Fuerza Aérea informaron a su comandante que de ahora en adelante ellos rehusarían cumplir "órdenes inmorales e ilegales" que ocasionen la muerte de civiles. Al final de su declaración, criticaron la ocupación que corrompe Israel y socava su seguridad. El oficial más antiguo entre los signatarios es el general mayor Yiftah Spector, quien es también una leyenda viva. Es el hijo de uno de los "23 hombres del barco", un grupo que se envió en la Segunda Guerra Mundial a demoler las instalaciones de petróleo en Líbano (en esos tiempos bajo control del gobierno francés de Vichy, títere de los nazis) y de los que nunca más se supo. Yiftah Spector fue el instructor de muchos de los comandantes actuales de la Fuerza Aérea. Integramente, la declaración fue firmada por un general, 2 coroneles, 9 tenientes coroneles, 8 mayores y 7 capitanes.
Tal cosa es inaudita en Israel. A causa de la especial reputación de la Fuerza Aérea. El rechazo ha evocado un eco más alto que el movimiento de objetores de la tropa rasa que parece haberse estancado, por el momento, a unos 500 objetores.
El mando del ejército, el verdadero gobierno de Israel, ha sentido el peligro y ha reaccionado como no había reaccionado nunca antes. Comenzó una campaña salvaje de difamación, provocación y de carácter asesino. Los héroes de ayer se volvieron de la noche a la mañana en enemigos del pueblo. Todas las alas del gobierno -desde el ex presidente Ezer Weitzman hasta el fiscal general (quien ya tiene su ojo puesto sobre un asiento en el Tribunal Supremo), desde la Oficina de Asuntos Exteriores a los políticos de los partidos Laboristas y Meretz- fueron movilizados para aplastar el motín de los pilotos.
El contraataque estaba dirigido por los medios de comunicación. Nunca antes habían mostrado su verdadera cara como en esta ocasión. Todos los canales de la televisión, todas las emisoras de radio y todos los periódicos Ąsin excepción! se dieron a conocer a sí mismos como sirvientes y boquillas del mando del ejército. El liberal Haaretz, también, dedicó su primera plana al ataque feroz a los pilotos, sin dar espacio a otro punto de vista.
Era imposible poner la televisión sin encontrar al comandante de la Fuerza Aérea, y después de él a una larga lista de figuras de la clase dirigente, los cuales, uno tras otro, condenaron a los pilotos.
Los campamentos del ejército se abrieron a las cámaras, los oficiales leales maldijeron a sus camaradas como "los traidores que habían clavado un cuchillo en nuestras espaldas". A excepción de una única entrevista en el Canal 2, a los "objetores" no les era dada ninguna oportunidad en absoluto para explicar su punto de vista o contestar a sus detractores.
No cabe ninguna duda: la clase dirigente está preocupada. Quizás pueda triunfar en contener la protesta esta vez y disuadiendo a otros amotinados potenciales mediante la difamación pública, el miedo y el castigo. Pero el mensaje de los 27 ha sido escrito y nada puede cambiarlo. Con esta salida los aviadores han servido al Estado de Israel más que cualquiera de los centenares de otros en el transcurso de todo su servicio en el ejército. Algún día Israel reconocerá la enorme deuda contraída con los 27 valientes.
La fuente: Traducido del inglés por Carlos Sanchís para Mundo Arabe (http://www.mundoarabe.org)