"Los militares no deben tener piedad con los revolucionarios"
Entrevista al general (r) y jefe de la inteligencia francesa en Argelia durante la guerra de independencia, Paul Aussaresses
El ex militar, acusado en 2001 de apología del crimen por su libro de memorias, conversó con La Tercera desde su casa en Francia poco después de que reconociera en un reportaje de la TV francesa que sus métodos fueron utilizados por los regímenes autoritarios latinoamericanos.
En 1955, el capitán del Ejército francés Paul Aussaresses llegó a la entonces colonia francesa de Argelia. El territorio estaba en tensión. El Frente de Liberación Nacional (FLN) había iniciado sus ataques para poner fin la ocupación gala. Su misión fue dirigir el servicio de inteligencia en la ciudad de Philippeville y más tarde en la capital, Argel. Instauró entonces una violenta estrategia de represión contra los grupos rebeldes.
Las torturas y las ejecuciones sumarias formaban parte de ese método, que luego recordó con lujo de detalles en su libro de memorias Servicios Especiales, Argelia 1955-1957.
"Tuve que realizar acciones reprobadas por la moral común, muchas veces al borde de la ley y, por ello, cubiertas por el secreto como robar, asesinar o terrorizar", escribió en el libro. "Me habían enseñado a violar cerraduras, matar sin dejar rastro, mentir y ser indiferente a mi sufrimiento y al de los otros", recordó, reconociendo el uso habitual de la tortura para combatir a los militantes del FNL. "Lo primero a que recurríamos eran los golpes, después venían los otros métodos, de los cuales la parrilla eléctrica era el más famoso y, por último, estaba el agua", escribió en sus memorias.
Esa obra lo obligó en 2001 a enfrentarse a la justicia y ser condenado a pagar US$ 7.000 por apología del crimen. A pesar de ello, el ex militar aún se siente orgulloso de la labor realizada en Argelia y no tuvo inconvenientes para conversar telefónicamente con La Tercera desde su casa en Francia. El diálogo se produjo poco después de que el propio Aussaresses reconociera en el documental de la televisión francesa Escuadrones de la Muerte, la escuela francesa, la influencia de los métodos usados en el norte de Africa en las dictaduras de Chile y Argentina en los '70 y '80.
Después de la guerra de Argelia usted enseñó las técnicas de la llamada guerra contrarrevolucionaria.
¿Dónde realizó esos cursos? Yo hice cursos en la escuela de las fuerzas especiales en Fort Bragg en Carolina del Norte, donde expliqué cuál había sido mi experiencia en la lucha contra la guerra revolucionaria en Argelia. En esa época yo fui testigo activo en mi calidad de oficial de inteligencia.
El general chileno Manuel Contreras, ex director de la Dina, asegura que usted dio clases a oficiales chilenos en Brasil. ¿Es efectivo eso? Yo hablé con oficiales chilenos en Brasil, aunque sólo amigablemente. Yo era agregado militar francés en Brasil -a mediados de los '70-, y tenía amigos chilenos, excelentes amigos chilenos, principalmente el coronel Gordon, que era agregado militar chileno entonces. Allí me reuní con oficiales chilenos.
¿Les contó entonces su experiencia en Argelia? Por supuesto, como amigos.
En sus memorias usted recuerda el uso de la tortura en esos años.
Casi todos los soldados franceses que fueron a Argelia al menos conocían la existencia de la tortura. Un pequeño grupo la practicó con desagrado, pero sin arrepentimiento.
¿Usted conoce al general Contreras? No lo conozco bien. Me encontré con él una vez, pero me he reunido con mucha gente así que no lo recuerdo mucho. Al que sí conocía muy bien era al general Gordon, que lamentablemente murió.
Lo vio sólo en Brasil...
No, también me reuní con el en Chile. Porque después de dejar el Ejército, a causa del límite de edad, entré a trabajar en la sociedad Thompson, especialmente en la división de armamentos de Thompson. Estaba en la dirección comercial, encargado de las relaciones con América del Sur, España y Portugal. Fui entonces a Chile. Eso debe haber sido en 1976 ó 1977.
¿Tuvo contactos con el gobierno chileno en esa época? Fui a Chile por contratos comerciales, no políticos. Lo que sí recuerdo es que le comenté entonces a mi agente en Chile que había conocido muy bien en Brasil al general Gordon y me gustaría reunirme con él. Entonces él me hizo el contacto y me reuní con él.
¿Conoció al general Pinochet? El general Pinochet era jefe de Estado y cuando fue director de material militar en Chile había firmado un contrato con mi sociedad para la construcción de una fábrica de nitroglicerina. Así que teníamos una muy buena relación con él, pero no una relación de amistad.
En el documental de la televisión francesa se habla de la situación de Chile y Argentina en los años 70. ¿Es comparable la guerra contrarrevolucionaria en Argelia con lo que sucedió aquí en América Latina?.
Sí, es comparable.
¿Por qué? En América Latina había una organización revolucionaria formada desde el exterior, desde el mundo soviético. Los principales jefes habían sido formados en Europa del Este.
¿Los métodos usados fueron los mismos? Sí, fueron los mismos métodos.
¿Cree que esos métodos siguen siendo válidos? Sí, porque la guerra revolucionaria afecta a la población civil y quiere impresionarla con el terror. Entonces, yo creo que los militares encargados de combatirla no deben tener piedad con los revolucionarios.
¿Cuál es su opinión de que esos métodos van contra los derechos humanos? Eso no es verdad. Los revolucionarios no respetan los derechos humanos y atacan de manera ciega a la población civil, para que ésta actúe contra el gobierno, convirtiéndola entonces en víctima.
Usted vio la película la Batalla de Argel donde se da cuenta de la violenta operación contra los grupos independentistas del FLN en 1957 y que usted encabezó. ¿Qué opinión tiene de ella? Es una película muy buena.
Las ejecuciones sumarias también eran habituales Las técnicas de tortura en Argelia Desde noviembre de 1954, cuando el Frente de Liberación Nacional argelino (FLN) proclamó el levantamiento armado contra las fuerzas francesas se inicia la guerra de Argelia. El conflicto se extendió hasta 1962, cuando el gobierno galo de Charles de Gaulle concedió finalmente la independencia a ese país del norte de Africa.
Esos ocho años de conflicto la tortura y las ejecuciones sumarias fueron habituales. En su libro de memorias, Paul Aussaresses recuerda cómo en 1957 simuló el suicidio del líder del FLN, Ben M'hidi, y lo colgó en su celda. El ex militar también describe en sus memorias las técnicas de tortura utilizadas, que incluían principalmente la picana eléctrica.
"La tortura con electricidad se practicaba con la ayuda de generadores de campaña. Aplicábamos electrodos en las orejas o en los testículos de los prisioneros. Luego enviábamos corriente, con una intensidad variable.
Gracias a estos métodos los prisioneros terminaban dando explicaciones muy detalladas (de sus actividades)".
Además de la picana, los franceses recurrieron a otro tipo de abusos como la "tumba" que implicaba dejar a un prisionero enterrado en la arena, sólo con la cabeza afuera, durante 48 horas. También se aplicó el llamado "cenicero".
En este caso, el prisionero era atado desnudo a una silla y el torturador apagaba cigarrillos en su cuerpo.
Los hombres de Ausseresses recurrían asimismo a las ejecuciones sumarias. El propio ex militar recuerda que él y sus hombres salían de noche -en especial durante el período de la represión en Argel en 1957-, ejecutaban a miembros de FLN y luego los enterraban en el desierto. Sólo ese año 3.025 argelinos murieron.
FUENTE: diario La Tercera (Chile)