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Latinoamérica

11 de septiembre del 2003

Uruguay: La catástrofe nacional
Seguimos jugando a la volatilidad de los ingresos

Carlos Santiago
Bitácora
Si alguien se había planteado expectativas sobre la gestión de Isaac Alfie como nuevo ministro de Economía, ya debe estar lamentado ese pequeño escozor invernal provocado por tan equivocada apreciación. El nuevo ministro, al igual que el contralmirante Márquez, solamente ha dado un giro de 360 grados y, además, un paso adelante.

La suba de las tarifas públicas así lo demuestra, ya que el objetivo del alza - hasta el propio Alfie lo debe entender - no tiene nada que ver con la recaudación de las empresas públicas, ni con la consolidación de la política fiscal y, menos aún, con la situación de los usuarios que, a raíz de esta catastrófica medida, reducirán su cuota parte de consumo, o en algunos casos dejaran de consumir, por una razón muy simple: el dinero que está en los bolsillos de la gente es cada vez menos (se anuncia un aumento para los funcionarios públicos a partir del l de setiembre del 2%, lo que si no fuera trágico parecería un chiste de mal gusto), y no alcanza para hacer frente a esas subas absurdas en su oportunidad y volumen. El economista Carlos Viera reporteado para Bitácora TV, hablaba de la equivocación de algunos economistas para elegir los instrumentos a aplicar en cada ocasión. Nos explicamos. El coordinador de la Comisión de Política Macroeconómica del Frente Amplio indicaba, al responder una interrogante, que el gobierno no tomó en cuenta las bondades del instrumento aplicado en abril, cuando se redujo el precio de las naftas. Esa medida mostró que el mercado respondía a ese instrumento de política económica de manera positiva, comercializando ANCAP mayores volúmenes de nafta y, como consecuencia de ello, mejorando la recaudación y, por consiguiente el Estado, la recaudación impositiva. Esa experiencia reciente y exitosa no se tuvo en cuenta y, hace algunos días, los combustibles se pagan más caros, casi al precio anterior, mientras los niveles de ingresos de la población se mantienen aplastados.

Algunos políticos consultados han sostenido que este nuevo incremento de las tarifas es catastrófico tanto por sus efectos económicos como por la índole de esa política, tendiente a seguir licuando sueldos y jubilaciones, intentando extraer de los bolsillos de la gente sumas que no existen, logrando solo agrandar los sobrantes de insumos de las empresas y, por acto reflejo, una menor recaudación. No es necesario ser muy lúcido para entender que los tres millones de litros más de naftas que vendía ANCAP, luego de la rebaja, quedarán nuevamente como indeseando sobrante que deberá ser mal vendido al exterior a precios irrisorios, sobre los que no se recaudan impuestos. ¿Qué decir del incremento del gas oil, en una tendencia también decidida por los teóricos neoliberales que entienden que es necesario encarecer los combustibles que tengan una utilización más "rígida"? ¿Y qué pensar de la sorpresa del directorio de UTE que había organizado las finanzas del ente hasta fin de año, incluyendo los aportes al Estado, sin la necesidad de más incrementos? Pero, ¿por qué el gobierno no tiene en cuenta esa evidencia que salta a la vista de todos? Es que su objetivo es continuar "licuando" los ingresos de la gente. Las tarifas sustituyen, en este caso, a los niveles de inflación que siguen aplastándose. Incluso el endeble Alfil sostuvo que el IPC en este año no superaría el 13%, cuando la estimación previa lo hacía superar largamente el 20%.

La situación de empobrecimiento ya tiene antecedentes que Alfie conoce perfectamente. Toda la política tarifaria del gobierno, con la excepción de la rebaja de las naftas que se realizó anteriormente, ha servido también para achicar la capacidad de recaudación de las empresas públicas.

El desconocer esa evidencia demostró - como también en la gravísima y escandalosa entrega del que llamamos ahora Aeropuerto de Carrasco, ya que el término "Nacional" de ahora en adelante debe quedar para el olvido - que las razones que movilizan al gobierno, tienen que ver con compromisos internacionales firmados con el FMI, que establecen que estos precios debían de subir en esta fecha y que el camino de las privatizaciones debe seguir adelante, aunque la realidad económica y la propia lógica contradigan lo que se estableció en la última carta de intención.

Los 34 millones de dólares - si alguna vez son abonados por la empresa que obtuvo la concesión - irán a satisfacer las exigencias de dinero de otra de las catastróficas privatizaciones de este gobierno, que se llamó la "megaconcesión". El ministro Lucio Cáceres tiene como objetivo privatizar todo lo privatizable y conceder todo lo que se pueda, pero tratando de que los favorecidos sean sus "conocidos", como los propietarios de algunas empresas viales cuya acción ha sido desde siempre el centro de sordos escándalos, de investigaciones de la Auditoria Interna de la Nación y otros organismos, que siempre abortaron por presiones que la Justicia, obviamente, deberá algún día determinar.

Claro, pero hay que tener claro cual es el objetivo buscado. Licuar aún más el dinero en poder de la gente y, a la vez, que el mismo proceso afecte a las deudas que el propio Estado mantiene con sus proveedores. Es un nuevo avance sobre el sector privado al que, por la vía de esa licuación, se lo condena a seguir achicándose Alfie ha demostrado ya que es distinto a su antecesor, Alejandro Atchugarry que, con buena voluntad, alguien podría haber catalogado como un piloto de tormenta, que intentó salvar del naufragio final al país, luego de que el dúo Batlle -Bensión lo dirigieran de proa hacia un grupo de arrecifes. Sin embargo ese piloto de tormentas lo único que logró fue aplacar los ímpetus de algunos sectores de la oposición, hipnotizada por las sonrisas educadas del político. Alfie, más bien, es un fiel militante de los organismos multinacionales de crédito, ideológicamente endeble como mostró en alguna aparición televisiva, pero siempre con el manual fondo monetarista al alcance de la mano. Su tarea es cumplir, a rajatabla, un acuerdo que es impracticable, además de haber sido construido a contrapelo de la realidad.

¿A alguien le caben dudas de que cada una de sus medidas serán, como lo quiere el FMI, de carácter pro cíclico? ¿Qué durante su gestión no habrá un solo atisbo de reactivación económica, que no sea coyuntural y proveniente de los equilibrios o desequilibrios ocurridos en la región? El atraso cambiario de Argentina y Brasil ha determinado una mejoraría en algunas exportaciones, así como también la apertura del mercado cárnico está reflejándose en una mejoraría de ese rubro. Analistas estiman que sectores agropecuarios ya reciben los beneficios de la nueva situación, la que no se ha trasladado el resto de la sociedad, proceso que no ocurrirá, si el gobierno no adopta medidas adecuadas, en mucho tiempo. Claro, el aumento de algunas exportaciones y los mejores precios que se están pagando a nivel de los mercados internacionales por algunos rubros (carne y miel son un ejemplo), son producto de contingencias tan favorables como efímeras. Es una mejora relativa que puede revertirse, de un día para el otro, al modificarse los actuales equilibrios de la región, especialmente cuando sabemos que a nivel de la OMC, somos nada más que partiquinos, sin fuerza para imponer nada y, además, mostrando indignas indecisiones.

Por ello es insólito que el novel ministro de Economía, en otra muestra de su endeblez ideológica, sostenga que el dólar esta sobrevaluado. ¿Qué busca? ¿La estabilidad del sanguinettismo, achatando al dólar? No entiende Alfie que la licuación de los ingresos de la gente haría imposible otra experiencia catastrófica, como la culminada con la gestión de Luis Mosca, durante la cual la venta de automóviles cero kilómetro, para el gobierno de la época, era un símbolo de bonanza para la economía. De aquellas lluvias a estos lodos.

La volatilidad de la situación macroeconómica de la región no debe ser un dato significativo tampoco para Alfie, pues él espera que el FMI abra de nuevo sus grifos de "maná" salvador para que los uruguayos seamos cada vez más dependientes y debamos estar endeudados, por el desastre realizado en una gestión de gobierno, durante varias generaciones.