Grandes hacendados concentran el 87% de la tierra en Bolivia
Mientras en el occidente del país reina el minifundio y la pobreza, en el oriente hay enormes latifundios improductivos en manos de un puñado de grandes acaparadores de tierras
A medio siglo de una profunda reforma agraria que intentó redistribuir equitativamente la tierra entre sus ciudadanos, en Bolivia subsisten inmensos latifundios improductivos en manos de un puñado de acaparadores del oriente, mientras que millones de campesinos sufren por la falta de tierras en el occidente, asegura un informe gubernamental.
"El 87 por ciento de las tierras (28 millones de hectáreas) está en manos solamente del 7 por ciento de propietarios de dotaciones agrícolas. Los campesinos tienen solamente 4 millones de hectáreas (13 por ciento)", señala un diagnóstico del Ministerio de Agricultura.
El informe sostiene que en Bolivia hay una desigualdad extrema en la distribución de la tierra agrícola, que ha generado el surgimiento de un "neolatifundismo improductivo en las tierras bajas orientales" y un minifundio extremo en el occidente.
LATIFUNDIOS IMPRODUCTIVOS
"Estas concesiones a propietarios grandes no son trabajadas agrícolamente (más del 95 por ciento están sin trabajar) y se encuentran generalmente en manos de especuladores, que guardan esas buenas tierras agrícolas para venderlas posteriormente, cuando el Estado las beneficie con caminos y otro tipo de infraestructura", agrega.
Esta desigualdad e inequidad es tan extrema, que el Ministerio de Agricultura considera que "debe resolverse el problema de acaparamiento de esa extensa área (28 millones de hectáreas) de concesiones de tierras improductivas que están en reserva especulativa privada, lo que no permite nuevos asentamientos humanos para campesinos migrantes de áreas de expulsión".
Según la Superintendencia Agraria, una buena parte de estos neolatifundios se levantaron en base a concesiones ilegales y prebendales de tierras.
MINIFUNDIO EMPOBRECEDOR
Pero, paradójicamente, mientras esas extensas y fértiles tierras del oriente están en manos de los neolatifundistas, en el occidente del país, la tierra va perdiendo su fertilidad y ya no abastece para los campesinos, que están transitando dolorosamente del minifundio al "surcofundio".
"El proceso de fragmentación extrema de la tierra en el altiplano y los valles, en superficies cada vez menores, presenta problemas para la aplicación de tecnologías más eficientes, las cuales posibilitarían la generación de excedentes y la acumulación de capitales", agrega el informe oficial.
FRENOS AL DESARROLLO
El diagnóstico oficial establece que tanto el latifundio improductivo como el minifundio, que son la expresión de la crisis, el estancamiento y la distorsión del proceso agrario, son indeseables y nocivos para el progreso de la agricultura y el uso racional de los recursos naturales.
Esta desigual distribución de la tierra, junto a la inseguridad jurídica, la corrupción institucional, la degradación de suelos y un mercado ilegal de tierras, constituyen "un cuello de botella para el desarrollo agrario y el ejercicio de los derechos agrarios, aspectos que crean las bases para la agudización de tensiones sociales".
Y precisamente son los recientes conflictos sociales los que han puesto nuevamente de manifiesto la extrema desigualdad en la tenencia de la tierra, situación que no ha podido ser resuelta ni aminorada en los últimos años, tras la puesta en marcha de la Ley del Servicio Nacional de Reforma Agraria (Ley INRA).