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Latinoamérica

2 de agosto del 2003
Periodista visto: ¡periodista muerto!
Guatemala se desangra: la prensa de EE.UU. se desentiende

Jeffrey St. Clair
CounterPunch
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Una tragedia está ocurriendo en Guatemala y pocos fuera de esa nación sufriente parecen preocuparse o darse cuenta.

En los últimos días, partidarios del general Efraín Ríos Montt, movilizados por el partido derechista Frente Republicano Guatemalteco (FRG) que controla, se lanzaron a las calles de Ciudad de Guatemala armados con machetes, garrotes y armas de fuego, Los revoltosos, dirigidos por militantes del FRG, entre los cuales se encontraban numerosos miembros del ejército guatemalteco, marcharon hacia los tribunales de la nación, los partidos y periódicos opositores, incendiando edificios, disparando contra las ventanas y aterrorizando a opositores al dictador que gusta de perorar sobre la Biblia.

Los disturbios fueron organizados por los seguidores de Ríos Montt después que la Corte Suprema de Guatemala denegó su inscripción para la campaña presidencial y acordó considerar una queja presentada por dos partidos de centro-derecha contra el general, asesino de miles durante los años 80. La Constitución del país impide su postulación presidencial por haber encabezado el golpe de estado que le permitió hacerse con el poder entre 1982 y 1983.

Ríos Montt, de 77 años, denunció la decisión como una "manipulación judicial" y, en una alocución radial, llamó a sus seguidores a salir a las calles en protesta contra la decisión. Una hora después de su discurso, los partidarios del general bloquearon el tráfico de la capital, repitiendo consignas amenazantes y agitando machetes.

Individuos con pasamontañas saquearon edificios, dispararon salvas de ametralladoras desde vehículos todo terreno, rompieron ventanas e incendiaron coches y neumáticos. La situación en la Ciudad de Guatemala se hizo tan caótica durante el fin de semana del 26 de julio que la misión de la ONU y la embajada de EE.UU. fueron cerradas.

Pareció como una escena retrospectiva de los años 80, cuando los matones de Ríos Montt merodeaban por las calles de noche amenazando a monjas y curas, secuestrando periodistas, torturando a disidentes y asesinando a destajo, especialmente a personas de ascendencia maya.

Parece que los periodistas fueron un objetivo importante de los atacantes. En la primera ola de violencia callejera, Héctor Ramírez, periodista del telenoticiero Notisiete, fue acosado y perseguido por una turba hasta que cayó en la calle y murió de paro cardiaco. Mientras se llevaban a Ramírez, los revoltosos gritaron: "Periodista visto, periodista muerto".

Edgar Valle, periodista del noticiero televisivo Notisiete, y su camarógrafo fueron agredidos por la banda de Ríos Montt frente a la Corte Suprema de Justicia. "Atacaban a todo el mundo sin diferencias," dijo Valle, después de ser liberado. "Me pareció extraño porque mi canal siempre ha sido identificado con el gobierno. Esa gente no quería que la prensa cubriera lo que estaba sucediendo".

Los revoltosos parecen haber atacado en particular a los camarógrafos. Héctor Estrada estaba filmando los disturbios para Guatevisión cuando una banda de enmascarados lo atacó con machetes. Se apoderaron de su cámara vídeo, lo empaparon en gasolina y trataron de quemarlo mientras huía por la calle.

"Estaba rezándole a Dios para que me salvara", dijo Estrada. "Pensé que me iban a cortar en pedazos".

Dos reporteros políticos en Guatemala informaron a CounterPunch que habían recibido múltiples amenazas de muerte durante la semana pasada. Uno de los reporteros nos dijo que había r4ecibido dos llamados telefónicos amenazándolo a él y a su mujer y niños. Una periodista dijo que al llegar a su casa encontró una amenaza de muerte clavada en su puerta.

"La prensa es la única institución que funciona en este país", dijo Mario Antonio Sandoval, vicepresidente del excelente diario Prensa Libre. "Por eso tienen que controlarla o atemorizarla para que se calle".

La estrategia parece haber funcionado. Aunque gran parte de la violencia estaba dirigida contra periodistas, la prensa de EE.UU. ha ignorado en general los disturbios y la reaparición política de Ríos Montt y sus matones derechistas. En EE.UU., sólo el Miami Herald presentó informaciones detalladas sobre los disturbios.

El gobierno guatemalteco no sólo no ha actuado para controlar a los revoltosos, sino que miembros del ejército y de la policía se han unido a la frenética violencia. Una información sobre los disturbios en Prensa Libre enumeró 46 actos criminales de violencia y vandalismo, 12 de los cuales, según el periódico, cometidos por soldados del gobierno y policías.

Por temor a un retorno próximo de un régimen que asesinó a casi 200.000 personas, los campesinos mayas en las tierras altas comenzaron a avanzar a través de la frontera hacia México la semana pasada. Pero fueron bloqueados por patrullas fronterizas hostiles con órdenes del gobierno mexicano, bajo su cruel Plan Salvamento, de enviarlos de vuelta a Guatemala o encerrarlos en campos de concentración para inmigrantes, donde son hambreados y abusados por los guardias.

La reacción de la administración Bush a las acciones de Ríos Montt ha sido limitada, dadas las circunstancias. Aunque la embajada de EE.UU. fue acosada por los revoltosos, no ha habido declaraciones de condena directas de Colin Powell. Por cierto, hemos oído sólo a un portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, que continúa diciendo que la administración preferiría que Ríos Montt no presentara su candidatura. Este fin de semana Boucher se presentó nuevamente para hablar de los excesos en las calles de Ciudad de Guatemala. "Constituyen una farsa peligrosa de una protesta", dijo Boucher. Pero no llegó a acusar al general, cuya infame carrera es tan sangrienta como la de Sadam Husein.

Una victoria de Ríos Montt en noviembre podría complicar las cosas para una administración Bush que realiza una cruzada contra la corrupción política en América Latina. Desde luego, el predicador en esta cruzada no es otro que el repulsivo Otto Reich, que goza de profundos y calurosos vínculos con Ríos Montt y su pandilla de horripilantes generales.

A pesar de todo, Ríos Montt es un monstruo recalcitrante de antigua cosecha, entrenado en el arte del hombre fuerte militar en la Escuela de las Américas en los años 50. No cabe duda de que Powell considera que el general, si es elegido, podría convertirse en algo tan problemático como lo fue Manuel Noriega para el padre del actual presidente. Habiendo dicho eso, la administración Bush podría calcular que no se puede permitir ser demasiado dura en sus condenas de Ríos Montt, quien sin duda tiene muchas historias que contar sobre el papel que jugó la CIA en los baños de sangre de los años 80.

El sistema judicial de Guatemala es un laberinto de jurisdicciones conflictivas y superpuestas. Este año la candidatura de Ríos Montt ha sido juzgada ya por tres tribunales diferentes, la corte electoral, la Corte Suprema y la Corte de Constitucionalidad.

La decisión de la semana pasada de la Corte Suprema de suspender la campaña de Ríos Montt fue tomada sólo días después de que la corte más elevada de la nación, la llamada Corte de Constitucionalidad, aprobó la candidatura del general en una decisión muy dividida de 4 a 3. La mayoría de la Corte de Constitucionalidad estuvo de acuerdo con la afirmación de Ríos Montt de que la enmienda constitucional que prohíbe que los que tomaron el poder en golpes militares se presenten como candidatos a presidente no se aplica a su persona ya que fue aprobada después que dejó el poder.

El general tomó el poder en un sangriento golpe en 1982, que fue respaldado por la administración Reagan. Durante los siguientes 18 meses Ríos Montt dirigió una despiadada ofensiva contra los oponentes políticos y los campesinos mayas que produjo más de 19.000 muertos, miles más en prisión y más de 100.000 desplazados de sus casas. Ha sido llamado el Pinochet de Guatemala y hay varias acusaciones por crímenes de guerra pendientes en su contra en diferentes tribunales en Guatemala y en España.

La Corte de Constitucionalidad debe considerar la apelación de Ríos Montt a fines de esta semana. Sin embargo, los tres miembros de la corte que votaron contra el general en el caso anterior anunciaron que no asistirán a la audiencia a menos que su seguridad sea garantizada por el actual gobierno, dirigido por el protegido de Ríos Montt, Alfonso Portillo.

Ríos Montt ha alardeado de que tiene los votos de cuatro jueces en la corte. Y, por cierto, son exactamente los votos que consiguió en la sentencia del 15 de julio que lo incluyó inicialmente en la contienda.

Rigoberta Menchú, la activista maya que obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1982 y presentó acusaciones de genocidio contra Ríos Montt, acepta con amargura que es posible que el general tenga razón cuando dice que tiene la principal corte amañada a su favor. Dice que Ríos Montt y su partido FRG, con sus cuentas colmadas de fondos obtenidos de una fructífera asociación con los carteles colombianos de la droga, han corrompido el sistema judicial mediante sobornos y la intimidación en un intento de facilitar el retorno del viejo dictador al poder.

"La Corte ha apoyado un golpe de estado por el Frente Republicano de Ríos Montt", dice Menchú. "Y han ocultado su mano. El FRG usurpó una corte que debía proteger el bienestar legal y moral del estado guatemalteco."

Menchú también dice que Ríos Montt sabe que no tiene los votos para ganar la elección en noviembre a menos que intimide a suficiente gente para que no participen en la votación. Indudablemente ha partido enérgicamente. Pero ella sugiere que la campaña del general y los disturbios que la han acompañado pueden, en realidad, ser una especie de truco calculado para crear una situación política caótica e inestable que llevaría a los militares a tomar control del gobierno en otro golpe.

"Se parece en mucho a 1982", dijo.

Fue un año muy sangriento.

Jeffrey St. Clair es autor de "Been Brown So Long It Looked Like Green to Me: the Politics of Nature" (Common Courage Press) y co-editor, con Alexander Cockburn, de "The Politics of Anti- Semitism" (AK Press). Ambos libros serán publicados en octubre.
Nota del traductor: Las declaraciones originales han sido retraducidas del inglés al español.