10 de septiembre del 2003
Hacia la cumbre de Cancún
Se formaliza el Foro Internacional
Campesino e Indígena
Luis Hernández Navarro
La Jornada
Son poco más de 3 mil campesinos los que ovacionan a Paul Nicholson,
o más bien, los que aplauden a miles de kilómetros de distancia
al grupo de cien activistas que en Ginebra, Suiza, intentó tomar la sede
de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Nicholson, el agricultor
vasco en uso de la palabra en la ceremonia de inauguración del Foro Internacional
Campesino e Indígena, acaba de informar a la multitud reunida en el gimnasio
y la Casa de la Cultura de Cancún que la brigada altermundista, en la
que participan integrantes de Vía Campesina, logró pasar la primera
barrera policiaca. "No sabemos cómo acabará esta batalla -dice-,
pero seguro no vamos a dejar respirar a la OMC en ninguna parte del mundo".
El público aclama, ahora sí, al orador.
Entre los activistas que realizan la protesta en Suiza y los asistentes al foro
se ha tejido una red invisible. Es el mismo paño que une a la diversidad
de nacionalidades, colores de piel, religiones y creencias reunidos esta mañana
en la Casa de la Cultura Cuxim Baxaal. Es un ropaje cosido con el rechazo al
libre comercio que, según el filipino Walden Bello, se ha convertido
en la coartada para promover el reconocimiento de derechos monopólicos
a las grandes empresas transnacionales y la reivindicación de la soberanía
alimentaria.
En el auditorio ondean banderas de Brasil, Argentina, Honduras, México
Cuba, Panamá y Brasil, que muestran apenas a unas cuantas de las delegaciones
presentes en el acto. Han llegado, además, grupos pertenecientes a Vía
Campesina de Estados Unidos, Tailandia, Grecia, Canadá, Sudáfrica,
Filipinas, Holanda, Portugal, Honduras, Haití, Mozambique, República
Dominicana, Bélgica, España, Japón, Corea y otros países.
Hacen acto de presencia también representantes de más de 15 estados
de la República, además del Congreso Nacional Indígena.
El hecho de que dirigentes de pequeños productores de al menos 33 países
hayan llegado hasta tierras mexicanas habla de que algo profundo está
sucediendo en el movimiento campesino mundial, algo que en principio puede caracterizarse
como la formación de un movimiento internacional verdaderamente internacional,
no auspiciado por partido político o país alguno. Quizás
por eso -además de la gran influencia del Movimiento de los Sin Tierra
(MST) de Brasil- la ceremonia de inauguración culminó entonando
La Internacional, pieza musical llena de historia y simbolismo, pero ciertamente
no muy en uso en estos tiempos.
Del New Age a la reconstitución de la identidad
Un cuadro de Emiliano Zapata, envuelto por nubes de copal, es trasladado por
el auditorio como si se tratara de un santo en procesión. Le sigue la
imagen, más pequeña, del Che Guevara. La ceremonia de integración
(así se le llama en el lenguaje de la educación popular) combina
música, sonido de caracoles, pañoletas de color verde con el símbolo
de Vía Campesina, consignas y ofrendas. Fue concebido por Marcial Combo,
animador del MST brasileño, antiguo franciscano que habla perfectamente
español, toca la guitarra y canta. Recuerda lo mismo a Sandino que a
Gandhi o a Tupac Amaru. Recupera lecturas del Popol Vuh e interpreta música
latinoamericana. Es una mezcla de muchas tradiciones culturales y la invención
de nuevas.
Al final, grupos de mujeres reparten bolsitas con semillas de maíz (no
transgénicas) anudadas por un listón con los colores de la bandera
nacional mexicana; están engrapadas a cartulinas con un grabado del caudillo
del sur en las que se lee "Maíz: somos tus hijos", "Las semillas son
patrimonio de la Humanidad", "¡Fuera la OMC de la agricultura!" y "¡No a las
patentes!" Muchos asistentes corean "Somos tus hijos".
Los discursos inaugurales son menos heterodoxos. En la primera intervención
de la mañana, Alberto Gómez, coordinador nacional de UNORCA, señala
que "el Acuerdo Agrícola de la OMC no tiene legitimidad, (pues) sirve
a los intereses de las corporaciones trasnacionales, que son apoyadas por sus
gobiernos." Federico Ovalle, de CIOAC, señala que sin soberanía
alimentaria no hay soberanía nacional, y llama a que en el mundo se haga
extensiva la consigna nacional de "Salvemos al campo para salvar a México".
Una y otra vez los oradores ponen el acento en los campesinos como una clase
de sobrevivientes, en lucha no sólo por su futuro sino por su presente.
Exigen reiteradamente sacar a la agricultura de la OMC. En contra de lo que
pudiera suponerse a botepronto, la demanda expresa no es una reivindicación
ideológica, sino un sentimiento de autodefensa. Empobrecido y golpeado,
reducido a poco menos que la sobrevivencia por la apertura comercial, el campesino
-y sus organizaciones- ven en la exigencia de que el organismo multilateral
no tenga influencia alguna en lo rural el recurso para no ser afectado por la
locomotora del libre mercado, que marcha a toda velocidad en su contra.
Cara a cara
Veerapon Sopa es el representante de la Asamblea de los Pueblos de Tailandia.
Su presencia en la reunión representa un reto adicional a los ministros
de Economía y Comercio reunidos en Cancún. El director de la OMC,
al igual que Veerapon, es tailandés. Consciente del desafío, el
dirigente rural no da tregua: "la OMC representa la guerra en contra de los
agricultores familiares y campesinos (...) y esta guerra destruye nuestra capacidad
de hacer la vida, destruye nuestros recursos naturales, destruye nuestra vida."
Y ya encarrerado, advierte: "yo soy un campesino de Tailandia. El señor
Supachai Panitchpakdi también es de mi país, Tailandia, pero el
doctor no representa a los campesinos de mi país, de ninguna manera representa
a los campesinos del mundo. Mi mensaje es ¡Ya basta de mentiras!, ¡ya basta
de engaños!, ¡al infierno con la OMC!"
El Foro Internacional Campesino e Indígena no es el primer acto de protesta
contra la Cumbre de Cancún, pero sí es la mayor demostración
de fuerza que se ha expresado hasta el momento. Es además expresión
de una situación límite. Mangalis Kubhelia, dirigente de los Sin
Tierra sudafricanos, empezó su discurso dirigiéndose a los "Camaradas,
amigos, hermanos y hermanas...", e hizo referencia a los rebeldes del sureste
mexicano. Para quien la "globalización es tan sólo una palabra
bonita para nombrar el imperialismo", interrogó: "¿Qué clase de
libertad es la que pone todo en venta, hasta la vida misma?"
En la sesión vespertina, el mismo Paul Nicholson se encargó de
explicar qué clase de libertad era esa, al tiempo que explicaba las causas
de la crisis rural. Según él, ésta se debe a tres factores
centrales. Primero, a la precarización de los derechos, de los mercados
y de la producción rural. Segundo, a la privatización de los recursos
naturales, y tercero, a la baja de los precios agrícolas, que no permite
recuperar los costos reales de producción. La OMC, según él,
impone un modelo de producción intensivo y agroexportador, y un patrón
comercial que destruye la salud del consumidor. Ante eso, señala, la
Vía Campesina reivindica la soberanía alimentaria como un derecho
a acceder a los recursos naturales, a defender la cultura alimentaria de los
pueblos, a escoger qué comemos y a decidir sobre las políticas
rurales. La soberanía alimentaria, remata, es un concepto campesino y
ciudadano.
Viajeros
A Cancún no sólo han llegado viajeros de tierras lejanas, sino
pobladores de comunidades cercanas para los que las distancias no nada más
se miden en kilómetros; también en recursos económicos
y brechas culturales. A pesar de su relativa cercanía, el destino turístico
más visitado en el Caribe no es punto de llegada para los campesinos
mayas de Quintana Roo, no porque no quieran, sino porque no pueden.
Cerca de mil indígenas, en su mayoría productores forestales y
de maíz, están en la ciudad que en su lengua significa "nido de
serpientes". Son la avanzada de un grupo mucho más numeroso. Para la
inmensa mayoría se trata del primer viaje a estas playas; para muchos
es la primera salida fuera de su región.
Es fácil suponer la impresión que les provocan los grandes hoteles
y las calles asfaltadas. Las toneladas de concreto, varillas y vidrio impactan
hasta a quienes están acostumbrados a ellas. No es, sin embargo, lo que
más ha llamado la atención de algunos de los ejidatarios. No lo
es, al menos, del que aseguró que lo mejor del viaje había sido
"encontrarse a los campesinos del mundo", para luego añadir: "es que
luego se da uno cuenta de que donde quiera hay demasiada pobreza, demasiada
miseria."
Según Marcelo Carreón, su asesor de muchos años, están
aquí para exigir que "se tenga respeto a la cultura y al derecho indígenas,
a la propiedad de la selva". Para él, "se ha detectado que la comercialización
agropecuaria es muy complicada y son muy pocos los que pueden tener acceso a
los mercados." Asegura que "se están llevando nuestras plantas sin nuestro
consentimiento, están saqueando nuestros recursos naturales y la OMC
está legalizando ese saqueo".
Quizás por comentarios como el del campesino pobre quintanarroense, impresionado
por la universalidad de la pobreza, la representante de la National Family Farm
Coalition, Dina Hoff, sostiene que hay que "construir un mundo donde todo mundo
coma, donde las personas sean más importantes que los beneficios". Quizás...