Ecuador: Un fideicomiso que trae cola y hunde a Pachakutik
Marlene Toro
Quincenario Tintají
La tercera semana de abril de 1998 el periódico Sur, que circulaba en esa zona de Quito, destacaba en su portada: "Falsa alarma en el sistema financiero nacional: Banco del Progreso confirma su solidez". Más adelante señalaba: "Una información errada es la causante del comportamiento inusual de los clientes del banco. Los directivos han tomado medidas para enfrentar este golpe bajo dado a una de las instituciones financieras más solventes del país".
Todavía en portada, en el texto se mencionaba lo siguiente: "El banco del Progreso es el representante del gran desarrollo de la banca nacional, lo que se demuestra en su alta rentabilidad, eficiencia, garantía, rapidez, cordialidad, soluciones efectivas y rentables, que esta institución brinda a sus clientes". Casi una apología. En el interior del periódico a toda página se destacaba: "Pagar impuestos: Compromiso de progreso".
Once meses después, el banquero Fernando Aspiazu, León Febres Cordero, Joyce de Ginata y otros/as connotados personajes de Guayaquil, realizaban una gran marcha por esa ciudad para obligar al ex presidente Jamil Mahuad a decretar el feriado bancario primero y el salvataje del Banco del Progreso después. El banco no era tan solvente como mencionaba Sur.
A pesar del apoyo, Aspiazu fue detenido tiempo después por una orden del Ministerio de Defensa, paradojalmente, porque no había pagado los impuestos como decía la propaganda del periódico Sur. En todo caso todo su capital estaba a salvo. ¿Cómo agradeció la ayuda de los dirigentes socialcristianos y sus amigos? ¿Entregando el fideicomiso de EMELEC a esos sectores para que se cobren la deuda? Tal vez la respuesta haya que encontrarla analizando las vinculaciones de los administradores de esos fideicomisos y de la propia empresa.
En mayo de este año, siete meses antes de salir en libertad por haber cumplido la mitad de la condena, Aspiazu ensaya una jugada maestra: crea un nuevo fideicomiso, a favor del coordinador nacional de Pachakutik. Miguel Lluco. Sólo que este documento posibilita el retorno de EMELEC a manos del ex banquero y tiene una cláusula que permite a Aspiazu revocar el poder de Lluco.
Según diversas fuentes, uno de los dos intermediarios entre el ex banquero y Lluco fue Saulo Cuesta, alguien muy cuestionado en algunos círculos de izquierda y, vaya casualidad, uno de los principales de aquel periódico Sur que destacaba la solvencia del banco once meses antes de que pasara las pérdidas al Estado y dejara sin cobrar a cientos de miles de clientes.
Dos meses antes de firmar su fideicomiso, Lluco y Cuestas citaron a la gerenta de la AGD, Wilma Salgado, para una reunión "de Pachakutik", Allí con los abogados de Aspiazu le presentaron la propuesta sobre EMELEC. Pero ésta no estuvo de acuerdo. Tiempo después, nuevamente Cuesta, quien figura como testigo en la fiducia, Lluco y "algún asesor político" volvieron a reunirse con Salgado y ella les advirtió que tengan mucho cuidado con los abogados del banquero.
Durante toda la negociación Cuesta visitó varias veces al coordinador de Pachakutik en las oficinas del Movimiento, pero casualmente parece que ningún otro dirigente cercano a Lluco de ese movimiento se percató de la movida. Ni siquiera del viaje a Bahamas para firmar el documento.
El lunes 16 de junio el diario El Comercio difundió la existencia del nuevo fideicomiso, lo que tomó de sorpresa a algunos ya que se enteraban por la prensa de algo que había sido firmado días antes y que de alguna manera comprometía a todo Pachakutik. Según diversas fuentes la información al diario capitalino habría sido proporcionada por gente vinculada al propio banquero porque algunos militantes del movimiento indígena comenzaban a enterarse del tema y empezarían a presionar para que Lluco desista del documento.
El resto es historia conocida: Nebot versus Aspiazu con Lluco en el medio (aunque más cercano a éste último). ¿Quién ganará la partida entre los dos contendientes? En todo caso, no es difícil saber que quien perderá será Pachakutik.